Jujutsu Kaisen & sus personajes son propiedad de Gege Akutami.

Advertencias: Universo Alterno (AU/UA) & posible OoC.

[N/A]: Me disculpo por posibles errores ortográficos. Antes de subirlo lo releí y revise varias veces con la nota de voz de word, pero ya saben, más horrores siempre salen a flote después de ser publicada la historia xD

[N/A] 2: Solo para aclarar, no sé por que, pero en el fandom asiático los fans shippean a Naoya con Utahime, cosa que en el canon se me hace algo rara teniendo en cuenta que Naoya repudiaría a Utahime por su cicatriz, peeeero en los AU nada es imposible (?), en fin los dejo con la lectura.

Enjoy!

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"¿Ya vieron lo qué pasó?"

"Ay no, que feo."

"Al menos dicen que no pasó a mayores…"

"¿Que cosas dices? ¡Claro qué pasó a mayores! Debe ser horrible tener esa clase de accidentes que literalmente, te dejan marcado para siempre."

Eran los comentarios que repentinamente comenzaron a escucharse esa misma tarde en el instituto. Cosa que había desconcertado un poco a Geto y Gojo, los cuales recién volvían de haberse perdido por el plantel. Apenas entraron por los pasillos y esos comentarios no tardaron en hacerse presente. Al ir encaminándose a su aula, a la cual entraron y se sorprendieron de no ver a Shoko dormida en su lugar como era habitual en ella. Iban a preguntar sobre su amiga a sus demás compañeros hasta que vieron a Nanami entrar.

—Nanami.—lo llamó de forma cantarina Gojo.

—¿Sucede algo?—cuestionó Geto mientras se acercaban al rubio—. Te ves más serio de lo normal.

—¡Cierto, cierto!—comentaba Gojo mientras parecía analizar a Nanami—. Tu cara se ve más rígida de lo normal.

Y ante aquel comentario Nanami solo pudo formar una línea tensa en sus labios.

—¿Pasó algo que no sepamos?

—¿Has visto a Shoko?—preguntó Gojo.

Nanami apretó sus labios y sus otros dos amigos lo observaron atento. Tanto Gojo como Geto sabían que su rubio amigo se estaba debatiendo sobre si les contaba sobre sea lo que sea que estuviera pasando. Kento suspiró y los vio más serio de lo normal.

—¿De verdad no saben nada?—Geto y Gojo se miraron confundidos. Nanami sabía que sus dos amigos eran idiotas, pero aún no sabía porque seguía sorprendido, ya que estos dos demostraran ser el vivo ejemplo de ser idiota al cuadrado perfecto. Chistó de mala gana y sacó su celular mientras parecía buscar algo y luego de encontrarlo les mostró la pantalla de su teléfono.

—Ya sabemos que eres aburrido, Nanamin.—respondió Gojo—. No es necesario que nos lo recuerdes mostrándonos las noticias.

—Gojo, no creo que sea eso.—comentó más atento y algo sorprendido Geto—. Observa bien.

—Aburridos.—mustió el albino rodando los ojos.

—Solo lee el maldito encabezado, idiota. —le riñó mientras iba a su lugar a juntar sus cosas.

—A ver…—y prestando atención a aquello que Nanami les mostraba, Gojo podía sentir sus ojos casi saliéndose de su lugar.

Este sin siquiera pensarlo salió a toda prisa del aula mientras sacaba su teléfono para llamar a Shoko, que sinceramente no esperaba a que le atendiera la llamada, aunque de igual modo no dejaría de insistir hasta que su amiga respondiera.

—No dudó en absoluto.

Nanami solo asintió. No iba a juzgarlos, pues Shoko también había tenido exactamente la misma reacción, al parecer solo Geto y él podían pensar con la cabeza fría en esas situaciones.

—Voy a alcanzarlos.—comentó Geto mientras se ponía frente a Nanami y se colocaba su mochila para luego pasar a tomar las cosas de Gojo—. Dudo que estas últimas horas llegue algún profesor, pero…—Suguru pareció meditarlo un poco—. Si llegase a venir alguno, supondrán que solo nos fuimos o sabrán a donde fuimos.

—Es imposible que no sepan a donde iremos.—respondió esté tomando por sorpresa a Geto mientras terminaba de cerrar su mochila—. Todo el instituto está enterado.

Y sin más ambos jóvenes salieron por la salida secreta que ellos mismos habían echo en el instituto y que claramente usaban para saltarse de vez en cuando las clases. Unas calles más adelante y llegando a una estación alcanzaron a divisar a Gojo, el cual ya había pagado su pasaje. Geto y Nanami corrieron e hicieron lo mismo, una vez que pagaron sus pasajes se apresuraron a pasar por las barras metálicas, pues el vagón que tomarían ya había abierto sus puertas dejando bajar el bullicio de gente y por si fuera poco perdieron de vista a Gojo. Entre empujones se abrieron paso, pues las puertas del vagón estaban por ser cerradas, solo esperaban poder encontrar al albino, porque siendo sinceros no tenían ni la menor idea de a dónde se dirigían. Para su suerte pudieron encontrarlo en el tercer vagón donde había menos gente. Antes de acercarse, Geto al ser su mejor amigo, pudo notar lo diferente que se notaba en ese instante, viendo a la nada y probablemente con muchos escenarios, sentimientos encontrados y demás cosas de las cuales Gojo no solía hablar debido a su habitual despreocupación. Sintió a sus dos amigos sentarse uno a cada lado. Nanami no decía nada, pero su presencia allí ya significaba mucho. Y Geto, bueno, él sólo colocó su mano sobre su hombro, para darle a entender que todo iría bien.

—¿En que lugar se encuentra?

—Shoko me mandó la ubicación.—respondió mientras le enseñaba su celular—. No es lejos de aquí.

Y se mantuvieron en silencio hasta en las próximas dos estaciones, donde bajaron y se dirigieron a donde su amiga les había indicado. Unas calles más y el olor a hospital era inconfundible, entraron a la recepción y antes de preguntarle a la encargada del piso pudieron divisar a Shoko hablando con un doctor en uno de los pasillos, el cual parecía estarle dando algunas indicaciones a la castaña.

—¿Puedo ayudarles en algo?—cuestionó el doctor al ver a los tres jóvenes que se acercaban.

—¿Qué hacen aquí?—cuestionó algo sorprendida—. Aún es horario de clases, pensé que vendrían más tarde.

—Tú también estás aquí en horario de clases, Shoko.—respondió Gojo.

—Pero yo si pedí permiso de salir.—puntualizó con un tono muy levemente burlón—. Además fue el mismo director Yaga quien me autorizó salir.

—No es momento de ver quién es más estupido.—comentó por fin Nanami—. Los cuatro estamos aquí por la misma razón, queremos saber cómo se encuentra Utahime-senpai.

—Su compañero tiene razón.—acotó el médico observándolos—. Como le estaba comentando a su amiga, la situación es algo…complicada.—notó cómo todos se habían tensado, sobre todo aquel jovencito albino—. Su amiga está fuera de peligro, de echo anoche salió de cuidados intensivos, podrán ir a visitarla en unos momentos.

—¿Entonces que es lo complicado?

—¿Saben de algún familiar que pueda contactar? Su novio estuvo aquí anoche, pero no ha vuelto en el transcurso del día.

—Sus padres fallecieron hace tiempo.—añadió Shoko—. Solo su abuelo, pero se encuentra en Kyoto y la verdad creo que no sería muy apropiado que su abuelo se entere de esto.

—Pero el accidente está en todos lados de las noticias. —comentó Geto.

—Según lo redactado el accidente fue llegando a Tokyo, dudo mucho que se sepa de esto en Kyoto. —argumentó Shoko.

—Tienes razón en eso.—meditó Geto—. Por cierto doctor, ¿de que novio está hablando? —cuestionó Geto. Shoko les hizo una señal de que les contaría más tarde de ese tema.

—Un joven de apellido Zenin, alto de un particular cabello rubio y algunos toques negro, ¿lo conocen?

Geto se sorprendió de escuchar aquel apellido y la descripción de aquel sujeto pues sino mal recordaba si sabía quién era. Gojo por otra parte solo resopló con pesar.

—Es suplente del profesor de educación física en nuestra escuela. —respondió Nanami.

—¿Saben si hay modo de localizarlo?—los cuatro jóvenes negaron—. Bueno, tendré que estar pendiente por si aquel joven vuelve. Por otra parte, ya pueden ir a ver a su amiga solo háganlo de manera tranquila, la enfermera en turno les indicará en que habitación está.

Sin más el doctor volvió a tomar su camino y el grupo de jóvenes se dirigieron al lugar de la enfermera, la cual les indicaba que la siguieran hacia la habitación de Utahime. Al principio estaban un poco confundidos, pues sabían que como mucho solo dos visitas podrían entrar a ver al paciente, empero la enfermera les explicó que al tratarse de una habitación privada los horarios de visita eran abiertos 24/7 y que las visitas del paciente podían ser hasta de seis personas en el cuarto.

—Bueno, aquí estamos.—comentó la enfermera al pararse frente a la puerta—. Solo recuerden no hacer tanto escándalo, pues su amiga aún se está recuperando.

Al entrar al cuarto Shoko ahogó un grito de sorpresa mientras era abrazada por Geto, el cual también estaba algo impactado pues ver a una persona como Utahime postrada en cama, llena de moretones, heridas, vendajes y básicamente conectada a un suero no era una imagen tan agradable de ver. Aunque por otro lado estaban tranquilos, pues estar ya fuera de cuidados intensivos era algo bastante bueno. Nanami solo se sentó en un banco que estaba cerca de la ventana mientras observaba a Utahime y luego a sus compañeros. Y por otra parte estaba Gojo, quien tenía toda clase de sentimientos encontrados y no sabía cómo lidiar con eso. Se había mantenido callado desde que salió de la escuela y las únicas palabras que había formulado fue cuando lo encontraron Geto y Nanami en el tren. Se perdió en sus pensamientos durante un rato, cualquiera que los conociera fuera de su círculo de amistad/compañeros, pensaría que en qué probablemente Gojo estaría burlándose o algo por el estilo de la situación, pues a vista de todo el mundo Utahime y Gojo eran como agua y aceite. Pero la verdad, era todo lo contrario. Una cosa era que disfrutaba molestarla, ver como cambiaba tan rápido de faceta en cuanto llegaba al mismo lugar que ella. Y sobre todo, ella junto a Shoko eran de esas pocas mujeres que lo ponía en su lugar. Y verla en aquella cama de hospital, le estaba incomodando demasiado, sentía como si le estuvieran oprimiendo el pecho cada que respiraba. Apretó tan fuerte sus puños que sus nudillos no tardaron en palidecer.

—Por cierto, ¿nos podrías explicar lo del novio de Utahime-senpai?—cuestionó Geto ya que había dejado de abrazar a Shoko.

La joven de cabellos cortos le dio un codazo, y es que la verdad pensó en que su amigo ya habría olvidado aquel tema.

—¿Qué?—su amiga le señaló discretamente con la mirada en dirección a Gojo.

—Por mi no se detengan en hablar de eso, no es como si no supiera.

Y ante aquel comentario Shoko se mordió el labio. Si les iba a contar sería desde el principio.

—En resumen, Utahime-senpai tampoco irá este año a la universidad, por que tenía pensado en volver a Kyoto con su abuelo, pero él al enterarse de eso le dijo que no echara por la borda sus estudios, que mejor siguiera aquí. Entonces pasó que el director Yaga se enteró que Utahime-senpai tampoco iría a la universidad por el momento, ya que ella le mencionó que buscaría un trabajo porque necesitaba ahorrar algo de dinero ya que su anterior empleo tuvo que dejarlo por ciertas cosas.

—Entonces, ¿dejará de ser nuestra senpai cuando entremos a la universidad?—acotó con ciertas dudas Geto.

—Aún no lo sé.—respondió la castaña para después proseguir—. Al final pues, el director Yaga le ofreció el puesto de ser asesora de los alumnos a Utahime-senpai.—finalizó y luego decidió proceder al tema que sus amigos claramente estaban interesados—.Utahime-senpai y su novio tienen poco de medio año que estaban o están saliendo, y como sabrán se trata de Naoya Zenin, es algo que mantuvieron a bajo perfil y tiempo después de que él estuviera insistiendo demasiado.

—Que pésimo gusto.—fue el comentario de Gojo el cual recibió un golpe por parte de su amiga—. ¡Hey! Me refiero a los gustos de Utahime.

—De todos modos.

—¿Alguien sabe algo más de cómo sucedió esto?—cuestionó Nanami después de mucho rato.

—La verdad es que no hay mucha información al respecto, más que solo la nota que salió en los medios y no dice mucho.

—Solo se menciona que pareciera que se perdió el control sobre el coche.

—Si pero…—fue entonces que Shoko recordó algo mientras sacaba su celular—. Hay algo que acabo de recordar, el viernes antes de irse a Kyoto, ella planeaba irse sola pero Naoya le insistió en que ella como mujer no debía irse por ahí sola.—sus compañeros la miraban atentos mientras pareciera que ella buscaba desesperada algo en el teléfono hasta que lo encontró.

—¿Qué es?

—Mensajes y notas de voz.—respondió Shoko—. En resumen, me comentaba que Naoya había tenido algunos comportamientos extraños, y que se estaba mostrando más celoso y misógino de lo normal.

—¿Crees que le haya echo daño anteriormente a Utahime-senpai?—cuestionó Geto—. O peor aún, ¿que haya provocado el accidente apropósito?

—Hasta donde se, Naoya jamás le ha puesto una mano encima, ni le ha dicho comentarios hirientes.—acotó la castaña—. Mi teoría es que, probablemente escuchó las notas de voz o escuchó parte de la última llamada que tuvo conmigo.

—¿Te dijo algo más?—inquirió ahora Gojo.

—Utahime-senpai iba terminar con Naoya regresando a Tokyo.—puntualizó—. Seguramente mientras venían de regreso estaban discutiendo y terminó en esto.

Después de aquella plática no volvieron a tocar dicho tema. Siguieron allí turnándose para ir a comer, primero se fueron Shoko y Geto mientras Nanami y Gojo se quedaban en el cuarto hasta que los otros dos regresaran. Eran las 18:00 y pronto debían volver a sus casas, pero ninguno de los cuatro quería hacerlo. Shoko insistió en quedarse pero Nanami les recordó que ninguno de ellos podría quedarse ya que a partir de mañana iniciarían sus exámenes del parcial. Al final acordaron llamar al director Yaga y le explicaron toda la situación y sin problema alguno acepto aquello, solo que llegaría un poco tarde.

—Ustedes pueden irse, yo esperaré hasta que llegue el director Yaga.—comentó Gojo.

Nanami no dijo nada y fue el primero en salir, lo cual significaba que estaba de acuerdo. Pero por el contrario, estaban Shoko y Geto, quienes lo observaban muy sospechosos. Bueno, no es que ambos no supieran del afecto unilateral que había entre Gojo y Utahime. Sabían que Gojo era estupido, pero que sabría comportarse al menos hasta que llegase el director Yaga.

—Está bien.—dijo Shoko—. Pero por favor avísanos cualquier cosa que suceda, y al volver a casa trata de descansar un poco. —se acercó y dio un abrazo a su amigo para luego volverlo a soltar y depositar una caricia en el dorso de la mano de Utahime—. Nos vemos mañana.

Y salió de aquel cuarto dejando un poco atrás a Geto.

—Ambos vimos Evangelion, no hagas nada extraño. —amenazó en broma y después de todo un día completo por fin vio a Gojo reír—. No voy a decir nada, pues Shoko ya lo dijo.

—Sí, sí, ya lo sé. —respondió Gojo mientras lo acompañaba a la puerta—. ¿Acaso vas a dejar que Shoko se vaya sola? Podrá defenderse bien, pero no deja de ser una chica.

Gojo recibió un codazo por parte de Geto. A veces se le olvidaba que su mejor amigo, o más bien todos, sabían que él gustaba de Shoko, menos ella. Sus vidas eran como una comedia trágica ya que ambos pasaban por la misma situación con las mujeres que les gustaban. Sin más preámbulos volvieron a despedirse y Geto decidió alcanzar a Shoko. El albino cerró la puerta y al girarse soltó otro suspiro. Acercó al lado de la cama aquel pequeño banco donde se encontraba anteriormente Nanami, y antes de sentarse tomó el control del mini-split para bajar un poco la temperatura, pues la habitación se comenzaba a sentir húmeda. Se sentó en aquel banquito y se quedó observando a la joven que yacía en la cama. Pues a pesar de tenerla de frente, de verdad le costaba mucho creer que estuviera en tal estado tras haber pasado dicho accidente. Si tan solo ese viernes no hubiera sido tan cretino…se desconoció así mismo por dejarse llevar por sus tontas emociones, primero porque había ocasionado que le quitaran los cigarrillos a Shoko, el director Yaga no era tan estricto y le explicaría que no los estaban consumiendo ni nada por el estilo, trataría de convencerlo de que se los devolviera y sino ya se los repondría esa tarde. Y luego, tras ir en busca del director se topó por accidente como Naoya besaba o más bien devoraba —según Gojo— a Utahime en la sala de profesores cuando al parecer no había nadie, donde él había sido el único espectador, y no es que no supiera desde hace meses que entre ellos había una relación, lo sabía tan bien por que fuera del instituto los vio por casualidad un par de veces en el centro comercial. Eso lo había echo enojar…aunque más bien, sabía que no era enojo como tal lo que sintió, era algo diferente que a la vez lo hacía sentirse vacío, por lo que aquello llegó a hacerlo más insoportable con Utahime.

"A eso se le conoce como celos, Gojo."

Le había dicho la profesora Yuki justo ese lunes que se la topó por la mañana al entrar al instituto. Claro está que Gojo le contó la situación como si fuese de algún otro amigo o conocido suyo y obvio que la profesora no era tonta, una cosa era que siempre fuese despreocupada, pero conocía a la perfección a los jóvenes, ella también lo había sido después de todo. Y volviendo a recordar lo del día viernes, después de que vio aquello en la sala de profesores decidió marcharse antes de que su respiración acelerada delatase su presencia. Odiaba, de verdad que odiaba con todo su ser sentir esa clase de arrebatos en sus emociones, siempre pudo mantenerlas al margen, pero cuando se trataba de Utahime, todo era caso perdido. Recordó como después de aquello estaba en clase de deportes, la cual aprovechó para saltársela e irse a algún lugar del plantel. En su trayecto no faltaron las miradas coquetas de sus compañeras, donde solo al azar jaló a una de ellas y la arrastró consigo, total la reputación de mujeriego ya la tenía, ¿Por qué no solo reforzarla? Y así fue como el resto de su supuesta clase se la pasó entre puro beso y agasajo con dicha compañera en uno de los rincones del plantel, aunque no era cualquier rincón, era justo el rincón por donde cierta persona solía pasear algunas veces. Y no fue hasta que escuchó a Utahime llamándole con notoria desaprobación en la voz, la chica con la que estaba Gojo hizo una reverencia y se disculpó por tal escena que estaban montando, pues también tenía cierto respeto y admiración por Utahime, y terminó huyendo básicamente del lugar, dejando solos a aquellos dos. Gojo muy en su interior anhelaba que Utahime le reclamara por tal escena, pero sabía que no sería así, pues su único reclamo sería el que no debería estar saltándose las clases, pues pronto ya se graduaría. Y es que Utahime era de las chica que no solía meterse de más en los asuntos de sus amigos o compañeros, y Gojo ya veía venir uno de esos tantos discursos que tanto le aburrían.

"Intenté buscar algún lugar privado y cómodo, pero la sala de profesores estaba ocupada hace rato."

Respondió Gojo con desdén. Utahime lo miró extrañada, luego un tanto sorprendida. No tenía ganas de pelear con Gojo, primero porque sus asuntos privados eran muy aparte, y segundo por que aquello significaba que él los había visto a Naoya y ella cuando esté último se puso algo intenso. Sabía que esas muestras de afecto no eran lo correcto en el instituto, pero también había intentado que Naoya se calmara un poco, pues llevaba días comportándose algo controlador, sabía bien ciertas actitudes manipuladoras y machistas que el joven Zenin tenía, pero durante los meses que estuvo con él jamás le faltó al respeto ni nada por el estilo, hasta hace una semana atrás que se puso insistente en acompañarla a Kyoto, ella se negó amablemente pero este sacó a flote algunos comentarios de que no sería bien visto que ella como mujer fuese sola. Y en algún punto podría tener razón, nunca se sabía que clase de personas podría toparse de camino, pero también era cierto que llevaba mucho tiempo haciendo aquella travesía ella sola y jamás le había pasado algo que pudiese atentar contra ella. Y ese viernes en particular, Naoya estaba extremadamente intenso, a veces solían tener ciertas conversaciones en la sala de profesores cuando ella iba y dejaba algunos registros de los alumnos en la semana. Y esa vez la había tomado por sorpresa, intentó apartarlo pero él había ejercido demasiado fuerza sobre sus muñecas inmovilizándola ante tal acto. Inhaló y exhaló, jamás entendería como Gojo siempre terminaba enterándose de todo lo que pasaba con ella. Y cuando la vio marcharse sin dar guerra o algo como comúnmente Utahime lo haría, supo que la había regado un poco, por no decir mucho. Un balbuceo poco entendible lo sacó de sus pensamientos, devolviéndolo nuevamente a la realidad en aquella habitación de hospital.

—¿Qué mierdas?

—Frena…favor…más…despacio…

Eran algunas de las pocas palabras que Utahime balbuceaba mientras aún seguía inconsciente. Gojo se alteró un poco al verla removerse con algo de brusquedad mientras seguía balbuceando cosas, presionó el botón que estaba detrás de la cama para pedir asistencia a la enfermera o doctor y se posicionó nuevamente al lado de Utahime tomando su mano mientras sobaba el dorso de esta.

—Tranquila, no debes alterarte tanto.—murmuraba mientras daba besos cortos en la mano femenina.

—…oya…terminamos…velocidad…baja…¡Nos vamos a estrellar!—gritó mientras repentinamente abría los ojos y se movía de forma brusca hasta que pudo incorporarse.

—¡Utahime cálmate!—y Gojo seguía presionando aquel botón mientras que con su brazo libre abrazaba a la muchacha para tratar de confortarla poco a poco—. ¿Por qué mierdas no viene la enfermera? ¡Carajo!

La puerta del cuarto se abrió abruptamente, dejando entrar a la enfermera junto al doctor, Gojo aún en contra de su voluntad dejó de sujetar a Utahime, ya que la enfermera se encontraba tomando signos vitales y tratando de calmar a la paciente mientras el doctor se encontraba preparando una jeringa con un calmante qué pasó a ponerle a Utahime. Todo había pasado tan rápido, Gojo estaba realmente preocupado muy a pesar de que el doctor le mencionó que aquello no era algo de gravedad, pero que aún así debía tratarse con algún calmante. Al cabo de unos minutos Utahime ya se había calmado y estaba nuevamente durmiendo. Gojo observó la hora en su celular, eran las 21:00 y todavía no había señal alguna del director Yaga, aunque a Satoru no le importaría quedarse…

—¿Sigues aquí Gojo?—cuestionó repentinamente el director Yaga llamando la atención del albino—. Pensé que ya te habías ido.

—Le prometí a Shoko que me quedaría hasta que llegara usted.

Yaga sabía que un 50% de aquello era verdad, pero también que el otro 50% era una mentira, pues era consciente de que Gojo permanecería allí aunque no se lo hubiera prometido a su mejor amiga.

—Ya puedes retirarte, otro día hablaremos del castigo por salir de clase. —Gojo lo miró haciendo un puchero—. Shoko fue la única que pidió permiso de salir, pero Geto y tú no, me sorprende que Nanami se les uniera también.

—Director. —Yaga lo miró de reojo—. ¿Podría castigarme solo a mi?

—Voy a considerarlo. —dijo sin más, era obvio que bajo las circunstancias no le daría un castigo como tal, teniendo en cuenta que solo sus alumnos de último año y él eran lo más cercano a una familia para Utahime en Tokyo, necesitarían estar muy al pendiente de ella—. Deberías ir a descansar mañana comienzan sus exámenes, yo les informaré si surge algo.

El albino asintió mientras tomaba sus cosas y se dirigía a la puerta. Antes de salir observo a Utahime, le pareció haberla visto abrir sus ojos, aunque probablemente fue cosa de su imaginación. Abrió la puerta y antes de cerrarla recordó algo.

—Director.—Satoru sabía bien que no tenía derecho a lo que iba decir, por que en cierto modo sería egoísta de su parte—. No dejé al profesor Naoya a solas con Utahime.

Yaga se confundió un poco por aquellas palabras, pensó en que le diría alguna broma o algo fuera de lugar, pero no fue así. Intentó cuestionarle pero no le correspondía saber sobre eso por ahora. Y tampoco era como que Gojo dijera con tanta seriedad algo así nada más por que si.

—No puedo prometerte eso, pero ella no estará sola.

Satoru cerró la puerta y se dirigió a buscar la salida del hospital. Caminando por los pasillos sacó su celular y pidió un uber. Al salir de camino por el estacionamiento mandó un mensaje a Shoko avisándole que Yaga se quedaría esa noche en el hospital. Guardó su teléfono en lo que iba al punto de partida que indicó en la app de uber y antes de llegar algo, más bien alguien, llamó su atención. A unos pasos más de él adentrándose al hospital venía como caído del cielo Naoya, el cual también venía con vendajes y un brazo enyesado.

—Gojo.—mustió el rubio.

—Zenin.—arrastró cada letra pronunciada—. Pensé que seguirías ocultando la cabeza bajo tierra.

El rubio tensó la mandíbula. Viendo a Satoru allí dedujo que ya sabía sobre Utahime, pero no le daría el lujo de cuestionarle o sacar el tema a flote. Así que sin más preámbulos siguió su camino hasta que escuchó algo que Gojo había murmurado lo hizo detenerse en seco.

—¿Qué mierda?

—Yo que tú no iría a ver a Utahime.—repitió—. Dudo que ella quiera verte.

—Eso es algo que ella va decidir.—y Gojo odiaba admitirlo, pero en ese punto Naoya tenía razón—. Además sigo siendo su novio.

Eso era una cachetada con guante blanco. Y de cierto modo también allí tenía razón, ya que el veredicto médico así lo indicaba. Al recordar lo que Utahime dijo entre balbuceos y lo contado por Shoko anteriormente, Gojo sonrió con su característico aire burlesco.

—Eso no impide que ella vuelva a decirte que terminará contigo una vez esté dada de alta.

Naoya 1 – Satoru 1

—Mientras yo siga siendo profesor del instituto, ya veremos qué pasa.

—Uno suplente.—corrigió Gojo provocando que Naoya se tensara. Cuando el mayor iba a responder a su provocación el pitido de un coche se hizo presente, su conductor ya había llegado—. Buenas noches, profesor.

Naoya simplemente lo vio subirse a aquel coche. No quería admitirlo, pero ese maldito mocoso tenía razón. Sabía que tampoco era la mejor persona del mundo y que tenía un mal carácter que de verdad intentó cambiar un poco al conocer a Utahime, pero simplemente no pudo, así como tampoco quiso que aquel accidente sucediera, simplemente se salió de sus manos. Y presisamente por culpa de aquel alumno que recién lo dejó con la palabra en la boca había estado comportándose de tal forma posesiva con Utahime en las últimas semanas. Se daba cuenta por sus acciones que Gojo tenía un enamoramiento con Utahime, el cual siempre creyó que era unilateral y por eso siempre se comportaba de forma insoportable con aquella joven. Y es que Naoya se sintió tan poderoso y dichoso cuando Iori por fin le dio un si, realmente estaba enamorado de esa chica, pero tristemente en aquella relación solo era él quién sentía más que la otra persona. Y cuando supo que Utahime no era consciente de que ella también tenía sentimientos por Gojo, quiso ser tan egoísta como le enseñó su progenitor, cortejandola y haciéndola sentir que con él estaría segura y tendría algo bien. Cosa que hubiera sido realidad si no se hubiera dejado llevar por completo con sus impulsos posesivos.

La semana transcurrió normal en el instituto todos tomaron sus exámenes y al salir iban directamente al hospital y conversaban con Utahime manteniéndola al tanto de todo lo sucedido mientras ella se recuperaba. Una cicatriz había quedado en su rostro, al inicio se le miraba un poco desanimada, si bien no era alguien que fuese tan vanidosa cualquiera con una enorme marca así se desanimaría, aunque eso duró poco ya que en realidad estaba agradecida de salir bien librada de ese accidente. Naoya había ido a visitarla entre las noches —cuando el director Yaga estaba presente—, se disculpó sinceramente con ella. Utahime solo aceptó sus disculpas pero le pidió de favor que no fuese ya visitarla, y que se encargaría de pagarle cada centavo que él había gastado en el hospital con ella. Algo que por el contrario Naoya le hizo saber que no aceptaría tal cosa. Y el día de darse de alta pronto llegó. Yaga le dio una semana más de descanso, pero Utahime volvió a incorporarse a la mitad de dicha semana. Debía ponerse al corriente con sus registros de los alumnos, las conversaciones para saber que era lo que probablemente querrían estudiar y poner en orden todos sus archivos. Y los días que siguieron fueron un tanto incómodos. Empezando porque los alumnos le preguntaban constantemente si estaba bien con aquella cicatriz en su rostro, luego todo el instituto se había dado cuenta de que Naoya y ella habían mantenido una relación. La cosa había salido a la luz semanas después, cuando una tarde mientras iba por los pasillos llevando consigo una pila de papeles que debía llevar a los archivos y antes de llegar a la sala de profesores se encontró con Naoya. Este había insistido en ayudarle llevando la mitad de los papeles —ya que sabía bien que Utahime no le dejaría todos—, conversaron amenamente hasta que llegaron y dejaron los papeles en el archivo. Cuando salieron Iori se fue por su lado, aunque sabía que estaba siendo seguida por el rubio hasta que ella llegó a su lugar de trabajo. Donde lo encaró diciéndole que no podía estar siguiéndola así por todas partes, ella no quiso cerrar la puerta por si algo llegase a suceder, cosa que dudaba pero era mejor prevenir. Discutieron sobre el accidente, pues Utahime aún seguía insistiendo en que pagaría los gastos que Naoya hizo con ella en el hospital. Entre otros temas llegaron al punto que Utahime quería evitar, pues Naoya seguía tratando de hacerla volver con él, a lo cual ella siempre se negaba. Y tras ver que su ex novio están entrando en estado de desesperación por sus intentos fallidos de que volvieran, al final para cerrar con broche de oro.

—¿De verdad crees que alguien más va estar interesado al verte eso en la cara?

Y por la expresión de Utahime, Naoya supo que había tocado un punto sensible, tan bajo había caído para decirle aquellas palabras. Y cuando quiso disculparse Utahime no le dio oportunidad de hacerlo, pues había sacado coraje brindándole tremenda bofetada al rubio. Y ella temió un poco por su integridad, más algo en su interior le decía que Naoya sería incapaz de hacerle daño, al menos no más del que ya estaba echo.

—¿Y de quien crees que es la culpa de esto?

Le respondió mientras se señalaba dicha cicatriz. Naoya intentó disculparse, los dioses eran testigos de que de verdad lo intentó. Pero Utahime no le daba tregua.

El caso es que al final unas chicas de primer año habían ido a dejarle un presente de buena fortuna y salud a Utahime pero estas habían alcanzado a escuchar y presenciar parte de la discusión que los dos mayores estaban llevando. Iori se llevó una mano a la frente y luego miró a Naoya con reproche, le señaló la puerta diciéndole que se fuera y la dejara sola. Ese mismo día los rumores no se dieron abasto y eran la comidilla del instituto. Utahime ya había tomado una decisión.

Al día siguiente fue directo a la oficina de Yaga, al cual le había llevado una hoja.

—¿Segura que es por ti?, Sabes que los problemas personales no deben intervenir en tu trabajo.

—Ya se han causado muchas habladurías y temo que debido a esto el instituto tome mala reputación, o peor que le llamen la atención a usted.

Yaga pareció meditarlo. Utahime tenía razón. Pero ya que las cartas estaban sobre la mesa. El mayor suspiró y abrió uno de los cajones sacando un folder y colocándolo sobre la mesa. Utahime se puso un poco nerviosa, si bien estaba segura de su decisión, no esperaba a que Yaga aceptara tan rápido o sin pedirle explicaciones. Lo vio abrir dicho folder y lo extendió hacia ella.

—Es de Naoya, tiene tres días que presentó su carta de renuncia, pero decidió quedarse hasta cumplir el lapso que queda de esta semana.

Utahime miró aquella carta de renuncia sorprendida, dónde por escrito no se aclaraban muchas cosas pero a la vez se decía todo, al menos para quienes sabían con profundidad la situación. Y no pudo evitar sentirse algo culpable respecto a eso, pero si era sincera consigo misma tampoco quería dejar su lugar de trabajo, no por ahora. De verdad se había acoplado bastante bien al ambiente laboral del lugar, y no solo por haber sido alumna, sus colegas realmente eran geniales, sin contar que de verdad le encantaba ver cómo los alumnos —y sus antiguos compañeros de grado menor— iban avanzando poco a poco mientras tomaban decisiones acerca de sus posibles futuros. Cómo por ejemplo, siempre supo que Shoko quería ser doctora y parecía que ella no iba a cambiar de opinión. Al igual que Nanami, siempre supo que este odiaba el trabajo y muchas cosas, pero también supo que si quería un buen salario para darse alguno que otro gusto debía tener un buen empleo, optando por ser un posible oficinista. A Utahime de verdad le emocionaba saber todo aquello, pero tampoco quería seguir atrasándose en sus estudios. Suspiró y miró a Yaga, quien al parecer estaba esperando alguna respuesta por su parte.

—Es muy amable de su parte al considerarme para mantener este empleo. —meditó bien sus palabras—. De verdad amo trabajar aquí, pero no quiero seguir atrasándome con los estudios.

Yaga sonrió.

—Seguiré siendo asesora en su instituto solo hasta que empiece el nuevo ciclo en la universidad.

—Me parece un buen trato. —acotó—. Aunque no necesitas que te recuerde que aquí tendrás un lugar asegurado para cuando seas maestra.

Utahime se sonrojó un poco por aquel comentario, no pensó en que Yaga aún recordará que ella quería ser maestra. Hizo una reverencia en señal de agradecimiento y salió de aquella oficina. De camino a su área de trabajo vio a lo lejos a Naoya con una caja, si bien era solamente un profesor suplente pero eso no le evitaba haber llevado algunas de sus cosas al instituto. Sus miradas se cruzaron y se percató de que el rubio se estaba conteniendo demasiado para no acercarse a ella. Una fría despedida se dieron y ya, Utahime siguió su camino y podía sentir la mirada de Naoya sobre su espalda.

La mañana transcurrió de forma normal, observó la hora en su teléfono y aun faltaba como media hora para que iniciara el receso.

Tomó su bento y se dirigió a la azotea que siempre compartió con Shoko cuando aún era estudiante. Una vez que terminó de almorzar se quedó sentada en el suelo mientras se recargaba un poco en la pared del almacén de pupitres, pensando en lo que se aproximaría a futuro mientras observaba las nubes. Sus mejillas repentinamente se tiñeron rosadas, pues llevaba semanas con el constante recuerdo de Gojo abrazándola cuando estaba en el hospital. Ella recordaba todo, desde como sintió las primeras caricias en el dorso de su mano por parte del albino hasta aquel reconfortante abrazo cuando tuvo en ese episodio de colapso, incluso recuerda cuando Gojo ya se iba después de que llegara el director Yaga, recordaba con tanta claridad esa mirada…y es que se sentía algo incomoda porque, esa misma mirada la había visto con Geto cuando contemplaba a Shoko a escondidas. Y no es que no supiera que tuviera dichos sentimientos, pero por cómo eran ella y Gojo comúnmente, era difícil creer que hubiera tales sentimientos, y más proviniendo del albino. Utahime simplemente había logrado ignorar tales sentimientos, pensando que realmente solo era desagrado y poca paciencia para con Gojo, y el cómo este último le echaba ganas cada día para ser más irritante para con ella, claro que le fue más sencillo pensar que este no le gustaba. Hasta que de plano realmente se hizo esa idea, y fue por ello que había terminado por salir con Naoya —cosa de la que no se arrepentía—, incluso realmente le había gustado aquel joven Zenin, pero ella tampoco era tonta. Hasta hace unos días se percató de que Naoya se había dado cuenta que ella tenía sentimientos por Gojo —sentimientos que ella se había empeñado bastante bien en ignorar—, fue tan buena ignorándolos que realmente su sistema había creado como una coraza anti Gojo, donde ninguna clase de cumplido o acercamiento de este tenía efecto en ella.

Claro, eso hasta ese día en el hospital. Cuando ella se dió cuenta de aquello no podía creerlo. El gran Gojo Satoru Don Juan, tenía sentimientos por alguien más que no fuese el mismo o alguna de sus queridas. La verdad su coraza anti Gojo seguía allí, ella había notado como desde esa vez Satoru había disminuido un poco —solo un poquito— su forma de molestarla, e incluso su trato. Y ahora entendía bien su actitud semanas —meses— antes, estuvo celoso. El sonido de la puerta de la azotea más unas voces conocidas la sacaron de sus pensamientos. Había olvidado que oficialmente ya era la hora del receso, y si quería que Gojo no la viera ahora con sus defensas bajas, debía actuar rápido. Y sin hacer ruido se metío al almacén de pupitres, solo se aseguró de no ponerle el pestillo para no quedarse encerrada, pero también atravesó una silla en la puerta para que esta no fuese abierta.

"Muy bien Utahime, ahora tendrás que estar media hora aquí o hasta que se vayan."

Pensó mientras se aseguraba de tener en silencio su celular para no ser descubierta en dado caso de que recibiera alguna llamada o notificaciones. Mientras escuchaba como aquellos dos jóvenes reían ella se sentó nuevamente en el suelo. Sería un poco larga la espera.

—Y por cierto Gojo.—comentó Geto mientras comía algo de su bento—. ¿Qué más sucedió ese día en el hospital?

Gojo bebió de su soda y luego miró al cielo.

—Pues, solo eso que les conté. —se quedó pensando un poco, como tratando de recordar algo—. Aunque, ese día antes de salir de esa habitación, podría jurar que Utahime me estaba viendo mientras sonreía, pero es solo una suposición, pues el doctor recién le había aplicado un calmante.

Ambos muchachos suspiraron al mismo tiempo.

—¿Cuándo piensas hablar con Shoko?

—Aún no lo sé…quisiera hacerlo antes de que nos graduemos.—hizo una pausa antes de decir lo que tenía en mente—. Pero también he pensado en hacerlo el día que nos graduemos.

Gojo soltó un silbido y luego una carcajada.

Utahime bufo ante aquello.

—No sabía que eras tan romántico. —dijo algo burlón mientras Geto hacía una mueca algo avergonzada—. Y tampoco que eras tan tradicional, como para darle el botón a Shoko.

—Puede que a lo mejor ella no esté interesada en esas cosas y termine no aceptándolo. —Utahime se sentía un poco mal al estar escuchando todo aquello, pues era una conversación en privado sólo de aquel par, pero tuvo que darle la razón, Geto no era tan estupido y parecía conocer bien el pensar de Shoko—. Igual sino lo acepta, fingiré que nunca pasó y que por el bien de años de amistad ella es libre de decidir si quiere seguir conversando conmigo o no.

Utahime quería llorar de felicidad. No conocía ese lado tan sensible de Geto. O sea, sabía bien que él era bastante popular con las mujeres, incluso más que Gojo. Suguru era un Casanova, pero jamás se supo que fuese algún cretino o patán con las mujeres. Definitivamente sabía que Shoko no necesitaba de ningún hombre, pero también quería ver a su mejor amiga enamorada y con lo recién escuchado por Geto sería algo lindo, definitivamente tenía que darse cuenta pronto o perdería a un buen chico.

—¿Y si Shoko lo aceptará?—le cuestionó Gojo.

—Me dedicaría por completo a ella. Aunque conociéndola y si es que llegase a recibir alguna respuesta positiva mediante mi posible confesión, Shoko me diría que no descuide mis prioridades, o que avanzáramos juntos.

Ya, con eso fue suficiente para que Utahime se convirtiera en la fan número uno de SuguShoko o GetoShoko, aún no sabía que nombres darles a la combinación de esos dos, pero estaba segura que sería ella la primera en apoyarlos. Y eso claro está, sería cuando su mejor amiga se diese cuenta.

Gojo por su parte soltó otra carcajada ante las respuestas de Geto, mas no era en son de burla, era una risa sincera. Al parecer Suguru tenía una posible respuesta para todo.

—Estoy algo celoso. —dijo al fin el albino ganándose una mirada con algo de reproche por parte de su amigo—. No me mal entiendas, jamás vería a Shoko de esa manera. Es más algo como, una clase de celos de que es muy probable que ustedes si puedan estar juntos.

—¿Cuándo vas a dejar de ser un imbécil y le dirás a Utahime-senpai lo que de verdad sientes?

Gojo pareció meditarlo mientras llevaba su mano al mentón.

—¿Sabes? Está en mi ser un estupido con Utahime.

—Eso ya lo sabemos, pero si sigues así las pocas posibilidades que tienes se reducirán a cero.

—No lo sé. —respondió sin más encogiéndose de hombros—. Tal vez deba simplemente dejarlo así. Además, acaba de salir de algo con alguien más, supongo que querrá tiempo para sí misma.

Geto dio unos cuantos aplausos haciendo que Gojo se molestara muy levemente.

—Después de todo si sabes pensar en lo que probablemente Utahime-senpai quiere.

—Podré ser un estupido e idiota, pero no mala persona. Simplemente seguiré igual.

Suguru suspiró.

—Pues sino te movilizas podrían ganarte nuevamente. No me lo tomes a mal, pero a pesar de que Utahime-senpai quedó con una cicatriz, muchos chicos comenzaron a interesarse más en ella, ya sabes, como una belleza exótica.—Satoru lo miró con el entrecejo fruncido—. No estoy diciendo que Utahime-senpai se vea mal, todo lo contrario, siempre he pensado que es linda, pero sinceramente debo decir que ahora con esa cicatriz se ve hermosa, no se si me explico.

—¡Claro que Utahime es hermosa!—exclamó muy emocionado el albino, como si llevara esas palabras ocultas por tanto tiempo en su pecho—. Siempre lo ha sido, esa cicatriz solo le ha aumentado lo hermosa que es. —Gojo se sentía estupido diciendo aquello, pero muy a pesar de eso solo podía hablar tan abiertamente con Geto sobre ese tema, probablemente con Shoko también, pero era más reconfortante cuando tu mejor amigo pasaba por lo mismo—. ¿Sabes porque?—Geto negó con la cabeza y esperó la posible peor respuesta pero está nunca llegó —. Por qué en sus ojos me reflejo perfectamente y…

La campana se hizo presente anunciando así el final del receso. Y como en pocas ocasiones, Gojo y Geto decidieron volver a clases.

Al percatarse de que sus antiguos compañeros de verdad se habían ido, Utahime volvió a dejarse caer al suelo. Soltó un pequeño grito mientras se palmeaba exageradamente sus sonrojadas mejillas. Intentó calmarse un poco, pero la emoción que había en su pecho en aquel instante era demasiado grande para su pequeño cuerpo.

"Por qué en sus ojos me reflejo perfectamente…Ya que son los únicos que no brillan cuando me ven."

Jugueteaba constantemente con su cabello mientras recordaba cada palabra citada por Gojo.

—Ese maldito…—mustió.

Cuando se lo proponía realmente se convertía en alguna clase de poeta reprimido que desaparecía en cuestión de segundos. Lo odiaba tanto, por que sin siquiera decirlo él deducía el como ella estaba sobrellevando la situación por la que había pasado. La ruptura de su relación, a todo había acertado ese maldito mocoso durante su conversación con Geto. Antes de salir del almacén se aseguró de verificar de que realmente ya no hubiera rastros de aquellos dos. Y tal fue su alivio al observar hacia abajo y verlos por los pasillos.

Nuevamente se sonrojó y apretó sus labios hasta que se formó una línea tensa.

Si Gojosupiera lo duro que fue hacer de lado sus sentimientos, bueno, no como tal sus sentimientos porque esos siempre estuvieron allí. Lo difícil fue no tener la reacción que cualquier chica tenía cuando esté andaba de coqueto, le fue bastante duro aprender a no sonrojarse y sobre todo a controlar el latir desenfrenado de su corazón cuando Satoru se acercaba más de lo debido a ella.

—Si tan solo supieras…—murmuró al verlo aún por aquel pasillo al lado de Geto—. Que el sentimiento es recíproco, pero por ahora no es el momento ni el lugar.

Principalmente por que eran asesora/alumno. Y si Utahime había aprendido algo, era que no debía mantener una relación en su lugar de trabajo.

Suspiró y comenzó a bajar de la azotea. Tan solo esperaba que aquellos sentimientos hacia ella que sin querer escuchó siguieran firmes durante el próximo tiempo. Mientras seguirían siendo los mismos de siempre. Ella siempre tratando de ver el lado racional de cualquier situación mientras asesoraba a los alumnos, y Gojo…Gojo seguiría siendo el mismo de siempre, aquel chico despreocupado que no mostraba respeto alguno a sus superiores pero que de cierto modo siempre trataba de ver o buscar el lado positivo de las cosas.

De cierto modo la situación de ambos era un poco, solo un poquito, similar a una de las canciones favoritas de Utahime.

Definitivamente Gojo Satoru era Mr. Brightside.

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Y bueno, si llegaron hasta aquí, de verdad espero que les haya gustado este intento de AU en JJK, la verdad es mi segundo escrito para el fandom y aunque sea de a poco espero ir trayendo más :'D

Nos leemos~~

~ChachosBane~