Hola mis amigos, soy la Yuzu
Una vez más traigo a otra pareja la cual desde hace algún largo tiempo la dejé empolvada. En estos momentos por falta de ideas como al ver que mi proyecto fue un fracaso rotundo decidí entonces aportar algo a Love Live a mi manera.
Sin dar más en el asunto… ¡Arrow Love Shoot!
Yuzu y fuera
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Umi se avergüenza de eso. Ella dice que no entiende por qué la gente elegiría su color sobre el de cualquier otra persona.
-¡Es porque eres tan popular!- Insiste Kotori.
La peliazul se encoge de hombros. Ella es despectiva y modesta, no está dispuesta a creer que podría tener su propia base de fans, que hay personas que posiblemente podrían preferirla sobre la optimista y excitable Honoka o la adorable y encantadora Kotori.
-No hay mucho de mí que me guste- afirma la arquera, y no tiene la intención de ser degradante o insultante para ella misma. Habla con honestidad y no hay nada más que eso.
La pajarita no está de acuerdo.
Para ella, siempre ha habido mucho que amar a Umi, y cuando están juntas en el escenario, cuando puede ver la energía y el deleite en el rostro de su amiga mientras cantan y bailan y se esfuerzan como intérpretes por brindar la mejor felicidad posible a sus fans, Kotori piensa que no hay nadie más en el mundo a quien preferiría estar viendo.
Umi tiene presencia, un encanto que ni siquiera se da cuenta de que está ahí, pero que puede utilizar sin esfuerzo. Sus movimientos son fluidos y sus acciones elegantes. Su voz es fuerte y clara mientras se proyecta por todo el estadio. Ella es serena y reservada, pero lo suficientemente juguetona como para satisfacer e incitar a la multitud.
Umi habla sobre el miedo escénico, pero al verla ahí arriba, animando a la audiencia durante los interludios musicales y bromeando con los otras musas entre presentaciones, Kotori duda que alguien lo creyera. Umi es una animadora natural. Ella es natural en todo.
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La canción llega a su fin y las luces comienzan a atenuarse. Le arden los brazos y las piernas y apenas puede tragar, tiene tanta sed. La sala de conciertos hace demasiado calor. Demasiado oscuro. Ella no puede ver nada. Las demás están a su alrededor, tragando aire, manteniendo sus poses todo el tiempo que pueden, esperando que los vítores se apaguen para poder levantarse y sonreír y reírse de lo divertido que fue y de lo cansadas que están.
Aparece un destello de blanco. Su color. Las barras luminosas con forma de estrella están esparcidas por la masa negra de personas que las miran. También ve a otros: naranja, rojo, rosa y amarillo, pequeños puntos ondeando mientras los invitados apoyan a sus idols favoritas.
Pero las estrellas se ven solas. No importa cuántos de ellos haya, no es suficiente.
Todas ellas son tragadas en el mar de luz azul.
Kotori gira la cabeza, solo un poco, y encuentra a Umi, el centro de la canción, de pie alta y fuerte y luciendo tan increíblemente digna, tan increíblemente hermosa, incluso con el sudor goteando por su cara y los mechones de cabello pegados a su cuello y su respiración entrecortada mientras lucha por recomponerse, y la peliceniza se da cuenta de que no puede apartar la mirada.
Cada vez que ve esa imagen…
…Se enamora un poco más de su amiga.
