Resumen: La espada del shinobi protege y la mano del aldeano consolida, le había dicho su madre. Sólo después de conocer al último Uchiha lo entendió realmente.
Exención de Responsabilidad: No soy dueño de Naruto. Cualquier cosa relacionada directamente con esta serie (manga / serie) todos los personajes, historia de fondo, configuración, etc. Pertenecen a Masashi Kishimoto.
Aclaraciones: Agradezco mucho hacer clic en esta historia aun cuando hay una gran multitud de ellas. Este escrito está basado en la historia de fondo de Sesshomaru y Rin en Inuyasha. Es totalmente un universo alterno. Y el personaje principal será una huérfana de buen corazón que fue acogida por Sasuke durante el tiempo que estaba bajo la dirección de Orochimaru. La diferencia de edad será notable, porque quiero que Sasuke acepte un vínculo con ella, que no sea netamente romántico. Aunque lo será con el tiempo.
Espero que disfruten leyendo la historia, sinceramente no tengo una gran destreza para escribir, pero agradecería profundamente sus comentarios, especialmente aquellos que son constructivos, para que me puedan aprender y mejorar. Gracias.
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Prefacio
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Había pasado un par de meses desde que Sasuke Uchiha abandonó Konohagakure. Entrenar con uno de los Sannin fue difícil, ya que las expectativas sobre él eran bastante altas, pero en tales circunstancias floreció. La mayor parte de su tiempo lo pasó entrenando, o realizando encargos que su excéntrico mentor le establecía. Se había vuelto notablemente más fuerte, ahora con facilidad lograba mantenerse al día con varios subordinados de Orochimaru.
El trabajo no fue tan sencillo como esperaba. Orochimaru lo había enviado a erradicar a un clan debido a un traidor en su familia. El Sannin no era misericordioso cuando la gente no cumplía con su parte del trato, especialmente cuando había invertido una buena cantidad de dinero en algo. Todo había sido sencillo esa mañana, hasta que un grupo de Shinobi de Konohagakure habían sido previamente contratados para defenderlos.
Sasuke maldecía el momento en el que se había descuidado y había resultado herido. Sentía el frío de la tierra bajo su cuerpo adolorido, sabía que sólo era cuestión de tiempo para que Suigetsu lo encontrara y Kabuto se encargara de sus heridas. El bosque parecía ser lo suficientemente tranquilo para su descanso, así que apoyó la espalda en el tronco de un gran árbol y cerró los ojos esperando.
Luego de un tiempo, Sasuke abre los ojos súbitamente cuando escucha el siseó de las hojas entre los arbustos. Una nueva oleada de dolor lo golpea con fuerza al intentar incorporarse. Permaneció en su lugar, pero sus sentidos se agudizaron. Los ojos oscuros parpadearon a rojo y empuñó su espada en amenaza.
Sin embargo, se encontró con la mirada de una niña de aspecto descuidado y sucio: Una civil inofensiva.
– Vete. – advirtió con voz grave, aunque cansada.
Ella parpadeó en respuesta a su gruñido. Saliendo de su escondite en el árbol, sostuvo un recipiente de bambú con agua y caminó con cuidado hacia él, notando las heridas en su pecho y la sangre manchando su vestimenta. Ella llevaba un kimono rojo sucio y hecho jirones, parecía desnutrida y débil con su baja estatura. Su rostro tiene algunos moretones y suciedad, sus brillantes ojos castaños lo miraron con curiosidad y preocupación. A pesar de que su apariencia era de una niña campesina, su atención fue captada por el considerable flujo de chakra en su interior.
Sin previo aviso, la joven vertió el contenido de su recipiente de bambú sobre su cabeza, sorprendiendo al Uchiha. El agua fría refrescó su cuerpo acalorado, limpiando de alguna manera la suciedad y la sangre de su rostro. Incapaz de moverse, no podía alejarse de las manos de la niña que ahora estaba revisando sus heridas y vertiendo el agua restante para limpiarlas.
A Akiko siempre le ha gustado el bosque.
Allí el cielo, se veía más azul y claro, el aire siempre estaba fresco con olor a flores. Ella aprende del bosque y le tranquiliza estar tan cerca de él y del silencio que tanto ama. Aunque, en varias ocasiones termina vagando dentro de la frontera de la aldea en la que se había refugiado.
Cuando lo encontró solo y herido en el bosque, una parte de ella recordó el momento en que mataron a sus padres y hermanos. Ella tenía sólo seis años durante ese tiempo, gravemente herida, brutalmente golpeada hasta casi la muerte. Todos los recuerdos de sus primeros años estaban llenos de alegría y risa, todo lo contrario de su situación actual. Hija del Daimyo de las tierras del sur, Akiko fue considerada una hermosa joya, pero todo comenzó a cambiar cuando su tío, Oishi Yoshio, decidió usurpar la posición de su padre. El hombre era codicioso, buscaba el poder y respeto que tenía su hermano mayor, así que logró eliminar al señor de la casa y su familia.
Incapaz de proteger a sí misma y a sus seres queridos, Akiko tuvo que huir lejos de su pueblo. Estaba tan traumatizada que nunca habló con la gente de la aldea donde había logrado ocultarse de Oishi Yoshio. Los aldeanos a menudo se frustraban con su comportamiento extraño y actuaban con dureza hacia ella. Pero eso no le impedía imaginarse siendo cuidada y amada por alguien más.
Cada día fue similar al anterior. A medida que crece, la monotonía comienza a entristecerla. Encuentra un refugio en el bosque cuando huye de su pueblo y se alimenta y vive en él como lo ha hecho durante los últimos dos años.
El joven shinobi aporta una nueva dimensión a su vida.
A pesar de su poca interacción con las personas, ella podía reconocer que él era una persona peligrosa. Olía a hierro. Pero la energía, o esencia como prefería llamar, que percibía de él era cálida y reconfortante.
–Vete. –
Ella se encoje temerosamente al principio, pero no le obedece. Lo había visto caminar débilmente y él estaba lastimado, por lo que decide ofrecerle su agua para luego no molestarlo.
Después de eso, ella tenía demasiada curiosidad por su mundo como para impedirse no volver.
Le recordaba a un espantapájaros en las tierras de cultivo.
Un espantapájaros solitario en un campo distante. Tenían uno en el jardín más cercano de la gran casa donde creció, visible desde la ventana de la cocina. Su figura solitaria actuó como un protector contra las aves plaga. Cuando era muy niña, Akiko pensaba que era terriblemente aburrido e insistió en hacerle un amigo. Y construyo uno, lo hizo con cordeles y tornillos, oh y también ropa vieja que le sobraba. Entonces, solía salir y sentarse con su creación en el jardín junto al espantapájaros.
Hablaba, hablaba y hablaba sin que nadie le dijera que se callara. Y sólo en esas ocasiones, no se sintió tan sola.
Pero él parecía solo.
Le recordaba a alguien.
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Con el tiempo, Sasuke había descubierto que su intención era únicamente de ayudar. Ella intentaba alimentarlo, colocando comida a sus pies cuando lo creía dormido, y después se alejaba rápidamente. Le había dejado agua y una venda para curar sus heridas. No era necesario, le expresó en su momento. A veces pasaba días sin comer y no se daba cuenta hasta que alguien lo señalaba o su cuerpo se lo decía, generalmente a través del dolor en el abdomen o temblores en las manos por la presión arterial baja. No lo hacía intencionalmente, era un ninja, o al menos lo fue, pero en ambos casos tenía que adaptarse a cualquier circunstancia. La comida no era algo en lo que pensara mucho, por lo que su cuerpo sufrió las consecuencias.
Pero ese no era el caso.
Sin embargo, ella parecía insistir y cada vez probaba con alimentos diferentes. Si bien la chica no representaba una amenaza le causaba intriga su presencia, no le temía y lo miraba insistente en ocasiones, como si esperara algo de él.
Sasuke miró el pescado en el plato sobre las hojas. Lo había dejado mucho tiempo cerca del fuego, ahora la parte de la cola estaba casi carbonizada. Sus ojos oscuros la miraron por un momento, ella estaba un poco lejos de su lugar, como si sintiera su disgusto cuando su espacio personal era invadido. Se enfocó en sus manos, notando rasguños y leves quemaduras en ellas.
Él suspiró en voz baja, antes de alcanzar con su mano el lamentable pescado. –Gracias. –
Ella no había esperado que él realmente aceptara su oferta; constantemente se había mostrado como el tipo de persona que no aprecia que le molestaran, o que otros le brinden ayuda. En absoluto. Así que ella le sonrió de todo corazón por unos momentos.
La sonrisa que adornaba sus labios regordetes era tan increíblemente amplia que todo su conjunto de dientes estaba presente. Una sonrisa tan hermosa y radiante que había tomado a Sasuke con la guardia baja y un revuelo en su estómago. Aunque no dejó ninguna indicación, pero se sintió un poco culpable. ¿Por qué exactamente? No lo sabía. Casi le entristeció presenciar que alguien tan joven e increíblemente bueno, pudiera ser feliz sólo por algo tan insignificante como un agradecimiento.
Luego de terminar de consumir en su mayoría el pescado, se quedó en silencio y la dejó sonreírle una vez más antes de irse.
No fue hasta el día siguiente, que Sasuke volvió a verla, con la diferencia de que mostraba en su rostro y cuerpo heridas y moretones.
Él intentó averiguar quién la había lastimado, sin obtener respuesta de su parte, cayó en cuenta de que nunca había escuchado el sonido de su voz. –No importa. – pronunció. –No es necesario que me lo digas. –
Se sorprendió de sí mismo. Lo que se sintió era incluso indescriptible para él, ciertamente estaba molesto, pero era difícil creer que su enojo nacía en el hecho de verla golpeada.
Akiko se pregunta cuánto durará este arreglo, ¿Cuánto tiempo pasará hasta que él se vaya? Han pasado tres días desde que encontró al espantapájaros en el bosque. Todavía camina hacia él para dejarle la comida que puede conseguir.
Era extraño ...
No sabe cuándo sucedió, pero, de repente, con él ya no se siente a la deriva.
Sasuke dio con Suigetsu poco después.
–Se supone que estabas buscándome, ¿qué haces descansando aquí? – manifestó con molestia, luego de hacerlo sorprendido quejándose junto a un arroyuelo.
Suigetsu lo miró con el ceño fruncido. Era la segunda vez que trabajaban con él y aún no había logrado simpatizar con el niño bonito de Orochimaru. Manteniendo los ojos frente al Uchiha, sin molestarse en justificarse, le suministró la información de su situación actual. Ahora, los pocos sobrevivientes del clan enemigo estaban buscaban venganza, aprovechando la condición en la que ellos se encontraban.
Ciertamente no había nada más que hacer en aquel bosque, debían marcharse al nuevo escondite de Orochimaru. Y así habría sido de no ser por la gran explosión irrumpió en el pueblo cercano. –Supongo que nos están buscando. –
Sin saber exactamente la razón, Sasuke decidió cambiar su dirección. –¡Oye, Sasuke! ¿A dónde vas? No me digas que irás tras ellos… –
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Había humo y llamas por todas partes.
Otro hogar inocente estaba siendo incendiado; lo más probable es que se llevaran a rastras a sus habitantes. Una fuerte explosión distrajo a Akiko de su saqueo al huerto de tomates. Avanzando poco a poco hacia la abertura del callejón cercano, se asomó para encontrarse con la fuente de esas interrupciones.
Cada vez había más humo.
Sólo dos casas más abajo de donde se encontraron, había otra casa envuelta en llamas.
–Tenemos una deuda que cobrar. Y no nos iremos hasta que tengamos información. – grito un hombre.
Akiko consideró más seguro ir al bosque. La pequeña de casi nueve años salió disparada del acalorado lugar y mientras se alejaba de la conmoción, un cuerpo se estrelló contra su forma frágil, tirándola hacia atrás.
–Mira lo que acaba de chocar conmigo. – se burló un sujeto con cicatrices visibles en la cara. –Necesitamos información… – dijo agarrándola de la raíz del cabello y arrastrándola al aire.
Ella dejó escapar involuntariamente un sollozo de dolor, por el miedo y el agarre en su cabello.
– ¿Lo reconoces? – preguntó levantando una hoja del libro bingo a su línea de visión.
No le había costado demasiado darse cuenta del rostro del criminal en el papel. Uchiha Sasuke, era el nombre del espantapájaros. Nunca se hubiera imaginado que él joven con una energía tan reconfortante fuera de un criminal. Y cuando se obligó a no dar una reacción visible, le tiraron el cabello. - ¡Contesta, mocosa! -
Ella miró a los ojos del criminal; su cuerpo temblaba por el miedo de su mirada penetrante. Una mirada tan increíblemente sádica y enfurecida. Akiko mueve histéricamente su cabeza en negación. Su atacante la miró fijamente durante un largo momento, fulminándola con la mirada, como si estaba contemplando creerle o no. Casi se apartó, casi, hasta que una espada le atravesó por detrás.
Todo sucedió en cámara rápida para Akiko. Fue liberada con fuerza del agarre, el dolor y la gravedad del impacto la aturdieron momentáneamente, y tardó demasiado en percibir la alta concentración de energía eléctrica que envolvió a su agresor.
–La basura se quema rápido. –
Fue entonces que ella levantó la mirada y vio al espantapájaros con el par de ojos más extraño que haya visto.
Estaban rojos con tres círculos distorsionados rodeando la pupila.
–¿Sasuke, conoces a esta chica? – de fondo se podía escuchar la voz de Suigetsu a manera de ruido, sin prestarle la más mínima atención. Los ojos rojos parpadearon a negro, y el joven Uchiha comenzó a retomar su camino. –¡Oi, escúchame cuando hablo! – luego agregó de que un "tsk" irritado se escapara de sus labios.
Akiko estuvo quieta por un momento, contemplando el símbolo en su espalda mientras se alejaba. El ventilador rojo y blanco resaltó elegantemente en su camisa gris. Una sensación extraña floreció en su pecho y luego, ella camina tras de él.
Nota de Autor: Espero que hayan disfrutado de la lectura. Honestamente no sé escribir, pero bueno, todo es práctica.
