El viento reseco y el placentero olor condimentado con sal surcaban con calma la mañana de aquel día, formando una brisa reconfortante para los dos amigos que disfrutaban de sus malteadas mientras se relajaban en la playa, sentados en una de las banquillas cercanas a un puesto de comida local.

Sus pies estaban sumergidos en la arena mientras que sus mentes se encontraban inmersas en el pequeño mundo formado a través de las palabras que compartían, un mundo que se daba el lujo de existir al menos una vez al mes.

Solo se requerían cuatro personas dentro de esa pequeña realidad, Bobby, Lincoln, Lori, y Ronnie. Las vidas de estos eran una copia exacta de lo que habían experimentado anteriormente y, usualmente, el mundo lograba mantener sus colores intactos solo con eso.

Pero últimamente no era lo mismo para aquellos dos que estaban creando ese mundo. Sus versiones en aquella realidad parecían cada vez menos felices, menos conformes… y ahora, ahora era claro que esas versiones se mostraban tristes, confusas, a veces incluso apenadas con lo que tenían que revivir.

—Lincoln, no lo entiendo, ¿Siempre fue así? No puedo quitarme este sentimiento de encima, como si siempre me estuviera mintiendo. — Bobby miró a su compañero inclinándose hacia adelante, la cara de Lincoln casi un reflejo de su alma, —Cuando estas con mi hermana, ¿Es así como se siente?

—Cuando estoy con Ronnie, — Lincoln se estiró y dejó su espalda descansar en la fría banca, no sin soltar un gesto de disgusto en el proceso, —No me malinterpretes, Ronnie es una hermosa chica, es divertida en momentos y tiene una chispa que hace que te guste seguirla a todos lados… pero, se supone que estar enamorado implica más que solo te agrade alguien, ¿no?

—Se supone… tengo amigos que me han dicho como se siente, y es tan… distinto. Me cuentan como pueden ser ellos mismo, o que durante sus citas no se la pasan hablando de lo mucho que quieren a su pareja… solo, tu sabes, son… solo existen… no entiendo cómo funciona. Parece incluso imposible.

Lincoln pensó por un momento mientras disfrutaba de su bebida,—Yo intento ser yo mismo con Ronnie, —dijo mientras observaba el despejado cielo, —pero muchas veces término ocultando partes de mi porque a ella le disgustan o le parecen patéticas… y también está el hecho de que ninguno de los dos nos sentimos del todo cómodos al intentar hacer publica nuestra relación.

—Yo siempre intento buscar por ese trabajo que me deje mostrarle a Lori el buen novio que soy… ¿pero debería de ser solo eso? ¿El novio? ¿Porque no puedo enamorarla siendo solo yo? — Bobby se levantó de su asiento y estiró sus piernas fuera de la arena, — no quiero esta urgencia en mi pecho cada que no le envió mensajes, no me gusta que cada cita se sienta en el fondo como una prueba… y sin embargo… no creo ser capaz de salir de esta situación.

El chico volteó hacia su amigo, —Tu hermana es una hermosa pieza de arte, y aun si en verdad no siento amor hacia ella, si es verdad que tenemos una relación muy cercana. No me gusta la idea de terminar con ella porque sé que eso la terminara lastimando.

—No sé si logró entenderte allí. Aquella vez que rechacé a Ronnie, el día de nuestro primer beso, agh, el beso se sintió bien, y me gustó verla feliz… pero luego fue más de lo mismo. — Lincoln finalmente se levantó de su asiento, —No sé qué ve ella en mi para mantener esta relación… pero más de una vez me he encontrado pensando en que se sentiría que ella solo dijera "Lincoln, ¿y si solo somos amigos?" y… —dijo éste antes de voltear hacia Bobby, cabizbajo y su tono de voz bajo, —ese pensamiento me calma.

Bobby se levantó también y le ofreció una palmada en la espalda a su amigo. —Tranquilo hermano… siendo honesto, aquella vez que te forcé a salir con mi hermana, si bien en parte estaba molesto, también fue por buscar verme como el novio, aquel que se antepone a si mismo por las personas que le importan… incluso cuando no quiere hacerlo…— el joven sacudió su cabeza y logró producir una sonrisa lo suficientemente brillante para cubrir las necesidades de ambos. —Suficiente tristeza para los dos, ¿Qué te parece si vamos a nadar un rato?

Lincoln asintió, y pronto la sonrisa de su amigo probó ser contagiosa. No había mucho que hacer en las mañanas pero ambos lograron relajarse en las olas mientras esperaban por que el resto de locales abrieran. Así mismo, al llegar más gente también llegaron surfistas y dueños de motos acuáticas, los segundos listos para cobrar por montarse en el vehículo.

Esa oportunidad atrajo de inmediato al dúo, y Bobby contaba con el dinero para disfrutar del servicio. La dicha de saltar por las olas y deslizarse por el agua cual ave en el viento podía verse reflejada en las risas de euforia en los dos chicos.

Y como si la buena suerte se sintiera atraída por la felicidad que irradiaban, o tal vez solo por la amabilidad de la gente local, dos de los surfistas que estaban descansando en la orilla les ofrecieron sus tablas para que se divirtieran. La ofrenda fue recibida con buena cara aun cuando ni Lincoln ni Bobby supieran como usarlas, pues ambos tenían confianza en su habilidad "innata".

Al llegar a una buena distancia lejos de la orilla Lincoln se sentó sobre su tabla, —Te aseguro que en un par de minutos tú y yo estaremos montando las olas como unos profesionales.

Bobby, quien tenía su brazo sobre su la tabla, se movió hacia detrás de Lincoln y empezó a empujar la tabla de su amigo,—Estoy seguro de eso hermano, pero primero vamos a conseguir levantarnos en esta cosa. Tu primero, intenta mantenerte estable mientras te llevo.

Lincoln aprobó la idea con entusiasmo y pronto descubrió lo inestable que pueden ser las más ligeras de las olas. El chico cayó una, y otra, y otra vez de su tabla, solo para levantarse e intentarlo de nuevo.

Bobby vio la confianza y determinación en el chico con una fijación que solo pudo pasar desapercibida gracias a la emoción del momento, tanto en sí que Bobby fue incapaz de notar que sus ojos se mantenían atentos a la mas mínima muestra de reflejo del sol en la piel del muchacho.

Lastimosamente para su confuso e ignorado corazón, Bobby diviso a lo lejos una gran ola aproximándose, y la euforia flameando en su pecho solo sirvió para enmudecer tanto sus dudas, como su razón.

—Lincoln, allí viene una grande. —Dijo antes de montarse en su tabla, —Quédate aquí y observa. Voy a dominar esto en el primer intento.

Lincoln asintió varias veces y se quedó mirando como su amigo marchaba hacia la creciente marea. En su cabeza no existía duda alguna, Bobby podría domar a esa bestia…

Bobby ni siquiera logró postrarse ante su adversario… y Lincoln tuvo que ver como su amigo era consumido por el océano…

La tabla pronto floto de regreso a la superficie… pero su amigo no aparecía.

Un latido fuerte despertó a Lincoln del trance provocado por la falsa seguridad, y con ello sintió como su pecho demandaba urgentemente por más aire.

Empezó a moverse hacia donde estaba la tabla, gritando y respirando bruscamente con cada metro que recorría. Su garganta dolía, sus manos parecían no llevarlo lo suficientemente rápido, no tan rápido como todo parecía estar sucediendo para él, y eso solo lo hacía exasperarse más, y hacer que sus pulmones dependieran de más oxígeno.

Pero algo hizo que las manecillas del reloj volvieran a calmarse. A la izquierda de Lincoln, uno de los surfistas se aproximaba rápidamente a la escena, casi como si el agua lo estuviera ayudando a moverse. Lincoln tomó un profundo respiro, uno que tomó por sorpresa a su exaltada mente y le dejó con un dolor punzante por un breve momento.

Y entonces el surfista se sumergió en el agua…

Las olas volvían a moverse como antes; la velocidad de estas alertando al pobre muchacho, haciéndole preguntarse en cuestión de unos pocos segundos, suficientes incógnitas como para confundir a un acusado en corte.

Poco después las dudas se apagaron de golpe, el surfista había regresado, y Lincoln pudo volver a su amigo, desmayado, pero allí estaba. Su experiencia con los experimentos de Lisa le porfiaban a su subconsciente que Bobby tenía tiempo de sobra para ser rescatado.

Lincoln volvió inhalar, había recuperado la calma y ahora podía ver el mundo con claridad nuevamente. El viaje a la orilla fue más sencillo al usar la corriente de las olas a su favor.

Tal vez su experticia ante situaciones caóticas dentro de su hogar fue lo que le ayudo a retomar el control tan rápido, Lincoln no estaba seguro de ello, pero fuere lo que fuera, estaba agradecido, pues esa misma calma fue lo que más tarde le ayudo a sobrellevar su futura labor.

Era muy temprano todavía por lo cual el salvavidas local aún no había llegado. Sabiendo esto Lincoln le pidió ayuda al surfista, pero este empezó a actuar apenado y de forma errática, solo para salir corriendo de la escena poco después.

Molesto ante la reacción pero con su mente más preocupada en la salud de su amigo, Lincoln dejó el rencor para después y puso sus palmas sobre el diafragma de Bobby, haciendo presión hacia dentro y arriba con cuidado, sabia parte de la técnica gracias a sus extrañas practicas junto con Lucy y Edwind.

Por un breve momento su mente logró escapar de la situación en la que se encontraba y preguntarse:

¿Por qué Lucy quería practicar RCP en primer lugar?

Lincoln volvió a sacudir la cabeza y reorganizo sus prioridades. Bobby había tosido agua un par de veces pero fue apenas unas gotas, y su pecho seguía sin moverse por su cuenta. Estaba claro lo que Lincoln tenía que hacer, pero el proceso era vergonzoso-

El chico se golpeó sus mejillas con ambas palmas, sacándose a la fuerza la timidez el tiempo suficiente para terminar de ayudar a su amigo. Ahora con una mano sosteniendo la quijada de Bobby y la otra tapando la nariz, Lincoln respiró dos veces, la primera vez para calmarse, y la segunda fue justo antes de que los labios de ambos jóvenes se tocaran.

La primera bocanada de aire paso sin problema y regreso consigo un par de cucharadas de agua. La segunda, en donde el tacto fue más húmedo, distrajo a Lincoln por una fracción de segundo, sin embargo el peligro lo salvo de perder la concentración y, esta vez, su esfuerzo fue recompensando. Bobby empezó a toser deliberadamente, sus pulmones estaban funcionando de nuevo.

Lincoln suspiró con alivio, una sonrisa tonta dibujada en su rostro; sabía que no era correcto reírse ante esa situación, pero la dicha lo había sobrecogido, más que eso, no solo era el hecho de haberlo salvado, había algo inherente a todo lo sucedido que estaba dándole felicidad a Lincoln.

Y ese algo, fue lo que hizo a sus dedos vibrar cuando estos se acercaron a sus labios. No fue intencional, pero había besado a su amigo, no una sino dos veces. Podía recordar con precisión la textura, el sabor y el grosor de los labios de Bobby.

De por sí ya eso era una experiencia única, no solo el acto en sí, sino el hecho de que sabía que tenía que darle asco… pero no era el caso. Solo le causaba… ¿Curiosidad?

Había sido hace solo un momento y sin embargo parecía algo tan lejano que sería imposible el alcanzarlo nuevamente, y eso solo añadía más dudas y más valor al suceso. ¿Por qué no le daba asco? ¿Por qué se sentía tan feliz? ¿Por qué estaba ahora acariciando sus labios en búsqueda de emular lo que había pasado?

Todas esas dudas tuvieron que esperar. Bobby se había despertado y Lincoln, si bien no estaba disgustado por lo que hizo, si seguía bastante apenado.

—¡ha-hasta que por fin despiertas! — Gritó éste a mitad de la confección de su mentira, —ya me ibas a preocupar de nuevo. Que lastima que tu salvador no está aquí para que le agradezcas.

Aun con dificultad para orientarse y respirar, Bobby consiguió sentarse y voltear hacia Lincoln, —¿Salvador? no puede ser, Linc, por favor hermano dime que fue una chica quien me salvó.

Lincoln forzó lo mejor que pudo una sonrisa culposa y respondió,—Bueno, con lo larga que era su melena ese surfista tal vez cuente como una…

—¡Aaaaagh nooooo! —exclamó el muchacho, sus manos limpiando su lengua y labios de forma frenética. La reacción sin duda le sacó a Lincoln unas cuantas risas… pero sería falso el decir que no sintió una pizca de dolor en esa misma reacción.

Antes de que el dolor fuera capaz de formar una opinión capaz de preocupar al pequeño Lincoln, Bobby surgió con una propuesta: invitar a su amigo a unos helados para así sacarse de su boca cualquier residuo de agua salada y de saliva de surfista.

Lincoln aceptó de inmediato, su mente joven y sus crecientes hormonas haciéndole más fácil el olvidar ese punzante dolor que sintió al pensar, por un breve momento, que aun diciendo la verdad Bobby podría haber tenido esa misma reacción de antes.


La mañana había dado paso a la tarde, y fuera de la charla entre Bobby y el surfista, y de cómo este último al ver las señales de Lincoln decidió por tomar para sí mismo el crédito de salvar a Bobby, poco más paso durante esas primeras horas del día.

Y ahora, buscando un cambio de ambiente, los chicos terminaron por llegar al centro comercial más cercano y buscar algo de comer antes de seguir con su día. Lo que los llevó a estar ahora dentro de un local de comida rápida; Obviamente, la decisión más sensata para chicos de su edad con poco dinero en los bolsillos y un gran apetito por satisfacer.

Bobby pidió dos hamburguesas y bebidas mientras que su amigo buscaba por un sitio donde sentarse.

—Hey bro, las pedí sin pepinillos. — dijo Bobby antes de acercarse a la mesa donde estaba su amigo y poner la comida y dos latas de soda sobre esta. —conozco estos sitios y créeme que con suerte los tomates son lo único saludable aquí.

—Gracias Bobby. —Lincoln entonces se sirvió una de las hamburguesas y empezó a comer sin segundos miramientos.

—Vaya, parece que alguien si tenía hambre. — Comentó Bobby, Lincoln le respondió con un gesto rápido y luego procedió a tomar la lata de soda que tenía a su lado y beber un largo trago.

—Y aún tengo bastante energía, ¿Qué te parece si vamos al árcade luego de esto?

—¿Estás seguro? — Preguntó Bobby con una sonrisa burlona —No quiero bajarte los ánimos luego de que te derrote.

Lincoln le lanzó una mirada llena de confianza, que lastimosamente se corrompió segundos después cuando el muchacho se atragantó con su comida. Bobby, mientras reía, preguntó por si éste estaba bien.

—Tranquilo viejo, te necesito vivo para poder jugar, haha. No pero ya en serio, ¿todo bien? — Lincoln le hizo un gesto con la mano para que se despreocupara, —que bien, por un momento pensé que te tocaría a ti ser el que se ahogue, y esta vez no habría surfista para ayudarte.

Lincoln y Bobby rieron levemente ante el chiste y prosiguieron con su comida. Luego de terminar fueron a su siguiente destino, donde reposaron su almuerzo mientras se aseguraban de que sus dedos fueran los únicos saltándose la regla de no hacer movimientos bruscos.

Probar de nuevo la felicidad que les brindaba el pasar el tiempo juntos hizo que Bobby fallara en ver la cuenta de dinero que venía usando desde la mañana, pero era algo de lo cual no podía culparse. Al no tener ningún plan por el momento el gastar su dinero en algo que podría atesorar en el futuro, como era el tiempo compartido con su amigo, era sin duda una inversión inteligente de su dinero.

Y con esa mentalidad afianzando su convicción, él y Lincoln pasaron horas dentro del árcade, pasando por cada una de las maquinas referentes a su edad y gustos, y disfrutando cada momento, excepto por un juego de rieles ambientado en un apocalipsis zombie, pues los controles estaban averiados.

Al final, solo un juego quedaba por probar, aquel en el medio del recinto y cuyas luces brillantes podían opacar los viejos bombillos de la casa del albino. La estación de juego, un dance dance revolution.

—¿Listo para presenciar los pasos prohibidos?

—Bobby, creo que estas muy viejo para siquiera poder seguir mis pasos. —Comentó Lincoln para seguirle el juego a su amigo.

Bobby sonrió y colocó las últimas dos monedas que le quedaban en la máquina. —Es nuestro último juego, así que mejor busquemos la canción más larga… y también quitemos la restricción de puntos.

—Lástima que gastamos esas otras dos monedas en esa máquina rota, —Lincoln entonces se subió a la plataforma, Booby siguiéndole poco después.

—Sí, pero no importa. Otro día podremos volver, con suerte ya habrán reparado la máquina para entonces.

La canción había empezado y ambos chicos empezaron a seguir el ritmo lento mientras sus pies se deslizaban por los botones del tablero.

—Otro día… sabes Bobby, —Lincoln volteó rápidamente hacia su amigo, — me encantaría que hubieran más días así.

—Oye, Lincoln a mi también me encanta pasar el tiempo contigo, pero no creo poder estar gastando tanto dinero a diario.

—No, no, me refería más a solo pasar el tiempo contigo. En serio, no sé cómo se me pudo olvidar lo unidos que éramos cuando me colaba a tus citas con mi hermana, haha.

Bobby entonces miró de vuelta a su amigo, la luz colorida de la maquina rebotaba en la cara de Lincoln, dejando en su piel y en el reflejo de sus ojos un aura residual incapaz de seguirle el ritmo.

Lincoln notó entonces que su amigo se le había quedado mirando, pero la música estaba empezando a volverse más compleja y rápida, y ya no podía ignorar a la pantalla.

Bobby por su parte seguía moviendo sus pies como en el inicio, su mirada estaba fija en su amigo, en cómo se movía, en el brillo reflejado en su sudor, en su cabello revoloteando al son de la canción.

Por un breve momento pensó en todas las veces que había encontrado belleza en Lori; nunca al verla ella se había sentido así, sin importar que vestido esta usara, o las noches que pasaran juntos debajo de la luz de la luna. Nunca había conseguido ver en Lori lo que estaba viendo ahora en Lincoln.

Y dentro de sí, un sentimiento nuevo había surgido, algo que iba más allá del simple gusto o la excitación, su corazón estaba golpeando con fuerza su pecho, su mente era incapaz de percibir otra cosa que no fuera Lincoln.

Ese sentimiento, de solo ser uno en el universo con alguien más… lo había encontrado.

EL GANADOR ES: JUGADOR 1— la voz de la maquina anunció al son de una fanfarrea victoriosa.

Lincoln apenas era capaz de mantenerse sus pulmones funcionando, procesar la felicidad que veía radiar de la cara de su amigo era imposible para el en ese estado.

¿Y Bobby? A duras penas había logrado volver de las nubes blancas en las que estaba, en su caso aquello imposible de procesar era el sentimiento que acababa de experimentar. Pero no era algo de lo que estaba asustado, todo lo contrario, su corazón aun latía con fuerza gracias a la urgencia de esa necesidad de entender lo que le había pasado, y de ser posible, repetir la experiencia en el proceso.

Pero para eso tendría que hablarlo, y un lugar tan ruidoso como lo era el árcade no era un buen lugar para ello, además, sin dinero para jugar no tenían mayor razón para seguir allí.

Donde sí podría encontrar un momento para hablarlo, era de camino a la playa, puesto que parte del dinero que gasto cubría el taxi que llevaría a ambos de vuelta a casa, así que tendrían que ir a la parada y esperar por un bus.

Así que, una vez que ya no había nadie cerca, Bobby limpió su garganta y procedió.

—Oye Lincoln, — su amigo volteó hacia él y por un momento Bobby maldijo al sol poniente por posar su brillo sobre la cara de Lincoln, y forzarlo a ver a otro sitio, —a-ah… quería hablar contigo sobre algo…

—Claro, dime.

—Sabes, hace un rato, cuando estábamos jugando, algo muy extraño paso… me recordó a una de las cosas que un amigo me dijo, de perderse al ver a alguien que te… gusta… demonios esto es tan raro…

—¿Eh? No entiendo Bobby, ¿a que te refieres?

—Q-que bueno, me pasó contigo, y siento que si te veo ahora volverá a pasar. Es realmente extraño y no lo entiendo, pierdo mi concentración, mi corazón late con fuerza, y algo invade mi cabeza como si hubiera tomado una bebida energética y todo se hubiera ido directamente a mi cerebro…

Lincoln se quedó callado, su cabeza girando de vuelta hacia la carretera, caminaron unos cuantos pasos más hasta que el silencio pudo contra Bobby.

—Sabía que era algo demasiado extraño. Solo olvida-

—Bobby, no creo que sea raro…

—Pero tú eres un chico.

—Bueno, sí, pero los chicos también pueden quererse el uno al otro, ¿No?.

—Ah… si cierto, hehe…—Bobby rascó su nuca, rubor rojo pintando sus mejillas, — creo que al ser todo tan nuevo para mí me desasocie un poco. Espera, ¿Entonces esto significa que me gustas?

Lincoln detuvo su marcha por un momento y sus manos vibraron por la duración de un pestañeo, —a-ahm… tal vez... ¿Qué tal si nos sentamos en la playa? Aún queda camino por recorrer y estoy algo cansado, igual el bus no llegara sino hasta en una hora.

Bobby aprobó la idea y el dúo fue hacia la costa y se sentaron en la playa. Con el ocaso haciendo su salida triunfal en el horizonte y el viento cálido relajando sus temples, Lincoln y Bobby consiguieron aminorar el stress en sus corazones lo suficiente para volver a la conversación.

—Sabes, creo que no es justo que digas algo tan privado como lo de hace un momento sin que yo dé algo a cambio, — dijo Lincoln, el cual ante la situación había encontrado una forma de expresar lo que había estado ocultando. —Quien te salvó en la mañana, no fue ese joven rubio… fui yo…

Bobby quedó perplejo ante la revelación, sus manos tocando sus labios como si pudiera encontrar alguna respuesta allí.

—Lo siento por mentirte… — Lincoln entonces se fijó en su amigo, quien seguía acariciando sus labios. —¿Bobby?

—sí, ahm. Lo siento, es solo que, recuerdo lo molesto que estaba con ese chico… pero ahora que sé que fuiste tú. No estoy molesto, ni un poco… solo más confuso que antes. —Ante ese comentario, Lincoln pregunto por una clarificación, —Viejo, no lo sé. ¿No se supone que debería estar enojado, o Asqueado al menos? ¿Cómo te sentiste tú?

—Yo, pues… al principio estaba muy asustado. Ya luego cuando volviste a respirar y me pude calmar fue que lo noté. Me había gustado, —Lincoln puso una mano sobre su pecho para así intentar mitigar la presión que sentía crecer dentro de sí. —Me gustó besarte, Bobby.

—Wow, wow Lincoln. Vamos, no saltemos a conclusiones. Tal vez solo sea una reacción, somos jóvenes después de todo. No es como si, tú sabes, quisiéramos pasar todo el tiempo contigo, o… que pueda ser yo con honestidad al estar contigo y aun así disfrutar de tu compañía… o querer mejorar junto contigo y… oh…

Lincoln cubrió su cara con las manos para no mostrar la sonrisa avergonzada que cubría su rostro.

—E-es muy lindo escuchar eso… pero ti-tienes razón, saltar a conclusiones no sería una buena idea. Aun si yo puedo sentirme igual que tú… no es como si en verdad nos gustáramos, ¿No? … —una idea había pasado por su mente en ese momento, algo que hizo su sangre hervir en sus pómulos, —n-no es como si pudiéramos intentar replicar lo que pasó.

Bobby arqueó una ceja—¿Eh? No te entiendo, Lincoln, no puedo repetir este día, ni siquiera me alcanza para poder intentar imitarlo mañana.

—No, ósea. Me refería a intentar besarnos nuevamente, no es como si pudiéramos intentarlo de nuevo…

—¡Ah yaa! — Bobby, incapaz de tomar la indirecta, cayó lastimosamente en un estado de tristeza—Si… que mal…

Lincoln ya no podía seguir intentando darle vueltas al asunto. —Bobby, —dijo antes de invadir su espacio personal, —era solo un decir, si podemos intentar.

—¿Podemos?

—¡Si!

—¿En verdad? Wow, wow, espera no sé cómo deberíamos hacerlo, tal ve-

En un arrebato, Lincoln presiono rápidamente sus labios contra los de su amigo. Tan rápido como los latidos en sus pechos, tan fugaz como el recuerdo que dejó, y lo suficientemente poderoso como para dejarlos aturdidos al terminar.

Y solo había sido un pequeño beso.

—Y si… — Los ojos de Bobby vibraran intensamente, siempre con Lincoln en la mira, aterrados ante lo inevitable: perder de vista el resto del mundo. —¿Y si probamos otra vez?

Lincoln puso sus manos sobre los hombros de su amigo, tragó saliva en un vano intento de apaciguar el sentimiento de su corazón saliendo a través de su garganta, y sus labios se volvieron a encontrar.

Un beso corto, pero con mayor intención, la suficiente para hacer que sus labios se resistieran al separarse.

—Y…—Lincoln evitó la mirada fija de su amigo antes de hacer la pregunta, —¿y si nos abrazamos? Tal vez eso ayude a confirmar.

Las manos de Bobby tenían un ligero temblor, señales de que aún tenía algo de miedo ante lo que estaba descubriendo. Pero el chico tenía más determinación por saber el significado de esa felicidad que ahora sentía por todo su cuerpo, por lo que asintió a la propuesta y rodeo a Lincoln con sus brazos.

El abrazo, en un principio tosco, se tornó más suave y cercano conforme ambos se dejaban llevar por el goce producido por el tacto entre sus cuerpos. Bobby fue el primero en dar el siguiente paso, dejando que una de sus manos se colara debajo de la camisa de Lincoln, y ganando un alarido del muchacho.

Esto llevó a Lincoln a querer besar a su amigo nuevamente. Bobby entonces lo acerco más a él, sentándolo sobre sus piernas, y esto en respuesta dio lugar a otro beso.

Y en esa toma y daca, la palabra amigo entre ambos empezaba a carecer de sentido. Las manos de ambos no podían detener las caricias que ofrecían, los besos entre ambos eran cada vez más duraderos y sus labios ya no buscaban separarse por culpa de la pena, sino por la falta de aire.

Bobby podía sentir las caderas de Lincoln moviéndose instintivamente. Sabía lo que su querido amigo necesitaba, por lo que bajo los shorts y ropa interior de este y, luego de ver que Lincoln no tenía intención de detenerlo, se subieron la camisa y dejó que el miembro de Lincoln se frotara encontrar de su piel.

Los gemidos de Lincoln le incapacitaban continuar con los besos, y el placer maldiciendo su cuerpo era demasiado fuerte como para dejarlo pensar con claridad.

Para emporar su situación, Bobby había caído víctima de los lindos gemidos que éste producía, y no pudo evitar tomarlo de la nuca y empezar a besarlo en el cuello, afianzándose con cada respiro y cada arremetida que Lincoln daba de forma inconsciente.

Pero aun con todo eso, el deseo de poder ofrecerle a Bobby el mismo placer que él estaba recibiendo era más fuerte, lo suficiente para permitirle liberar el miembro pulsante de su amigo y poniéndolo junto al propio.

El calor que irradiaban ambos era intoxicaste, y sin nada en kilómetros que los pudieran detener y con el sol dejándoles solos, ambos jóvenes se dejaron llevar por la lujuria en sus corazones.

Como dos células buscando fusionarse, así ambos se encontraban, con sus manos acariciando y jalando de la piel del otro, besándose cada que la necesidad de gemir no los detenía, frotándose hasta el punto que no les importaba las manchas que pudieran caer en sus prendas.

—Bo- bo… ah~ no. se…

Bobby atrapó al chico desde atrás y apretó sus glúteos, —Esta bien Lincoln, si- sigue así..

—B-bo… bby… aaaah~ — El chico dio sus últimas estocadas al son en el que su cuerpo se inclinaba, hasta que la presión dentro de su cuerpo estallo, cubriendo el miembro de su amigo y noqueándolo en el acto.

Lincoln había llegado a su límite poco antes de que Bobby pudiera seguirle, pero esa no iba a ser razón para que él se aprovechara del débil cuerpo de su amigo. Con cuidado de no lastimarlo, Bobby dejó a su querido amigo descansar en la arena y luego se puso manos a la obra, masturbándose con los recuerdos vividos de lo que había pasado y mirando como su amigo miraba con anhelo su miembro palpitante.

Para su sorpresa, Lincoln puso su palma sobre la punta de su polla y empezó a frotar en círculos allí. El gesto atrevido hacia contraste directo con la sonrisa afable que Lincoln le estaba ofreciendo. No podía dejar ese momento terminar con tal simpleza, quería. No. Necesitaba, estar cerca de ese hermoso rostro pistiño una vez más antes de llegar al clímax.

Y así, luego de asegurarse de que Lincoln estaba de acuerdo con ello, Bobby presionó sus labios sobre los de Lincoln, y poco después su lengua se abrió camino, dándole una grata sorpresa al pequeño albino quien recibió con gusto y un sutil gemido el gesto.

Ese último acto era lo que su cuerpo necesitó para finalmente dejar libre su semilla, la cual cayó sobre el cuerpo de Lincoln, brillando sobre su piel y manchando los bordes inferiores de su camisa.

Sin más fuerzas dentro de sí, Bobby se dejó caer a la izquierda de Lincoln, su cuerpo descansando de lado. Las manos de ambos se rozaron levemente antes de unirse cual lazo, un lazo nuevo y cuyo significado era más importante que el anterior,

Lincoln—Bobby llamó, la fatiga aun presente en su cuerpo pero nada que la sobrecogedora dicha en su interior no pudiera compensar, —prometo que haré todo lo posible para ayudarte con Ronnie cuando termines con ella.

—Gracias, hare mi mayor esfuerzo en no lastimarla. Por mi parte— Lincoln dejo descansar su cabeza sobre el hombro de su nuevo amante, —dejare que tengas algo más de tiempo para terminar con Lori, y no te preocupes, cuando puedas terminar con ella yo también estaré allí para ayudar a ambos.

El siguiente bus aun le faltaba mucho por llegar a la parada de la playa, pero honestamente, ese hecho les importaba poco a ambos chicos. Lo único que les importaba era disfrutar del momento.

Finalmente, habían conseguido alguien con quien incluso el simple hecho de existir podía ser una experiencia grandiosa.


Nota de autor: Espero hayan disfrutado. oficialmente este es tanto mi primer fic de tipo boys love como mi primera comision (aunque no fue pagada, jva se la ganó) al principio no estaba seguro de si podria con la idea de esta pareja pero me entretuve tanto escribiendolos que ahora hasta le tengo mas interes a hacer otros fics de este tipo.