Dr. Stone no me pertenece, es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

Advertencias: Insinuación de emparejamiento Senhaku, Ooc (personajes fuera de carácter), Universo semi Alterno y OC.


Shot. Sin salida.

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—Quiero ver a Byakuya.

Senku dejó a un lado el pequeño y frágil dispositivo que estaba tratando de desarmar y encaró al intruso que se atrevió a invadir el laboratorio. El lugar que no había abandonado en un largo tiempo.

Su pequeña prisión.

—¿Escucho acaso una exigencia? —Xeno esbozó una sarcástica sonrisa mientras se acercaba a la mesa, junto a Senku—. Te recuerdo niño, que no estás en condiciones para exigir nada. —El científico enfatizó despectivamente en la palabra "niño" para dejar en claro el estatus entre ambos.

Y en todo caso, para marcar la diferencia de poder que ejercía sobre Ishigami Senku, quién a pesar del respeto y el reconocimiento por su diligencia y dedicación por la ciencia, ante los ojos de Xeno no era más que un chiquillo caprichoso sin visión objetiva y ambiciosa en el mundo.

A decir verdad, fue una verdadera lástima que los ideales de Senku no se alinearan a los de Xeno. Está de más decir que ese pequeño e insignificante detalle le decepcionó al científico estadounidense.

—Podrás verlo cuando me des la información que necesito —Xeno tomó el pequeño objeto entre las extrañas extensiones que emulaban unas garras, inspeccionándolo con cuidado—. Veo que todavía no has podido desarmarlo.

—Es la quinta muestra, todas las demás se rompieron cuando intenté abrirlas —Senku señaló la pila de piezas rotas acumuladas en el extremo opuesto de la fría mesa de exámen—. Si bien no he podido abrir el dispositivo sin romperlo, he podido extraer algunas piezas al azar, y lo más importante es que todas contienen una piedra ennegrecida en su interior.

Xeno extrajo el gijarro para examinarlo más de cerca.

—Sin embargo, otros fragmentos no presentan esta característica, por lo que pude determinar que lo que se encuentra en el interior de las Medusas son…

—Diamantes. —terminó Xeno.

—Diez mil millones de puntos para usted Dr. Xeno.

Senku le indicó al hombre que mirara por el microscopio donde se encontraba uno de los diamantes extraídos con éxito del extraño dispositivo.

—Los diamantes ennegrecidos tienen diferentes patrones debido a la exposición de calor a los que fueron expuestos, pero los que se conservaron intactos presentan grietas en la superficie.

—¿A causa de la exfoliación? —Xeno apartó la mirada del microscopio, se percató de las pequeñas imperfecciones en las intersecciones del diamante que se unían con el centro—. Son pequeñas pero ahí están.

Senku asintió concediéndole la razón.

—Es sólo una hipótesis pero tal vez los diamantes son una especie de batería para los dispositivos, Joel corroboró el hallazgo de circuitos integrados de un material parecido al cristal o algún otro mineral en la autopista del mecanismo.

Los ojos de Xeno prácticamente se iluminaron ante la reciente revelación, su objetivo estaba cada vez más cerca. Tal vez los dispositivos que Senku nombró como "Medusas" -absurdo nombre por cierto- aún no funcionaban, pero si lo que decía era cierto, entonces sólo necesitarían replicar la fuente de poder para hacerlas funcionar.

Sólo había visto a una funcionar, pero fue suficiente para tomar la decisión de querer apropiarse de tal poder. Y lo haría, conseguiría la mejor arma jamás creada para sus fines, sin importar el precio ni los métodos o medios para cumplir su objetivo.

—Si conseguimos un diamante libre de imperfecciones entonces podremos activar el dispositivo. —No fue una pregunta sino más bien una aseveración.

—Posiblemente.

En el pasado, tal descubrimiento hubiera emocionado a Senku, sin embargo ahora el conocimiento de sus hallazgos le revolvieron el estómago. La expectativa del uso de dicho artefacto fue catastrófica debido a la negligencia de los ideales del hombre al que una vez admiró y fue prácticamente su mentor.

Xeno era un hombre brillante pero con intereses egoístas y déspotas debido a su rechazo de la ética y moral en la ciencia.

—Ahora que ya te di lo que querías, quiero ver a Byakuya. —insistió.

A pesar de la expresión en blanco de Senku, su tono le dijo a Xeno que estaba comenzando a perder la paciencia.

El científico lo miró, reconociendo en el joven la desesperación oculta en su fachada fría e imperturbable.

—Claro —Xeno esbozó una sonrisa sarcástica—. Le diré a Stan que traiga a tu pequeño cachorro.

Internamente, el hombre se sirvió de la preocupación que Senku dejó entrever por un pequeño lapso de tiempo al mencionar el nombre de Stanley.

—Si Stanley le hace daño…

—¿Vas a hacer qué Senku? —No lo dejó terminar—. Te repito que no estás en condiciones para amenazar o exigir nada. Y en todo caso ¿Qué harías? No puedes ni siquiera defenderte por tu cuenta y, claro… ya no tienes a esa encantadora mujer para que te defienda o peleé por ti.

El joven le envió una venenosa mirada a Xeno mientras una punzada de dolor se instalaba en su pecho ante la sola mención de Kohaku.

—Stan no le hará nada a tu hijo en tanto sigas cooperando con nosotros. Este es un enorme descubrimiento para la humanidad, pensé que estarías extasiado por algo como esto.

—Lo estaría si no tuvieras esa estúpida idea para someter a la humanidad en vez de usar a la Medusa para lo que fue realmente creada. —Una fingida sonrisa tiró de los labios de Senku.

"Y si no tuvieras a mi familia cautiva". Terminó en su mente.

El semblante de Xeno se oscureció de inmediato, odiando el tono de reproche en las palabras de Senku. La sola idea de usar la Medusa como un medio para ayudar a una sociedad llena de mentes limitadas y obsoletas le repugnó. La ciencia no necesita a sujetos que limitaran su avance con prejuicios moralistas e hipócritas.

—Es decepcionante oír esas palabras Senku, tú y yo podríamos haber logrado grandes cosas, pero te detiene ese absurdo pensamiento moralista… realmente tenía expectativas puestas en ti, una pena.

—No me interesan ni un milímetro ese tipo de ofertas ni tus argumentos de un mundo ideal basado en el sometimiento de los débiles mentales, como tú los llamas —desestimó Senku con un tinte de sarcasmo y molestia impregnando su tono—. Maldita sea, sólo déjame ver a mi hijo.


—Hice esto para ti.

El pequeño le entregó a Senku una hoja de papel. Observando a detalle, el joven reconoció el dibujo simple de un cohete con un montón de estrellas a su alrededor. Quizá no fue perfecto ni la mayor obra de arte creada por el hombre o en este caso, por un infante, pero tenía el valor sentimental de un regalo hecho por su hijo.

Si alguien le hubiese dicho a Ishigami Senku en el pasado que se conmovería tanto por un garabato dibujado no menos que por su descendencia fruto de la relación con la mujer de la que él en contra de toda lógica y pronóstico se enamoró, se habría reído a carcajadas de esa persona por tan absurdo e insensato comentario.

No obstante, lo que antes fue un pensamiento con la fuerte convicción de ilógico, innecesario y problemático, ahora era una realidad innegable y la causa de su cuestionable situación.

—Es como el que lanzamos en el aniversario del abuelo.

La mirada del pequeño Byakuya se fijó en en el suelo, observando con insistencia sus zapatos, duró apenas un momento antes de enfocar nuevamente los ojos en el rostro de su padre.

No fue difícil para Senku notar el rastro de aflicción en los ojos azules de su hijo al mencionar al hombre por el cual debía su nombre. El niño convivió lo suficiente con el mayor de los Ishigami antes del accidente que le costó la vida al astronauta dos años atrás.

—Lo voy a guardar con los demás dibujos. —aseguró Senku, revolviendo el prolijo cabello rubio, casi blanco como el suyo, del niño e ignorando el leve gruñido de molestia de éste ante tal acción.

Byakuya invertía al menos unos quince minutos en arreglar lo mejor posible el desastre de cabello que había heredado de sus padres. Para un niño de 6 años, casi 7 -en palabras del chiquillo-, representaba toda una odisea.

—El tío Stan me dijo que sería buena idea regalarte estos dibujos. —Una sincera sonrisa se plasmó en el semblante del niño ante la idea de alegrar aunque sea un poco a su padre y recompensarlo por tan arduo trabajo.

Sin mentir, el pequeño echó de menos pasar tiempo de calidad con su padre. Las charlas animadas sobre cualquier artefacto, hecho o dato que difícilmente él logró comprender; las noches de desvelo observando o ayudando a Senku a armar otro de sus impresionantes cohetes o realizando cualquier tipo de pruebas y experimentos, se redujeron al recuerdo anhelante de un pasado distante.

—Él no es tu tío. —Senku le envió una dura mirada a Stanley por inculcar tal idea en el niño, el militar simplemente se limitó a corresponder con una ladina sonrisa de suficiencia—. Xeno ¿Podrías darme cinco minutos a solas con él? —a pesar de sus palabras, enfocó toda su atención al niño y no a su antiguo mentor.

Xeno rió por lo bajo ante la petición, Senku tenía el atrevimiento de hacer exigencias como si en realidad tuviese el derecho.

Sí ¿Por qué no? Su buen humor por el avance en la investigación con la Medusa predispuso la indulgencia para conceder tal capricho.

—Cinco minutos Ishigami, ni un minuto más —le hizo una señal a Stanley para que acatara la orden implícita de salir, pero antes de secundar a Stan, acarició el cabello del niño—. El tío Stan y yo estaremos esperando ahí afuera, tu padre aún tiene trabajo por hacer pequeño, así que no lo demores. —Su filosa garra bajó un poco más, hacia una de las mejillas del chiquillo y siguió su camino con delicadeza hasta apartarse por completo.

Sin perder detalle de las acciones de Xeno, Senku se interpuso entre ambos al comprender que dicho contacto sólo era una amenaza tácita en el supuesto de desobedecer sus órdenes. Se sintió patético al no poder proteger a ese niño de las intenciones del hombre y por haberlo arrastrado junto a él a ese pequeño infierno.

Habló una vez que se aseguró por completo de que Xeno había abandonado el laboratorio.

—Escucha con atención Byakuya, nos iremos pronto de este lugar —Senku se acercó al niño y se puso de cuclillas para poder estar a su altura—. Tienes que ser cuidadoso ¿Entiendes? No confíes en Stanley y Xeno.

Inspeccionó al niño en busca de algún indicio de maltrato, una herida o cualquier golpe, para su alivio no encontró nada.

—Pero el Tío… —Byakuya se interrumpió cuando se dio cuenta de su error y al ver fruncir las cejas de su padre ante la sola mención—. Stan me trata bien, incluso me ha llevado al campo de tiro para ver sus entrenamientos, me dijo que si me porto bien me enseñará a disparar y podremos entrenar juntos.

Una alarma se encendió en la cabeza de Senku ante la idea de Stan, un arma y su hijo en tiempo y espacio simultáneos.

—¿Xeno los acompaña?

—La mayoría de las veces, aunque cuando no puede, envía a la señorita Luna con nosotros.

Al menos la mención de la presencia de Xeno y Luna con el maniaco de Stanley tranquilizó a Senku, de los dos, Xeno era el que mantenía a raya a Stan cuando su instinto asesino salía a flote.

—Y también… —continuó el niño, titubeando por lo que iba a decir a continuación—. El Dr. Xeno me ha dejado visitar a mamá.

La noticia fue una sorpresa para Senku, tanto, que le hizo ponerse de pie casi de inmediato. No ha visto a Kohaku desde hacía un par de meses.

—¿Has visto a tu madre, hablado con ella? —quiso saber.

El niño se removió incómodo por las cuestiones de su padre. Señal de que algo no estaba del todo bien.

—La he visto, sí. Pero no he hablado mucho con ella. El Dr. Xeno dice que pronto encontrarás una cura para su enfermedad —de nuevo el anhelo brilló en la mirada del niño—. Es por eso que estamos aquí ¿Cierto? Estás trabajando muy duro para encontrar una cura para mamá.

El corazón de Senku se estrujó con violencia en su pecho y el odio brotó hacia el culpable de dicho malestar, no hacia su pequeño, quien sólo era una pieza más en el retorcido juego de ajedrez de Xeno.

Esa era la mentira que el científico le dijo al niño para justificar su presencia en el complejo de edificios que comprendía el centro de investigación en el que los tenían a él, a Senku y a Kohaku cautivos.

Xeno quería el poder de la Medusa para usar como arma ante la humanidad y forzarlos a proclamarlo como su absoluto gobernante. El sueño tiránico de un hombre con hambre de sumisión y poder ante las masas.

—Si —mintió con respecto a las palabras de Xeno—. Pronto los sacaré a ti a tu madre de aquí. —prometió.

Tenía un plan, pero para ello necesitaba seguir trabajando en la Medusa y hacerla cien por ciento funcional. Una vez que consiguiera un diamante sin imperfecciones podría utilizar el dispositivo de petrificación contra Xeno, Stanley y todo su equipo para escapar de ahí junto a su esposa e hijo.

La puerta se abrió cuando Xeno ingresó de nuevo para llevarse al niño.

Senku le envió una mirada significativa a Byakuya antes de que Stanley lo tomara de la mano y lo sacara del laboratorio. Los puños de Ishigami se apretaron con impotencia, el consuelo de la hoja que todavía yacía sobre la mesa fue suficiente para apaciguar el molesto sentimiento.


Una semana sin saber nada de Byakuya, Senku le pidió a Luna que en la medida de lo posible, le informara sobre el niño. Fue una suerte que ella y Joel decidieran ayudarlo en sus planes.

—Me siento muy indulgente —Xeno guió a Senku por el largo pasillo de un sector del complejo que hasta entonces era desconocido para él—. He decidido recompensarte por tu excelente trabajo.

Xeno parecía genuinamente de buen humor, Senku consideró que quizá se debía a la producción de diamantes en la que estaban trabajando esa semana. El primer pensamiento que cruzó por la mente del joven fue que tal vez Xeno estaba llevándolo con Byakuya de nuevo. Lejos de ser una recompensa, las visitas de su hijo eran sólo un medio de chantaje y manipulación. Y funcionaban.

—¿Dónde estamos? —indagó. Caminando a la par del extravagante científico.

—Sector 19, específicamente unidad médica.

Senku se extrañó ante tal información.

—Pensé que querrías ver a… ¿Cómo es que la llamas? —Xeno lo miró de soslayo con una mueca torcida en algo parecido a una sonrisa—. Ah si... tu "Leona".

Dejó de caminar en el instante en el que las palabras abandonaron la boca de Xeno. ¿Acaso escuchó bien?

—Nunca creí posible o al menos no consideré que fueras del tipo de persona al que le gusta la mierda sentimental de los sobrenombres amorosos —Xeno levantó una ceja en incredulidad—. Es un poco patético y para nada elegante. Realmente me tragué tu discurso sobre lo problemático e ilógico de las relaciones.

Xeno instó a Senku a seguir caminando y éste simplemente dignificó el comentario del científico con el silencio. Tragándose su propio orgullo al reconocer que el hombre tenía razón al menos en ese punto. El Senku Ishigami del pasado y el del presente eran dos personas muy diferentes.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Senku cuando ambos llegaron a su destino, y se dio cuenta de las intenciones de Xeno. Sólo una delgada ventana de cristal separó a Senku de Kohaku.

—¿Qué fue lo que le hiciste? —se acercó a la ventana para poder ver mejor y lo que encontró no le gustó.

La habitación estaba casi vacía salvo por una cama, una mesa y dos sillas predispuestas una frente a otra en los extremos opuestos. Kohaku estaba sentada en el borde de la cama mirando un punto fijo en la pared… totalmente desconectada de su alrededor.

—Pero ¿Sabes qué? Tus sentimientos ilógicos fueron los que me dieron esta oportunidad. De no ser por tu pequeña familia nunca habrías aceptado cooperar conmigo.

Sí, fue verdad. De no ser por la amenaza hacia Kohaku y Byakuya, él jamás habría aceptado tal colaboración. Aún si la premisa de un descubrimiento asombroso estuviera en juego, la respuesta seguiría siendo un "no" debido a los intereses egoístas.

—Entra, ella está esperándote. —Presionó el pulgar sobre el lector digital para abrir la puerta con su firma genética.

Hubo algo en la extraña sonrisa de Xeno que a Senku no le gustó, un mal augurio. A pesar de ello, ignoró la repentina y misteriosa actitud del sujeto. Algo en su interior estaba gritando que declinara la oferta, pero otra parte de él, ese lado ilógico le dijo que al menos quería volver a mirar esos hermosos ojos y asegurarle, tal como lo hizo con su pequeño cachorro, que todo estaría bien y que pronto la pesadilla acabaría.

Cuando entró a la habitación y ella lo miró, Senku comprendió el motivo de la torcida sonrisa que Xeno le dedicó apenas minutos atrás.

—Leona. —La llamó, albergando la esperanza de que ella al menos respondiera o le gritara por usar ese molesto sobrenombre como de antaño.

No sucedió.

Los ojos azules antes llenos de vida, ahora reflejaron la frialdad de un cascarón vacío. Cualquier rastro de calidez y amor se esfumó para dar paso a la rabia, el odio y también al dolor.

La esperanza murió entonces.

Kohaku lo reconoció como el enemigo.

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Fin.

N/A:

No sé de dónde salió esta cosa pero no me resistí a escribirla… es muy confusa pero meh.

Es un semi UA así que me tomé la libertad de poner a Senku tan Ooc como pude XD lo siento. Sé que hay poquito Senhaku pero básicamente el shot está centrado en el punto de vista se Senku y la manipulación de Xeno u.u

¿A quién engaño? :v

Honestamente sólo era un pretexto para escribir algo con Xeno… gracias CGadel por la influencia XD

Disculpen las faltas de ortografía y redacción que pueda tener… mis dedos son muy torpes escribiendo en el teclado del celular y la dislexia no ayuda mucho en la revisión XD

Nos vemos en la próxima y agradezco de antemano a quienes le den una oportunidad a este shot…