Entre la confusión

(Capítulo 1. Un nuevo día)

El día estaba soleado y poseía un aura muy alegre, el sonido de las aves era música para los oídos de cualquiera, había niños jugando en el parque, el día era perfecto como muchos dirían. Oh, pero claro no era el día perfecto para mí; en menos de una hora todo en mi vida ya era una mierda, la noticia de que nos mudaríamos me había tomado desprevenido, quebré tres platos al recibir la noticia de que estaban rompiendo conmigo y por si fuera poco descubrí que era adoptado y que mi madre me abandono. ¡Si claro el día perfecto!

Tenía ya alrededor de 30 minutos caminando por la calle Rose sin rumbo alguno, intentando apaciguar mi ira, pero no me podía calmar y dejar de maldecir a la porquería llamada Eren Jeager. Con un suspiro de resignación di la vuelta a la esquina, en dirección a mi hogar. Posteriormente de entrar cerré de un portazo tan fuerte que asusto a Uri quien se encontró lavando los trastes.

-Levi casi me matas de un infarto…

Fruncí el ceño y el me recibió con una cálida sonrisa, bufé y me dirigí a mi habitación. Uri siempre me levanta el ánimo así el demonio dentro de mi estaba libre para hacer lo que se le diera la gana, siempre era así, desde que tengo memoria él siempre estuvo conmigo en las buenas y en las malas e invertía más tiempo del necesario para hacerme sentir mejor. Un escalofrió recorrió mi cuerpo al escuchar mis propios pensamientos en medio de las escaleras y ver lo cursi que soné que empalagoso eres Rivaille. Me digné a seguí mi camino, pero el sonido de la puerta principal al abrirse me desconcentro nuevamente, Kenny entro y se derrumbó directamente en el cómodo sofá de la sala de estar, maldijo y yo reí internamente al notar que nunca había escuchado esa grosería.

Termine de marcharme cuando Uri reparó en que seguía en las escaleras, con media sonrisa y viendo a Kenny, comenzó a reprenderle con su mundialmente famoso "¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no maldigas frente al niño ?!". Aseguro que le amerito lo primero, pero lo de niño no tanto, aunque preferiría que me llamara por mi nombre no le tomo mucha importancia, pero enserio no soy un niño, tengo 18 años y eso no va conmigo.

Me recosté en mi mullida cama y le resté importancia a todas las cajas que había en mi habitación, saqué mi teléfono y muy hipócritamente comencé a ver las imágenes de la galería, gran parte de las fotos eran de Eren y yo, bufé al ver que Más de 100 fotos en la galería, comencé a seleccionar todas donde aparecíamos ambos, no obstante, al estar todas seleccionadas no fui capaz de seleccionar eliminar, cobarde me dijo mi subconsciente. Me levanté y comencé a guardar más cosas en una de las cajas cercanas, por razones obvias no me quedaría en paz si esas cajas seguían allí para la noche.

[...]

La alarma sonaba una y otra vez, martillando mi cabeza, llevaba más de 15 minutos repitiéndose, pero aun así por nada del mundo quería levantarme. Ya era la tercera vez que Kenny me llamaba, pero yo de verdad no quería bajar.

Había pasado gran parte de la noche arreglando mi nueva habitación, realmente me encuentro agotado, la verdad, me advirtieron sobre que no me desvelase, claro soy tan terco que termine dormido sobre el escritorio. La mudanza duro más de lo que imaginaba, creo que me arrepiento de no preguntar primero a donde nos mudaríamos, me fui enterando cuando ya nos encontrábamos en el aeropuerto, el ultimo llamado de Nueva York. Uri me levanto y nos dirigimos a entregar los boletos y claro el viejo Kenny no pudo resistirse a reír ante mi expresión, por cierto; lo demás fue un completo infierno.

Luego de tomar un taxi llegamos a… La verdad no sé, es solo que no me he aprendido ni dónde es que vivo, lo único que diré es que me atrevo a decir que este departamento es más grande que mi antigua casa, en fin; es lunes y se supone que debo ir a la preparatoria, solo que estoy cansado y justo ahora no estoy de humor para estupideces como la que seguro Kenny está a punto de hacer. Un fuerte portazo resonó por toda mi habitación, tomé las sabanas y me cubrí hasta la cabeza, Kenny entro con largas zancadas hasta llegar al borde de mi cama, tomo las sabanas y las jalo con fuerza tirándolas al suelo, cuando estuve a punto de protestar me tomo de la cintura y me levanto como si fuera un saco de patatas.

-Bájame viejo asqueroso, es que estas sordo… maldición suéltame –Proteste mientras me resistía y le golpeaba vagamente –¡Papá dile a Kenny que me deje en paz!

-No te hagas la victima Levi, Uri y yo ya tenemos un acuerdo –Me deje llevar sin protestar, pero sé que me las va a pagar.

Termino de bajar los últimos escalones y las carcajadas pronto llegaron a mis oídos, bufe; esos dos ya me estaban hartando, Kenny siguió su camino y note que Uri tenía entre sus manos su teléfono, estaba grabando, maldije en voz baja y el castaño me aventó en el sofá. Ubiqué ambas manos sobre mi rostro con frustración, cuando estuve por levantarme la voz de Uri me saco de mis cavilaciones.

-Rivaille, te dije algo y me has hecho caso, pero de igual forma tienes que ir a la preparatoria… Quieras o no. –Advirtió

Voltee los ojos y me encamine a la despensa, tomando una bolsa de doritos, después de todo el desayuno aún no estaba listo, luego de un par de amonestaciones me retire para alistarme. Este era un nuevo día, en otra ciudad, en otra casa y en una nueva preparatoria, esto sería una completa mierda.

[...]

Nota: Soy nueva escribiendo, no me juzguen. Si no les agrada la historia no continúen leyendo. (Fans de Ereri no se emocionen, la historia no se trata de ellos) O/./O

Aclaraciones:

Levi antes vivía en un pueblo, en donde, luego lo sabrán.

Kenny es empresario.

Uri le dice a Levi, Rivaille por cariño.

Por si no saben, Doritos son un tipo de nachos, son triangulares y tienen mucho colorante y químicos, si no me explique bien solo buscarlo. (por si acaso)

Me despido, no me lancen tomates directo a la cara porfa.