Chaldea.

La organización para la conservación del orden humano ahorita se encontraba en la tierra sagrada...

Habían llegado tras una gran ola de acontecimientos, a la muralla de la cuidad sagrada: Camelot; esperando para entrar y presenciar el ritual de la selección.

Ritsuka, Mashu y Da Vinci estaban descansando después de tal inicio de viaje: Nitocris, Ozymandias, Hassan de las cien caras...y la masacre al Hassan del humo intoxicante junto a sus protegidos a mano de un desconocido.

Da Vinci sabía que Ritsuka le aún era difícil dirigir tales escenas aún después de pasar por 5 singularidades, pero se había vuelto más coherente.

A veces, lo único que ellos realmente pueden hacer es mirar...cuando el enemigo es demasiado poderoso.

En eso, la gran genio renacentista vio una sombra esconderse entre la multitud.

-Ritsuka...- dijo en voz baja, el pelinegro al voltearla y vio como esta le indicaba con la mirada a dónde ir.

-Entendido señorita Da Vinci, Mashu... vamos.- la Demi Servant de pelo rosado solamente pudo asentir mientras se dirigían a la multitud, para acercarse al hombre que decidió irse.

Caminaron hasta llegar al lugar donde se había escondido, el señor poseía lo que se podía considerar atuendos egipcios comunes.

El hombre simplemente les hablo diciendo que era un ladrón y empezando una pelea que no duró mucho con las habilidades de ambos Servants y la dirección del máster.

-Alto alto por favor! Me rindo! Solamente estoy aquí para un cambio!.-

-¿Cómo que un cambio?.- el último Master de la humanidad no entendí a lo que se refería el hombre.

-Yo era un comerciante que comerciaba de vez en cuando con los cruzados...hasta que los caballeros del rey león llegaron y mataron a mi grupo original; solamente me dejaron vivir al momento en que me arrodille ante ellos. Me llamo Saruhan- fue lo que dijo mientras hablaba de manera nerviosa el revelado comerciante.

En eso, aleja rápidamente.

-Oye espera, de que estás hablando?.- pregunto con intriga la Caster mientras buscaba más detalles de la declaración del hombre.

-Solamente les diré que se mantengan alejados de esta cuidad.- fue lo que dijo antes de irse.

El grupo de Ritsuka se colocó capas encima para infiltrarse en uno de los grupos refugiados, en eso notaron que caballeros rodeaban al grupo.

En eso, vieron como el día llegaba de manera repentina.

-¿Cómo es que posible de que sea día si...?.- el Master de Chaldea estaba sin entender nada, más del caos y descontrol que era la Singularidad en si misma.

Un caballero de pelo rubio cenizo poseyendo una larga capa azul con piel alrededor de esta salió de la puerta mientras contestaba la pregunta.

-Es un regalo dado por el rey, que en sus propias palabras "así el sol puede siempre bendecirte".- contesto el caballero de una forma calmada y sería.

Entre todo el murmullo de la gente, el nombre del caballero es revelado para el grupo.

Era Gawain, uno de los miembros de la mesa redonda.

Al momento de estar cerca de la entrada principal, fueron llevados a una plaza central donde se juntaron a todos los refugiados; pero para Da Vinci se dió rápidamente de lo que iba a pasar.

-Ritsuka, cuando podamos salgamos...aquí no hay nada bien.- fue lo que dijo entre los tres miembros de Chaldea.

-A que te refieres señorita Da Vinci?.- pese a preguntar, Fujimaru aún sentía la mala vibra que transmitía el lugar...era tan extraño todo.

-La selección está apunto de comenzar, de antemano les agradezco a todos ustedes por el viaje a han hecho esta aquí...al único refugio del mundo, un lugar seguro. El rey acepta a todos sin importar sus creencias o razas.- declaró Gawain de una manera que se podía notar realmente agradecida.

De lo alto de la puerta principal, sale una figura que se podría definir como imponente.

Una armadura plateada con azul, con un casco semejante a la melena de un León.

El rey león en persona.

Aunque Ritsuka notó una figura detrás del rey, pero parecía estar oculto en la sombras del la entrada.

Sin decir palabra alguna el rey extendió su brazo que empezó a brillar con un aura dorada en la mano, para empezar a brillar de un mismo tono tres personas entre los refugiados.

Entre el grupo una madre pedía que su hijo fuera seleccionando, lamentablemente no fue así...la madre fue seleccionada.

Solamente tres personas fueron admitidas.

-La selección ha acabado, solamente tres personas pudieron entrar. Ve y recogelos Gawain, mientras...acaba con los demás como castigo.- con un tono apático se retiró el rey león.

Mientras esté volvía a Camelot, sus labios dentro de su casco se movieron y le dijo alguien en las sombras.

-El castigo debe darse.- susurro a quien se ocultaba en las sombras.

-Como lo ordene...mi rey...-

Levantando su mano exponiendo un brazo de armadura rojo con secciones negras se alzó y unos ojos plateados con un brillo en el centro aparecieron.

Y el infierno se desató.

Mashu miro hacia el cielo para ver cómo una lluvia de espadas caían contra los refugiados matandolos rápidamente; siendo empalados de modos atroces mientras que una gran mayoría fueron incineradas por la acción del caballero de la mesa redonda.

Con un giro de su espada, llamas calcinaron a una gran parte de los refugiados como si fuera simplemente nada.

El pelinegro se encontraba molesto, por lo que exponiendose a la vista, fue contra Gawain junto a Mashu

-Detente!.- fue el grito de Ritsuka, mientras el sol se hacía más intenso gracias al regalo de Gawain.

El caballero de la mesa redonda empezó un pequeño duelo ante Mashu, con esta chocando su escudo e intentado dar golpes con el extremo filoso del escudo.

Lamentablemente las habilidades palidecieron demasiado ante el caballero del sol, que de un golpe directo y fuerte la mando a volar perdiendo el escudo.

Ritsuka estaba apunto de invocar a un Shadow Servant aunque apenas pudiera entender como funcionaba del todo, pero en eso una figura apareció chocando contra Excalibur Galatine.

Era Bedivere, otro de los caballeros de la mesa redonda usando una espada para retener a Gawain.

-Nosotros peleamos... por el bien de la gente y por nuestra causa; especialmente si puedo derrocarte de la mesa redonda.- dijo con firmeza el caballero mientras que el rubio solamente mostraba una mirada de molestia.

Rápidamente logro destruir la espada simple que poseía el pelo cenizo pero este detuvo la espada sagrada del sol usando su brazo metálico; y con la suficiente fuerza lo logro alejar unos centímetros.

Para activar el poder de este.

-Airgetlam!.- Grito mientras su brazo se cubría de una luz dorada, seguidamente un ligero brillo apareció de la entrada superior; dónde los ojos plateados se movieron para retirarse del lugar.

Bedivere y Gawain chocaron sus armas dejando ver un rayo de luz y de fuego alzarse.

-Tapen sus ojos!.-

Gawain fue sorprendido por una flashbang lanzada por Da Vinci hacia el, por lo que quedando ciego y desorientada por un corto tiempo; les fue el tiempo suficiente tiempo para poder escapar.

Con menos del 10% de los refugiados, Chaldea se encontraba retirándose del lugar para así evitar a los caballeros que fueran persegurles.

Tras un tiempo, deciden tomar un descanso de una hora.

-Yo...lamento haberles mentido con mi nombre, realmente no puedo confiar en nadie en este punto de la era.- contesto un Bedivere arrepentido.

-Tranquilo, con lo distorsionado que estado todo esto no me sorprende.- comento la Caster de Chaldea mientras se mantenía en su vehículo.

-Se que quieres arreglar todo esto Bedivere, por lo que ayúdanos en esto.- hablo Ritsuka mientras extendía su mano para luego decir su frase en esta época.

-Yo tampoco quiero rendirme.-

Eso tomo por impresión al caballero de la mesa redonda, que extendió su único brazo biológico y acepto la ayuda de Chaldea.

Pero aún así, poseía una mirada de intriga.

-Señor Bedivere no notó algo extraño durante la pelea? Esas espadas que estaban por el campo de batalla, se sentían...raras; su poder era...extraño, como si un aura sagrada las rodeará. Según mis estudios sobre la leyenda de the once and future king, las únicas espadas sagradas en posesión de la mesa redonda era la legendaria Excalibur y la espada del Sol, Gallatine ...pero estas, no son nada parecidas a ellas.- pregunto la Servant del escudo, que presenció la masacre hechas por dichas espadas.

-También cuando todo ocurrió, ví unos ojos similares a los de el arquero rojo que está en Chaldea, pero estos...se sentía igual de raros.- agrego el Master mientras recordaba esos plateados como veían sin emoción la masacre hechas a sus manos.

-También ví esos ojos incluso parte de su armadura; en cuanto a las espadas...también note esa aura sagrada que las rodeaba pero no se parecen en nada a las armas sagradas; probablemente sea un nuevo caballero de la mesa redonda. Ya que muchos murieron.- comento el caballero de la mesa redonda, pero fue interrumpido por un comunicado de Romani.

-¿Esperen, como que armas con aura sagradas?.- el pelirrosado estaba bastante sorprendido por lo escuchado, entre el trío.

-Pero al parecer no tienen nada que ver con las armas de la mesa redonda Dr.Romani...ocupamos algo, nos podría comunicar con el arquero rojo?.- el pelinegro quería aclarar una duda y que mejor que alguien con características similares.

-Ehh si, ahorita vuelvo.- en eso, la llamada se cortó por unos momentos; para que luego apareciera de nuevo el doctor acompañado con el arquero rojo.

De piel morena y ojos platas.

-Que ocurre Master? Ahorita me encuentro ocupado con Artoria Alter, mi comida no puede saciar su apetito insaciable por hamburguesas!.- pregunto seriamente el peliblanco, mientras esperaba que Salter no terminará de estallar se empezará a comer la comida chatarra que pudiera encontrar por Chaldea.

-Ocupamos tu ayuda en algo.-

-¿En qué necesitan?.-

-¿Conoces a alguien de ojos plateados igual que los tuyos y que también pueda lanzar espadas?.- tras la pregunta, un silencio y un gran tensión cayeron de golpe.

EMIYA solamente parecía sorprendido por lo que sus oídos decían...

Ese idiota...

Ese jodido y maldito hipócrita...

-Jeje, no se su nombre Master pero se quién es...es un niño idiota que no aprendió de sus errores y que siguió un sueño patético, auto proclamándose un héroe de la justicia...-

-No por favor! Ten pie-.-

Los gritos del hombre fueron cortados al momento en que una espada corta había cortado su garganta, ahogandolo en su propia sangre.

Ya había más de un cadáver en la cámara de ejecución que él manejaba contra los opositores de su rey.

El rey leon.

Algo dentro de el le decía que estaba mal pero otra mayor le decía que era lo correcto.

Haciendo desvanecer la espada ensangrentada, algo entro a la cámara...

-El rey te está llamando.-

Era el caballero de la mesa redonda, Agravain.

-Entiendo...¿Que fue de Gawain?.- pregunto con una voz sin emociones y completamente apática.

-El rey le perdono su fracaso.- la respuesta fue corta y certera, fiel a la actitud de Agravain.

Con eso, dejo su recamara y empezó a subir las escaleras que lo llevaban a la parte superior, cerca de las salas de reuniones mostrando su aspecto.

Sabía lo que quería su rey...o la diosa mejor dicho.

El esto ya lo había hecho antes, sabía para lo que usaba pero también lo disfrutaba internamente sin saber el porque.

Cabello rojo.

Una armadura de tonos rojos, negros y blancos lo cubría junto a una gran capa similar a la de Gawain.

Y una mirada de color plata con una luz en el centro de su ojo.

Era Shirou Emiya, el ejecutor y amante del rey león.

Fin del capítulo 1.

Pues como ven, Shirou se encuentra en la Singularidad de Camelot y si.

Es uno de los malos.

En el próximo capítulo explicaré como llego a Camelot antes de la llegada de Chaldea.

Y les aviso, amante no es muy bueno que digamos; avisados están.