Los Equipos de rescate sirven como una especie de fuerza, que busca ayudar y proteger a quiénes lo necesiten, dando una mano, garra, ala o pata a los que se encuentran necesitados. Naturalmente, ciertos Equipos destacaron por su valentía, bravura, fuerza e inteligencia de entre los demás, siendo recordadas sus acciones aún mucho tiempo después de disolverse, teniendo casi un estatus de leyenda. Este objetivo es perseguido por todos o casi todos los Equipos de rescate, incluído el de cierta jóven Pokémon.

Momentos después de que abro mis ojos, siento la calidez de los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana hacia mi rostro, mi cuerpo ya está acostumbrado a despertarse a esta hora del día, ganando ante el astro rey, se que es momento de repetir mi rutina matutina. Momentos después me encuentro alistada, un bolso mediano repleto de medicinas, comida, y agua se encuentra colgando de mi hombro y después de un pequeño temtenpie, empiezo mi recorrido hacia el Paso boscoso, sigo el sendero que se encuentra marcado con tierra mientras mis sentidos se terrmiman de agudizar ante la posibilidad de que tenga que reaccionar por un ataque, accidente o emergencia. Las pequeñas construcciones van disminuyendo hasta no haber ninguna a la vista.

Después de unos minutos de camino llevo mi mano hacia mi cabeza, a la vez que pienso que las posibilidades de que deba actuar son más bien pocas; es raro que aquí acontezcan emergencias a pesar de ser una zona poco transitada, pero nunca está demás, está ya es una costumbre imposible de quitar, y el hecho de que sirva de calentamiento para mis músculos es bien recibido.

Voy de regreso, después de cubrir un trecho bastante largo y serciorarme que no hay necesidad de mi ayuda, por lo tanto mi concentración baja por un momento, oigo un crujir, bajo mi mirada al suelo ante la opción de haber pisado una rama, pero sin aviso, soy derriba por un objeto que cae encima de mí, solo tardo unas fracciones de segundo para quitarme eso de encima y arrojarlo fuera del camino con dirección a los árboles, después de un vistazo rápido en plena posición de defensa me doy cuenta de que no es un objeto, es alguien, un ser alado que parece inerte, después de unos segundos de análisis para corroborar que no representa una amenaza, me veo obligada a actuar en su ayuda, recargó su espalda sobre un tronco y revisó con la mirada brevemente su cuerpo en busca de heridas, y al no encontrarlas, retrocedo unos pasos.

Sé que está inconsciente, y mientras pienso un plan de acción, noto que sus párpados se mueven, veo como con lentos parpadeos empieza a recobrar el sentido. Una fuerza poderosa me obliga a buscar en el ambiente, algo que me dé una pista sobre lo que este sucediendo, no hay Pokémon que puedan ser una amenaza, ni alguno que pueda ser un compañero suyo, ni un rastro de un ataque, solamente varias ramas rotas, que inmediatamente se que son la causa del ruido que escuche hace unos momentos. Esto me deja intrigada.

Sumida en mis rápidos pensamientos, no noto la agitación del Pokémon pájaro que se haya frente a mí, sus ojos lleno de sorpresa me indican que está bastante desorientado, cosa que aumenta mi desconfianza hacia un ataque sorpresa, su cabeza empieza a girar de un lado a otro, pareciendo que está buscando algo con muchísima desesperación. Es de manual el que deba acercarme para tratar de tranquilizarlo, pero solo aumenta su sorpresa y ahora se nota cierta expresión de horror, miedo, casi como si apenas notara mi presencia, suelta un fuerte grito, exclamando que no le haga daño, que me aleje.

-Tranquilizate amigo, no busco hacerte daño- digo con la mayor paz que puede salir de mi boca y aún así su mirada queda helada por un instante

-¿Que?- balbucea en tono apenas audible -¿Que?- aumenta un poco su tono de voz- ¿Cómo es posible que ese Mienshao esté hablando? ¡Esto debe de ser un maldito sueño!- su tono parece ahora como el de alguien sin cordura en su mente, ese comentario me deja brevemente confundida. -¿Porque demonios el Pokémon habla? ¡Esto es una locura!- me es imposible no pensar que se haya dado un fuerte golpe en la cabeza.

-No es EL, soy LA- extiendo brevemente mi mano hacia él- Mi nombre es... - no me deja terminar, con su ala izquierda quita mi mano, repite un grito y trata de levantarse para correr.

-Ahhhh, ya me ha herido- exclama bastante alto llevando su ala izquierda hacia su ala derecha, supongo que se la ha roto, y lamento que no me haya dado cuenta de eso.

-Deja de moverte, solo lo empeoraras- exclamó, en mi tono de voz es tangible un poco de hartazgo de esta situación- Estoy aquí para ayudarte, no te quiero hacer daño, solo ayudarte- con más calma que antes -Muy posiblemente tengas el ala rota- Al momento de acabar con esa, el plumifero lleva su vista hacia su herida, y con unos ojos como se hubiera recibido una misiva de muerte, nuevamente grita, está vez mucho más alto.

Pensando en que se percató de su estado y del verdadero dolor que siente, meto mi mano derecha a rebuscar en el bolsillo algo para la situación.

-¿Que me han hecho, porque lo hicieron?- dice con un tono entre incrédulo y frustrado -¿Porque diablos me convirtieron en Pokémon?- dice ahora con un tono derrotado y con angustia, alzo mi oreja ante tal comentario, y concentro mi mirada en su rostro, parece un muerto en vida y que estallara en llanto en cualquier momento. Aprovecho esos momentos para aplicar un ungüento analgésico a base de bayas en su herida, escucho un pequeño quejido por el dolor, e intenta alejarme con su ala buena, pero no tiene la fuerza capaz para hacerlo. Procedo a guardalo nuevamente -Eso servirá por el momento, pero necesitarás de una ayuda mayor.

-¿Que me han hecho? En un sueño no hay dolor tan real- dice, con un tono que se fue apagando con el paso de las palabras. Susurra algo para sí mismo, que soy incapaz de escuchar. Parece más tranquilo, y se que debo llevarlo a nuestra base. Lo levanto y los sostengo mediante su ala sana, hay una pequeña diferencia de altura, soy más alta, pero no es impedimento para hacer está maniobra. No opone más resistencia y parece expectante a lo que pueda pasar, con un rostro que se niega a aceptar una situación, alguien que me viera en estos momentos pensaría que llevo un borracho, parece como si su alma hubiera abandona su cuerpo.

No trato de volver a iniciar una conversación, quizá algún comentario mío lo intranquilice. Repaso en mi mente el libro que alguna vez leí sobre todas las especies Pokémon, podría asegurar que se trata de un Pidgeotto, sería la primera vez veo uno en persona.

El sol me indica que posiblemente sean las 10 a.m., quizá un poco más o un poco menos, asegurándome que los demás ya estén activos, empiezo a divisar nuevamente las pequeñas construcciones que hace unas horas deje atrás, mis pasos ponen dirección a una cabaña grande, con decorados azules, morados y blancos, se que falta poco, pues no está tan lejos de la periferia del poblado del que salí más en la mañana.

Algunos de nuestros vecinos, ven lo que hago, aún así me dan un pequeño gesto de saludo, aunque espero entienda que no puedo detenerme a corresponderlos.

Fera, una Audino dulce y bastante diestra en cuanto a habilidades curativas pero que ya es mayor, nota rápidamente mi presencia a escasos metros de llegar a la cabaña, me ayuda a cargar al Pokémon mayormente café y lo metemos directamente a un cuarto recostandolo sobre una pequeña cama de paja, donde se que Fera dejará como nuevo a aquel Pidgeotto. Dejo que con su colección de polvos en frascos induzca al sueño al herido, notó como estaba apunto de resistirse a aquellas acciones dejando ahogado un grito, antes de caer rendido en el mundo de los sueños.