Estaba ahí, era noche, después de su guardia y él estaba en su puerta. Le pareció extraño ya que había decidido seguir adelante, no verla más, pero en vez de regresar a casa, a los brazos de su novia, estaba ahí. No le explico el motivo de la visita y estaba bien. Ella no era consejera de parejas (estaba visto que era bastante mala en el tema) ni tenía el mínimo interés de enterarse de los dramáticos pormenores de Alex y Heather. lo mejor era pedirle que se marchara a arreglar sus asuntos.

El sonido del vaso sobre la mesa la hizo salir de su introspección, pero no lo bastante rápido. Él estaba frente a ella a escasos milímetros podía sentir su respiración, la descarga eléctrica fue mutua y luego vino el beso, uno casto en los labios. Ahí es donde ella debió retroceder y pedirle que se fuera, pero ninguno cedió.

El beso se tornó intenso, la situación fue escalando. las manos de Morgan se deshicieron con presteza de la chamarra de él. esa camiseta de tirantes dejaba al descubierto los brazos y dibujaba el contorno de sus pectorales bien marcados que ella acaricio con una mezcla de ternura y fiereza que lo hicieron proferir un gemido ahogado.

Alex la alzo en brazos y la llevo a la cama donde su boca comenzó a explorar el cuello, bajando por su pecho hasta llegar al borde del escote de su camisón de satín fue besando mientras le acariciaba los senos dibujando pequeños círculos alrededor de los pezones. La respiración de ella sonaba entrecortada y sus manos antes ocupadas en acariciar la espalda de su compañero ahora luchaban con la cinturilla del pantalón que pronto cayó al suelo dejándola sobarle rítmicamente el miembro provocándole aún más gemidos de placer.

El entonces procedió a despojarla de su ropa interior, vencido ese obstáculo tuvo vía libre para acariciar suavemente su zona intima, ella seguía respirando rítmicamente, estuvo a punto de besarlo, pero el comenzó a darle sexo oral, ahora los gemidos eran de Morgan que se aferraba a las sabanas mientras él dibujaba círculos con la lengua alternando con movimientos de succión, haciéndola venir en intensas oleadas de placer y suplicarle por más.

Alex hizo una pausa para contemplarla en su gloria y de repente se voltearon las cartas porque le gustaba recibir placer (sobre todo tratándose de Él) pero también le gustaba dominar. En un ágil movimiento, (¡bendito gimnasio!) Alex estaba tumbado en la cama, Morgan a horcajadas sobre él, en un vaivén rápido y lento que lo tenia al borde del orgasmo tanto como a ella. la cogió de los glúteos tratando de frenarla, con lo que conseguía motivarla más. -la misma Morgan! siempre competitiva, pensó Alex. dándole una nalgada. Ella dio un pequeño grito de gozo. (Era malcriada, se la merecía y le gustaba) Ella empezó a rasgarle el pecho mirándolo juguetonamente como desafiándolo, pero el vio más allá, se detuvo un segundo: estaba hermosa radiante, piel blanca perlada en sudor, su cara ruborizada y esos ojos que lo veían con amor, ¡sí, amor! podía ser muy ruda pero su mirada no mentía.

En ese momento la abrazo y la atrajo hacia si hasta que sus cuerpos quedaron unidos; se podían sentir los latidos de ambos, se besaron como la primera vez, el movimiento de sus caderas se hizo mas intenso, el beso se veía interrumpido por gemidos entrecortados hasta culminar en un suspiro que lleno la habitación entera.

Permanecieron así ella sobre su pecho el abrazándola por unos minutos. Te amo dijo Morgan muy bajito casi esperando que no la hubiera oído pero el la apretó un poco más.

Abrió despacio los ojos, seis de la mañana, el despertador sonando, lo apagó de mala gana, se dio vuelta en la cama que encontró vacía. Se tocó los labios con los dedos recordando la noche anterior. Había sido tan real, la humedad en su ropa interior daba cuenta de ello. Se levantó rápidamente y se metió a bañar. Ahí parada bajo la ducha dejó rodar algunas lagrimas que se confundieron con el agua mientras en la radio sonaba una estúpida canción.