Capítulo 1

"Mi secreto, enamorada de él"

Hace diez años

Aún faltaban unos cuantos minutos para que el timbre sonara y con eso iniciar las vacaciones de verano. Algunos alumnos aprovechaban para platicar con sus demás compañero sobre lo que harían en sus vacaciones y otro pequeño grupo viendo pasar lentamente los minutos. Todo bajo la atenta mirada de su profesara (¡aunque ella también deseaba salir de ese lugar, tenía cita en el spa y no podía perderla!)

Pero había una chica en particular, una joven de pelo azabache y ojos color chocolate, que se dispuso a sacar su diario sin importar que los demás pudieran invadir su privacidad y comenzó a escribir lo que pensaba y sentía en esos momentos.

"Querido diario, hoy inician las vacaciones de verano y estoy emocionada. ¿Puedes creer que mis padres me confirmaron que él? si él, vendrá con nosotros a pasar las vacaciones en nuestra hacienda.

¿No es emocionante? Estaré con él prácticamente todas las vacaciones. Si pudieras sentir lo que en estos momentos siento, son como maripositas en el estómago que se revolotean alrededor y todo a causa de esos ojos tan incomparables, esa sonrisa sensual y retorcida que me roba el aliento. A veces siento cómo mi corazón se desborda y comienza a latir con mayor fuerza cada vez que lo veo o me dirige una palabra. Sí, estoy enamorada de él, enamorada de In…"

El timbre sonó y ella tuvo que cerrar su diario dejándolo inconcluso. Lo guardó con cuidado en su mochila junto con sus demás libros y salió del salón, pero habría salido a tiempo de no haber sido por su mejor amiga.

―Kagome disfruta tus vacaciones – dijo corriendo hacia ella y abrazándola fuertemente –Te contaré todos los detalles a mi regreso y espero que hagas lo mismo ¿eh?

La joven esbozó una sonrisa y asintió.

―Y así será Sango – Kagome suspiró – Creo que este será el verano más inolvidable de mi vida

― ¿Por qué ese suspiro? – preguntó Sango mientras caminaban juntas hacia la salida

Kagome se encogió de hombros y negó con la cabeza – No puedo decirte nada, pero tal vez mi príncipe azul se me declare.

Sango sabía perfectamente de quien hablaba ya que entre ellas no había ningún secreto, incluso ella trataba de hacerle entrar en razón sobre un posible romance entre ella y su amor platónico. El chico era el mejor amigo de su hermano y por demás era diez años mayor que ella, que en ese momento tan solo tenía quince. No había posibilidad alguna de que él llegara a sentir algo por una niña. Además, sería juzgado por sus padres y hermano. Si intentara algo con una menor de edad incluso podría ser denunciado por abuso infantil.

―Pero Kagome, él es…

―Lo sé – la interrumpió ella, pero no le importaba, no importaba cuantas veces su amiga la bajara de su nube para hacerla aterrizar en el frio y duro piso – Pero creo que él también siente algo por mí y me lo dicen sus ojos cada vez que me ven.

―Lo que siente es solo cariño Kagome, porque eres la hermanita de su mejor amigo. Probablemente te ve como una hermana.

―Gracias por tu apoyo – dijo sarcástica.

Sango negó y la tomó del hombro – Soy tu mejor amiga y no quiero que salgas dañada. Kagome hay muchos chicos dispuestos a estar contigo, chicos que son de nuestra edad!

―Pero yo quiero a…

―Sí, tú quieres a Inuyasha Taisho, tu eterno amor. Pero ¿Serás tú, el de él?

Kagome se quedó pensativa ante el comentario de Sango ¿Podría ser ella, el amor de Inuyasha? Esperaba que así lo fuera y pronto saldría de deudas.

Al llegar a la salida, su amiga le dio un beso en la mejilla.

Nos vemos – la abrazó – Cuídate mucho y por favor no hagas nada estúpido.

―Descuida, no haré nada imprudente – sonrió falsamente.

―Tal vez me consiga un parisino por ahí…una nunca sabe – le guiñó un ojo y se fue.

Sango se iba de vacaciones a Paris y estaba emocionada por eso. Su sueño siempre había sido viajar al otro continente

Un Mustang en color plata se estacionó atrás de ella, Kagome estaba distraída viendo como su mejor amiga desaparecía de su vista, el conductor bajó del auto y fue directo hacia la joven, su paró justamente atrás de ella y le susurró al odio.

― ¿Disfrutando de su libertad señorita?

A Kagome se le heló la sangre, su corazón le dio un pequeño brinco, se puso roja como un tomate y todo al escuchar esa voz tan conocida para ella, había sido como escuchar a un ángel.

Y ahí estaba el príncipe azul de sus sueños, vestido con unos jeans de color azul, camisa blanca con los tres primeros botones desabrochados donde se podía ver un poco de su ancho pecho y uso lentes Ray Ban. Kagome y él charlaban sobre las diferentes marcas de lentes y ambos siempre llegaban a la conclusión de que los Ray Ban eran los mejores, personalidades como lo había sido Jim Morrison los usaban o Enrique Bunbury, aunque este no era el gusto de Inuyasha sino más bien de Kagome.

―Inuyasha … ― dijo dando un pequeño salto – Me asústate.

―Lo siento – respondió el quitándose los lentes – No fue esa mi intención.

― ¿Qué haces aquí? – preguntó ella.

―Tu madre me pidió el favor de que pasara por ti –dijo él al mismo tiempo que tomaba sus libros y caminaban hacia su auto – Ya que aún no terminan de preparar las cosas para el viaje y Koga les estaba ayudando, así que al ver que no estaba haciendo nada útil me lo pidió

Él abrió la puerta del copiloto y Kagome entró al auto, Inuyasha le entregó sus libros y en un par de segundo ya se encontraba encendiendo el auto.

―Te tengo un regalo – dijo él – Sé de buena fuente que saliste bien en tus calificaciones, así que me gustaría premiarte por eso

―No tenías que…

Inuyasha se llevó los dedos a la boca de ella para hacerla callar, ella guardó silencio y vio que estiraba su mano hacia la guantera y sacó una pequeña cajita, se la entregó en las manos y Kagome lo miró sorprendida.

―Ábrelo – dijo él esbozando una sonrisa

Kagome asintió, abrió la cajita y se encontró con una esclava de plata con adornos de corazones y estrellas, pero en el centro había un diamante de color rosa en forma de corazón.

―Inuyasha…esto es…no puedo aceptarlo – extendió la caja junto con el regalo hacia él

―No – él negó con la cabeza – Si no lo aceptas me voy a enfadar contigo, además, yo quise regalártelo, así que por favor acéptalo

Kagome asintió, Inuyasha sacó la esclava y se la puso en la mano derecha de Kagome.

―Luce hermosa en ti – comentó – En cuanto la vi pensé que era ideal para ti

―Gracias, es muy bonita

Inuyasha y Kagome llegaron a la casa, bajaron del coche y se encontraron con Koga subiendo una caja a la camioneta de sus padres, la caja estaba muy pesada pues doblaba las rodillas del joven, Inuyasha dejó a Kagome para ir en ayuda de su amigo y así los dos hombres la subían a la camioneta.

―Mi madre piensa que vamos a estar fuera todo el año – comentó él en broma

―Son vacaciones de verano

Kagome se acercó a ellos y su hermano la abrazó y le dio un beso en la frente.

―Es verdad, además va a querer tenernos todo el tiempo que sea posible antes de que nos vayamos

Kagome arqueó una ceja confundida y volteó a ver a su hermano.

― ¿Vayamos?

―Si – su hermano asintió – Inuyasha y yo nos vamos a Londres a estudiar – dijo esbozando una sonrisa

― ¿Te vas a ir?

―Si – sintió de nuevo – Hicimos todos los movimientos para que nos trasladaran allá y lo conseguimos

― ¿Cuánto tiempo van a estar fuera?

―No sé – Inuyasha encogió sus hombros – Como cinco años

― ¡Cinco años!

Dios, tenía poco tiempo para estar a su lado, él se iba y nunca se enteraría de sus sentimientos, ahora sus planes los tenía que cambiar, estas vacaciones le confesarían el amor que sentía por él y seguramente Inuyasha le pediría que lo esperara, pues nunca se hubiera tomado la libertad de hacerle un regalo tan caro y hermoso.

― ¿Ya está todo listo? – preguntó la madre de Koga y Kagome mientras

―Si mamá – Koga asintió

La madre de Kagome se llevó las manos a las caderas al ver a su hija con el uniforme de la escuela.

―Kagome Higurashi eres la única que no esta lista – ella negó – Ve a tu habitación y cámbiate de ropa, te quiero aquí en cinco minutos

―Si mamá – Kagome asintió y subió a su habitación para cambiarse de ropa

―Niñas – dijo Koga negando con su cabeza – Tienes suerte de no tener hermanas pequeñas Inuyasha

―Yo no diría eso, si tuviera una hermana como Kagome, sería el hombre más feliz del mundo. Tienes suerte de tenerla a tu lado

Sus lágrimas no dejaban de salir, miraba por la ventana a sus padres, a su hermano y el amor de su vida conversando animadamente, los rayos del sol parecían iluminarse con su hermosa sonrisa, él se iría y no lo vería durante cinco años, aunque le dijera que lo esperara no podía dejar de sentirse intranquila, seguramente conocería mujeres interesantes de su misma edad y… no, no debía de pensar en eso, él sentía algo por él y de eso estaba segura, muy segura.

El trayecto fue viaje fue tranquilo, Kagome había querido ir con su hermano e Inuyasha en el Mustang, pero sus padres se negaron y así que resignada tuvo que pasar el viaje en la camioneta de sus padres, no podía dejar de mirar el hermoso regalo que él le había hecho, ese corazón rosa representaba el amor que sentían ambos, no había ninguna cicatriz en él (bueno, según ella).

Los dos coches entraron por la enorme puerta de la hacienda, era hermosa, los jardines estaban bien cuidados y había una piscina llena de agua fresca, como si los hubiera estado esperando durante todo el día.

Todos bajaron de sus coches y comenzaron a bajar las cosas, al cabo de una hora ya estaban en el jardín asando una carne, Koga e Inuyasha le ayudaban al padre de Kagome a asar la carne, mientras que Kagome y su madre se encontraban haciendo una agua de limón, la joven ni sabía lo que estaba haciendo, pues sus ojos estaban viendo el escultural cuerpo de Inuyasha.

―Deja de verlo de esa manera o se te van a salir los ojos

Kagome alzó la cabeza y miró a su madre

― ¿Perdón? – dijo ella fingiendo no saber de lo que hablaba

―Que dejes de ver así a Inuyasha – repitió su madre

―No lo estaba viendo a él – ella negó con la cabeza – Solo estaba viendo como preparaban la carne

―Aja – dijo su madre de manera sarcástica – Hija soy tu madre y sé muy bien por lo que está pasando por tu mente y el corazón – posó una mano en su hombro – Sé lo que sientes por él, porque eres una persona fácil de descifrar, tus ojos brillan cuando él está cerca de ti, sonríes cuando él sonríe. Es por eso por lo que te digo que deseches esos sentimientos hija, por más difícil que sea, él es mayo que tú y nunca llegara a fijarse en una niña – la abrazó al sentir que estuvo a punto de llorar – Mi niña, eres la razón de mi ser, mi princesa, y no me gustaría verte sufrir por alguien

―Si madre – ella asintió – Haré lo que me digas – mintió, esa noche le confesaría su amor a Inuyasha y ya había tomado esa decisión

La noche había caído, tanto los padres de Kagome como su hermano Koga se encontraban jugando cartas, ella había salido a tomar aire fresco, se había comenzado a sentir sofocada de pronto, Inuyasha había desaparecido y solo dios sabe dónde estaba.

Se paró a la orilla de la alberca y miró su reflejo en el agua, pero no estaba sola, pues la figura de un hombre estaba detrás de ella.

― ¿También estas tomando aire fresco?

Kagome se levantó y giró sobre sus talones para encontrase con él.

Ella asintió.

―Me sentí sofocada, además lo único que estaba haciendo era ver a mis padres y a Koga jugar cartas y no soy buena en eso

―Lo sé – él esbozó una sonrisa – Eres buena para los deportes, si te ponen un balón de futbol o uno de americano eres capaz de durar horas

Kagome esbozó una sonrisa asintió.

Inuyasha miró al cielo y contempló las estrellas.

―La noche es hermosa – dijo él sin dejar de verlas

Kagome miró también y asintió.

―Si – asintió – Es hermosa, ideal para los…― guardó silencio y prefirió no decir más

―Para los enamorados – concluyó él ― ¿Has estado enamorada alguna vez? – preguntó mirándola a los ojos

Kagome sintió sus ojos dorados sobre ella, bajó la mirada y se encontró con ellos.

"Si, de ti" quiso decirle, pero no se atrevía.

―Enamorada es una palabra…complicada – dijo ella

―No tan complicada si el sentimiento es mutuo

― ¿Te has enamorado?

―Yo te pregunte primero –dijo él esbozando una sonrisa

Kagome suspiró, bien, él había dado la iniciativa, ahora le tocaba a ella confesar sus sentimientos, de abrir su corazón ante él.

―Sí, lo estoy – confesó ella –Pero es inalcanzable para mí

―Nada es inalcanzable Kagome – comentó él – Si tú lo amas y él corresponde a tus sentimi…

Se quedó mudo cuando Kagome avanzó a él y le dio un beso torpe en los labios, la apartó un poco de él.

― ¿No lo puedes ver, ¿verdad? – dijo la joven con lágrimas en los ojos – No puedes ver el amor que siento por ti

―Kagome…yo – Inuyasha parpadeó sorprendido

―Te amo Inuyasha, te he amado durante mucho tiempo

Ella esperó paciente a que Inuyasha dijera algo, pues se había quedado en silencio unos segundos.

―Lo siento – él se encogió de hombros – Siento si te di a entender algo más, siento un profundo cariño hacia ti, eres la hermana pequeña de mi mejor amiga y también te veo como eso, como una hermana

―Pero Inuyasha yo…

Él negó – Lo mejor será olvidar esto, haré como que nunca escuché esas palabras

Giró sobre sus talones y la dejó ahí, sola y con un corazón destrozado, su madre tenía razón, Sango tenía razón y no quiso hacerle caso a ninguna de las dos y sin embargo se sentía estúpida e ingenua ante las ilusiones que ella misma se había creado.

Esa noche no durmió bien, no podía dejar de imaginar la manera en que le había confesado su amor a Inuyasha, incluso los días siguientes él había guardado distancia entre ambos, solo se hablaban de vez en cuando, así pasó un verano, un verano triste y con un príncipe que se alejaba cada día más.

Aquel último verano que estuvo con él lo había cambiado todo, pues cuando él iba de visita Kagome se las ingeniaba para salir sin que la viera, lograba escabullirse fácilmente de él…porque estaba dispuesta a darle la vuelta a la página, de hecho, al día siguiente que llegaron a la casa después de las vacaciones, se quitó la esclava que él le había regalado y la guardó en un lugar oscuro y frio, donde sabía que ahí no tenía nada que buscar.

Koga e Inuyasha se fueron a Londres a estudiar y ahí sí tuvo que verlo, solo se despidió de mano decimándole suerte mientras que a Koga le daba un abrazo efusivo.

Dos años después él daba el anuncio de que se iba a casar, tanto los padres de Kagome como Koga fueron, menos ella ya que dijo que ese día tenía que hacer una tarea con Sango, pero que les mandaran sus felicitaciones a los novios, tan solos ocho años después, Koga se había casado con una mujer muy hermosa y ambos tuvieron a su primera hija.

Hola

He visto en varias paginas de Facebook que deseaban que subiera este fic. La verdad tenía pensado modificar, pero viendo el cariño que le tienen, he decidido dejarlo así, seR fiel a la historia.

Mañana intento subirlo todo de un tirón.

Besos y abrazos.

BPB

NA: Este fic se hizo hace mucho tiempo, por lo que pudiera ser que los datos sean un poco ambiguos.