Autor Original: usagi-mono
ID: 3157433
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
"Las cosas estarán mucho peor de lo que están ahora.
Y mucho mejor. Espero"
- Charles Bukowski
Diez minutos más. Y luego me iré.
Afuera, la nieve cae desde el oscuro cielo, una danza desordenada de escarcha y vapor. La taza de café que tiene ante él ya está medio vacía y fría bajo sus manos. Makoto descansa su frente sobre el cristal y mira más allá, al blanco y azul mundo exterior, y a las estrellas que imagina que están asentadas tras el velo de nubes, esperando la llegada de la primavera. Solo esperando pacientemente. Con la esperanza del mañana que llegará.
Pasan treinta minutos, pero hace tiempo que olvidó la promesa que se hizo a sí mismo.
Todo irá bien, piensa, inclinándose sobre la mesa para enfrentarse a un compañero imaginario.
La campanita de la entrada del café suena varias veces esa noche con el ir y venir de los clientes, pero ninguna presagia la llegada que espera.
Todo irá bien, se repite a sí mismo. Haru va a venir.
Los comienzos de un ingobernable invierno muerden el dobladillo de su abrigo, y Makoto hunde las manos más profundamente en el calor de sus bolsillos. No puede esperar a llegar a casa. La vida es un juego de espera, de hecho, reflexiona, mientras hace fila en la plataforma. Hombres asalariados, vestidos de blanco y negro, llenan las cosas, como buenos y pequeños robots.
Piensa en volver a pedir comida para llevar, mientras el tren se detiene en la estación y lo estrujan con tanta fuerza que apenas puede mover los brazos para agarrarse a algo. Ha pasado otra semana, piensa. Solo un caminar sin sentido a lo largo del paso de la vida, sin nada que esperar, nada por lo que vivir realmente, excepto el sonido del teclear día tras día y la cantidad de dinero que entra en su cuenta bancaria. Toma nota mental de transferir algo a casa este fin de semana; al fin y al cabo, alguien tiene que pagar la matrícula escolar de sus hermanos.
Han pasado diez años desde que se fue de su pequeña ciudad natal para perseguir cosas más importantes. ¿Quién hubiera pensad que el contento y modesto Makoto, dejaría alguna vez la comodidad de Iwatobi para intentar algo más brillante en la gran ciudad de Tokio? Fue una idea ambiciosa, al principio, una mera semilla de un pensamiento que arraigó para siempre una vez que consiguió una beca para la universidad de allí, junto con la promesa de un trabajo estable al final de la misma. Todos los que conocía estaban emocionados, sino un poco molestos por el hecho de que ya no eran niños y la separación era inevitable, a la larga.
Y, por supuesto, estaba Haru.
Haru era quien más entendía el valor de la libertad, y esto llevó a Makoto a pensar que quizás entendería la razón de su decisión. Qué mal resultó eso.
Irse no fue una cosa fácil, y de todos los aspectos posibles, Haru fue quien lo hizo más difícil. No fue una sorpresa, en realidad, pero apaciguarlo para que lo aceptara fue lo más difícil, Makoto se había sentido abrumado. Después e todo, Makoto era el ancla de su barco, el puerto de su mar, y hacer que se fuera era como separar dos mitades de la misma persona. El apego era demasiado, tan precioso, como para resistirlo en una distancia tan larga.
Sin embargo, Makoto ya lo tenía todo planeado; se reunirían cada pocos meses y pasarían tiempo juntos, como era la norma, y volverían a encarrilar sus propias vidas después de eso. Al menos eso era lo que pensaba Makoto. Una prueba de fe, para ver cómo serían entonces.
El tiempo es cruel, ya que es abrumador; la vida los alcanza, y las reuniones mensuales se vuelven anuales, los mensajes frecuentes se convierten en textos de disculpa en mitad de las reuniones, y lenta pero constante, la brecha entre ellos se ensancha hasta que todo lo que Makoto ve es una gran zanja negra, donde solía estar su océano. Es más aterrador que ahogarse, ese desapego. Hay momentos en los que todavía se pregunta cómo pudo haber tomado una decisión así con tanta facilidad. La expresión de dolor y traición en el rostro de Haru todavía lo persiguen, y a menudo se imagina cómo sería si se hubiera quedado en Iwatobi.
Teniendo que cuidar de Haru, hablando por Haru, Makoto hace todo esto sabiendo que Haru puede defenderse a sí mismo; es él quien no está seguro de si puede arreglárselas sin tener a su mejor amigo a su lado. Es él quien tiene que encontrar la fuerza para valerse por sí mismo.
Haruka valoraba su libertad, y Makoto sintió que podría quitarle eso también, algún día, si decidía quedarse.
Pero está cansado de esperar y tal vez sea hora de seguir adelante.
El tren se detiene en su estación y camina penosamente por la ruta largamente memorizada hacia su apartamento. Lleva tanto tiempo viviendo aquí y, sin embargo, nunca puede acostumbrarse a la frialdad de la vida en la ciudad. Bueno, nada con lo que no pueda arreglárselas solo.
En el camino de regreso, se abastece de una doce de latas de caballa en lata y no tiene en cuenta el motivo.
Hay un tifón ese día y llama a casa para ver cómo están todos. Aparte de eso, el día es tan normal y anodino como el resto, y Makoto sube a la plataforma de su tren.
Su novia lo espera en el café de siempre, a cuatro paradas. Ha pasado medio año desde que empezaron a salir y ella quiere celebrarlo; a Makoto siempre le han gustado las bellezas de pelo negro y ojos azules, por lo que obedece fácilmente, a pesar de que solo está ansioso por un ramen rápido y un baño largo y caliente este jueves por la noche.
Antes de subir al tren, se quita el llavero de orca en miniatura que cuelga de su maletín y lo guarda en el bolsillo. A su novia no le gusta que conserve regalos de 'las viejas llamas' (a pesar de que ya le explicó que era un regalo de alguien especial), y durante mucho tiempo lo ha estado regañando para intentar que se deshaga de él. Haru no es exactamente un ex, y Makoto se encariñó con el pequeño juguete, de todas formas, porque le recordaba al resto del grupo. Seguramente le llevaría diez años o más el simplemente tirarlo.
Se baja en la estación de Ueno para el cambio de línea, pasando fácilmente entre la multitud de gente. Con despreocupación, busca en el bolsillo trasero su cartera, pensando que al menos debería conseguir algunas flores en el camino. Algo azul, tal vez, ya que es su color favorito.
El tren en la plataforma opuesta se detiene con un chirrido y los pasajeros salen, llenando el área ya abarrotada. Makoto acelera el paso hacia las escaleras, no queriendo verse atrapado en la embestida del tráfico humano. Pero su cuerpo se congela de todas maneras, aparentemente por su propia voluntad, los pies se arrastran hasta detenerse abruptamente en medio de la multitud, y realmente no le importa cuando la gente lo empuja bruscamente o lo mira mal por bloquear el camino. No cuando el amor de su infancia está de él, a pocos metros de él.
Aunque no se han visto en años, Makoto sabe que lo reconocería en cualquier lugar, en cualquier vida. Moreno, ojos azules, silencioso y pensativo. No hay duda.
Nanase Haruka aparece y lanza el estancado mundo de Makoto a un caos sin par. Un choque de trenes, eso es lo que es.
No… ¿Cómo? Aquí no. No puede ser.
A Haruka nunca le gustaron las grandes multitudes de personas, todo el ajetreo y el bullicio de la vida en la ciudad. ¿Qué estaría haciendo aquí ahora, de entre todos los momentos? ¿Por qué no avisó a Makoto? ¿Por qué nadie le dijo que Haru vendría a Tokio? Quizás ya ni siquiera se les considera amigos. Con todos los años de ausencia, Makoto está seguro de que tampoco lo merece. Y tal vez ni siquiera sea Haru, después de todo.
El hombre alza la cabeza y se gira en su dirección, como si hubiera sentido la penetrante mirada, y la visión de Makoto de repente se ve envuelta en el recuerdo de los ojos de Haruka y el azul brillante del que son. De un tono tan encantador – como el color del océano durante la primavera, o el cierto después de una tormenta, pero no son nada como esto, porque ninguno de los dos puede compararse con lo hermosos y encantadores que son los reales.
Makoto se queda allí de pie, mudo, admirando desde lejos. Haru está más delgado desde la última vez de lo que recuerda. Ha perdido parte del músculo de todo el entrenamiento que tenían en la secundaria, pero parece delgado y fuerte, bajo es abrigo gris apagado. Makoto se pregunta si todavía usa esos bañadores bajo la ropa, listo para sumergirse en cualquier cuerpo de agua en un abrir y cerrar de ojos. ¿Todavía nada siquiera?
Ya no sé nada de ti, piensa con tristeza.
"Haru" dice, principalmente para sí mismo. Es demasiado bajo para que se escuche por encima del sonido de las otras personas hablando. Está a punto de dar un paso adelante, cuando un grupo de estudiantes bloquea su camino y Haru desaparece, así como así. Ya lo ha perdido dos veces.
"Haru" llama de nuevo, en la dirección relativa donde Haru estaba parado "¡Haru!"
¿Haru lo vio? ¿Huyó porque lo hizo?
Makoto se detiene justo en el lugar exacto en donde Haruka desapareció, y se pregunta si así fue como se sintió Haruka cuando Makoto lo dejó atrás ese día. El solo pensamiento hace que su cabeza zumbe por el dolor. Nunca quiso hacer daño a Haruka, nunca a propósito.
Se olvida de llevar las flores y se disculpa con su novia por llegar tarde. Durante la cena, ella habla y habla, y él apenas escucha, porque todo lo que está pensando es en cómo volverá a ver a Haruka mañana. Abrazada a su brazo, esta se inclina hacia él, el pelo oscuro rozando el antebrazo de Makoto; casi recuerda la sensación del pelo de Haruka entre las yemas de sus dedos y se regaña a sí mismo por siquiera pensarlo.
De regreso a casa, saca el llavero de orca del bolsillo de su abrigo y una repentina ola de culpa lo golpea con la fuerza de un tifón.
Si fue a Haruka a quien vio el día anterior, quiere asegurarse, por su cuenta. No se pone en contacto con nadie del antiguo grupo sobre eso y no está muy seguro de por qué. Se siente como si estuviera viviendo en una neblina, y la única forma de escapar es si vuelve a ver a Haru con sus propios ojos.
Makoto se encuentra esperando con la respiración contenida a lo largo de la plataforma de la Línea JR donde vio a su amigo la última vez. Son casi las siete y media, el tren llega a tiempo, haciendo que la masa habitual de gente pase corriendo junto a él. Es más difícil de lo que pensó que sería. Camina enérgicamente a lo largo de toda la fila de puertas del tren, buscando entre la multitud de rostros el único rostro que nunca olvidará. Su corazón golpea locamente su pecho, cuando ve una espalda conocida – ni siquiera sabe qué decir, ni cómo actuar, si realmente resulta que es Haru, pero a pesar de esto, sus pies lo llevan más rápido hacia el otro, hasta que están a solo unos metros.
"Haru" exclama con calma, a pesar de los latidos acelerados de su corazón y sus pensamientos confusos.
Makoto lo agarra del brazo, girando a Haruka para mirarle, y por un momento Makoto se encuentra mirando a los ojos de un extraño. Y no es porque realmente no sea Haru – Haru está ahí, con los ojos muy abiertos y dando un brinco por la sorpresa. Es Haru seguro, pero uno diferente.
"Haru…ka" dice de nuevo. No merece llamar a Haru de la forma íntima en que lo hacía antes. Las cosas han cambiado. No son los mismos chicos que eran hace diez años.
"Makoto" dice Haruka, casi en un susurro, y sus ojos se abren aún más ante la revelación.
Parece que está a punto de llorar, o gritar, o tal vez darle un puñetazo, y a Makoto no le importaría en absoluto. Cualquier cosa que Haruka haga, siempre lo aceptará sin pensarlo.
Haruka nunca ha sido de palabras, por lo que Makoto se encarga de comenzar primero "Haruka, ¿de verdad eres tú? No puedo creerlo – tú… no me dijiste que ibas a venir a Tokio. ¿C-Cómo has estado? Ha… ha sido mucho tiempo, siete - ¿ocho años?"
El brazo que ha estado sosteniendo durante todo este tiempo comienza a temblar, y Makoto sobre que ha hecho algo mal.
"Es…" Haruka recupera la compostura, pero retira sus brazos hacia sí mismo, temblando levemente y no es por el frío "Es bueno verte de nuevo, Makoto" Y si es mentira o no, Makoto no puede saberlo. Ya no puede entenderle, no como solía hacerlo, y eso lo perturba hasta cierto punto "Te ves bien"
Duele, muchísimo.
"Sí, tu también te ves genial"
"¿También… vives por aquí, Makoto?" pregunta Haruka, mirando a otro lado.
"Ah, no exactamente" admite, preguntándose cómo debería hacer para retorcer los hechos.
"Oh" dice Haruka, y se ajusta un poco el abrigo "Bueno, voy hacia allí, así que…"
No. Makoto no quiere que se vaya, incluso si este Haru parece decidido a escapar de él.
"¡H-Hey, espera!" se apresura a agarrar la mano del otro y una extraña corriente recorre su brazo y llega hasta su pecho.
El viejo él lo habría dejado ir, se habría despedido y habría seguido su camino, pasivo y complaciente hasta el extremo, un cobarde con sus emociones. Pero Haru no es el único que ha cambiado.
"¿Todavía… tienes el mismo número de teléfono?" pregunta.
Haruka se ve tan tenso, tan diferente al chico tranquilo y sereno que solía conocer, que Makoto reprime el impulso de simplemente darle un abrazo "Lo cambié" responde en voz baja "Lo siento por eso"
"No lo sientas por nada" las palabras salen de la boca de Makoto antes de que se dé cuenta "Q-Quiero decir, está bien. Está bien. Deberíamos intercambiar números – es decir, si estás de acuerdo con eso"
Haruka le mira inquisitivamente por un momento, antes de responder en un tono más indiferente "Sí, vale"
Intercambian números en un incómodo silencio. ¿Haruka llevando un móvil? No tiene precio. Makoto lo mira con atención, el rostro madura de este Haruka adulto – la firme línea de su mandíbula, laforma en que su pelo está un poco más corto ahora, y lo atractivo que se ha vuelto. Bueno, para Makoto, Haruka siempre ha sido atractivo, pero ha pasado tanto tiempo desde la última vez que se vieron.
"¿Ya terminaste?" pregunta Haruka, creando un corriente en la espalda de Makoto mientras retrocede "De guardar mi número, quiero decir"
"O-Oh, sí. Sí, he terminado"
"Entonces" Haruka guarda su teléfono en el bolsillo y mira hacia un lado "nos vemos"
Se da la vuelta para irse, pero Makoto no acepta nada de eso. Los sorprende a ambos parándose al pie de la escalera, bloqueando el paso.
"¿Qué?" dice Haruka, después de un momento de confuso silencio.
"Vamos a cenar alguna vez, ¿vale?" sugiere Makoto, pero en realidad, ni siquiera sabe a dónde va con esto "Yo invito"
Por la expresión en su rostro, Makoto puede saber que Haru está luchando consigo mismo por dentro, atrapado sin ningún lugar al que ir. Casi se siente culpable por imponer esto al otro tan de repente. De hecho, debe parecer bastante desesperado. Pero a la mierda su orgullo. No volverá a perder de vista a Haruka. Va a reparar los pedazos rotos de su amistad incluso si le cuesta la dignidad.
"¿Qué tal suena el próximo jueves por la noche?" continúa, decidiendo por ellos "Podemos encontrarnos aquí a esta hora. Conozco un lugar cerca – te gustará, te lo prometo"
Haruka lo acepta, para su satisfacción. Makoto se siente como un chico de secundaria otra vez, sintiendo esa cálida sensación de aleteo dentro de su estómago al invitar a su enamorado a salir en una primera cita. Aunque Haruka es más un amor de la infancia, más que nada. Le gusta como suena. Amor de la infancia. ¿Pero qué es él para Haruka ahora?
Makoto le deja ir eventualmente, y se dan las buenas noches.
Todo estará bien, incluso si Haruka se niega a aparecer ese mismo día, piensa. Lo intentará de nuevo a la semana siguiente, y a la siguiente, hasta que Haru no tenga más remedio que cumplir o mudarse de Tokio por completo porque Makoto no lo dejará ir – nunca le dejará ir – hasta que hayan resuelto las cosas entre ellos. Sea lo que sea.
Llega a casa y el primer mensaje de texto que recibe es de su novia. Algo sobre un bonito bolso que vio el otro día con sus amigas. Nada de importancia, pero la realidad le golpea con fuerza; él y Haru están viviendo vidas separadas ahora – conocen gente nueva, tienen nuevos estándares, nuevas perspectivas en la vida por completo – la idea de que Haru podría estar saliendo con otra persona nunca se le había pasado por la mente hasta ahora. Sin embargo, ¿cuáles eran las posibilidades? Si Haruka ha sido más o menos la misma persona que hace diez años, es difícil de imaginar. Pero, ¿y si Haruka llamó la atención de alguien? ¿Y si había encontrado a alguien como Makoto, alguien que nunca querría marcharse? El pensamiento lo mata, y Makoto solo puede hundirse hasta el fondo de su bañera, para intentar encontrar el mismo consuelo que Haru encuentra cuando se sumerge así.
Nunca ha funcionado. Ni hace diez años, ni ahora.
Mañana será mejor, piensas, y sale a la superficie.
Makoto apenas pasa la mitad de la semana, plagado de preocupaciones y aflicciones. Es martes por la noche y no puede soportar esperar otros dos días más para que le respondan sus preguntas.
Se pasea por los contactos de su teléfono, haciendo una pausa durante un momento en la 'H' de Haruka (felicitándose a sí mismo por haberlo conseguido) y finalmente se desplaza hacia abajo, hasta la 'N'. Si hay alguien en Iwatobi que esté bien informado sobre el antiguo grupo y sus vidas actuales (léase: amante de los chismes), entonces el único es Nagisa Hazuki. Se lo piensa entre él y Rei, preguntándose cuál sería el que lo dejaría tranquilo sin entrometerse, y va en contra de su mejor juicio de todos modos, llamando a Nagisa.
El teléfono ni siquiera pasa de dos toques completos antes de que le contesten.
"¿Hola?" una inocente y juvenil voz habla desde el otro lado "¿Este es… Mako-chan?"
"Nagisa" saluda, sonriendo a través de su tono "Mucho tiempo sin escucharte"
Hay una pausa dramática al otro lado antes de que su oído prácticamente sea asaltado por un fuerte clamor "¡Dios mío, de verdad eres tú!" celebra Nagisa "Mako-chan, Mako-chan – ¿puedo llamarte todavía así? Mako-chan, ¿cómo has estado? ¿Cómo va la vida? ¿Sigues viviendo en Tokio? Oh, espera, ¿por qué me estás llamando? – Oh, dios mío, ¿qué pasa? ¿Es un tsunami? ¿Un terremoto? Mako-chan, no te preocupes, todo va a estar bien, ¡solo –!"
Makoto no pude evitar reír ante la familiaridad. Al menos alguien no ha cambiado tanto "¡Nagisa, es genial escucharte de nuevo! Estoy bien, todo está bien aquí en Tokio"
"Tsk, ¡me tenías preocupado, Mako-chan!" Makoto puede escuchar el puchero en su voz "Después de todo, ni siquiera has llamado en, ¿cuánto? ¿Siete u ocho años? ¿Qué hay de eso?"
"Ah, l-lo siento" dice y lo dice en serio "Lo siento. Todo fue demasiado para mí, ya sabes. La vida"
"Oh… entonces, ¿por qué llamas ahora? ¿Me extrañaste? Je"
Suelta lo primero que tiene en la punta de la lengua "Es tan bueno escuchar tu voz de nuevo, Nagisa" se recuesta contra la encimera de la cocina y mira por la ventana las brillantes luces de la ciudad, tan frías y distantes "¿Cómo están todos?"
De nuevo, hay una pequeña pausa en el otro extremo, pero no se debe a la conmoción "M-Mako-chan" lloriquea Nagisa, y Makoto no puede creer que esté escuchando a un hombre adulto llorar por teléfono "T-Todos… todos están bien. Rei acaba de ser ascendido también. ¡Deberías volver y celebraremos juntos! Te extrañamos mucho. Y-Ya sabes, acabamos de mudarnos al mismo apartamento, el mes pasado. Es realmente grande y genial, je"
"Felicidades entonces, a los dos" dice cálidamente. De todos modos, lo ha sabido desde el principio.
"¡No es nada!" Nagisa sorbe con fuerza "Entonces, ¿cómo has estado, extraño?"
Makoto se ríe "Nada nuevo, la verdad. Sigo trabajando en el mismo lugar y todo. He estado pensando en cambiarme a un sitio mejor. Hay otra compañía que ofrece mejores salarios y algunos beneficios extra"
"¡Deberías hacerlo! ¡No dejes escapar la oportunidad!" dice Nagisa, alegre "¡Siempre te las arreglas para conseguir lo que te propones, Mako-chan!"
"No todo"
"Eh – ¿qué fue eso?"
"Mm, n-nada" tartamudea "Ah, ¿sabes? El otro día, eh – me encontré con Haru. ¿Se mudó a Tokio?"
El tono de Nagisa cambia levemente; es como si hubiera tenido miedo de tocar el tema, y Makoto se da cuenta "E-Eh, bueno. Sí, ya sabes. Su compañía le mandó allí, la verdad. E-Entonces, ¿cómo va la búsqueda de trabajo? ¿Para qué compañía estás trabajando? ¿La misma? La de eh – ¿esa de software?"
"Nagisa" dice Makoto, con seriedad "¿Por qué no me lo dijiste?"
¿Por qué nadie me lo dijo?
"Mako-chan…"
"Ah, no me hagas caso – en realidad no importa"
"Mako-chan" dice Nagisa, adoptando un tono sincero "Han pasado diez años, ya sabes. Haru-chan ha seguido adelante" ¿No lo has hecho tu? Son las palabras que no necesita pronunciar.
Es suficiente para hacer que su voluntad se tambalee "Haruka… ¿está – él, bueno… ¿está saliendo con alguien?" pregunta, aunque ya puede adivinarlo, siente pavor.
"Deberías preguntarle tú mismo" dice Nagisa. Maldita sea. Parece que alguien también ha cambiado "Conociendo a Mako-chan, no habrías dejado que Haru-chan simplemente se fuera sin sacarle su número, ¿verdad?"
"Es espeluznante la facilidad con la que adivinas estas cosas" admite Makoto.
"Entonces, ¿a qué estás esperando?" le reprende Nagisa.
"Tienes razón. Ah… me sentí tan perdido cuando lo vi ese día. Realmente fue un golpe cuánto han cambiado las cosas entre nosotros"
"Mako-chan, no tienes ni idea, ¿verdad?"
"¿De qué?"
"De cuánto te extrañaba Haru-chan"
Makoto siente que su propio espíritu se tambalea. Todos sus otros miedos pueden irse a la mierda por lo que a él respecta, porque no son nada comparados con el miedo de hacer daño a la única persona que más significa para él.
Nagisa comienza a abrirse más, a pesar de él mismo "Dios, Haru-chan no va a perdonarme por decirte esto. Solo para que lo sepas, me debes una. Haru-chan estaba… sabías cómo se sentía Haru-chan con lo de que te fueras, ¿verdad? Y mientras no estabas, creo que tomó algunas decisiones imprudentes y malas. Bueno, hey, eso fue hace mucho tiempo"
¿Malas decisiones? Makoto ni siquiera quiere pensar en cuáles podrían haber sido.
"Tal vez… tal vez sentiste que necesitabas mostrarle que no necesitabas apoyarte en él, pero, Mako-chan – ¿por qué no te paraste a pensar que quizás Haru-chan era el que te necesitaba?"
"Nagisa…" el peso de sus palabras es suficiente para hacer que le duela el pecho.
"¿Por qué no volviste?" pregunta Nagisa y sabe que está hablando por todos "Haru-chan te estuvo esperándote. Él –"
"Es suficiente, Nagisa" dice, un poco demasiado severo "Suficiente"
"L-Lo siento, Mako-chan!
Suspira "Está bien. Lo siento. No quise decir… tienes razón, sobre todo. Voy a encontrarme con Haru, y voy a arreglar las cosas entre nosotros para siempre. Gracias, Nagisa. Realmente aprecio que me digas todo esto"
Incluso si recibió el mensaje demasiado tarde.
"¡Sin problema! ¡Siempre estoy aquí para ayudar!" dice Nagisa alegremente "No te preocupes por eso, Mako-chan, siempre te las arreglas para conseguir lo que te propongas" lo dice de nuevo. Nagisa respira hondo "Pero, ya sabes, tenía la intención de preguntarte – ¿qué pasó entre tú y Haru-chan?"
¿Qué pasó entre Haru y yo?
"Nada" dice Makoto. Nada.
Y ese es precisamente el problema.
Continúan hablando de otras cosas, hasta que Rei regresa a casa y Nagisa se distrae demasiado como para quedarse al teléfono. Más tarde, justo cuando está a punto de prepararse para ir a la cama, llega un mensaje de Nagisa:
'Je, Mako-chan todavía ama a Haru-chan, después de todos estos años, ¿eh?'
El rostro de Makoto arde instantáneamente, pero no tiene voluntad de negarlo.
'Te diré cómo va' responde, refiriéndose a su propuesta de encuentro, y luego intenta, con todas sus fuerzas, quedarse dormido sin soñar con el pasado.
Llega el jueves y está esperando en el mismo lugar en donde hablaron por última vez. No ha recibido ningún mensaje de Haru en absoluto, ninguna confirmación de ningún tipo, ningún tipo de 'Nos vemos', y es realmente como el viejo Haru, en realidad. Solo que ahora, seguramente no sea el conocimiento y la confianza lo que le impide responder los mensajes de Makoto.
A las siete y cincuenta, aparece Haruka, con un abrigo diferente que es un poco más ajustado y elegante, con una bufanda roja descolorida alrededor de su cuello. A Makoto no le gusta cómo el color choca con los ojos de Haru. Le frustra y no puede entender por qué. No tiene nada de malo – Haruka puede usar lo que quiera y aún así verse bien en ello.
"Lo siento" es lo primero que dice Haruka "¿Esperaste mucho?"
"Nada" sonríe "Entonces, vamos"
Makoto los lleva por la salida Este y por la calle. Está lleno de librerías y carritos de comida, y hombres de negocios haciendo cola en los bares nocturnos. Desde el rabillo del ojo, ve a Haru mirarlos con inquietud.
"No me gusta beber" dice Haruka en voz baja.
Makoto se ríe afablemente "No te preocupes, no vamos a ir a ninguno de esos lugares. ¿Qué tal suena Katsu-don? También tienen un menú de miso y caballa"
Si hay algo que había estado esperando escuchar al hacer ese comentario, no recuerda muy bien qué. Haruka solo asiente y lo sigue por un tramo de escalones de piedra, a una esquina de un pequeño café.
Makoto no está seguro de por qué, pero el repentino ataque de vítores (sin duda, de un grupo de amigos borrachos) justo encima de ellos desde un bar de dos pisos, hace que Haru se detenga en seco, inseguro. Tiene las manos en los bolsillos, hundido hasta la barbilla en su gruesa bufanda roja, y Makoto solo quiere tirar de él hacia un lado y – y no sabe qué. Han sido diez años; tiene que ganarse la confianza de Haru de nuevo. Incluso una amistad como la de ellos no puede soportar la insensibilidad del tiempo y, a su vez, no sabe lo que el tiempo le ha hecho a Haru. Lo que sea que esté pensando, no lo compartirá, y Makoto puede aceptarlo, como acepta todo lo demás sobre Haru.
"¿Haruka?" prueba.
Haru solo se queda congelad, un paso bajo él, seguramente lamentando ya su decisión.
"Haruka" Makoto se para a su lado "¿Quieres ir a casa?" pregunta, demasiado acostumbrado a ser demasiado considerado "Puedo acompañarte a casa, si eso es lo que quieres. Podemos olvidarnos de esto, o podemos pasar el rato juntos en otro momento"
Lo que quieras. Haré lo que quieras. Solo dilo.
"Makoto" dice Haruka, después de un rato "No es nada. Solo… recordé que… tengo que comprar comida para gatos más tarde"
La respuesta le sorprende y sonríe, medio aliviado "¿Oh? ¿Ahora tienes gatos?"
"Solo uno. Un gato gordo atigrado"
Continúan subiendo la pendiente "Debes enseñarme una foto alguna vez. ¿Cómo se llama?"
Haruka hace una pausa. Hay un indicio de rubor en sus mejillas "Es… no le puse nombre"
"¿Eh?"
"Sigue yéndose de casa, de todas maneras, y no regresa durante días"
Makoto se ríe "Eso es lindo"
"Es confuso" dice Haruka.
Llegaron a la tienda, situada en la parte superior, lejos de todas las luces chillonas. Es acogedor y pintoresco, el tipo de sitio que Makoto conocería. Ya ha estado aquí dos veces, por lo que la familiaridad lo tranquiliza y siente que podría pasar la noche sin sentirse incómodo. Si Haruka está nervioso o incómodo , no lo demuestra, simplemente se sienta tranquilamente junto a Makoto en el asiento del mostrador después de colgar su abrigo en la puerta.
A diferencia de Makoto, no lleva un jersey debajo, sino algo más informal.
"¿Un jueves casual?" pregunta Makoto. Es un intento de mantener las cosas bastante tranquilas entre ellos.
"Ahora trabajo en una empresa de diseño" responde Haruka, a modo de explicación.
"Vaya, eso está verdaderamente bien. Siempre te gustó dibujar, ¿no? Me alegro de que puedas mostrar tu talento al mundo"
"No soy tan bueno" dice Haruka con modestia, cruzando las manos en su regazo, y Makoto piensa que es extraño ver a su viejo amigo actuar tan dócil frente a él.
"No digas eso. Seguramente eres mejor de lo que puedo imaginar. Siempre has tenido tanto talento, Haruka"
Haruka no dice nada ante eso, simplemente agacha la cabeza, pensativo. Se ve tan cansad, Makoto solo quiere envolver sus brazos alrededor de esos estrechos hombros. Está tan distraído que casi no se da cuenta cuando la camarera llega para tomar nota del pedido. Haruka no pide la caballa, opta por algo más con carne de cerdo. Es un poco tonto, cómo hace que el corazón de Makoto se estruje con fuerza en su pecho. Sin embargo, no pregunta por ello.
"¿Todavía sigues trabajando en la misma empresa?" pregunta Haruka de repente.
"Ah, s-sí. Pero tengo la intención de renunciar desde hace algún tiempo. ¿Tu empresa necesita de alguien para las finanzas?" Makoto sonríe, bromeando.
"Somos sólo una empresa pequeña. En realidad, menos de diez empleados. Dudo que tengas algo que hacer" Haruka también se permite una pequeña sonrisa, y Makoto siente que su corazón se dispara al verla.
Está sorprendido por la vibración tan abrupta procedente de su bolsillo; saca su móvil, encontrando un mensaje de su novia, preguntándole si quiere ir esta noche. Contempla ignorar la invitación por completo.
"¿Novia?" pregunta Haruka, inclinando la cabeza.
Mierda. Qué decir…
No es que él y Haru estuviesen en una cita. No hay nada de qué sentirse culpable, así que dice la verdad.
"Sí. Sin embargo, no es nada serio. No somos exclusivos ni nada" Bueno, eso era medio verdad.
"Ya veo" dice Haru, y Makoto está un poco molesto por ser tan impasible al respecto "¿Cómo se llama?"
Makoto no quiere ahondar en ese tema, al menos esta noche "Eso no es justo, ni siquiera me has dicho el nombre de tu gato todavía" dice infantilmente.
"Te lo dije, no tiene nombre"
"Mm, eso es mentira, ¿no?"
"No es importante…"
"Entonces, el nombre de mi novia tampoco es importante" dice con rotundidad "Ella va y viene, como una especie de gato. A veces no regresa durante días"
Haruka se ríe de eso, escondiendo su sonrisa detrás de una mano, y es exactamente el tipo de respuesta que Makoto esperaba.
"Quizás son la misma persona" bromea Haru.
"Sabía que me estaba engañando" dice Makoto, radiante. Qué ironía.
Es mucho mejor de lo que pensaba. Puede que haya sido un poco tímido, pero Haruka se abre con facilidad a lo largo de la cena. No hablan mucho sobre el pasado, incluso si es lo que todavía los mantiene unidos. Makoto no quiere que Haru piense en ese momento. Prefiere concentrarse en el presente.
Se entera de que Haruka hizo un corto curso sobre diseño gráfico en Iwatobi, y una empresa interesada lo tomó bajo su protección, después de ver sus trabajos en la feria de graduación. Resulta que se le pidió que se trasladara a Tokio para ayudar a administrar una sucursal recién abierta, y ha estado viviendo en algún lugar entre Ueno y Akihabara, en un complejo de apartamentos alquilado a empleados de la firma de diseño.
"¿Tiene piscina?" pregunta Makoto, curioso "Tu condominio"
"Sí" responde Haru "Sin embargo, no tengo tiempo para nadar muy a menudo. Debes de pensar que el cielo se está cayendo, ¿verdad?"
Makoto se ríe. ¿Un Haru que no tiene tiempo de nadar? Olvida lo de que el cielo se caiga, ¡el mundo también podría terminarse!
Cuando la cena llega, Makoto se encuentra comiendo más lento de lo normal. El solo pensar y ver a Haruka sentado, casi hombro con hombro, a su lado, es suficiente para mantener a raya su hambre. También tiene ganas, pero de otra noche como esta. Hay algo en la tranquila gracia que Haru exuda en cada simple gesto que le quita el aliento. Recuerda eso de él con cariño.
Son casi las diez cuando terminan. Makoto deja dos mil yenes para pagar, negándose a aceptar la parte del costo de lo pedido por Haru. Le pide a Haru que le devuelve el dinero de otra manera, y eso provoca un sonrojo sospechoso en las mejillas del otro.
El aire es más frío que antes, mientras bajan las escaleras hasta la acera principal.
"No puedo esperar a la primavera" dice Haru.
"¿Para que haga suficiente calor para nadar?" Makoto no pierde el sentido.
Haruka sonríe, aunque un poco triste "Sí" dice, y sale con una bocanada de vapor blanco.
Escuchan el sonido de la lluvia antes de que les alcance. Es tan repentino que los dos se quedan allí, inmóviles por un momento, ninguno de los dos tiene un paraguas a mano. Pero es principalmente porque Haruka, a la primera sensación de agua de lluvia cayendo sobre ellos, alza la cabeza con los ojos cerrados y deja que el agua le bañe el rostro sin reservas. Es como si el mundo que los rodeaba hubiera dejado de existir. Y Makoto lo desea. No quiere nada más que grabar esta imagen de Haruka en su mente para siempre, tan libre y despreocupado.
El sonido de las ventanas al cerrarse trae a Makoto de vuelta a la tierra. Instintivamente coge a Haruka de la mano, llevándolo a salvo al refugiarse en el dosel de una tienda de conveniencia.
"¿Lluvia? ¿Eso es lo tuyo ahora?" pregunta Makoto, limpiando el agua de su frente.
Haruka mira la ducha torrencial, el agua goteando de su pelo y su rostro "En realidad no. La sola sensación me recordó algo"
Se ve tan empapado y helado incluso bajo su abrigo, que Makoto se acerca para secarle la cara con su propia manga. No se da cuenta de lo que está haciendo hasta que sus ojos se encuentran con los de Haruka, y es prácticamente criminal la forma en que Haru lo está mirando ahora.
"L-Lo siento" murmura, dándose la vuelta.
Haruka deja escapar un suspiro "Esta bien"
La lluvia es cada vez más intensa, implacable. Makoto se pregunta si deberían comprar un paraguas barato o correr de regreso a la estación bajo la lluvia. Estudia el perchero donde se exhiben los paraguas y los ponchos, pero lo que le llama la atención es el congelador con helados de al lado.
"Hey, Haruka, ¿te apetece uno de estos?" señala las paletas de helado que hay dentro "¿Te acuerdas?"
Haruka se acerca para mirar dentro de la caja de cristal brillantemente iluminada. Sus ojos brillan, aunque solo sea por un segundo "Estamos en pleno invierno, Makoto"
"Sí, pero esos helados están disponibles todo el año" dice alegremente "Es el mismo que solíamos tomar de niños"
"Aun así estoy lleno"
"¿Seguro?"
"Sí"
"Está bien" dice suavemente Makoto "La próxima vez, quizás" añade, esperanzado.
Haruka cruza sus brazos sobre su abrigo, luciendo un poco inquieto. Makoto se preocupa por eso, y no está seguro de por qué, pero sus sensores le dicen que interprete la situación correctamente antes de volver a hablar.
Su teléfono suena en su bolsillo; otro mensaje de su novia, diciéndole que vaya antes de que la tormenta sea demasiado fuerte para viajar. Se frota las manos en busca de calor, con la intención de mandarle una respuesta rápida.
"Deberías ir con tu novia"
Makoto casi no lo escucha "¿Perdona?"
"Deberías ir con ella" dice Haruka, forzando una pequeña sonrisa.
"¿Qué estás diciendo? Ni siquiera era mi novia" miente, y no importa si Haru lo sabe o no.
"Vamos, Makoto. No me engañas"
"¿Por qué importa eso, Haruka?" Makoto ni siquiera sabe por qué está molesto por eso; pero la forma en que Haru descarta el hecho le revuelve el estómago.
Haruka baja la mirada hacia el suelo húmedo que los rodea, para que Makoto no vea la emoción completa que se remueve ahí. Sabes completamente bien por qué es importante, eso es lo que le dice Haru, por la forma en que cambia de un pie al otro, y Makoto se estremece ante eso – casi ha olvidado cómo eran las cosas entre ellos hace diez año, lo familiarizados que estaban el uno con el otro que no era necesario pronunciar palabras; es justo entonces, cuando está reviviendo un breve fragmento del recuerdo, cuando se da cuenta de que nunca quiere dejarle marchar.
Haruka traga, armándose de valor para lo que sea que esté a punto de decir. Makoto ya lo escucha antes de que lo haga.
"Makoto" empieza "Hay alguien con quien estoy–"
"No lo digas" le corta Makoto. Su pulso está acelerado, su respiración igual. Hay un millón de cosas que desea decir, pero todas las palabras que puede juntar se escapan de su lengua, y todo lo que puede hacer es repetir lo mismo una y otra vez "No lo digas. No quiero escucharlo"
"Makoto" la mirada que le dedica Haruka hace que se le parta el corazón en dos.
"No me importa" dice solemnemente, acercándose lo suficiente para que apenas estén a un pie de distancia. Mira directamente al hermoso rostro de Haru y dice la verdad "Solo quiero estar aquí, contigo. Estoy bien con eso, por ahora"
Es como si volvieran a tener diecisiete años – uno frente al otro bajo la llovizna, en las orillas de una isla desierta, y Haruka lo mira como si estuviera a punto de llorar. La sola idea de que una sola lágrima bajase por el rostro de Haru, hace que Makoto quiera tirarse por un precipicio. Sin embargo, no llora, esbozando una sonrisa temblorosa, y la sombra se alza de los ojos de Makoto.
"Quiero enseñarte algo" dice Haruka, sin aliento.
"¿Aquí? ¿Ahora?" no hay ningún lugar al que puedan ir, no con este clima.
"Sí" dice simplemente Haru, tomando su mano "Una vista que nunca has visto antes"
Y tira de un aterrorizado Makoto hacia el aguacero con él.
"¡H-Haru!"
Hace mucho frío, tanto que apenas puede evitar castañear los dientes. Las pocas personas en la calle con sus paraguas pasan, borrosas. Sus zapatos se llenan rápidamente de agua y sus pantalones se empapan tanto que le cuesta un poco mover las piernas. Mira a su alrededor, sintiéndose como un tonto con su pelo aplastado y su ropa empapada, y se pregunta si alguien se compadecería de ellos lo suficiente para ahorrarles refugio en la estación.
Mira hacia donde está Haruka y se olvida por completo del escozor de la lluvia en su rostro. No hay otra forma para describirlo – Haruka se ve tan enamorado, tan absorto, que Makoto comienza a sentir las mismas emociones reflejadas en él, excepto que no es hacia la lluvia. Tiene la mano extendida, aparentemente en trance, mientras deja que el agua de la lluvia le bañe el rostro, como un hombre en busca de ser limpiado del pecado. En medio de todo esto, Haruka sonríe abiertamente, y es la sonrisa más grande que Makoto ha visto en Haru desde el día en que se conocieron, y se enamora de nuevo.
"Makoto" dice Haru, extendiendo los brazos "Somos libres"
Makoto deja escapar un grito ahogado. Por un momento, la lluvia cae, cálida contra su piel, como una reconfortante manta, cayendo por su rostro y cuello y dentro de su ropa como un susurro. El mundo que los rodea continua, completamente distante, y siente que está por encima de todo – por encima de todos sus miedos, todas sus preocupaciones, todas las expectativas y responsabilidades. No queda nada de él más que sus calcetines mojados y su risa, y su amor puro e inmortal por el hombre que está de pie frente a él, riendo a su lado – la persona más hermosa que Makoto haya conocido y conocerá jamás en su vida.
Somos libres, piensa, y besa a Haruka en los labios por primera vez en su vida.
Caminan hacia el condominio de Haru bajo la lluvia, rozándose los hombros. Tardan unos veinte minutos y el portero se pone frenético al ver los dos chicos empapados de agua y goteando por todo el vestíbulo. Todo lo que pueden hacer es evitar reírse como niños pequeños.
El apartamento de Haruka es simple y ordenado, y ha adquirido una afición por comprar objetos curiosos en tiendas vintage, como la gran botella de cola verdosa que se encuentra en una esquina y un mapa descolorido de la primera guerra mundial que ha dividido en marcos a lo largo de las paredes de su sala de estar. Bastante artístico, podría decir Makoto.
"Puedes secarte en el baño" dice Haru, entregándole una toalla y ropa limpia "Lo siento si no te quedan bien. Sin embargo, esto es lo más grande que tengo"
"Gracias" Makoto coge las prendas, mirando el rostro de Haruka para intentar percatarse de cualquier señal. No hay nada que pueda adivinar.
"Si me necesitas estaré en la habitación, allá"
Haru le deja solo, y no se molesta en quitarse una sola prenda de ropa hasta que tiene la puerta de la habitación completamente cerrada. Makoto se pregunta si Haru ignorará lo que pasó durante el resto de la noche. Todavía siente el suave calor de los labios del otro sobre los suyos, y no puede evitar pensar si él también debería olvidarlo. Después de todo, fue algo imprevisto.
Se está secando el pelo, vestido con un par de pantalones deportivos de Haru y nada más; la camisa no le queda bien en los hombros. Recuerda una época en la que compartían ropa y bolsos, entre otras cosas, y se pregunta cómo dejó de estar acostumbrado a eso – incluso tenía un cajón lleno de cosas de Haruka y este tenía uno para él. A veces ni siquiera importaba qué pertenecía a quién, eran prácticamente la misma persona y nada podía separarlos. Excepto, por supuesto, si se hacía desde dentro.
Pequeñas figuritas de cerámica se alinean en la estantería solitaria de la sala de estar. Baratijas y regalos, rescatados de los mercadillas y tiendas de la esquina. Uno le llama la atención – le lleva un tiempo darse cuenta de porqué – es un delfín azul en un llavero, y es de una marca similar al que tiene Makoto. Extiende la mano para comprobarlo, y el pequeño nombre garabateado en un costado de su barriga encrespada confirma su corazonada.
"Oh" Haruka aparece en la puerta, vestido con su ropa de estar por casa "¿Lo recuerdas?"
¿Cómo podría olvidarlo?
"Sí. Te conseguí esto, hace mucho tiempo"
Haruka mira al suelo y se seca el pelo en la nuca. Makoto escucha lo que no dice, pero responde de todos modos.
"Yo también tengo el mío" dice, sonriendo suavemente "Me alegra que aún conserves el tuyo"
Haruka estaba frente a él ahora, una pregunta en sus ojos; una pregunta que Makoto no puede descifrar, o es más exacto decir que su cerebro se niega a enfrentar el asunto por completo.
No dice nada, cuando Makoto se pone de pie frente a él, sugerente. Haru mantiene sus ojos fijos en la clavícula del hombre más alto, algo reservado y – y casi confiado, que hace que Makoto sienta que puede hacer cualquier cosa y Haru se lo permitiría. Hay tanta tranquilidad – incluso el sonido de la lluvia se ha silenciado – solo se escucha el goteo contante del agua del grifo del baño; sirve como una proyección de los latidos de su corazón, mientras Haru se ve así, apreciando su propia existencia.
De todos modos, ¿cuándo empecé a amarte?
De cerca, el rostro de Haruka parece más delgado; ha perdido algo de esa grasa infantil de su niñez, y Makoto se entristece al ver lo cansado que luce ahora. Sus ojos están apagados y reflejan una madurez tranquila. Haruka siempre será atractivo para él, pero son pequeñas cosas como esa las que le hacen darse cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que dejó Iwatobi. ¿Qué ha visto y sentido Haru en ese lapso de diez años, en la ausencia de Makoto, en un mundo donde Makoto no estaba allí para compartir esas cosas con él? Incluso con todos sus amigos, Haruka debe haberse sentido tan aterrorizado, tan solo, y Makoto está furioso porque le ha llevado mucho tiempo ser realmente consciente de ello.
Toda su vida lo ha sabido, nunca ha habido – y nunca habrá – ningún otro al que le dedique su amor. Quizás sea demasiado descabellado decir que es algo así como el destino, o que son almas gemelas, porque eso no es lo que son. Haru es él y él es Haru. No hay otra verdad que acepte.
Haruka mira hacia un lado, abrazándose a sí mismo "Creo – creo que me dejé el grifo del agua abierto –"
Makoto no sabe de dónde sale eso, pero lo sabe, y ahora entiende por qué lo llaman un torbellino de emociones, porque todo lo que pasa por su cabeza es un revoltijo de pensamientos y decisiones, ninguno de ellos tiene sentido cuando están retumbando tan fuerte y al mismo tiempo, despojándolo de su control, confundiendo sus expectativas con sus deseos. Sin previo aviso, tiene a Haruka inmovilizado contra la pared, besándole con la hambriento, poniendo sus manos en todos los lugares que puede alcanzar – acariciando su muslo, apretando su trasero, colando las manos bajo su camiseta. Hace calor y la boca de Haruka es cálida, y Makoto no puede esperar para descubrir que otros lugares de su cuerpo le darán un placer similar.
Haruka, por el contrario, está lívido por la conmoción "No" intenta, un sollozo escapándose de su garganta mientras Makoto deja su boca para succionar su cuello. Tira y agarra, luchando con todas sus inferiores fuerzas "No…"
Hace fuerza con su brazo en el pecho de Makoto para separare, pero el otro simplemente lo quita de en medio y continúa con su impulso sin sentido.
He querido esto durante tanto tiempo –
"¡Makoto!" grita Haruka, desesperado "¡Para!"
La forma en que su voz se quiebra cuando lo dice, hace que Makoto se congele. El único hilo de pensamiento coherente que recorre su mente ahora es que a Haru no le gusta, tanto que tiene que alzar la voz; y para pensar que Makoto es quien le forzó a esto de repente. No es de extrañar que Haruka esté temblando un poco ahora, su respiración entrecortada. Makoto piensa que se merece mucho la mirada de amarga traición en los ojos húmedos de Haru.
Mierda. La cagó.
Fue un error, quiere decir. Estaba demasiado atrapado en mis emociones. No tenía forma de demostrártelo. Todo se tornó demasiado para mí. Eres perfecto. Pero no dice nada de eso; es como si su corazón se hinchara con todo el veneno de sus acciones hasta que se le subiera a la garganta, bloqueando las palabras para que no llegaran a su lengua, y todo lo que pudo decir fue un lamentable "Lo siento".
La última cosa que Makoto imagina es que Haru muestra comprensión, pero eso es exactamente lo que se muestra en sus ojos, en lugar de miedo y desconfianza. Makoto se odia a sí mismo. Se odia tanto a sí mismo que voluntariamente se encerraría en un lugar oscuro y esperaría a que le llegase la muerte.
"Pégame" dice, apretando los puños contra la pared "Grítame. Golpéame, lo que sea. Si quieres que lo haga, me iré"
Haruka lo mira con calma, aparentemente para deducir su próximo curso de acción.
"Makoto" dice, y las palabras que vienen a continuación hieren a Makoto más que cualquier golpe que Haru pudiese darle "No puedo aceptar tus sentimientos"
Siente como si un tren lo golpeara. Sin palabras, Makoto solo puede dejar que sus brazos caigan sin fuerzas a los costados y dejar que el mundo se derrumbe a su alrededor, porque no le importa. No le importa nada. Puede morirse ahora mismo y ni siquiera supondrá nada.
Haruka no lo ama. Incluso si lo hiciera, ya no lo hará, y Makoto sabe que es su culpa. Todo lo es. Se arrepiente de haber decidido dejar atrás Iwatobi. Se arrepiente de subirse a ese tren, hace diez años. Se arrepiente de haber elegido su independencia antes que Haru. Con Haru frente a él ahora, Makoto sabe lo que quiere, sabe lo que siempre ha querido, desde hace diez años, pero tenía demasiado miedo para mostrarlo.
"Y-Yo" dice Haruka "estoy saliendo con alguien más. Sería… injusto para él"
Makoto piensa en su novia, al otro lado de la ciudad, esperando una respuesta que nunca llegará.
"Y por eso," continúa "no puedo prometerte nada, Makoto. Lo siento"
"No lo estés" dice Makoto, alejándose "No deberías lamentar nada"
Haruka parece que está a punto de deciar algo más, cuando un fuerte maullido los sobresalta a ambos. Un gato atigrado y somnoliento sale de debajo del sofá, mirando a Makoto con precaución y con un toque de celos también, si sus ojos no le juegan una mala pasada. Vuelve a maullar, un poco más directo, acercándose a los pies de su dueño. Haruka aprovecha esto como una oportunidad para evitar el tema.
"Hay una habitación, al final de ese pasillo. Puse el futón para que puedas dormir allí por esta noche" dice rápidamente "Siéntete libre de tomar lo que quieras del frigorífico, si tienes hambre"
Makoto duda que incluso tenga apetito para mantenerse durante los próximos cinco meses.
"Buenas noches"
Haruka va a su habitación, incitando al gato detrás de él, y Makoto escucha vagamente un débol 'ven aquí, Mako-chan', antes de que la puerta se cierre, y está parado en mitad de la sala de estar de Haru, solo.
El día de después, Makoto rompe con su novia de seis meses. No es nada del otro mundo; solo una llamada en mitad del descanso para el almuerzo, y ya está.
Esa mañana, se fue del apartamento de Haru antes de que saliera el sol, dejando una breve nota para expresar su gratitud y disculpas. Quería al menos hacer el desayuno antes de irse, pero no había pescado en el frigorífico, y eso simplemente le desanimó. No está seguro de si alguien más se ha quedado ahí también, y no hay nada en la cocina que sugiera esto; una taza, cinco cubiertos, cuatro vasos – realmente no dice mucho. Tampoco hay fotos en la sala de estar. Sea como sea esta persona, no tiene ni la menos idea.
Makoto pasa la siguiente semana en una especie de depresión, y se encuentra jugando con su teléfono en cada oportunidad que tiene, debatiéndose si enviar un mensaje de texto a Haru o no. Se siente patético así, revolcándose en el arrepentimiento y la autocompasión. No es algo que a Haruka le gustaría ver. No es que Haru quiera volver a verle alguna vez, por supuesto. Después de todos estos años de ausencia, y de repente, Makoto vuelve a estrellarse contra su vida; Haru no es de los que se toman el cambio a la ligera, lo sabe, por lo que esto no puede ser beneficioso para su bienestar.
Si Haruka está contento con las cosas como están, Makoto sonreirá y con mucho gusto tomará asiento a un lado, como siempre lo ha hecho.
Pero con todos sus últimos años al lado de Haru, vuelve fácilmente a leer todas esas emociones. Y Haruka no está feliz. Ni cuando se encontraron en la estación, ni cuando estaban cenando, y desde luego ni cuando estaba en el apartamento. Hay algo extraño, pero Makoto no tiene el coraje de sumergirse más para averiguar qué.
Si hubiera algo mal, Haru se lo habría dicho.
Makoto cierra de golpe su ordenador portátil con demasiado brusquedad, haciendo que sus colegas lo miren. ¿Qué están pensando? – por supuesto, Haruka no le diría nada. Haru simplemente no es ese tipo de persona. Ese es el trabajo de Makoto, ¿no es así? - ¿Saberlo todo? Aun así, no lo hace. Ni ahora, ni hace diez años. Algunas cosas podrían haber permanecido igual, después de todo; pero lo único que ha cambiado, se da cuenta Makoto, es que ya no será el cobarde. Se acabó el miedo, ha terminado con todo eso de esconderse y esperar.
Para cuando llegó el viernes, ya está decidido. Está esperando en la plataforma de la línea JR, ates de las siete y media, en una esquina por donde sabe que pasará Haruka, y admite que parece bastante sospechoso así, vestido con su abrigo marrón oscuro y su aura aún más oscura. Cuando el ten se detiene, se da cuenta de que aún no sabe qué decir, pero escanea la multitud de la hora punta en busca de esa cabeza conocida y ve a Haru acercándose a él, sin darse cuenta.
No le importa que estén en una estación llena de gente; se acerca rápidamente para bloquearle el paso a Haruka como primer instinto, y Haruka retrocede, completamente sorprendido, como si nunca hubiera esperado volver a ver el rostro de Makoto mientras viviese.
"¿Makoto?" dice, paralizado. Tiene una mano agarrando esa funda roja descolorida como un mecanismo de defensa, mientras mira al otro con una sensación de angustia.
Makoto solo quiere arrancarle esa inadecuada bufanda, pero en su lugar, pone sus manos sobre los hombros de Haru para llevarlo a un lado.
"Haruka" dice "Haruka – no tengas miedo, solo necesito un momento de tu tiempo"
"¿Aquí? ¿Ahora?"
"Por favor, solo – por favor, escúchame" empieza, y de donde salgan esas palabras, salen directas, rompiendo sus barreras como una presa rota "Haruka, lo siento. Pasara lo que pasase hace diez años, estoy aquí ahora para arreglarlo. Pensé que quería esto, pensé que quería perseguir el sueño más grande, alejarme de nuestra pequeña ciudad natal y vivir independientemente y… y realmente no sé qué narices estaba intentando demostrar, pero era joven, estúpido y egoísta, y estaba demasiado obsesionado con el futuro para ver lo que nos estaba pasando en el presente"
"Makoto" Haruka le toca el codo suavemente, recordándole que todavía tiene sus manos sobre los hombros de Haruka. Sin embargo, el agarre duda.
"Solo había una cosa que quería, y eso no era alejarme de Iwatobi, o perseguir cualquier estúpido sueño –"
"Makoto, no –"
"Lo que quería era a ti" dice, y resulta más fácil de lo que esperaba "Y eso no ha cambiad nada en los últimos diez años"
Haruka parece un animal acorralado, inmovilizado por las manos y la mirada de Makoto. A una distancia tan corta, es difícil esconder nada.
No tengo nada que ocultar, piensa Makoto. Ya se acabó lo de esconderme.
"Te amo, Haruka Nanase" dice, sin sonrojarse. No hay nada por lo que avergonzarse. Conoce la vergüenza demasiado bien, y confesar su amor en un área pública no es nada en comparación con la verdadera vergüenza de tener a Haruka mirándolo con los ojos llenos de miedo e incertidumbre, mientras se está aprovechando de él.
Haruka respira hondo, y sus ojos están tan abiertos que Makoto se ve claramente en ellos, en lo terco e imponente que se ve.
"Te amo" continúa "He intentado vivir mi vida sin arrepentimientos, pero no tiene sentido sin ti, después de todo"
Haruka se agarra a los lados del abrigo de Makoto y baja la cabeza. Un escalofrío recorre su cuerpo cuando encuentra las palabras para decir "Makoto, han pasado diez años. R-Realmente no necesito esto ahora"
"Pero, Haru –"
"¿Crees que puedes volver a entrar en mi vida después de que te fuiste por tu cuenta?" dice Haruka, intentando controlar su ira "No importa lo que digas – diste el primer paso y te fuiste. Está bien. Estabas en lo cierto al ser egoísta. Te estuve reteniendo todo este tiempo, ¿no?"
"¡Eso no es cierto!" dice Makoto, y suena más fuerte de lo que quería "Y para que conste, me hubiera quedado si me lo hubieras dicho"
Haruka resopla "Una mierda"
"¡Me habría quedado!" grita, sacudiendo brevemente a Haruka por los hombros "Todo lo que tenías que hacer era decir las palabras, no te vayas, quédate conmigo aquí, y lo habría dejado todo – habría abandonado todos mis planes, todas las excusas, ¡solo porque me lo dijiste! ¡Eso es lo mucho que me importabas, Haru! ¡Pero me diste una opción y yo la cogí!"
"¡Makoto!" llora Haruka, golpeándole débilmente en el pecho "¡Deberías haberlo sabido!"
"¿Porque lo sé todo?" grita Makoto en respuesta, enfureciéndose, y para entonces una pequeña audiencia se ha reunido, haciendo comentarios en voz baja sobre la situación "¿Lo sé, Haru? ¿Lo sé todo? ¡Por supuesto que no! ¡Hay algunas cosas que tú tienes que decirme! No puedes esperar que lea tu mente cuando te cierras por completo –"
"¡No te estoy diciendo que me leas la mente!" Haruka lo mira con amargura "Estoy diciendo que deberías haber sido mi mejor amigo, y solo - ¡joder, haber estado allí!"
"Bueno, estoy aquí ahora, ¿no?" dice Makoto, enfurecido "¿Por qué crees que quería que nos encontrásemos? Incluso si realmente no hemos hablado en diez años, ¿no es mejor tarde que nunca? ¡Estoy aquí para quedarme, te guste o no!"
"¿Qué estás diciendo, Makoto?" gruñe Haru, exasperado "Ya te lo dije, me estoy viendo –"
"¡NO LO DIGAS!" grita, y toda la plataforma cae en un incómodo silencio. La gente pasa a toda prisa o se detiene a mirar. Makoto piensa que no importará si Haruka elige darle un puñetazo en la cara en ese momento. Dirá todo lo que tenga en mente, incluso con sangre brotando de sus labios, aunque todo el mundo esté escuchándolos, juzgándolos.
"¡NO QUIERO ESCUCHARLO!" continúa "¡Puedes decirle que se acabó! ¡Solo díselo o lo haré yo!"
¿Esta borracho?, susurra alguien. Son homosexuales, no mires, dice otro. Como si le importara una mierda.
"Makoto –"
"Se acabó, porque voy a alejarte de él" decide, mirando directamente a los desconcertados ojos de Haru. Hay un ligero rubor tiñendo las mejillas de Haruka, mientras mira tímidamente a la gente que los rodea. Makoto se permite calmarse, antes de coger el rostro de Haru entre sus palmas, para que no mire a otro lado "Déjame decirte la diferencia" prosigue "entre él y yo. Él no está preparado para hacerte feliz durante el resto de tu vida, del modo en que yo lo haré. No te ha amado durante toda su vida – joder, ¿qué sabrá él? ¿Y yo? Bendigo el día que nos conocimos, hasta el momento en que te vi por primera vez aquí, en la estación de tren, pensando que todo era un sueño"
Makoto resiste la tentación de besarlo, la emoción en esos ojos azules crece demasiado.
"Te amo, Haruka Nanase" repite "Y te cuidaré mientras viva"
Mi corazón ha sido tuyo desde el principio.
Algunas personas comienzan a hacerles fotos mientras se encuentran en esa posición tan comprometedora. No te preocupes por ellos, le dice Makoto a Haru con la mirada. Mírame solo a mí.
"Makoto" Haruka da un suspiro tembloroso, escondiendo su rostro en la sombra del otro. Vacilante, toca el dorso de la palma de Makoto con las yemas frías de sus dedos "No me hagas decirlo de nuevo. Yo… no p-puedo –"
"Calla" dice Makoto, con un dedo en la comisura de los labios de Haru. Lo ha dicho todo; todo lo que queda es que Haruka le dé una respuesta y, sin embargo, no pude aceptar nada que vaya en contra a lo que quiere "No digas nada todavía. Por favor, tómate un tiempo para pensarlo. Dos semanas deberían ser suficientes, ¿verdad? Te esperaré, Haruka"
Una tercera voz interrumpe a la pareja "Disculpadme, caballeros" dice el oficial de la plataforma del tren, dándole una ligera palmadita en el hombro "Tendrán que llevar esta discusión a otro lado"
Makoto finalmente echa un vistazo a todas las personas que lo han estado viendo soltar su confesión, y se siente un poco tonto por avergonzar a Haruka frente a todos estos extraños.
"Haruka" se gira hacia el otro, queriendo terminar rápidamente con esto sin tener que ser sacado a la fuerza de la estación "¿Te acuerdas de la cafetería de la esquina, en donde estuvimos la semana pasada? Te estaré esperando allí, dentro de dos semanas, a esta hora. Si puedes aceptar mis sentimientos, estaré allí esperando. Si tu respuesta es no, no tienes que venir. Todo lo que tienes que hacer es no presentarte y lo sabré. Ni siquiera tienes que llamarme o mandar un mensaje y lo entenderé. Pero debes saber esto, Haruka" agrega, con seriedad "Estaré esperando allí, todos los días, hasta que decidas venir a verme. Incluso si son otros diez años, sabrás dónde encontrarme"
El oficial que está allí se adelanta de nuevo "Lo siento, caballeros, pero es –"
"Un día" continúa Makoto "lo vas a dejar y lo sé. Cuando lo hagas, ya sea tras muchos meses o años después, estaré esperando. Sea lo que sea, sea quien sea para entonces, no importa – seguiré amándote de todas maneras"
Hasta que tenga canas y sea viejo, hasta que ya no pueda esperar más.
Haruka está sonrojado y sin aliento, como si se hubieran estado besando durante mucho tiempo y ahora solo tuviera oportunidad de recuperar el aliento. Toda una serie de emociones debían de estar pasando por su cabeza, porque ninguna palabra sale de su boca mientras escucha lo que Makoto tiene que decir, con una expresión ilegible.
Cuando termino, Makoto se dejó llevar, mirando solamente hacia atrás una vez para ver a Haruka corriendo en dirección opuesta, con la bufanda roja ondeando detrás de él.
No queda nada por hacer más que esperar, y Makoto es bueno en eso. Después de todo, dos semanas no son nada en comparación con diez años.
Todo irá bien, se repite a sí mismo. Haru va a venir.
Son las nueve menos diez de la noche, cuando Makoto pide una nueva bebida, para justificar su larga estancia. No dormirá mucho esta noche si el otro no aparece, así que otro café no le haría daño ahora, ¿verdad? El camarero sonríe mientras deja la taza. Makoto se pregunta cuántos días pasarán antes de que el personal comience a preguntarle por su historia, y qué extraño se verá si alguna vez decide contarla. Bueno, es solo el primer día y tiene fe, al menos.
Quizás Haruka está ocupado en el trabajo o tiene gripe. Tal vez su tren se retrasó por la nieve, ¿quién sabe? Makoto inventa excusas aleatorias en su cabeza para pasar el tiempo.
Afuera sopla una ráfaga particularmente fuerte y levanta la vista para mirar; el letrero colgado del outlet del café se agita violentamente, y solo ahora descubre el motivo del pez dorado en su marca. Café Oranda – lleva el nombre de una especie de peces de colores, aunque no hay nada remotamente inspirado en los peces de colores en el diseño del café en sí, a excepción de pequeñas imágenes de peces de agua dulce en el fondo de cada taza de café. Makoto solo ve esto después de haber bebido lo último de su bebida y parece que el pobre pez está luchando en un charco excepcionalmente fangoso. Nada demasiado sofisticado, pero es diferente, como mínimo, y extrañamente apropiado.
Makoto se pregunta si Haruka alguna vez pasa por este café, en sus días normales, y todavía recuerda el significado del pequeño pez dorado que Makoto llevó en esa frágil bolsa de plástico esa noche, y todavía lo lleva en su corazón desde su fallecimiento. Ha pasado mucho tiempo desde sus días de juventud; es probable que esos recuerdos triviales hayan sido archivados hace mucho tiempo.
Afuera, la fuerte nevada ha cesado, y Makoto puede ver a la gente en las calles menguando. Son cerca de las diez, y todo el mundo quiere volver a la calidez de su hogar, con sus seres queridos. Es uno de los dos clientes que quedan, y los trabajadores del café comienzan a retirar lentamente los pasteles y a guardar todos los cubiertos. Solamente se levanta para irse, cuando el mismo camarero de antes se acerca a él para disculparse y le dice que están cerrando por la noche.
"Visítanos de nuevo" dice el hombre, cortés, pero Makoto no puede evitar reírse para sí mismo ante el retorcido humor de ese comentario.
En el último momento, da el último sorbo y es la cosa más amarga que jamás ha probado.
Ahí está ese pez dorado solitario esperando en el fondo de la taza, y le da una última mirada antes de coger su abrigo para irse.
Fuera, todavía sigue igual, pero anticipa más nieve más tarde en la noche. Apenas tienen nieve aquí en Tokio, pero con este extraño clima en estos días, las pasarelas también podrían estar cubiertas de hielo por la mañana. Se pone el abrigo y saca los guantes del bolsillo. Es un largo viaje a casa y no quiere pensar en cuántos más de estos tendrá que hacer en esta vida. Ya esperó diez años a Haruka, ¿qué son otros diez, verdad?
No importa cuán apasionadamente se expresó ese día, la gravedad de la decisión de Haruka es una carga pesada sobre sus hombros, y se encuentra incapaz de moverse durante un tiempo, mientras la comprensión se asienta. Es un alto precio que pagar por amor, pero no se retractará de su palabra. Siempre que exista la más mínima posibilidad de que Haruka aparezca en el café algún día, es suficiente para Makoto.
Mañana será mejor, piensa, y comienza a caminar de regreso a la estación.
Está tan perdido en sus propios reflejos que casi no escucha el suave llamado de su nombre, a cierta distancia. Ha estado tan desilusionado todo este tiempo, que no se sorprendería si fuese su mera imaginación. Independientemente, una parte de él le dice que se detenga, y lo hace, volviéndose hacia la dirección del sonido, sin ningún tipo de esperanza real, hasta que vela figura de pie frente a él.
Una vez más, aparece Nanase Haruka y lanza el mundo de Makoto a un nuevo caos.
Pero es un buen tipo de caos. El tipo de desorden de cuando está tirando de la mochila después de un largo día de clases y con la natación, con su hermano y hermana pequeños encima de él antes de que pueda siquiera quitarse los zapatos, haciéndole dejar caer la mochila que está sosteniendo. Y su mejor amigo – a su lado, siempre – le ofrece la suya y le sonríe con calidez desde dentro.
Y ahí está de nuevo, ofreciéndole a Makoto algo mucho más que un recuerdo agridulce de su infancia. Una oportunidad de volver a vivir de verdad. Una oportunidad de encontrar sentido a la vida cotidiana. Un motivo para volver a casa, sabiendo que allí habrá alguien esperándolo.
Haruka está a solo unos metros de distancia, hermoso sin esfuerzo bajo las luces de la calle, todo acurrucado en una bufanda de color crema gigante y un abrigo gris apagado, con el pelo negro como el cuervo cayendo fácilmente en su lugar sobre su brillante azul bebé, y Makoto se pregunta cómo narices dejó todo esto atrás, para empezar.
Se ve tan frío y pálido, escarcha en su frente y su pelo, como si hubiera estado sentado en la nieve durante horas.
"No creí que esperarías" dice Haruka, su voz en un susurro ahogado, mientras la primera lágrima cae de su ojo.
Apenas llega hasta su barbilla antes de que Makoto esté allí, abrazándolo con todo lo que vale. Haru está aquí. Ha venido; el amor de su vida, su otra mitad, su amor de la infancia, su amado Haruka.
"Tuve un presentimiento" dice Makoto, amortiguando su voz en el hombro de Haruka, y se detiene ahí, incapaz de continuar, porque también está llorando.
Está bien, piensa para sí mismo. No ha derramado una sola lágrima desde que se separaron la primera vez; ciertamente compensa todos los años de sufrimiento silencioso.
Y Haruka lo entender, como siempre lo ha hecho.
Solo cuando coge las manos de Haruka entre las suyas se da cuenta de lo azules y heladas que están. Retira el hielo de la cara de Haru y lo sabe; ya puede ver a Haru, parado en una esquina, solo en el descorazonador frío, demasiado asustado para entrar al café porque no sabe qué lado de él mostrará, cuando finalmente esté cara a cara con el hombre que dice que le amará durante el resto de su vida.
Makoto mira a los ojos del otro, con una preocupada pregunta.
"Lo siento" dice Haruka, leyendo su mente "No pude ir a verte antes. Había tanta gente. No quería – yo sólo – y-yo no soy como tú, Makoto"
"Está bien" Makoto lo silencia, colocando su gran palma sobre la mejilla congelada de Haruka "Estás aquí conmigo ahora mismo, y eso es todo lo que puedo pedir"
Mejor tarde que nunca.
La respiración de Haruka se torna nerviosa, mientras caen las lágrimas, espontáneamente, por su rostro y por todos los dedos de Makoto.
"Makoto" dice Haruka, entre sollozos "Te he extrañado" y es la primera vez que lo dice, desde que se separaron. Makoto se siente tan ligero, es como si pudiera flotar en el aire con todas estas burbujas que se están formando bajo sus pies "Te extrañé. Te extrañé mucho" Haruka llora como si nunca hubiera llorado en toda su vida – no hay vergüenza en ello, no queda nada que esconder. Comparten todo, después de todo.
"Lo siento" continua Haruka "por no decir nada. Pensé que lo sabrías. Fui ingenuo y egoísta al pensar eso, pensar que no querrías…"
"No" dice Makoto, uniendo sus frentes "No, Haru. Me lo dijiste. Lamente no haber escuchado. Estaba demasiado concentrado en mí mismo y en mis preocupaciones – pensé que si me quedaba, te estaría quitando tu libertad y no quería eso"
"Tonto Makoto" regaña Haru a la ligera "Nadie dicta mi libertad excepto yo"
A pesar de las lágrimas, la expresión de Haruka es fuerte, inflexible, con un toque de devoción inquebrantable. El brillo está de vuelta en sus ojos, y es como si estuviera mirando directamente a los ojos de ese chico de dieciséis años del que se enamoró por primera vez. Y Makoto seguirá amándolo, y pesar de todas sus peculiaridades y defectos, pero en realidad, nunca encontró ningún defecto en Haruka, al menos ninguno que importe.
Se quedan así un rato, mirándose, mientras el mundo pasa. Es gracioso, piensa Makoto, cómo dos personas pueden pasar horas mirándose fijamente a los ojos, disfrutando de la misma calidez de su mirada, pero lo entiende ahora. Ciertamente puede verse a sí mismo pasando una eternidad absorbiendo el brillo de la presencia de Haruka y toda la pasión que hay ahí.
"Yo… te amo, Makoto" dice Haru, riendo un poco después, como si sus mismas emociones le estuvieran haciendo cosquillas desde adentro. Se siente bien decirlo en voz alta.
"Lo sé" dice Makoto, y en el fondo, realmente lo sabía; no había forma de que hubiera perseguido a Haruka de otra manera. La más mínima sugerencia fue suficiente, y para ser sincero, Haruka ha estado dejando caer pistas a su manera; Makoto estaba demasiado asustado para empezar algo. Y vaya juego de espera resultó ser, reflexiona.
El tiempo es cruel, ya que es abrumador, pero el tiempo también brinda oportunidades. Con todo lo que han pasado, Makoto realmente puede decir que han recorrido un largo camino, y el tiempo al final no es más que un factor que los unió.
Se da cuenta de la primera nevada por el rabillo del ojo y se gira para mirar. Haru mira a su alrededor, retorciéndose entre los brazos de Makoto para tener una mejor vista. No se escucha ningún sonido, excepto el crujir del hielo bajo sus botas, mientras la nieve cae del cielo nocturno, suave como pétalos de sakura en la primavera, en ausencia de los vientos aulladores del invierno. En mitad de todo esto, Haruka mira al cielo y sonríe con una sonrisa de verdad, y es tan hermoso que el corazón de Makoto derrama todo el amor y afecto del mundo por este hombre ante él.
Es realmente un espectáculo que no puede esperar más para ver.
Soy libre, piensa, y besa a Haruka en los labios; el primero de muchos por venir.
