Los personajes no me pertenecen exclusivamente a sus creadores. Nagita e Igarashi. Mundo Alterno época actual.


Fragmento de Telenovela

Cañaveral de pasiones. adaptada por Gaby W Andrew.


Escena...

Y así se impide una boda...

Candy, se encontraba en el interior de una pequeña iglesia. Hincada frente al altar, escuchando al sacerdote dar el sermón de como el amor y la confianza unen a la pareja y fortalece un buen matrimonio.

Candy, no podía creer ¿cómo había llegado a tanto?. No podía creer que estuviera a punto de casarse – sin amor – movida por el despecho y el dolor. Fue así, en un arrebato que aceptó la propuesta de su amigo de la infancia Terry Granchester. Terry, siempre estuvo enamorado de ella y por fin se le cumplía su sueño de casarse con ella. Pero, Candy no le amaba solo le quería como a un hermano. Candy, siempre había estado enamorada de William Albert Andrew, desde niños. Pero, el odio entre sus familias los había separado y cuando la bruja Elroy, lo mandó a estudiar a otro país. Sufrió horrores pero, guardo esperanzas de verle de nuevo.

Cuando William, se marchó ambos se prometieron no olvidarse y ser amigos por siempre. Después de varios años William regresó a LAKEWOOD y volvieron a reencontrarse. Ambos habían dejado de ser ya unos niños. William con 24 años y Candy 22. Ambos cambiados, William, se había convertido en un hombre exageradamente apuesto. Alto, musculoso y varonil. Sus hermosos ojos azules le hacían parecer toda una visión. Candy, al verle le pareció todo un sueño de hombre y su corazón quería salirse de su pecho por la emoción de verle después de tanto tiempo.

William, no daba crédito a lo que veía. Era una mujer bellísima y con gran porte y elegancia. Se sintió un tonto al no reconocerle de inmediato... Candy, ya no era más esa chiquilla, pecosa y con coletas. Ahora era una bella mujer que lo dejaba sin aliento. Verle convertida en toda una mujer, de hermosas formas y esos hermosos ojos verdes,

que le miraban sorprendida. William, sintió su cuerpo reaccionar. Y su corazón recordó a su primer amor de la infancia. Y también recordó su promesa. Ambos se sonrieron y se abrazaron. Pese al odio que todavía sus familias se tenían. Poco les importó y reanudaron su amistad. Todos estaban en su contra.


La señora Elroy, madre de William, tenía un gran odio a Candy y a su padre, odiaba a los White. Y por consiguiente su padre odiaba a todos los Andrew. Aún así, William y Candy, quisieron dejar a un lado el odio entre sus padres y decidieron continuar con su "amistad" y se encontraban todas las tardes, cerca de una cascada. Salían a montar juntos y así lograron ponerse al día de sus vidas. Así pasó un par de meses y ambos habían recuperado su "amistad" pero, se sentían demasiado atraídos entre si y sin planearlo se sentían con sus emociones y sentimientos disparados. Aunque no se confesaban ese amor que estaba naciendo nuevamente... lo cierto era que se sentían muy enamorados.

Candy, cambió por completo la tristeza desapareció y su mirada se le veía feliz y llena de ilusiones, Candy, soñaba hacer una vida con William... pero, esas ilusiones se vinieron abajo, nada más enterarse que su amado William, tenía novia y lo peor era que estaba comprometido.

Eso le rompió el corazón a Candy, pero lo aceptó y aún así continuaron con su amistad. Candy, asistió a la fiesta de compromiso de William. Aunque se le rompía el corazón estaba cumpliendo su promesa de ser "amigos" y el ser amigos incluía apoyar su felicidad. Terry, le acompañó a esa fiesta y William se sintió feliz al encontrarse de nuevo con su mejor amigo de la infancia.


En efecto los tres crecieron juntos. Cuando niños, ambos competían por la atención de Candy en el pasado. Terry, se sentía aliviado al saberlo comprometido y próximo a casarse. William, les observó y supo de inmediato que Terry, estaba enamorado de su Candy. Eso lo puso celoso y furioso. La fiesta era lujo total, pero William, no la disfrutaba. Se sentía incómodo con todos y no prestaba ninguna atención a Karen, su novia. No perdía detalle alguno de Candy, que esa noche se le veía espectacular. William, se sentía molesto al ver a Candy del brazo de Terry. No lo podía soportar.


Elroy buscaba a William ya vendría la pedida de mano y no le encontraba por ningún lado. William, se había escabullido hacía las caballerizas y le vió ahí hermosa como una hada. Candy, había querido ir al tocador. Pero, la mansión de las rosas, era enorme y desvió su camino llegando a las caballerizas. Se acercó a un hermoso corcel, más blanco que la nieve. Y comenzó a cariciar la crin. William, le observaba atento. Ya se había tomado un par de copas se sentía achispado. No le gustaba ingerir alcohol, lo evitaba al máximo. Su padre le gustaba beber y jamás le gustó verlo tomado. Pero, al ser su fiesta de compromiso tenía que brindar con los invitados.

Por eso había huido, estaba astiado de saludar a demasiada gente, a la mayoría no conocía.

– Le caes bien a copo de nieve...– William dijo y le metió un susto de muerte a Candy.

– ¡Por Dios! William, casi haces que me dé un infarto. No te escuché llegar. Y que bello nombre para este hermoso caballo – Candy, contestó más tranquila y con una hermosa sonrisa. William, se acercó a ella deseaba impregnarse de su aroma y su calidez. Candy, tenía que fingir indiferencia pero la realidad es que se le encogía el corazón saberlo de otra. Pero, jamás demostraría que su corazón estaba destruido.

– William, quería preguntarte ¿Por qué no me reconociste cuando nos volvimos a ver? ¿Sabés? Yo te reconocí de primera...– pensé que te habías vuelto presumido...

– Aún no me has perdonado por eso ¿Verdad?.. – Candy negó divertida. – Candy, de verdad no te reconocí, yo recordaba a una pequeña niña pecosa y con coletas y me encuentro con la mujer más hermosa que mis ojos han visto...– William, le interrumpió y se acercó a Candy, invadiendo de más su espacio personal. William, acercó su rostro al de ella y sus miradas se perdieron. Y sin decir agua va, William le besó. Candy, varias veces había soñado con esto que pensó que tal vez era una de sus tantas fantasías y se dejó llevar por escasos segundos. Y correspondió., Dejándose llevar por todos esos sentimientos guardados y esas emociones disparadas. Aún así le vino a su mente el lugar donde estaban y el motivo por el cuál estaba ella ahí. Eso la hizo regresar a la realidad. Se llenó de tristeza, coraje y decepción. Estaba a punto de empujarle y abofetaerle cuando...

– ¡WILLIAM! – era Elroy que gritaba furiosa. Ambos se separaron de inmediato. Candy, con lágrimas en sus ojos. Elroy, se acercó a ellos fúrica. – no, no puedo creer esto William, el día de tu pedida de mano, con tu novia en casa y con ésta... – expresó Elroy despectiva.

– Madre, no le hables así a Candy...

– Yo, lo siento señora Elroy, jamás fue mi intención...– Candy, no terminó de disculparse por qué Elroy, le abofeteo fuerte.

– Eres, igual que tú madre una golfilla venida a menos. Tú, no te quedarás con mi hijo como tú madre hizo con mi marido...– todo paso aprisa Candy, miró a William y negó con la cabeza. Dando a entender que callara. Puesto que William le iba a defender.

– Candy, por fin te encuentro...– Terry, se acercó a todos y vio la situación tensa.

– Terry, vámonos...– Candy, con el poco atisbo de energía suplicó a su amigo – Terry, no preguntó más y la sacó del lugar. Terry, sabía del odio que le profesaba esa vieja "cara de lagartija" a Candy. Ese fue el motivo por el cuál esa vieja bruja los había separado a los tres, cuando niños.


William les tenía un gran aprecio y cariño cuando eran niños. En ese entonces, ya no soportaba los constantes pleítos de sus padres. Y fue cuando planearon huir de sus casas los tres. Reunieron provisiones y dinero.

Apenas tenían 12 años y Candy, era dos años menor que ellos. Aún así lo planearon y se fugaron. Se escondieron en un hueco de una montaña. Su travesura duró tres días y les encontraron. Elroy, decidió en ese momento separar a su único hijo de ese par de lacras. Y así fue que mando a William, a estudiar en un internado a Europa.

– Dime pecosa, ¿Qué sucedió?– Terry, le preguntó preocupado.

– Nada, pensé que la bruja Elroy había cambiado. Me sigue odiando.. sigo pagando por los pecados de mi madre...– contestó Candy, manteniendo su postura inafectable. Terry, calló, vivir en ese pequeño lugar era "pueblo chico, infierno grande". Elroy, odiaba a Candy, más que nada porque era el vivo retrato de su difunta madre. Las malas lenguas decían que Rosemary, la madre de Candy. Sostenía un romance con George Andrew y murieron ambos en un accidente mientras huían juntos. Habían encontrado ambos cuerpos ya sin vida en el interior del auto de George. Se desbarrancó en un voladero. Ese hecho dejó a Elroy, destruida y llena de odio y lo mismo sucedió con el padre de Candy, éste se sumió en una terrible depresión y se paraba borracho a mañana tarde y noche. Olvidándose de todo y todos. Hasta de su propia hija. El negocio de los cañaverales lo atendía Terry. Trabajaba para los White desde que era un niño. Terry, era huérfano, había vivido con unos tíos que le brindaron techo y cobijo. Pero, había salido adelante por sus propios méritos. Por todo lo acontecido se sentía con el deber de cuidar a Candy y lo haría sí.


Después de ese beso, que Candy recordaba con emoción y atesoraba. Sabía que lo mejor era cortar por lo sano con la amistad de su hermoso príncipe. Después de lo acontecido entre ellos y el odio de la bruja no era sano mantener esa "amistad" y por eso Candy, decidió alejarse de William para siempre. Además ese beso no cambió nada puesto que el compromiso y pronta boda seguía su curso. Candy, dejaría en el pasado ese amor de niños y le daría una oportunidad a Terry. Y por eso en un arrebato aceptó ser su novia y aceptó casarse con él. Candy, quería arrancarse del corazón a William. ¿Por qué no aceptar a Terry? Siempre habían sido cercanos y Terry, era el apropiado.


Pasaron dos meses entre los preparativos de ambas bodas y los problemas que giraban alrededor. William, se sentía abrumado y cansado. Se había enterado que Candy, era novia de Terry y pronto se casarían. Eso no lo podía soportar. Por más que quiso negar... Siempre estuvo enamorado de ella y lo estaba ahora. Estaba locamente enamorado de Candy, y ya no lo podía negar más. Pero, ahora ya era tarde no podría arrebatarle a su único amigo a la mujer de su vida. Cuando niños peleaban por su atención. Pero, ¿Ahora? ¿Deberían pelear por ella?. Candy, le había dejado en claro que no sería ella la culpable del rompimiento de su compromiso. Con su comportamiento la había dejado muy mal parada ente todos. Pero, William estaba seguro de algo, la amaba y no estaba dispuesto a perderla. Pero, aunque William le suplicó a Candy, que no se casara. Candy, se mantuvo firme y continuó con lo que se había prometido. Y Candy, le suplicó a su vez, que no rompiera su compromiso con su novia y que cumpliera con su palabra de caballero.


Candy, salía de sus pensamientos. Sabía que su príncipe para esta hora ya estaría bien casado y eso le dolía demasiado. Pero, debía continuar con su vida.

El padre le repetía una pregunta. Al parecer ya estaban en la parte de los "sí, acepto" de repente entró en pánico y no le salía la voz.

En la pequeña parroquia solo se encontraban ellos dos, un par de amigos de ambos, los tíos de Terry y el padre de Candy. Toda la gente se encontraba quizá en el evento del año. En la boda Andrew.


Era la primera decisión que le aplaudía Vincent White a su hija. Así, que ese día dejó la botella de lado y se mantuvo sobrio para la boda de su única hija. Verla vestida de blanco con el mismo vestido de su madre. Le vinieron como flashes el día que se casó con su amada Rosemary. Candy, era idéntica a su madre. No podía evitar sentir amor y odio al mismo tiempo. Aunque su intención no era hacer sufrir a su hija. Lo cierto era que no podía evitar sentir rencor por todo lo que le recordaba a su difunta mujer.

Cuando Vincent, supo que Rosemary, había a huido con el que se suponía era su mejor amigo. Eso lo dejo vacío y ese vacío lo quería llenar con el alcohol. Eso le ayudaba a perderse, le ayudaba a olvidar aunque fuera solo por momentos. Estar lucido le hacía sufrir demasiado. Ahora, se sentía tranquilo, alguien más velará por su hija y así él podrá morir en paz.

– Hija mía... te repito la pregunta: ¿Aceptas como tu esposo y compañero de vida a Terius Granchester? Hasta que la muerte los separé... – el sacerdote volvía a preguntar. Terry, le miraba desesperado... Y Candy asintió aceptando – en eso se escuchó el galope lento de un caballo acompañado de un grito. Y todos voltearon para ver quién era.

– CANDY... TÚ, NO PUEDES, NI DEBES CASARTE... A MENOS QUE SEA CONMIGO...– gritó William montado en su hermoso caballo blanco, copo de nieve... William, se le veía imponente, valiente y atractivo a morir. Un poco desaliñado, aún portaba su smoking de boda. Su mirada seria y autoritaria. Fija en Candy. William se adentro con su bello caballo recorrió ese pasillo rodeado de bancas y llegó frente al al altar. Los pocos presentes veían la escena sorprendidos. Candy, se sentía que estaba viviendo una de sus tantas fantasías y sueños que visualizó despierta todos estos días. William, había dejado plantada a su novia. La noche anterior sin querer le escuchó hablar con su hermano y se había enterado que se casaba con él por su dinero y su status social, el amor no tenía nada que ver y ese hecho le alegró demasiado y no lo confrontó, se lo guardó. Así sin ningún atisbo de remordimiento la dejó plantada el día de hoy.


– William, hijo...–¿Qué estás haciendo? – el sacerdote preguntó al ver que todos habían quedado mudos.

– William... – esto es una broma... ¿verdad? – Candy, por fin pudo balbucear algo. Pero, se dió a entender muy bien.

– No, no es una broma...– te amo y se que tú también lo haces... – así que súbete de inmediato – William, le extendió su mano.

– ¡Estás loco! No, no lo haré...– Candy negó, pero lo cierto era que quería subir e irse con su príncipe y ser felices sin importar que.

– Mira Candy, no te estoy preguntando... SÚBETE – ordenó William con una mirada furiosa. Sus hermosos ojos azules ahora oscuros por el efecto de su enojo. Hasta en ese momento Terry, reaccionó. Al escuchar todos estos disparates.

– William, has perdido así que lárgate... No permitiré que te la lleves...– dijo Terry posándose frente a Candy de manera protectora.

– Lo siento mucho Terry... Pero, Candy, no te ama y se irá conmigo...

– William, no nos hagas esto... – Candy intentó razonar con él. Todo era una locura.

– No me voy a repetir... – Candy, súbete al caballo – William, dijo una vez mas bajando el tono pero su enojo no – copo de nieve comenzaba a tornarse volátil.

– SOBRE MÍ CADÁVER...– Terry, gritó amenazante.

– QUE ASÍ SEA...– Dijo William mientras sacaba un revolver y apuntaba directo a la cabeza de Terry. Todos lanzaron un grito de exclamación al ver que esto era en serio. El mismo Terry, sintió que su mundo se tambaleaba. Y enmudeció.

– Candy, si no te subes ahora... – Le mataré...– William, no estaba jugando. Candy, veía decisión en esos bellos ojos que tanto amaba. Y sin pensarlo más se safó del agarre de Terry y corrió hacia William tomó su mano que le extendía y William la subió a su caballo sin el menor esfuerzo y sin dejar de apuntarle a Terry.

– WILLIAM SI TE LA LLEVAS... TE BUSCARÉ Y TE MATARÉ... TE LO JURO – gritó Terry, al mirar como se robaban a la que iba hacer su esposa. Todos miraban como salían de la pequeña parroquia y Terry, tras de ellos corría sin poderles dar alcance. Terry, cayó de rodillas con lágrimas en los ojos mientras les veía desaparecer.

– Nunca olvidare esto William, juro que te mataré... – fueron sus promesas en solitario.

Mientras tanto, Albert y Candy, huían hacia su felicidad. Sin importar nada más... Cuando dos almas se pertenecen se deben saltar todos esos obstáculos y ahora juntos lo lograrían.

– Mamá, que romántico...– expresaba la pequeña Rose al escuchar a su madre narrar una vez más la historia de amor de sus padres.

– Otra vez le estás contando pero siempre omites la parte donde me hiciste ver mi suerte...– William, entraba al interior de la habitación de su hija. Candy se sonrió feliz y William se acercó a sus dos grandes amores y besó a ambas con gran amor.

– Papito, debes contarme tu versión...– Rose, dijo feliz. Adoraba a sus padres.

– Algún día jovencita, ahora ya es muy tarde para que estés despierta...– contestó William con una sonrisa. Candy, se sentía plena y feliz por tanta dicha y felicidad. Ambos se amaban sin límite.

FIN

Chicas pues hasta aquí dejo esta mini historia. Que escribí como reto para la dinámica festival de Mayo 2021. El reto era escribir un fragmento de alguna escena de algúna parte de una película, telenovela, novela, dorama un canción etc... Y pues siempre quise escribir esta escena de esta telenovela que para mí es una de mis favoritas y siempre que la veo visualizó a nuestro bombón y a Candy. Ya había mencionado que todo lo que leo y veo siempre los visualizo a ellos. Espero les guste y para las que preguntan por deseo navideño 4 pronto subiré los capítulos y su final. Mil gracias por su apoyo incondicional y su paciencia en esperar. He andado muy atareada en el trabajo y ya no tengo tanto tiempo como antes para escribir y escribo en mis ratos libres, a la hora de mi comida en dónde trabajo es cuando aprovecho de escribir. Pero, jamás dejo nada inconcluso y daré termino a la historia.

También les comento que a petición de todas daré continuación a la segunda parte de SEDUCCIÓN y también escribiré la perspectiva de William de este aporte de la mini historia. Pero, tengan paciencia mis queridas BERTFANS.

Les mando mil felicitaciones a todas mis fieles seguidoras que son madres porque en días pasados se celebró el día de las madres... así que les dejo esto como regalo para todas. Dios las bendiga

Besos a todas

Chao