Ambos se elevaron en la escoba, Momo observó por sobre su hombro al chico, pero sólo veía su cabello, ya que este estaba totalmente apoyado sobre ella.
¿Estaría inconsciente?
—Sabes, realmente fuiste un dolor de cabeza—comenzó a hablar la chica, centrando su mirada hacia delante—. Si no me concentre en nada, es porque pensaba que tu estabas al acecho.
Escuchó una leve risa, algo ronca, pero definitivamente era una risa.
—¿Te ríes? No es gracioso—hizo un puchero—. Podría haber matado a la de primero...
—¿Takana?
—No sé a qué te refieres, pero se oye como una pregunta —dedujo Momo llevando una mano a su mentón —. La de primero está bien, Fushiguro-San también está relativamente bien al igual que la hermana de Mai. Creo que los más dañados fuiste tú con Kamo-Kun.
—Shake tsuna.
—Definitivamente no te entiendo—soltó un suspiro Momo, derrotada—. Deberías escribirme que significa todo lo que dices—descendió con la escoba hasta casi tocar el suelo, pero siguió levitando hasta el interior de la escuela para llegar donde la doctora.
—Adelante—al ver a los alumnos entrar, se puso de pie y se dirigió a la camilla—. Ya decía yo que se tardaban en llegar los heridos.
Con ayuda de Ierie subieron a Inumaki a la camilla.
—Estará bien, ¿verdad?—preguntó Momo mirando al chico curiosa.
—Sí, no es algo que pase siempre, pero ya ha pasado anteriormente—dijo Ierie.
—Bueno, me voy, tengo que ir a ver como siguen las cosas—miró nuevamente a Toge—. Que te recuperes, Inumaki.
Él alzó su pulgar e hizo un intento de sonrisa, Momo sonrió y salió de la habitación.
No volvieron a interactuar hasta finalizado el partido de béisbol, donde Inumaki se le acercó.
Ella estaba esperando a Mai, quien había ido al baño.
—Oh, hola—le habló cuando el chico alzó su mano a modo de saludo.
Al llegar a su lado, Inumaki le tendió su teléfono.
Momo lo tomó extrañada, y observó la pantalla, estaba en contactos y la casilla del nombre decía Momo, bajo esta el número estaba vacío.
—Está bien, te lo daré, pero no se lo des a nadie más, eh—aceptó ella comenzando a escribir.
Toge negó, no lo haría.
Momo le devolvió su teléfono.
—Bueno, nos veremos—concluyó ella con una sonrisa, Toge asintió sonriendo.
A los días, mientras Momo miraba una película con Miwa y Mai, su teléfono sonó.
Sonrió al ver de quien era.
El mensaje era simple, simplemente traía la traducción que ella le había pedido, más un:
Para cuando nos veamos
Al parecer no había estado errada con lo que había respondido ese día.
—¿Por qué sonríes tanto? —acusó Mai.
—¿Ah? —Momo alzó la mirada y sus mejillas se comenzaron a teñir—. N-no es nada—negó efusivamente.
—No mientas.
Y así comenzó una riña, donde Mai quería saber que ocultaba Momo.
