Los personajes no me pertenecen, solo los uso para mi esparcimiento y diversión, son propiedad intelectual de su creador.
Esta historia estaba casi olvidada en los archivos, que me llevo a publicarla, no lo sé… pero espero que les guste.
CARTAS DEL DESTINO
¿Qué es lo que una persona en mi posición puede hacer al respecto?
Me hice esa pregunta desde que Violet entro en mi vida. Era extraño para mi, una persona mayor que nunca había concebido la idea de tener un niño a cargo y aun peor a un arma con forma de persona. Pero había algo en su mirada, algo en esos ojos celestes que me impedían dejar de verlos, nunca lo supe, o mejor dicho nunca acepte lo que me hacían sentir hasta que temí que la perdería, o aun peor atarla a seguir un camino que no sea el suyo. Lo pensé muchas veces, y si que lo pensé, pero nunca me anime hasta que supe que moriría inevitablemente. Fue en ese momento, minutos antes de que el enemigo nos bombardeara que supe que en realidad la amaba…
El verla perdiendo tanta sangre, sin sus brazos y aun así a mi lado, luchando para salvarme, que me hizo darme cuenta que lo mejor para ella era que viviera, que viviera una vida sin mí. Con lo que me quedaban de fuerzas la empuje para apartarla de la línea de fuego y después del ataque desperté con ella debajo de mí y con horror note que apenas si respiraba. Cubrí sus heridas con lo poco que tenia a mi alcance y la puse a salvo en la puerta de lo que quedaba de una iglesia, un camino ineludible para nuestras fuerzas. Comencé a caminar y tome el uniforme de un soldado muerto, casualmente aquel que nos hirió en el campo de batalla y como pude me aleje de las líneas aliadas para ser asistido por aquel enemigo que con tanto ahincó combatí durante años. Si hay una ventaja en el campo de batalla es que no se fijan quien es el herido si tiene su mismo uniforme, así que simplemente recupere mis fuerzas mientras me mostraba como un herido que esta con estrés post traumático en un hospital de Laindenshaf.
Cuando me dieron de alta, también me dieron las pertenencias de quien usurpe, pues no me había percatado de que en sus ropas había una carta. Una carta dirigida a su padre.
Deje de mi nombre como Gilbert Bougainvillea y temporalmente decidí llamarme Sullivan Morris, el dueño de la carta, pues no tenía mucha idea de que hacer de mi vida. Así deambule mientras escuchaba como la guerra llegaba a su fin mientras intentaba conseguir algún trabajo. Algo que no solo fue complicado en una nación empobrecida por la guerra, sino que además sería la primera vez que lo hacía en mi vida. Con algo de dinero decidí entregar la carta al padre de mi salvador y decirle que lamentablemente el no regresaría. De esta manera mi camino me llevo hasta una pequeña granja cerca de las ruinas que me separaran de Violet. No supe si fue el destino o que inevitablemente estaba atado a ella, pero un papel llego volando llamando mi atención. Lo tome en mis manos y sin entenderlo mis lagrimas comenzaron a caer al darme cuenta que era un reporte de ella. Me alegre que pudiera recuperar sus manos a pesar haber visto con mi ojo que los había perdido. Leí ese reporte muchas veces sintiendo culpa de que ella aun me esperaba y algo en mi me decía que debía ir a su lado, a pesar que sabía que era incorrecto. No sé cuanto estuve leyendo eso cuando una voz me saco de mis pensamientos. Era un hombre mayor con un bastón en el pórtico de su casa. Note que ya no podía ver pero estaba expectante esperando saber quién era.
Al pararme delante de él, simplemente toco mi rostro y sintió la cicatriz en mi nariz sonriendo para abrazarme. El agradeció a dios por "traerme" de vuelta sano y salvo, el creyó en que era su hijo y la culpa me carcomió. Me dijo que si no regresaba moriría solo y no tuve el valor de decirle la verdad. Tras comer y contarme las novedades de la granja me pidió que le alcanzara sus remedios y me confesó que estaba enfermo y que como su único hijo me haría cargo de la granja. Nuevamente mi culpa salió a flor de piel, pero lastimaría al pobre anciano si le decía la verdad. Aun así, tome algo del valor que me quedaba y le conté que era un desertor y un enemigo de su pueblo, no sé porque lo hice, creo que era porque necesitaba expiar mi pecado de abandonarla. Tras escucharme en silencio, él lo entendió. Me conto que su hijo mayor había muerto durante el inicio de la guerra y no pude más que sentir pena, pues sus dos únicos hijos y familia habían muerto. Tenía la espereza de que se quede con la granja, pero sabía que todo quedaría en manos del estado tras su muerte. Al no tener a donde ir le ofrecí mis servicios a cambio de un techo y comida, cosa que acepto, aunque se dio cuenta al tocar mis manos que no tenía idea de lo que estaba haciendo. Durante los siguientes meses aprendí a cultivar la tierra, cuidar el ganado y demás cosas que nunca creí poder hacer. Se podría decir que me hice amigo de Frank Morris en los últimos meses de su vida.
Un día llego el diario con la edición especial del intercambio de cartas entre los Príncipes del Reino de Drossel y Flügel descubriendo con alegría que detrás de las cartas de la princesa Charlotte estaba ella. Me sentí muy feliz de saber que ella comenzó a trabajar en algo que no tenía nada que ver con la guerra o algún conflicto, que ella al fin podía tener su propio camino. Atesore esos diarios mientras la salud de Frank empeoraba. Con el fin del intercambio también llego el final del camino de mi amigo y en una tarde de otoño volví a quedar solo, aunque no desamparado, pues él me había dejado todo a mi nombre si aceptaba mantener su apellido, cosa que no dude, al ser ahora un hombre sin pasado. Desde ese día seguí mi vida como un granjero viviendo de la tierra, sudando durante el día y pensando en ella durante las noches. A mi mente llegaban muchas preguntas acerca de cómo estaría, que estaría haciendo y como seria su vida.
Los meses pasaron y luego de un año llego el día del tratado de Paz y en las noticias leí sobre el intento de sabotaje y de los esfuerzos de mi hermano y los hombres a su cargo, aunque con el nombre de las Auto Memory Doll que estaban asignadas supe que no fueron "sus hombres", sino ella. Lamente que tuviera que mancharse las manos de nuevo, pero sabía que con ese tratado la guerra sería cosa del pasado… el pasado que me unió a ella y a la vez me alejo.
Aunque el destino tiene la forma de hacernos recapacitar o mejor dicho de hacernos ver que se puede tener otra oportunidad. Una tarde días después de una inusual nevada encontré una carta en el campo. Reí al ver que Claudia Hodgins había logrado su cometido de crear su propia compañía postal, porque lo único que tenía antes de terminar la guerra era la idea y el logo de su compañía que estaba en el sello de está. Pero mi corazón se acelero al ver el remitente, su nombre de puño y letra estaba en él y dirigida a mí. Corrí como no lo hacía en mucho tiempo hasta mi hogar para poder leerla, aunque no sabía si era lo correcto. Respire profundo y me dispuse a leerla sentado al lado de la ventana.
Para mi querido Mayor.
¿Como esta? ¿Todo sigue igual? ¿Dígame como sigue ahora? ¿Hay algo que le de problemas?
Primavera, verano, otoño e invierno, muchas estaciones ha pasado y aun sigo esperando por aquella que lo traiga de vuelta. La verdad al principio no entendía, no lograba comprender ninguno de sus sentimientos, pero durante esta nueva vida, que gracias a usted estoy tendiendo, aun cuando tal vez no sea muy profundamente, he aprendido a sentir. Ahora siento a través de los otros, a través de desconocidos, sigo creyendo que usted está vivo. Es por eso que decidí que viviré, viviré y viviré. Yo no sé que me tenga deparado el destino, pero viviré y si un día nos volvemos a encontrar, esto es lo que le diría. Ya logre comprender que significa las palabras Te Amo.
Violet Evergarden*
No sé en qué momento de la carta mis lagrimas comenzaron a caer, no sé si de alegría o de tristeza. Nuevamente ese sentimiento de culpa me invadió al saber que la deje, pero también de alegría al saber que ella pudo seguir su camino. Camino que moría por poner nuevamente frente al mío, pero también temía que pierda su rumbo, su propio camino.
Pase el resto del día pensando mis posibilidades, que debía hacer o decir. A la mañana siguiente después de dejar algunas cosas en el mercado pase por la oficina postal e hice una solicitud de una Auto Memory Doll a los servicios postales CH, o mejor dicho pedir directa y específicamente sus servicios.
Con muchos nervios regrese a casa, pues no sabía lo que podría pasar, que es lo que ella diría, lo que aun sentiría o si ella sentiría lo que yo. No recordaba estar así de nervioso, ni siquiera cuando entre a la academia para seguir los pasos de mi hermano.
Era un día de sol, había limpiado la casa, preparado limonada, algo para la comida e incluso termine todas las cosas del corral. Había hecho todo lo que me tardaría medio día en unas pocas horas. Me sentía aun mas nervoso que en mi primera revisión de de escuadrón.
Fue cuando sentí pisadas de tacón en el porche de madera que me dejo paralizado, mis manos transpiraban y hasta sentía arrepentimiento de haberla llamado. Todos esos sentimientos desaparecieron cuando toco la puerta. Mire hacia la puerta con la mente en blanco y casi como un autómata me dirigí a abrirla. Al hacerlo la vi. Parada delante de mí con una ropa casi tan bella como su rostro y su cabello tan bien peinado me quede totalmente helado ante la imagen de la mujer frente a mí. Comenzó lo con un saludo claramente repetitivo y escuche nuevamente su voz.
- Es un placer conocerlo. Si usted desea mis servicios iré a donde sea para ayudar Auto Memory Doll… Violet Evergarden.
Si pensé que era bella, todo se opaco al verla sonreír por primera vez. Me hubiera gustado tener mis dos ojos para grabar aun mejor esa sonrisa, tan natural, tan especial y hermosa, casi como un ángel que llego a mi puerta. Sin saber que hacer saque aquella carta que podía recitar completa sin error, pues las palabras se habían escapado de mi boca, todo lo que había planeado para comenzar a hablar simplemente se desvaneció mientras me acercaba a ella. Y de todo lo que podría haberle dicho comencé con una tontería.
- Creo que necesito a una buena Auto Memory Doll para responder esta carta. – Trate de decir con gracia tratando de que no me traicione mis emociones
- ¡MAYOR! – Grito con emoción sorprendiéndome de nuevo.
Ya no era esa herramienta que abandone a su suerte, era una mujer muy distinta que podía mostrar sus emociones, o sus emociones se dejaban mostrar por primera vez ante mí. Salto a mis brazos y no pude más que aferrarme a ella con la misma necesidad que ella me demostraba. Me permití por primera vez sentir su esencia, sentir su cuerpo junto al mío. Ella se separo y pude sentir sus manos de metal, a pesar de sus guantes y note la pena en sus ojos, esos hermosos ojos ahora cargados de sentimientos que en otro momento parecían muertos, como de una muñeca.
- Mayor Gilbert… – Me dijo apenas audible.
- Solo llámame Gilbert. – Respondí con ternura.
- Gilbert… – Respondió lentamente como asimilando la palabra para luego mirarme a los ojos casi con una pisca de miedo. – Dígame que no es un sueño… Dígame que es verdad. Dígame que no se alejara de mi otra vez. – Imploro aferrándose a mi chaqueta.
- Créeme que no quise Violet, pero si no lo hacía… tú nunca habrías seguido tu camino. – Respondí con tranquilidad.
- ¡Mi camino siempre fue a su lado Mayor Gilbert! Y si pude seguir adelante fue gracias a la esperanza de volver al servicio a su lado. – Contesto casi como aquella niña que deje libre.
- Pero pudiste seguir tu camino, tomar tus decisiones y ser la gran mujer que eres ahora.
- Fue gracias a esa palabra que me dijo aquella noche, esas palabras que me llevaron a ser la Auto Memory Doll que soy y que me di cuenta… que también las sentía por usted… yo te Amo. – Respondió mirándome directamente con una seguridad que me sorprendió.
- Violet yo…
Intente responde, pero ella nuevamente me sorprendió al robarme un beso. Nunca espere eso, si bien lo había imaginado alguna vez, pero era claro que no sabía lo que hacía y yo no pude negarme a esos labios que me invitaban a besarlos. Cerré mi ojo a pesar de no querer perderme detalles de los suyos. La tome por su cintura para no perder detalles de ese primer beso entre nosotros. Creo que el tiempo pasa distinto en estos momentos, pues no sabía si era una hora o un día, pero no quería perder detalle de ese sentimiento hasta que se separo y con algo de miedo en su voz me dijo.
- No me dejes de nuevo.
- Te lo prometo. – Respondí con seguridad.
Ella me abrazo nuevamente y así nos quedamos un rato hasta que la invite a pasar. Pese a que intente prepararle un té, ella insistió en prepararlo. En la misma cocina comenzamos a hablar, o mejor dicho le pedí que me contara de ella y como si de una vieja orden se hubiera tratado, me relato su vida en el tiempo que estuvimos separados. Quede maravillado con sus vivencias incluso me sorprendió ver sus emociones, esas que solo yo podía apreciar, pequeños gestos que pocos notarían, pero yo podía verlos todos, como si de un libro abierto se tratara para mí. Sentí pena por mi madre, temo que no me permití pensar en ella en ese momento y en verdad me arrepiento de eso, pero sé que ella lo entendería, incluso mejor que yo.
- ¿Y usted me dirá su historia Mayor? – Pregunto al terminar su té.
- Solo si me llamas Gilbert, Violet. – Respondí y ella sonrió.
- Ahora que lo pienso, es mi cliente señor "Sullivan" y como una representante de CH no puedo dejar de mantener mi postura.
- Ahora no sé si me tomas el pelo o hablas en serio. – Respondo pasando mi mano por mi cabeza.
Si algo no había cambiado era su sentido del deber, de una forma u otra no iba a dejar el asunto en paz hasta que completara su labor.
- ¿Entonces qué propones? – Cuestione a continuación.
- He sido contratada para escribir su carta… Gilbert.
Creo que fue la forma que dijo mi nombre o el brillo de sus ojos al decirlo, pero fue lo más especial de lo que creía. Sin poder evitarlo me acerque y la bese nuevamente, beso que correspondió aun sentada en la silla acariciando mi rostro. Cuando me separe ella estaba sonrojada, algo digno de ver.
- ¿Crees en el destino Violet?
- No sé si exista el destino, no sé lo que es o si estamos atados a él. Solo sé que tengo la fortuna de tenerlo nuevamente a mi lado.
- Creo que cada persona puede tener su propia interpretación Violet. Creo que las cartas han marcado nuestros destinos. – Respondo poniendo su carta y su reporte en la mesa al lado de su tasa. – Las cartas terminaron de forjar tu camino y te pusieron otra vez en mi camino.
- ¿Entonces el pedido de la carta era falso?
- Creo que a Claudia no le importara que tome prestada a una de sus mejores Auto Memory Doll. ¿No crees?
- Entonces que quiere escribir en la carta.
- Nada. Desde ahora y hasta que pueda hablar te diré todo de frente Violet.
- Es algo extraño… no se qué hacer.
- ¿Porque lo dices? – Cuestiono al ver su desconcierto.
- No sé qué hacer. Tengo el deber y el compromiso con el señor Hodgins, pero a la vez quiero dejarlo todo para estar a su lado… esto es muy confuso…
Me acerque a ella y tome sus frías manos logrando que se sonroje al arrodillarme a su lado.
- Creo que debes hacer lo que tu corazón sienta Violet, solo eso y nada más.
- ¿Cree que pueda esperarme mientras trabajo Gilbert? Sé que lo amo, pero también amo mi trabajo.
- Si de algo estoy seguro es que te esperaría por toda la eternidad. – Respondí con seguridad.
Ella se puso de pie y me beso nuevamente para luego dejar su cabeza apoyada en mi pecho. Note que ella ya no tenía palabras para decir y era extraño, pero ese silencio fue lo más increíble que pude tener, las palabras estaban sobrando para nosotros.
No voy a decir lo que paso después, pero esa noche nuestros destinos quedaron sellados para siempre. Sin palabras y en un silencio que era nuestro, nos quedamos mirando la luna abrazados y envueltos en una cobija mientras tomábamos té.
Al despertar de lo que parecía un sueño increíble, encontré una carta. La mire y reí al ver que era para el señor "Sullivan", al abrir la carta, lo que escribió me dejo más que sorprendido.
Mí querido Gilbert:
Me habría gustado quedarme más tiempo, pero si no me iba antes que despierte no lo haría nunca. He decidido que tengo que terminar de la mejor manera con mis obligaciones y así regresar a su lado sin culpas ni nada que me ate. Siempre fui suya y lo de anoche me hizo darme cuenta que, como usted mismo dijo, mi destino está a su lado. Ha sido un largo y complicado camino, pero agradezco todo lo que paso para vivirlo a su lado lo que me reste de vida. Solo le pido un poco más de tiempo y de esta manera podre estar a su lado sin arrepentimientos ni reproches.
Y recuerde, Yo también lo amo mi Mayor Gilbert.
Violet
Sonreí al darme cuenta que Violet se había convertido en toda una mujer, en todos los aspectos. Fui a la cocina a prepararme el desayuno y nuevamente me dejo sorprendido al ver que se había tomado la molestia de dejarme un pastel y café preparado antes de irse. Me senté con una taza y una porción en la galería frente a la casa, aquella que fue testigo de nuestro reencuentro. En silencio me di cuenta que será una larga espera. Pero que valdrá la pena casa segundo, pues sabía con certeza que cuando regresara, pasaría mi vida al lado de la mujer más increíble que jamás podría haber imaginado. Mire al horizonte y sentí que el mundo al fin era un lugar maravilloso. No porque no lo fuera, sino porque Violet estaba en él.
FIN?
Hoy abrí las cosas olvidadas y decidí sacar esta historia. Espero que sea de su agrado y aclaro que no vi la película, pese a que muero por hacerlo!
*Primera carta de la autoría de Violeta Evergarden, la cual fue lanzada en el primer espectáculo aéreo después de la Guerra. Capitulo 13.
Nuevamente gracias a todos y
Simplemente les digo, Nos leemos!
