Quatre miraba la discusión entre el americano y el oriental, era increíble la forma en la que Duo se apoderaba de todo, en ese momento le estaba obligando a Wufei a quedarse en casa de Quatre y no en el hotel tal como eran los planes del chino, aunque obviamente su idea también era que se quedase en su casa, no pudo decir nada ya que obviamente Duo estaba dominando la conversación y a Wufei se le estaban acabando los argumentos.
—Está bien
Sentenció al final volteando el rostro con el entrecejo arrugado, cruzando sus brazos por sobre el pecho en una apariencia de estar molesto. El rubio sonrió bebiendo su té celebrando junto al trenzado la decisión, los tres estarían juntos por fin. Y siguió hablando, el acoso que le hicieron a Sally, ahí tenía culpa, había permitido que Duo llegara a esos extremos en los que no dejaron de insistirle a la pobre mujer.
—Qué quieres que te cuente, si no has dejado de hablar desde que nos juntamos —se quejó, logrando que el trenzado idiota le hablara en diminutivo, como si fuese un niño, agotando la paciencia que Wufei mantenía. Dio un golpe a la mesa y le amenazó con el cuchillo de la mantequilla, echando a reír al americano. No pudo cambiar demasiado el ambiente, parecía que Duo se aprovechaba de cada cosa para interrumpirlo o molestarlo, apenas lograba explicarle a Quatre su ascenso en los Preventers. Terminó siendo un día agotador para el piloto 05, agradecía que le dejasen estar solo, aunque debió empujar a Duo fuera del cuarto casi a golpes. La energía de ese sujeto era impresionante.
Solo, agotado y en silencio al fin, pudo relajarse y ordenar sus pertenencias, los golpes suaves en la puerta le dijeron exactamente quién era. —Quatre, ¿sucede algo? —negó el rubio permitiéndose entrar. —Solo vine para agradecerte, no pude hacerlo antes —Wufei le miró con extrañeza, no había hecho nada que mereciera un agradecimiento, si fuera así, él debería estar dándole las gracias por esa oportunidad. —El que estés aquí realmente es algo importante, Duo no lo dirá directamente, pero esperamos que nos ayudes —el oriental dejó de ordenar sus cosas y se giró para tomar la atención que merecía, quería saber qué era lo que esos dos estaban necesitando, aunque algo en el fondo de su corazón le daba una idea.
—Ya sabes que nuestra idea es juntarnos, los cinco nuevamente, por eso, bueno… es por eso que pensamos que podrías ayudarnos a encontrar a Trowa y a Heero.
Algo sucedió al oír esos nombres, algo pateó las costillas de Wufei, algo lo obligó a aterrizar a la fuerza, no llevaba ni doce horas en esa colonia y ya debía hacerse a un lado. Sentándose en la cama le explicó a Quatre que era difícil encontrar a esos dos, pero obviamente lo intentaría. —Aunque quiero que Duo me lo pida, que me ruegue que le ayude —exclamó muy serio, haciendo reír al líder de las mineras. Pero esta vez no se apartaría fácilmente.
