Disclamer: Si lo reconoces es porque es de Horikoshi.

No hay trama realmente, todo es tristemente triste.

Portada: lxtrrs en Twitter.

TW: Depresión, Ansiedad, Dolor.


Era de madrugada cuando oí la puerta de mi habitación cerrarse. Pensé que estaba soñando pues todos debían estar dormidos a esa hora. Ahora me grito a mí mismo que soy imbécil.

Debí levantarme, abrir la puerta e investigar lo que estaba sucediendo pero no pude, ni siquiera pensé en hacerlo. «¿Se habrá unido con alguien y hecho algo con otra singularidad?».

Me pasé un par de horas viendo el techo, en su momento parecía ser muy interesante, aunque al sol de hoy sigo sin entender qué le vi; el inmóvil manto blanco no tiene nada de especial.

La verdad, si lo pienso con la cabeza fría, pudo haber sido él mismo quien me dejó embobado para que no lo siguiera. «Ese nerd me las va a pagar… Lo voy a encontrar y lo mataré».

Lo primero que vi cuando me levanté de la cama en la mañana fue la estúpida carta de Deku. Sí, otra tontería más que sólo se le ocurriría hacer a él; por algo se llama así. Su caligrafía de niño pequeño llamó mi atención cuando me acerqué a la puerta, viendo con la ceja alzada hacia donde estaba pegado el sobre; lo dicho, es un idiota.

De tanto leerla, podría recitar lo que decía aquella nota, contarles lo que pasó por mi mente cuando la leí la primera o la vigésima vez y lo que mi cuerpo quiso hacer con el pedazo de papel. Podría simplemente decir que casi rompo el vidrio de la puerta del balcón cuando intenté salir a buscarlo.

Podría hacerles ver que sí me preocupo por él, aunque no lo demuestre tan activamente; pero no lo tomen tan literalmente. A él lo necesito a mí lado para estar seguro de que siempre tendré un nuevo obstáculo que sobrepasar; nada más eso. Sí… Nada más eso.

Todos saben muy bien lo que hice después. Estuve en las primeras planas de cada periódico del país, me atrevería a decir que en las del continente entero, igual que en todos los canales de noticias… Sería imposible no haberlo visto. Diecisiete días, enteros. Corriendo. Volando. Saltando.

Estuve buscándolo entre escombros de edificios, partes de carros destruidos y artículos del hogar hechos añicos. No, no lo encontré. Juro que recorrí cada parque, exploré cada montaña, lo rastré entre cada árbol y me adentré a cada lago. Nunca di con él. Llegué a pensar que estuviese usando algún don para esconder su presencia de mí, y si a ver vamos, de cualquier otro héroe.

La peor parte. ¿Saben cuál fue la peor parte? Los héroes fueron tan idiotas que ni se molestaron en mantener un equipo, ni lo intentaron después de los primeros tres días, ellos parecían haberse conformado con que tú no aparecerías por ningún lado.

Los mismos héroes profesionales se dieron por vencidos. Incluso, puedo asegurar que algunos parecían tener más información de lo que dejaban ver, justo a esos les guardé más rencor. Claro, como era de esperarse, me intentaron detener. Ahí fue cuando supe que la sociedad en serio se había ido al carajo; ni los héroes querían hacer su trabajo: encontrarte.

El único que intervino por mí fue Best Jeanist. Ni el profesor Aizawa ni All Might, ambos parte de aquel clan que aparentaba ocultar algo. Mi mentor, a quién resentí por un tiempo, creyéndose el salvador del próximo héroe número uno: Bakugo Katsuki.

Al menos los convenció a todos para que me dejaran buscar al idiota de Deku hasta que ya no hubiese más sudor en mis palmas y no pudiese hacer explotar algo. Porque sí, así como se pueden dar cuenta, me quiso poner una condición: me detendría cuando ya no saliera más nitroglicerina de mis palmas.

Diecisiete días. Trescientas setenta y cinco horas invertidas en darle la vuelta a todo Japón. Y nunca lo encontré. Aunque pueda no ser verdad, quiero creer que sí estuve cerca. Pero jamás lo vi. Parecía… Parecía que Deku hubiese desaparecido de la faz de la tierra.

Él me las va a pagar, lo repito, el idiota me las va a pagar… y bien caro. Lo hará por hacerme perder el tiempo y mantenerme en constante alerta y preocupación.

¿Dormir? Esa palabra no existía en mi vocabulario. ¿Descansar? ¡Por All Might, si hasta comía buscándolo! Todo mi esfuerzo parecía irse en vano. Todo lo que hice se fue a la mierda una noche, y ¿para qué? Para que yo ahora no pueda comer comida picante. Y todo por ti… un deku.

Llegó un punto en el que hasta la tía Midoriya, sí, la madre del nerd, no dejaba de decirme que debía detenerme. Se notaba lo preocupada que estaba tanto por su hijo como por mí, pero no, yo no tenía otra opción. Era, es y será mi deber como héroe no descansar hasta que haya terminado mi misión.

El problema fue que no pude cumplir mi palabra y ahora, por no querer darme por vencido, yo también me di a la fuga. Me di cuenta de algo la primera noche que estuve escondiéndome: si no estás tú, no quiero nada.

¿A quién tendré que superar si no estás tú? El idiota que me admira desde tengo uso de razón. El niño que no tenía singularidad hasta que entró a UA. El deku que empezó a pisarme los talones, y se me adelantó, con el don de alguien más.

Sé que todo esto suena como si estuviese declarando algún sentimiento extraño por Deku, quizás, a este punto, ni yo mismo lo sé; dejé de entenderme hace un tiempo. De lo único que realmente soy consciente es de la lentitud con la que han pasado los días mientras yo me encierro en este mugriento sótano, alejado de los demás héroes, de mi familia y de la tuya, de los profesores y de los demás estudiantes.

Anoche, cuando me estaba regresando a mi guarida, pude ver a la cara de ángel flotando por los aires a unas calles de aquí. Estoy seguro que estaba buscándome así que, si ellos ya ubican la zona en donde me estoy escondiendo, parece que no se las estoy poniendo tan difícil.

No puedo evitar pensar que sí saben dónde estoy pero me están dejando actuar así por pena; deben pensar que soy un idiota, yo lo pensaría si estuviera en su lugar.

Me haces falta, sí, lo admito. Se nota que no termino de funcionar bien si tú no estás. Es muy extraño sentirme así. Me molesta no poder pensar en otra cosa que no seas tú. Nunca imaginé que pudiera pasarme algo así por alguien y, mucho menos, que fuese por ti.

Ahora, mientras estoy sentado al lado de un charco de algún líquido maloliente, debo estar tan cansado que te puedo ver. Vienes hacia mí caminando lentamente, o así lo siento. Distingo tú traje verde, ese que empezaste a usar cuando empezamos en la UA, y pienso que me debo estar volviendo loco.

Juraría que estoy alucinando pero, con cada segundo que pasa, pareces estar más y más cerca. Ya puedo apreciar tus enormes ojos verdes detrás de aquella capucha. Nunca terminé de preguntarte si sabías que tú adoración a All Might era demasiado obvia con esa prenda, aunque también podías parecer una liebre con ese intento de orejas.

Poco a poco, todo se fue tornando negro. Comenzó a formarse un halo alrededor de ti, cerniéndose a tu figura, y ahí lo entendí, caí en cuenta de que no había comido ni dormido casi nada en toda la semana. Oí tú voz y me quise asegurar de que no eras una ilusión pero se me cerraban los ojos sin poder evitarlo. Dejé de pensar. Dejé de sentir el duro suelo bajo mi cuerpo.

No recuerdo mucho de lo que pasó esa noche. Algunas imágenes aparecen en mi mente, fotograma por fotograma, haciéndome pensar que me volví loco. Me aseguro a mí mismo de que todo fue un sueño cuando veo las luces brillantes de la enfermería.

Creí que había fallado mi misión al encontrarme rodeado de un silencio sepulcral en la habitación, pero la puerta se abrió y un gemido involuntario salió de mi garganta al verte.

Sí, eras tú, o parecías serlo. Ahí, estático, de pie bajo el marco de la puerta. Tus ojos verdes dejando escapar todas las lágrimas que seguramente te habías tragado desde que te fuiste. La expresión adolorida en tu rostro cambiando a alivio cuando intentaste sonreír al ver que yo ya estaba despierto.

En serio habías regresado pero… ni tú ni yo podíamos decir nada. El nudo en mi garganta me evitaba pronunciar palabra. Ahí estabas y yo no sabía ni qué decir. ¿Lo ves? ¿Ves que sí me has cambiado, nerd?

Tengo que aceptar que nunca me había sentido así antes; no sé qué le está pasando a mí cuerpo. Hay una sensación que resalta sobre las demás pero no logro identificarla; llevo muchos años sin poder reconocerla.

Tú mirada se volvió más intensa cuando diste un paso hacia la cama donde yo estaba acostado, tampoco pude distinguir qué era lo que tú sentías. Por primera vez en años, no era capaz de leerte con facilidad.

Quizás era alegría… Percibías el mismo júbilo que yo sentí al entender que podía no ser sólo un sueño.

—Kacchan… —Te escuché susurrar mientras te acercabas y, por mucho que me cueste admitirlo, mi corazón dio un vuelco tan fuerte que me tuve que llevar una mano al pecho.

No podía ser un sueño, y si lo era, no quería despertar. No me importaba quedarme así si tú ibas a estar cerca. Sí, necesitaba verte a mí lado y nada más.

Ojalá que todo esto no fuese una alucinación. Sí, ahora puedo sentir la suavidad de la cama bajo mi cuerpo y la acolchada cobija calentar mi piel, pero noto, de nuevo, la duda en mi interior cuando todo se vuelve a transformar en un manto negro ante mis ojos.

Ya no te veo ni te escucho más.

Lo único que sí sé es que estoy perdido.

No me queda nada si tú te has ido.


Gracias por leer esta cosa que salió de una noche estrés.