Sabor a Lluvia
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La habitación estaba vacía.
La música de piano fluía lentamente por el aire fresco, impregnado del sabor a petricor. Los finos y afilados dedos de Hinata se deslizaban rápidamente sobre las teclas blancas de marfil del piano, creando sonidos articulados y melodiosos.
Hinata iba a tocar siempre que podía.
Era una forma de escapar de la realidad de la vida cotidiana y crear una realidad propia, demasiado fantástica para ser real y, sin embargo, demasiado dolorosa para ser una fantasía. Era un universo suspendido de pura belleza.
Un mundo que necesitaba sus secretos, sus lados sombríos para existir.
Un mundo que se encuentra en un limbo de aire, de notas y sonidos complejos.
A Hinata le encantaba perderse en ese mundo. Y cuando esto ocurría, el tiempo se congelaba, el mundo se detenía y ella perdía la noción de todo y de todos.
Estaba tan perdida en aquella sucesión de notas que no se dio cuenta del deslizamiento silencioso de la puerta tras ella, y ni siquiera se fijó en la persona que había entrado en el aula de música.
Sasuke miraba la espalda de Hinata, podía ver cómo sus manos se desplazaban rápidamente por el teclado, de forma sedosa, símil a una caricia.
Se acercó, intentando no romper la quietud que se creaba cuando Hinata tocaba.
Fue como si todo a su alrededor se detuviera. En ese momento, no existía nada más que él y ella.
Le puso una mano en el hombro cubierto por su uniforme escolar y sintió su sonrisa, sus labios apenas se movieron.
Los deliciosos labios rojos se dibujaban en una sonrisa apenas perceptible, y sus ojos cerrados veían algo que le estaba prohibido.
A Sasuke le parecía hermosa.
Deslizó una mano por su mejilla, acariciándola suavemente, sintiendo cómo los músculos se agitaban bajo sus dedos.
La vio sonrojarse poco. A él le encantaba eso en ella.
Hinata se volvió hacia Sasuke. Abrió los ojos. Y se perdió en la obsidiana de los iris de Sasuke. Ella le dejó hacer lo mismo, permitiéndole penetrar en el núcleo de la blancura absoluta de sus ojos.
Le encantaba esa sensación. Sentía que estaba desnuda ante él, pero le fascinaba permitirle que la descubriera. Y ella sabía que al dejarla navegar por sus ojos negros, él estaba haciendo lo mismo. Permitiendo a Hinata revelar sus secretos.
Era un consentimiento tácito para conocerse, para amarse en silencio.
Hinata se puso en pie, sin renunciar a su juego de miradas, que buscaban y finalmente se encontraban.
Hinata y Sasuke se encontraron frente a frente. Las manos se rozaron, buscándose, vibrando en el aire antes de encontrarse, enlazándose y apretándose. Sus rostros se acercaron lentamente, mientras la melodía de sus corazones palpitantes llenaba el aire junto con suaves suspiros y respiraciones aceleradas. Saboreando esa sensación de anticipación, de dulce agonía, antes de unir sus labios en un juego de besos, de sonidos líquidos, de pequeños mordiscos ávidos de sentir al otro, de lenguas buscándose.
En un beso había de todo: pasión, fuerza, dulzura. Un beso articulado y sencillo a la vez.
Comerse la boca sabía a lluvia y rocío, a días tormentosos, a dulce amargura y delicada tristeza. Tenía el aroma de lilas acariciadas por el sol, de las risas, de las sonrisas y de la felicidad mezclándose a la perfección, porque cada uno de esos elementos era complementario del otro, casi dos mitades de un mismo todo que por fin lograban coincidir con la parte legítima que faltaba.
Esa sensación de plenitud y sus olores los envolvieron, encerrándolos en un pequeño capullo cálido y dulce.
Ese momento se detuvo para saborear esa fragancia.
El resto del mundo puede esperar.
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Francisvict, Kislev, genesis y Adkin. Agradezco sus review en Día de Mayo.
Gracias por leer! :)
