-Hello everybody:

Bueno, antes que nada, tengo que aclarar. Decidí reiniciar este fic por algunas razones.

La principal es que mi computadora anterior se quemó con todo y disco y pues no tenía respaldos de esta historia completa.

Segundo y más importante: La manera en cómo estaba construyendo la versión anterior, no terminó de convencerme ya que, en su gran mayoría, eran ideas muy apegadas a los borradores, (los cuales eran una basura en comparación a lo que ya tengo planeado, bueno que digo, ocurrió hace 2 años, un error garrafal. Ahora he mejorado drásticamente y hasta escribí un libro que espero vea la luz algún día.)

Me di un tiempo para repensar bien el cómo quería escribir este fic, y no como si pareciera un guion, ya que pensaba en que sería más digerible, pero no lo fue incluso para mí :P. Así que me dije a mi mismo "Vamos a hacerlo chingón esta vez y darle un final."

Por esa razón será resubida completamente. Quise hacer este Fic como continuación directa de Kung Fu Panda 3, un poco más oscura, tal como lo fueron las dos primeras (o quizá más); Yyyyy… Sí, lo sé, tengo un enorme tiempo sin actualizar, pero es por cuestión de trabajo y otros proyectos, tampoco tuve mucha motivación en estos tiempos, ya saben muchas cosas pasan, experiencias que no imaginas que ocurrirían, cambios y cambios de residencia, etc. Escribir es difícil, tener ideas, pienso yo que, lo, es más, pero todo se puede con algo de dedicación y cariño, recalco que no pienso dejar en el limbo ningún Fic, para nada.

Posdata: En lo personal me quedó con la trilogía original, imaginándome cosas que me gustaría que sucedieran XD (imaginemos cosas chidas.)

Sin más por decir, espero les guste.

Disclaimer: Kung Fu Panda y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de DreamWorks y sus respectivos autores.

Prologo

La luna se mantenía en su punto máximo, aluzaba todas y cada una de las calles en aquel pequeño poblado, los adultos, los niños y hasta los viejos, la pasaban de maravilla cada esplendida noche; reían y se divertían durante el festival que solo ese pueblo tan apartado de la de la sociedad y que, por tradición, solo ellos solían elaborar.

Un pequeño grupo de niños, conformado por un gansito, un cerdito y una conejita, se hallaban jugando con una pelota delante de un bosque, alegres por el ambiente y energéticos como cualquier niño.

—¡Vamos Ming lánzala! —le dijo el gansito a la conejita quien, desconfiada, dudó en lanzarla.

—¡Vamos Ming la noche aun es joven y no quiero que sea eterna solo por un lanzamiento! —le dijo el cerdito a manera de burla. La conejita lanzó la pelota con tal fuerza que terminó por rebotar contra un muro e introducirse en el bosque cercano—. ¡Oh por un demonio, lo que faltaba! Quo, ve por ella —Le pidió al gansito, quien rechazó alegando que debía ir quien lanzó y por consecuente, perdió la pelota.

—P-pero, está oscuro allí —pronunció ella con cierto espasmo.

—¿No me digas que le tienes miedo al bosque?, vamos, te esperaremos cerca… —La conejita trago grueso y con valentía, ojos cerrados y corriendo se introdujo en la oscuridad del bosque. Devolvió la vista hacia sus amigos quienes aún la veían de brazos cruzados, a escasos metros de ella, el gansito al verla recitó sonidos de gallina.

La pequeña poco a poco aceleró el paso y se adentró aún más. Buscó entre la maleza sin éxito alguno, no veía nada por los alrededores.

—¡Niños es hora de comer! —Les gritó una cerdita de mayor edad desde una casa, por lo que ambos niños acudieron dejando a la conejita sola y asustada en el bosque. Sin saber dónde estaba realmente caminó por un rato más.

—¡Tui, Shiin, ¿Dónde están! —Continuó caminando hasta que, por fin, encontró la pelota y alegre fue a recogerla. El problema ahora radicaba en que desconocía su paradero, pensaba en que si olfateaba los alimentos de la plaza regresaría, sin embargo, una figura habló a sus espaldas.

—¿Te perdiste, pequeña? —preguntó una voz masculina, decrépita como la de un viejo fumado.

La conejita se giró para ver al dueño de aquella espeluznante voz, un Lobo Gris de harapientas ropas negras, tuerto del ojo izquierdo. La conejita se asustó al verlo vestido así, parecía uno de esos monjes adeptos a la magia negra de los que tanto solían hablar los ancianos y que presumiblemente se esconden en las montañas cercanas.

—No te asustes, soy inofensivo, mira… —amablemente le mostró su ante brazo derecho, todo carcomido de la piel y el pelaje, con una placa de metal adherida. La chiquilla gritó con fuerza al verlo y salió corriendo.

—¡No, espera! — trató de tomarla, pero la pequeña ya había salido despavorida a toda velocidad del bosque y aun sin saber el camino.

Regresó con aldeanos cercanos, esto la vieron llorando.

—¿Que ocurre niña? —Preguntó un conejo mayor.

—¡Un monstruo!, ¡un monstruo en el bosque! —El conejo miró hacia el bosque consternado.

—Busquemos a tus padres… —dijo aun sin dejar de mirar hacia los árboles.

Dentro del bosque y escondido entre la maleza, el tipo miraba con cautela, acechando desde el claro oscuro de los árboles. Miro al cielo, a la luna brillante; con ello se dio cuenta que comenzaba a ponerse más brillante de lo normal.

—¿Otra vez asustando niños?, ¿Wu Dan? —dijo una voz femenina desde lo más profundo de la oscuridad, Wu Dan volteó, pero no vio a nadie.

—No trataba de asustar a nadie, y lo sabes… —detrás de él y de entre la oscuridad, emergieron un par de ojos azules, que destilaban una especie de aura roja a su alrededor haciéndolos ver como un par de antorchas.

—¿Ya has encontrado lo que te pedí? —Wu Dan le mostro una pequeña bolsa con 3 piedras preciosas, Azul, Roja y Amarilla—, perfecto ¿y la última? —A Wu Dan le recorrió un escalofrió al escucharla.

—Ah… sí, eso, veras, he hecho todo lo posible para encontrar la piedra faltante, pero por más que he buscado no he tenido éxito. He inspeccionado cada rincón de China, cada valle y ciudad y no he dado con ella aun… —La figura aplastó sus palabras con la mirada.

—No dispongo de mucho tiempo, Wu Dan, necesito esa piedra lo más pronto posible para comenzar con la segunda fase de mi plan —Caminó por un sendero arriba del bosque y el la siguió— Manda a tus esbirros para que terminen el trabajo, no me importa que, quiero esas piedras —masculló con autoridad.

—No te decepcionaré, total es la deuda que tengo contigo —Ella sonrió entre la sombra de su capucha al escucharlo. Wu Dan sacó una cadena con esferas de color purpura, su ojo bueno brilló y destiló el mismo color—. Vayan, pequeños engendros, vayan y busquen la piedra faltante, ¡no vuelvan hasta que las encuentren! —lanzó la cadena al aire y de esta emergieron 8 diminutas gárgolas purpura del tamaño de gallinas.

Las gárgolas se fueron volando por el cielo sin detenerse y con el objetivo de cumplir la misión impuesta por su amo.

—Por lo menos tus esbirros me traerán algo… —mencionó con sorna, Wu Dan entrecerró el ojo en completa ofensa—. Dame las piedras —el lobo obedeció, la presencia salió saló de entre la oscuridad de los árboles, al parecer se trataba de una felina, traía una capucha mugrosa que solo dejaba a la vista su cola rayada y parte de sus garras de los pies, saltó de manera ágil y sorprendente hacia una pequeña colina, su acompañante la siguió para ver qué haría—. Veamos si estos huesos siguen siendo fuertes.

La felina rompió las gemas, absorbió su poder en un collar con 4 colores, las 3 primeras franjas, amarilla, roja y azul, se apagaron, dejando la franja verde vacía. Comenzó a mover su mano al aire, estaba envuelta en una especie de energía oscura. Wu Dan miró al cielo, sorprendido por como las nubes ennegrecían; tapaban la luna y una tormenta de gran magnitud hacía acto de presencia, relámpagos y lluvia que tomaba intensidad con el paso del tiempo. El agua comenzó a subir, inundando el pueblo cuesta abajo. Lejos la gente gritaba alarmada, el cielo estaba colorándose de un azul brillante, dándole el aspecto de que nunca anochecería ni amanecería de nuevo.

—¡Vamos todos a las colinas! —gritó un jabalí a toda la gente del pueblo. En la lejanía podía apreciarse la lluvia descender como una creciente ola desde el cielo, inundando todo a su paso, probablemente también se llevaría otros poblados cercanos.

El lobo miró aterrorizado el caos que, con altas probabilidades, acabaría con la vida en ese lugar, la misteriosa figura, pareció sonreír con satisfacción bajo la capucha que cubría gran parte de su rostro.

—Increíble… —pronunció estupefacto.

—Poder de semejante magnitud, podría tenerlo cualquiera, Wu Dan —Interpuso desde su lugar—. Sin embargo, creo que aquellos que lo buscan, están condenados a vivir como esclavos del mismo —Wu Dan tragó grueso al escuchar, veía como los pobladores huían despavoridos hacia las montañas mientras gritaban—. Vámonos…

—No tuviste por qué hacer eso —reclamó ya a su par, ella se giró a con total serenidad, el simplemente se limitó a mirarla a la cara.

—Mhp, lo sé… Solo quería estar segura de no estar oxidada… —Dicho aquello, río por lo bajo, como si de verdad nada de lo sucedido le importará en lo absoluto; ella era sádica y despreocupada, y su acompañante lo sabía perfectamente— Oogway, siempre deseó que sanara, pero pensar en las miserias que azotan este triste mundo, y que por ende destrozaron mi ser, toda la vida me han hecho repensar que es lo que realmente quiero… Por qué lo quiero y cómo lo conseguiré. Pagará muy caro el haberme subestimado —Un relámpago alumbró su persona, en efecto se trataba de una felina, una tigresa albina con una notable cicatriz recorriendo el pómulo izquierdo y mandíbula; con una mirada vil y sin sentimiento, cuya aura que emanaba de ella aún bajo la lluvia, no hacía más que imponer su ya de por sí temible presencia.