-Hola Lu... -Marinette sin poder terminar de pronunciar su nombre. Se queda parada en la entrada sin poder ingresar ni salir. Sus ojos grandes y azules parecen estar apunto de reventar por la vista.
-Lu...Lu... -tartamudea y repite como un disco rayado.
Sus piernas comienzan a flaquear, sus rodillas doblarse. Estaba perdiendo equilibrio, compostura y sentido común al ver a Luka con el torso desnudo y su perfecto abdomen marcado.
Su rostro estaba rojo y parecía que ella misma se iba a derretir como helado en verano.
-Lu-Lu-Luka hola-saluda y trata de no desmayarse por insolación, verlo así, la calentaba mas que el sol de verano.
-Ma-Ma-Marinette-saluda-Ven-sonríe suavemente y palmea la cama, pero sus pies no responden, no puede ir en esa dirección. Siente como hierve y humo sale de sus orejas. Uff, aire, necesitaba aire. Y comenzó a agitar su mano sobre su cara como si fuera un abanico.
-¿Como puedes ser tan caliente?-deja salir y cuando se da cuenta que lo dijo en voz alta. Inmediatamente trata de arreglarlo-Digo como puede estar tan caliente -y vuelve a agitar su mano rápidamente-Oh, tengo tanto calor - y de forma veloz se acerca a la ventana abierta del camarote sacando la cabeza y abre grande la boca.
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
-¿Te encuentras bien? -ella asiente, aunque claramente no se encontraba bien. Debía estar prohibido que Luka se quite la remera. Sin importar los grados de temperatura que haya.
-Voy a tomar algo de agua fría- y vuelve a correr, pero ahora hacia la salida.
Así que ahora Marinette se encontraba tomando agua helada como si hubiera estado caminando por el desierto.
-¿Otra vez mi hermano estuvo sin remera? -preguntó Juleka al verla en ese fatídico estado.
Marinette confirmó agonicamente. No importaba cuantas veces había pasado, seguía así. Y si seguía, estaba segura que un día saldría del barco y para bajar la calentura se lanzaría al río Sena.
-Tengo sed -de pronto, apareció Luka, aun tenia el torso desnudo y caminaba hacia ella.
Por lo tanto, la chica abrió la boca y dejó caer el liquido que estaba bebiendo como si fuera una canilla abierta, ocasionado por ver ese cuerpo tallado por los mismos ángeles. Mas y mas cerca. Era demasiado para sus mortales ojos, así que cuando sus piernas reaccionaron, se levantó, se tropezó, y corrió, ya no soportando. Pronto los hermanos Couffaine escucharon un chapuzón.
Marinette se lanzó al agua.
