Aún es invierno, la suave brisa besa su piel contrayendo sus músculos, erizando los vellos que descuidados se les han negado ser cubiertos por orgullo y porfía.
A lo largo del pasillo, lejos de la habitación de su esposo se escucha el retumbar de sus sollozos, bloqueados por su labios, abstractos. Remotamente de ser entendidos.
Sus finos dedos se aferran con devoción a una fotografía añeja, en ella se dislumbra una pequeña criatura rubia, con enormes mercurios orbitando sus cuencas y una modesta sonrisa, acreedora de su linaje.
"— Madre, déjame ir."
Sus hebras áureas cubren la mitad de su pálido rostro, tenía tiempo que no se arreglaba su cabello con un pulcro peinado y aquel aspecto digno de una señora de élite se perdía lentamente con el paso de las semanas. Largas y sombrías.
Y aunque sus lágrimas navegan libremente por sus mejillas no son suficientes, el dolor no sucumbe. ¡Cómo podría! Se pregunta ofendida por dicha idea.
Lánguida, lágrima tras lágrima marcan diferentes caminos sobre su piel, jamás se detienen. En su paranoia vagamente suena su voz, alcanza a oírlo, a él, a los estallidos de hechizos fallidos y cuerpos caídos. Oye su voz, fuerte, clara, suplicante.
Se obliga a cerrar sus ojos, necesitaba verlo. Es consciente a donde la lleva ese recuerdo.
Pasos firmes, y varita en mano. ¿Cómo fue capaz de soltarlo?
Veía como se marchaba de su lado, lo último que hizo por ella fue darle un apretón en su mano que se oponía a dejarle pero finalmente no basto.
Veía como tras de sí abandonaba sus tradiciones, sus costumbres, su casa, y su familia.
"— ¡Draco! ¡Draco regresa aquí! ¡Esa ya no es tu guerra!"
Los rugidos de su esposo aún rechinaban sutilmente entre las grietas de las efigies que adornaban su habitación.
Profundas, obscuras, frías. Justo como una reliquia.
Bajo el suplicio de su inconscia deja a un lado y con un extremo cuidado el retrato del niño de mercurio en su buró, sabe que nada arreglara su destino, pero anhela tenerlo con ella, cada ápice de su alma implora por él.
Las manecillas del reloj que cuelga contra su pared resuenan justo a tiempo cuando ella lanza la piedra.
El suspiro helado contra su nuca le advierte la llegada de su acompañante. Voltea plácida su cabeza para verlo con claridad.
Porque incluso si su única luz es el resplandor de la Luna menguante ella sonríe dulce, lo ve encantador.
— Mamá...
Su voz es ronca, su rostro pálido, y sus mercurios vacíos. Aquel cabello que alguna vez fue platino se veía opaco como el polvo.
— ¡Cielo añoraba verte! —eufórica intenta tocarlo, aunque sabe que es imposible, intenta hacerle saber que lo ama más que su vida. Sin embargo, lo único que logran rozar sus dedos es el esperado viento gélido.
— Mamá, basta —susurra el inerte rostro, fatigado de la misma rutina, del mismo descenso hacía la locura de su progenitora—. Déjame ir.
— Draco, cariño, ya hablamos de ésto. No volveré a soltarte.
Y en sus orbes zafiro la demencia se dislumbra, con recelo envuelve la palma de su mano en la mejilla inexistente de su hijo, y no puede evitar llorar.
Su corazón da un vuelco al verlo besar su frente y desaparecer lentamente, perdiéndose entre sus recuerdos, quedándose dormido de nuevo en su paranoia.
Ahora lo único que retumbaba eran los golpes de Lucius contra su puerta.
— Cissy, déjame pasar —se escucha suave la voz del otro lado de su habitación. Pero lo ignora.
El frágil narciso se tiende contra el suelo y espera paciente para marchitarse por completo.
Es tomada por los brazos del ex mortifago y asciende lejos de ahí. Mientras furtiva contempla la reliquia abandonada, oculta en la oscuridad.
— Querida, siempre he respetado tus decisiones; sin embargo, rechazo tu deseo de quedarte eternamente encerrada. Te suplico que si no te quedas por mí, hazlo por Draco.
Pero en sordeció. Y nuevamente, revivió en su memoria la batalla, y el estallido del cuerpo de su hijo en el suelo.
Nota: Literalmente es la primera vez que escribo sobre estos personajes y no sé si es mi soberbia quién habla pero siento que no me quedó tan iugh, tan repugnante como esperaba. Espero les haya gustado.
Disclaimer: Harry Potter es la serie de la novela fantástica de J.K. Rowling. Ninguno de los personajes me pertenecen.
La creadora de la imagen de la portada es @guine_evere, la pueden encontrar en ig con ese nombre.
