Capítulo 1: Empieza la leyenda

New Bark Town, Johto, 2 de junio de 2021.

La pequeña ciudad es destacada por ser el lugar donde los jóvenes entrenadores obtienen su primer Pokémon de las manos del Profesor Elm, siendo el único requisito que cumplan con la edad requerida para ser responsables de cuidar una criatura de bolsillo.

Con la llegada de un nuevo lote de Pokémon iniciales, el Profesor, con ayuda de su asistente, empezaron a entregar las criaturas a los recién entrenadores y a su vez indicaban a los padres de familia algunos consejos para el cuidado de estas. La gran mayoría de ellos acataban con mucha atención lo dicho por el profesor, aunque hubo uno que otro padre que solo quería que su hijo tuviera el Pokémon y largarse de ahí lo más pronto posible.

Al cabo de unas horas solo quedaba una Pokéball en el laboratorio y el Profesor Elm le dejó el encargo a su asistente debido a que él tenía que asistir a una plática virtual en la Academia donde él se recibió como Profesor.

—Ya sabes cómo se maneja todo esto ¿Verdad? — dijo el Profesor a su asistente mientras recogía su maleta.

—Claro, es mi segundo año haciendo esto, no hay nada que preocuparse Profesor. — respondió el joven asistente al acomodar algunas cajas del laboratorio, ya que era muy común de que su mentor dejara el lugar hecho un desastre.

—Vuelvo en la noche, cuídate.

El Profesor salió del laboratorio con bastante prisa, dejando al joven con cierta libertad de hacer lo que quisiera, por ello buscó la tesis de su mentor para seguir avanzando en su propia investigación.

El trabajo de Elm radicó en la investigación de los huevos Pokémon, una búsqueda de cómo diferentes especies de Pokémon son compatibles para crear una cría igual a la madre. Al estar hojeando la tesis, el joven recordó a quien tenía que recibir, para ello tomó su celular y buscó la lista de los nuevos entrenadores.

—Ion Strife… Suena extranjero…— El joven miró la hora de su celular y vio que eran cerca de las cinco de la tarde. — Creo que se le olvidó. — Ante esa conclusión, el asistente retomó su lectura.

Aeropuerto internacional de Goldenrod, ocho horas antes.

El avión de origen de Hoenn hizo su aterrizaje sin problema alguno, entre los pasajeros destacó un joven de vestimenta demasiada atractiva, de una gabardina amarillo opaco con acentos negros en los bordes de la manga y cuello, un pantalón color hueso que hace resaltar el cinturón negro que en los costados traen unos bolsillos pequeños. El joven trae unas zapatillas deportivas color blanco que a lo lejos se ven bastante gastadas, aunque cómodas. Lo único que desencaja en ese atuendo es el sombrero de safari color camuflaje.

El joven se acercó al oficial para entregarle su pasaporte y este se quedó mirando tanto la foto como al foráneo.

—¿Razón de su visita joven Strife?

—Vengo a retar a Red. — respondió con gallardía el joven.

—Lo dejaré como turismo. — El oficial selló el pasaporte para entregarlo al extranjero.

Con toda la burocracia hecha, Ion salió del aeropuerto para llamar a un taxi, el cual llegó de inmediato. El joven tomó asiento en la parte trasera del vehículo y sacó su celular para encontrar la ubicación de su destino.

—Me lleva a New Bark Town— Le pidió Ion al conductor.

—Oye niño, es algún lado en Goldenrod o mejor bájate. — respondió con molestia el dueño del taxi.

—Si te ofrezco…— El joven sacó su billetera. — Ochocientos dólares para que me lleves hasta ahí, ¿le entras? — El taxista se quedó perplejo al oír la cantidad de dinero que le estaba ofreciendo. — Un mil si llegas antes de las cinco de la tarde. — Ion le entregó un poco más de la mitad de lo que le prometió. — Andando.

Sin pensarlo dos veces, el taxista empezó su viaje hasta la pequeña ciudad a gran velocidad, a lo que Ion aprovechó para apreciar la vista de la región que acaba de llegar, que, a diferencia de su lugar natal, aquí no se siente agobiado por el calor ni la necesidad de estar tomando agua cada cinco minutos.

El joven apreció las diferentes criaturas que yacían en las copas de los árboles, Pokémon que nunca había visto y que estaba deseando llegar a conocerlos más de cerca, o inclusive que formaran parte de su equipo legendario, tal cual lo llamó. Así como buen turista, tomó las fotos necesarias para saber dónde tenía que pararse para que cuando llegue el momento le sea más fácil su viaje.

Sin importarle lo que pudiera pasar a la integridad de ambos, el taxista llegó antes de la hora prevista, a lo que Ion cumplió con su promesa de pagarle el resto al conductor y un poco más por los inconvenientes.

—¿No tienes un número? Quien sabe si necesite de nuevo tus servicios. — comentó con una sonrisa Ion, pero el taxista no respondió y se marchó del lugar. — Solo dilo y ya viejo.

El joven sacó su celular para buscar la dirección del laboratorio del Profesor Elm, el cual no estaba tan lejos de su ubicación actual, así que sin perder más tiempo empezó con su andada. Ion se quedó mirando lo muy tranquila que es la ciudad, nada de ajetreo ni de sonidos molestos de una ciudad, solamente el sonido del viento que rozan los árboles y uno que otro sonido de un Pokémon que para los ojos del joven eran completamente nuevos.

—Creo que se le olvidó…— comentó el asistente del Profesor al retomar su lectura, pero el sonido de la puerta que se estrelló contra la pared lo alertó de inmediato y provocó que se cayera de su asiento.

—¡Ion Strife llegó a dominar esta región! — El joven foráneo hizo su entrada triunfal al caminar con los brazos abiertos.

—Espera… ¿dijiste Strife? — El asistente se levantó del suelo acomodándose sus lentes.

—He llegado desde muy lejos para cementar mi nombre como el entrenador que hará que Red llore por su mamá. — continuó Ion con su discurso introductorio. —Así que Profesor Elm, usted tendrá el honor de entregarme mi primer Pokémon para hacer mi primer paso a crear mi leyenda en Johto. — Ion extendió su mano para estrecharla con el asistente, pero él sacó su celular para observar que no había confusión de edad.

—Sabes que la edad para tener tu primer Pokémon es los diez, ¿verdad?

—No sea así Profesor Elm, allá en mi amado Hoenn tuve que hacer muchas cosas para poder tener la autorización de poder venir hasta aquí, eso incluyó no tener mi primer Pokémon a la edad correspondiente, si quiero marcar mi leyenda, debe ser de esta forma. — Explicó Ion con firmeza.

—Ok, antes que nada, no soy el profesor, él se encuentra dando una plática, mi nombre es Taito Yamada, un gusto. — El asistente extendió su mano para estrecharla con Ion.

—Un gusto Tai. — El joven foráneo estrechó con fuerza la mano del asistente.

—¿Tai?

—Y bien, ¿Dónde veo a mi Pokémon?

—Ah, sí, permíteme un segundo.

Taito se dirigió a la parte trasera del laboratorio para buscar el Pokémon inicial de Ion, y él aprovechó para observar al asistente. El joven asistente traía puesto una filipina, a diferencia de otros profesores, él la tenía abrochada y apenas se veía una corbata azul marina, en su gabardina se nota acentos grises azulados en los bordes de las mangas y del corte de en medio. Su pantalón se veía bastante nuevo y cómodo, en especial que llevaba puesto zapatos especiales para no desgastarse. Un atuendo muy acorde a su trabajo.

—Según su pedido. — Taito sacó la Pokéball de un recipiente, pero se le fue arrebatado de las manos por parte de Ion.

—¡Pequeño Ricardito! — Exclamó con entusiasmo el foráneo.

—Sí… Sí le puedes poner apodos a tu Pokémon…

Sin perder ni un segundo, Ion liberó al Pokémon que estaba dentro de la cápsula para materializar al Pokémon de planta inicial de la región. Con una hoja sobre saliente de la cabeza y con ojos rojos brillantes, esta criatura recibió a su nuevo entrenador con bastante alegría y rápidamente saltó los brazos de su cuidador.

—Sí le agrado. — comentó Ion con unas risas al ver cómo Chikorita se acurrucaba en los brazos de su entrenador.

—Joven Strife, necesito que firme de recibido y como parte del reglamento le otorgaré unas cuantas Pokéball para que puedas capturar lo que le llame la atención. — Taito le entregó un documento al foráneo y él se dedicó a leer quién más había recibido una criatura en este día. Antes de que el asistente dijera algo, recibió un mensaje en su celular y se dispuso a leerlo.

—Listo Tai, supongo que aquí hasta la luna. — Comentó Ion con confianza, pero notó que el asistente se veía consternado. — Oye Tai, ¿Pasa algo?

—Disculpa, tengo algo importante que hacer.

Taito se acercó a la mesa de trabajo y recogió dos Pokéball que estaban ahí para colocarlas dentro de su filipina. Ion se quedó mirando cómo el asistente se movía de un lado a otro con bastante prisa hasta dar con unas llaves, después el joven invitó al foráneo a que saliera del laboratorio y así lo hizo. Taito se dirigió a su motoneta con rapidez para subirse. Ya listo para partir camino, Ion se subió al vehículo interrumpiendo los pensamientos del asistente.

—No es por nada, pero usted no tiene nada que ver con esto. — Comentó Taito con calma.

—¿Cómo voy a empezar mi leyenda si no ayudo a los necesitados? ¡Ándale que se hace tarde! — Ion señaló hacia al frente y su Chikorita hizo lo mismo con una de sus patas.

Con un suspiro largo aceptó la ayuda del foráneo, dentro de sí sabía que no lo podría bajar de ninguna manera, así que le pidió que sacara el casco que estaba en la parte trasera de la motoneta. Ya todo listo, Taito emprendió un viaje hacia el norte de Cherrygrove, lugar donde vive Mr. Pokémon, un particular personaje que ha ayudado al Profesor Elm en su investigación.

No tardaron más de una hora para llegar a la casa de Mr. Pokémon, y lo primero que vieron los jóvenes fue ver los vidrios rotos de la casa. Ante esta situación, Taito llamó a la policía mientras que Ion se adentró a la casa ignorando por completo la advertencia del asistente del Profesor.

—¿Mr. Pokémon? ¿Todo bien en casa? ¿No explotó el boiler? — preguntó Ion con demasiada calma.

—¡Strife! — Taito llamó al foráneo. —Mr. Pokémon no se encuentra en su casa, sus cámaras detectaron movimientos y él vio cómo se robaron un huevo Pokémon. — Explicó el asistente con calma. — La policía viene en camino, no se te ocurra tocar algo porque lo podrían incriminar.

—Lo sé, he visto varias películas para entender eso. — Ion se encogió de hombros.

—Hay que esperar afuera y decir a los oficiales lo que vimos al llegar.

—Vale, vale, seguiré tu juego.

Los chicos esperaron afuera de la casa hasta que llegó una patrulla y dos oficiales se acercaron para entrevistar a los jóvenes sobre el caso. Taito dio una breve explicación del asunto y detalló que se robó un huevo Pokémon, uno que fácilmente se puede vender en el mercado negro por grandes cantidades de dinero.

—¿Algún sospechoso que tengas en mente? — Preguntó uno de los oficiales.

—Desgraciadamente no, lo único que puedo entregarles es una copia de las cámaras de grabación.

Con pruebas en mano, los oficiales le pidieron el número de Taito y de Mr. Pokémon para que ellos estén informados de los avances de la investigación. Con un agradecimiento por parte del asistente, los policías regresaron a su estación.

—¿Por qué dejarlos hacer el trabajo ellos y no nosotros? — Comentó Ion cruzándose de brazos. — El criminal siempre regresa a la escena del crimen.

—Eso solo pasa en la películas y series. — Respondió Taito llevándose las palmas de su mano al rostro. — Esa persona tiene un huevo que fácilmente puede valer cientos de miles de dólares, sería muy tonto de su parte regresar.

—¡Aja! — Exclamó con entusiasmo Ion al liberar a Chikorita. — ¡Usa Tackle contra ese arbusto Ricardito!

Con un rostro desafiante, el Pokémon de planta corrió en dirección al arbusto para embestir lo que había detrás del arbusto. Lo que no previó Ion, fue ver cómo unos hilos de seda salieron disparados en dirección a Chikorita, pero estas fueron calcinadas al instante por el Pokémon de Taito. Una pequeña criatura cuadrúpeda que desprende llamas de su espalda se colocó a un lado del Pokémon de Ion.

—No puedo creer que tengas razón…— susurró Taito al foráneo.

—Estos tipejos siempre quieren más…— respondió Ion en susurro. — Sal de ahí criminal, con los huevos en mano. — El joven amenazó en dirección al arbusto que se movía.

—¿Por qué siento que eso se escucha mal? — Taito dijo para sí al oír lo que dijo el joven

El arbusto dejó de moverse para revelar a un hombre que tenía cubierto el rostro. Sin pensarlo dos veces, mando a dos Spinarak a atacar a los jóvenes, los cuales se dirigieron a los Pokémon de los chicos. Con ayuda de Cyndaquil de Taito, alejarlos fue fácil, momento que aprovechó Ion para que Chikorita embistiera a sus rivales.

Los Pokémon bicho retrocedieron por el impacto y en el momento que estos se recuperaron, una bola de fuego impactó a uno de los Spinarak dejándolo fuera de combate. El criminal se sorprendió de ver cómo estos dos jóvenes estaban sincronizados en sus movimientos, sabe que, si esto sigue así, él se enfrentaría a los oficiales, así que retiró a sus Pokémon y emprendió su fuga.

—¡Espera! — Ion quiso enfrentar al ladrón, pero vio cómo el hombre iba a un paso muy lento.

—Con eso basta Hoppip. — Taito llamó a su segundo Pokémon. — Lo mejor es que te detengas o Stun Spore tendrá peores efectos en ti.

El criminal se quedó quieto al oír eso y lentamente volteó a ver a los jóvenes. Ion se acercó al hombre y buscó entre sus pertenencias lo que se había robado, fácilmente dio con el huevo que protegía Mr. Pokémon, además de otros objetos de gran valor.

—Si tienes paralizado a este hombre significa que lo vamos a entregar, ¿Verdad? — Dijo Ion con una sonrisa de oreja a oreja.

—Un criminal menos es mejor para la sociedad… Voy a llamar a la policía.

Bastó con unos tonos para que los oficiales respondieran al llamado de Taito y los policías agradecieron el trabajo que los jóvenes habían realizado. Con un agradecimiento por parte de ellos, ambos se despidieron de los uniformados para regresar a New Bark Town.

—¿Quieres que te deje aquí? — Taito llamó a Ion al detener su motoneta frente al Centro Pokémon de Cherrygrove. — ¿Para que regresar a New Bark si desde aquí puedes partir?

—Quiero conocer al Profesor Elm, necesito una foto con él para dar inicio a mi leyenda. — respondió con una sonrisa.

—Como tú quieras.

De nuevo prendió la motoneta para regresar al laboratorio del Profesor Elm, el cual el viaje resultó más calmado e Ion apreció cómo unos Pokémon que no había visto se hicieron presente, él no sabía que algunas criaturas salían en la noche, así que, con eso en mente, él tendría que saber no solamente dónde están ubicados, si no a qué hora tienden a salir.

Al estacionar la motoneta, la primera persona en recibir a los jóvenes fue Elm quien se veía preocupado.

—Tranquilo profesor. — Taito intentó calmar a su mentor. — Todo salió bien, Mr. Pokémon me pidió que cuidara del huevo hasta que él pudiese recogerlo en su laboratorio.

—No tienes idea de cómo me calmó oír eso. — El Profesor dio un largo suspiro para recomponer su postura.

—¿Él es el Profesor Elm? — Ion se bajó de la motoneta y se acercó con gran velocidad para estrechar la mano con el investigador. — Un gusto conocerlo, en serio, usted es famoso en Littleroot.

—¿Lo soy? — Elm se quedó en silencio unos segundos y miró al joven de pies a cabeza. — ¿Ion Strife verdad?

—El mismísimo. — El foráneo se pegó en el pecho para asegurar su identidad.

—Birch me mandó un mensaje para que recibieras tu primer Pokémon, supongo que mi asistente te entregó a Chikorita.

—Así es, Ricardito y yo empezaremos nuestra leyenda por Johto. — Ion apretó el puño con fuerza y su rostro se veía esperanzado. — ¿Puedo tomarme una foto con usted? — La pregunta del foráneo dejó confundido al Profesor. — Quiero tener registro de todo mi viaje hasta derrotar al mejor entrenador de aquí.

—Hablas de Red, ¿o me equivoco? — Agregó Taito a la plática.

—Ese mismo, sé que hay un gran torneo en esta región y dicen las personas que Red solo se hace presente ante campeones. Y yo tomaré su título. — Ion se volvió a pegar en el pecho.

—Pues, estás de mala suerte…— dijo el asistente.

—¿Qué?

—Red está desaparecido desde hace cuatro años, desde que ganó el campeonato no se sabe nada de él, ni siquiera se presentó a recoger su premio. — Explicó Taito a Ion. — Muchos lo han buscado, pero simplemente no, es como si hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.

—Pues voy a encontrar a ese cobarde, ¿Cómo osa llamarse el mejor entrenador del mundo si no permite que lo desafíen?

—¿Así que piensas viajar tanto por Johto como por Kanto? — preguntó Elm al foráneo.

—De por sí ya lo tenía planeado, ahora buscaré bajo cada piedra hasta dar con él.

—Pues te deseo suerte. — Taito dejó su casco dentro de la maleta de su motoneta y se dirigió al laboratorio.

—Profesor, ¿Me puedo llevar a Tai? — Taito se quedó parado en la entrada al oír la pregunta de Ion.

—¿Tai? — Elm se quedó mirando a su asistente. — ¿Apoco ya son amigos?

—No es mi amigo. — respondió de inmediato el joven.

—Venga Tai, ¿no viste que tenemos una química como equipo? Además, necesito un buen guía.

—Yo tengo cosas que hacer aquí, no puedo permitirme viajar por dos regiones para encontrar a una persona perdida. Así que, con el permiso de ambos, buenas noches. — Excusó Taito al adentrarse al laboratorio.

—Si no mal recuerdo, esta edición del torneo es de dobles, así que Ion necesita un compañero. —El Profesor se quedó pensando unos segundos. — Taito, ¿Puedes acompañar a Ion para que pueda competir en el torneo?

—¿Qué? — Taito asomó su cabeza por la ventana.

—Te iría muy bien viajar por la región para que vayas ampliando tu trabajo de investigación para que te acepten en la Academia. — Continuó Elm. — Sabes que para entrar a ese instituto necesitas una buena investigación, y la tuya es como una continuación de la mía.

—¿En qué se relaciona la herencia de movimientos con la competencia? — preguntó incrédulo el asistente.

—Pues si te topas con un entrenador con un Pokémon que tengan movimientos ajenos a su naturaleza podrías entrevistarlos. — respondió con tranquilidad el mentor de Taito. — Además de que si ganas la competencia tendrías para pagarte la matrícula.

—¿Entonces te unes Tai? — Ion señaló al asistente con dedos de pistola y Taito dio un largo suspiro.

—Solo… Solo por usted me lo pidió Profesor. — contestó el joven con cierta molestia.

—¡Eso es todo! — Ion sacó su celular. — Vengan todos, una selfie para el recuerdo. — A paso lento, Taito se unió al profesor y al foráneo para tomarse la foto. — Mi camino a ser leyenda ya empezó. — Ion jaló a su nuevo compañero. — Tu y yo contra el mundo, todos sabrán nuestro nombre, patrocinadores a diestra y siniestra, nosotros seremos los que estaremos en la cima.

—Profesor, dígame que aún tengo tiempo para arrepentirme. — Elm negó con la cabeza. — Maldita sea…

—Oye Tai, ¿Tienes un lugar dónde dormir? No aparté un hostal. — Taito soltó un largo suspiro.

—Puedes pasar la noche en mi departamento.

—Venga, siempre quise un roomie.— Ion le dio una fuerte palmada en la espalda de Taito.

Con un largo suspiro, Taito se subió a su motoneta junto con Ion, quien a partir de este momento estarán juntos todo el día a todas horas. No sabe en qué momento podrá estallar, pero lo hace para entrar a la misma Academia que su mentor, ese es su objetivo ahora. Por su parte, Ion tiene en mente ganar el campeonato para poder retar a Red, quien ya lo tiene en baja estima debido a que se escondió de los demás, así que con un compañero con el cual sintió una buena química, sabe que alcanzarlo será una tarea sencilla.

Aunque solamente queda ganar el campeonato.