Su estridente madre seguramente que jamás pensó que llegaría a vivir en otro lugar que no fuera un enorme castillo rodeada de sirvientes que la hicieran desde cocinar hasta incluso ayudarla a vestirse en alguna ocasión puntual. Aún recordaba sus palabras en las que la hacía pensar que cuando fuera mayor dominaría el reino como decía la historia de la larga dinastía a la que pertenecía.
Esos tiempos le parecían aún más lejanos que el Día del Legado en la que sus compañeros rebels apoyaron la acción de no continuar con sus historias predestinadas. Recordaba perfectamente los grandes aplausos de ellos y los bufidos y muecas de disgusto de los royals temerosos de pensar que querían arruinar sus finales felices. Los siguientes días al acontecimiento de negarse a firmar, siempre recordaba que fueron agridulces por la distinta forma de pensar que tenía respecto a su compañera de habitación. Pero eso ya no le importaba mucho, definitivamente sus años de cumplir con su destino se habían pasado y estaba feliz por eso, en verdad algo dentro de su cabeza siempre le pareció que era imperfecta para continuar el papel de su cuento de hadas. Si lo hubiera cumplido habría terminado ocupando el sitio de su progenitora y sinceramente no se creía capaz de sucederla porque su madre era una persona mala, al contrario que ella. Aunque bueno ya no importaba nada de ese mundo del que alguna vez formó parte, ya no vivía ahí ni volvería jamás, pero a veces no era extraño que los volviese a rememorar. Sería difícil olvidarse de la relación amor – odio que una vez tuvo con su última compañera de habitación, su contraparte del otro bando de la escuela.
Su intención desde que se fue de EAH era alejarse de los cuentos de hadas y simplemente vivir la vida que siempre mereció en verdad, lejos de la fama que había tenido siempre por nacer en la familia que nació. Así que todo su tiempo lo dedicó a estudiar en lo que siempre quiso en verdad y se sentía muy satisfecha de haberlo conseguido aquí en Nueva York porque siempre había sido algo más que su papel en su cuento. Y actualmente llevaba en su trabajo soñado como cinco años ya y la enorgullecía de sobremanera pensar en los que siempre pensaron que aparte de su destino, ella no era útil para nada más. Era satisfactorio verse en el espejo cada mañana y admirar que había conseguido algo muchísimo mejor que lo que decía un trozo de papel viejo.
Admitía que recordar el mundo de los Cuentos de Hadas le dolía, había perdido cosas al renunciar y marcharse de allí, una mejor amiga en especial. Y diría que nunca podría olvidarse de la historia que su madre la releía cada noche diciendo que algún día ella participaría como protagonista junto a varias personas más. Lo único que le atraía de seguir su tonta historia de una manzana envenenada era hacer felices a los niños haciendo la versión nueva del cuento de hadas para que ellos pudieran leerla y releerla una y otra vez. Tal vez ese fue el motivo por el cual se había apuntado a leer historias a niños las tardes de los viernes.
"… Y colorín colorado este cuento se ha acabado" Pronunció al finalizar de leer el libro que les tocaba esta tarde.
Las sonrisas de felicidad de los niños eran maravillosas, tenían las mismas sonrisas de cuando ella era pequeña y se ponía igual de contenta porque al terminar escuchaba como los protagonistas al final tenían sus felices para siempre.
"Entonces al final Ariel y Eric se terminan casando ¡Me encanta! ¡Me encanta su historia! ¿Puedes leerla otra vez?" Le pedía una niñita rubia abrazándose a sus rodillas mientras que miraba a la protagonista pelirroja de la portada.
"¿Otra vez? ¿No prefieres que lea el libro en el que hablan de su hija Melody?" Vio como se agrandaron sus pequeños ojos azules ante la mención del segundo libro.
Amy era una gran fanática de la sirenita la verdad, rápidamente la dijo que leyera el segundo y si había un tercer libro también. Su comentario le hizo preguntarse cómo es que había una historia propia de la hermana mayor de Meershell, pero de ella no. No había llegado a hablar mucho con ella, aunque la creía muy especial para poder tener su propia historia como su madre y hermana mayor.
"Te recomendaría que vieras la película nueva, pero han hecho a la sirenita negra" Comentó una niña pelinegra que estaba en la esquina derecha.
"¿Y qué pasa por eso? Mi mamá dice que no influye en nada el color de piel de Ariel, puede ser blanca o negra. Además ya la he visto y tiene una voz espectacular cuando canta las canciones en la película.
"Pero Ariel no es negra" Afirmó la otra niña contestándola.
No había esperado que rápidamente se enzarzaran en una discusión sobre si importaba si la sirenita era negra o no. Ella algo había escuchado de que Disney había decidido que el papel de Ariel fuera para la afroamericana Halle Bailey y eso había causado muchísima revuelta en las redes sociales, pero no pensaba que algunas niñas pequeñas pensaran también mal sobre la decisión de escoger a una persona de color para hacer de protagonista. Diría que no tenía opinión sobre eso, pero mediante la conversación de ambas niñas, pareció incrementarse y yendo en el camino de palabras groseras, intervino.
"Bueno, podemos salirnos del guion establecido ¿no?" Comentó intentando que dejaran de pelearse entre ellas. No era la primera vez que decía esa frase, pero inconscientemente le vino un pequeño deja vù.
"No se puede, si Ariel es blanca y con el pelo rojo no se puede cambiar lo que está escrito"
Volvió a repetir la menor mientras parecía que la fulminaba con su mirada, hacía tanto que no escuchaba que no se podían cambiar las cosas ya escritas, esa frase lo escuchaba por todo EAH y de la boca de su madre en especial e incluso una vez llegó a creérselo.
"Sabéis, una vez casi hubo una Blancanieves rubia" Dijo mientras seguían discutiendo, antes de que se giraran a mirarla sorprendidas por sus palabras.
Ambas niñas no entendía de que hablaba, nunca habían escuchado tal cosa dijeron a la vez. Incluso Nancy dijo que eso era imposible que no fuera más que una mentira y en verdad tenía razón porque nadie había oído hablar de una Blancanieves rubia, pero hace unos años a ella no le parecía nada imposible.
"¿Pero era rubia? ¿Cómo yo?" Preguntó Amy curiosa por si se había confundido al decir el color del cabello mientras Nancy seguía negando que fuera verdad esa supuesta mentira.
"Sí, era rubia como tú" Afirmó sonriendo.
"No me lo creo, cómo va a haber una Blancanieves rubia si el cuento dice que ella tiene la piel blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano" Ella también sabía exactamente las características físicas de Blancanieves muy bien, pero las aseguraba que una vez casi hubo una rubia.
"Bueno, es que es una historia secreta el por qué nunca ha habido una Blancanieves rubia" Al segundo de comentarlo, la niña rubia le pidió que se la contara mientras, que aunque Nancy seguía sin creérselo, también le pidió que la contara.
Nunca había contado a nadie su versión de la historia, que implicaba tanto a su querida compañera de habitación como a ella misma. Aquella chica que nunca podría olvidar, que estuvo durmiendo a su lado en la misma habitación durante su último curso en EAH. Ese año inolvidable desde el principio, cuando los rebels apoyaron a escribir su propio destino y no seguir el establecido por generaciones y generaciones anteriores a ellos. Se puso en contra a tanta gente importante como el Director Grimm y pasó miedo ¿quién no lo hubiera pasado en su lugar? Y aún con lo mal que lo pasó por tantas barreras, siguió firme en su decisión de elegir el destino que quería y absolutamente merecía. Para luego tristemente, después de hacer todo eso, saber que la gente nunca llegaría a conocer la difícil historia que una vez involucró a ambas y que compartieron juntas.
"Había una vez en un reino muy lejano donde los personajes de cuentos de hadas tenían descendientes y debían realizar de nuevo las historias que sus padres habían hecho con anterioridad hace unos años. Blancanieves, la mujer más hermosa del lugar y una perfecta reina según todos los habitantes del lugar tuvo una hija. Era igual a ella: piel blanca como la nieve, labios rojos como la sangre, unos ojos azules claros, eran idénticas salvo por un pequeño imprevisto. En vez de tener el pelo negro como el ébano y liso la pequeña lo tenía rubio con grandes rizos dorados…"
"¿Y por qué no la pintaron el cabello de negro y ya? Así sería igual" Preguntó la niña más baja intentando dar una solución al problema del cabello.
"Bueno, porque aunque hicieran eso de mayor la volverían a crecer las raíces rubias Amy" Le explicó, cosa que debió de saber cuándo tenía la edad de seis años como ellas, antes de proseguir con la historia.
"...la perfecta reina vio como su única heredera no tenía el mismo color de cabello que ella y eso la disgustó muchísimo causándola un malestar interno porque su hija no fuera como esperaba. Aunque no lo mostraba en público porque al reino le encantaba la niña, en casa no era una persona muy amorosa más de lo necesario, la quería, pero no sabía tratar con ella y permitía más que jugara con los enanitos o con su príncipe azul que tenía la misma edad, mientras ella se ocupaba de su próspero y rico reino. Aunque todas las noches le leía a su hija el cuento de Blancanieves y los Siete Enanitos porque ella iba a algún día a ejercer ese papel de princesa que se come una manzana envenenada antes de tener su final feliz con su príncipe azul. Cada noche lo leían juntas y ese era uno de los ratos más maternales que tuvo con su progenitora porque sabía que haciendo su cuento como su madre hizo en el pasado, estaría orgullosa de ella y eso era lo único que en verdad siempre había buscado la niña…"
Se paró un momento para beber de la botella de agua que tenía al lado, para aclararse la garganta que la sentía un poco seca y se encontró que ambas chicas estaban mirándola con muchas ganas de seguir escuchando.
"...el tiempo pasó y la heredera al trono fue creciendo y creciendo, mientras estudiaba intensamente para ser igual de perfecta como era su madre para ella. Y eso también era conseguir que su cuento de hadas se cumpliera al pie de la letra, aunque para ella no tenía que preocuparse mucho de eso: tenía a los enanitos, a la villana de su historia y al príncipe encantador que siempre le había gustado de pequeña. Pero al entrar en su último año de instituto, antes de graduarse para acatar su destino pasó algo inimaginable para los descendientes de los cuentos clásicos de hadas. Resultó que su actual compañera de habitación, que era además su villana se rebeló contra los destinos escritos y no firmó el libro de los Cuentos Legendarios donde se prometía realizar el papel que te correspondía en tu historia. Aun cuando afirmaban las leyendas, que quien no firmaba el libro harían puff tarde o temprano, ella lo ignoró e inició una revuelta con más alumnos que tenían un final desgraciado para conseguir que no se obligaran a más jóvenes a seguir unos pasos que no querían hacer. Querían ser libres y poder enamorarse libremente de quien ciertamente quisiesen, un acto muy entendible porque no es justo no estar con la persona que quieres. Pero la próxima Blancanieves tenía el mejor destino de todo y además ahí también siempre estaría su príncipe azul que era maravilloso. Así que no pudo entender el por qué a una tonta revolución y junto a ella otros estudiantes estaban a favor de seguir como estaban…"
"Pero eso es muy egoísta de parte de la hija de Blancanieves, cada uno debería hacer lo que quisiera ¿verdad? Si ella quería seguir con lo que le habían dicho de pequeña por qué no lo hizo, nadie se lo prohibía"
"Fue una egoísta en aquel entonces y solo podía pensar que las cosas debían ser de esa manera y no de otra" Su comportamiento fue bastante egoísta desde aquel día hasta incluso después de la graduación, pensó.
"…lideró e intentó reconducir a los estudiantes que no querían seguir los pasos de sus padres, sin pensar sinceramente en como ellos se sentían. Únicamente pensó en ella misma aun cuando podía tener el final feliz que decía su historia porque su príncipe azul la dijo que él la seguiría hasta el fin del mundo, pero ella solo quería que los demás siguieran sus destinos escritos. Así que intentó por todos los medios que por lo menos su villana recapacitara y volviera a la misma página que ella, porque si la hija de la madrastra de su cuento era reconducida de nuevo a hacer su destino los demás dejarían el tema ya. No podía aceptar que ella no era malvada, y todo lo contrario a la palabra maldad. Bueno en verdad sí que sabía que su compañera de cuarto no era igual que su madre. Pero, necesitaba a su villana de su historia porque aunque pudiera haber prescindido de ella en su nueva historia actualizada de Blancanieves y los Siete Enanitos. Su progenitora no lo permitiría y estaría defraudada con ella. Cuanto más paso el tiempo y cada vez había menos personas queriendo seguir sus cuentos, hizo que inevitablemente se percatará su querida madre de ello y decidiera hacer una pequeña visita. No fue de cortesía, ni mucho menos de cariñitos hacia su persona, fue para manipular e intentar que su cuento no se fuera al traste como decía ella. Siempre había confiado en su progenitora y pensado que arreglaría todo porque sabía que era correcto y qué no, pero con los años se dio cuenta de que la mujer de cabellera negra era imperfecta como ella y no por su color de cabello principalmente. Pero aun así intentó ayudarla en su intento por volver a la mentalidad de antes, y por su estúpida ambición de llegar a ser como ella liberó por un descuido a la persona más malvada de ese reino de su prisión. No fue para nada su intención, pero aquella villana tan malvada le prometió que tendría su cuento al pie de la letra de nuevo y en vez de confesar su descuido liberándola, ayudó a sus planes y llegó a creer en su palabra. Y gracias a su ayuda, consiguió como le prometió y siempre había ansiado su madre: repetir sus pasos. Aquella malvada mujer hizo que comenzará su historia al engañarla y que le diera un mordisco a una manzana envenenada…"
"Pero eso es bueno, ella quería eso" Lo deseaba muchísimo pensó para sí misma.
"Ahora es la parte del beso además, ¿qué tiene de secreto esta historia si es casi igual que la original? No entiendo, si su príncipe la va a despertar"
"…cayó en un profundo sueño en el que solo se suponía que el beso de amor verdadero la podría salvar de esa situación y su príncipe predestinado estaba listo para dárselo y compartir su vida con ella, pero al juntar sus labios no funcionó. No se despertó o por lo menos no gracias a su beso encantador, fue una amiga de ella quien le hizo un RCP y consiguió que abriera los ojos. A partir de ese momento su vida como la conocía se esfumó, pudo solucionar su error y volver a encerrar a la madre de su compañera de cuarto, pero el amor que había entre su supuesto príncipe encantador y ella desapareció. Él no era su príncipe azul y ya no podía estar en su vida, se lo dijo su madre y ella lo aceptó ignorando su corazón. Decidieron olvidarse de ese capítulo de la historia de Blancanieves y los Siete Enanitos, según la perfecta reina, eso no había pasado nunca y solo fue un ensayo preparatorio si eso. La Blancanieves actual de en ese entonces decidió cambiar los papeles de los otros personajes: ya no sería la villana la hija de la Reina malvada, ni por un supuesto el hijo del Rey Charming, el elegido para ser el príncipe azul. Preparó ella misma cómo sería el cuento, y después de unos meses obligó a su única hija a permanecer en el castillo donde ella años antes estuvo limpiando para su madrastra malvada, y su hija incapaz de hacer algo contra ella, se quedó allí conviviendo con la nueva mujer que tenía el papel de villana de su historia. Esperando al mítico encuentro del pozo con su nuevo príncipe azul, uno que ni conocía ni que estaba en su corazón desde que era niña y que sabía que no querría nunca…"
El sonido de la puerta abriéndose, hizo que se percataran de la hora en que era. El amable señor bibliotecario estaba sonriendo y lamentablemente anunciando que ya se había terminado la sesión de cuentacuentos de hoy.
"¿Y qué paso al final, señorita Queen?" Nancy la miró muy intrigada queriendo saber la continuación, aun cuando ya estaban sus padres desde la puerta esperándola.
[...]
Mientras caminaba de regreso a su casa, pensando como si hiciera un viaje al pasado a charlar consigo misma sobre el futuro, su yo de niñas jamás le creería viviendo en un pequeño apartamento de un lugar al principio desconocido llamado Brooklyn.
Admitía que no tenía las comodidades que tendría en un castillo o palacio, pero su pequeño piso había sido comprado con el esfuerzo de ellos dos y no lo habían ganado simplemente por haber nacido en sus respectivas familias. Su bloque ni siquiera tenía un portero como en los edificios que había en la Quinta Avenida y alrededores, pero desprendía un ambiente familiar y tan amoroso que jamás había habido donde vivió de niña ni habría donde su destino decía que debía estar viviendo.
"Mi amor ¿en qué estás pensado, que ni me has saludado con un beso de bienvenida?" Su marido de cabellera rubia le preguntó sacándola de sus pensamientos y haciendo que le mirará.
"¡Oh! Lo siento, no me había dado cuenta de que estabas en casa" Habló antes de que le plantará un beso en los labios a modo de saludo y recompensa por volver a casa.
Oficialmente no llevaba una corona de diamantes o un título nobiliario, ni tampoco tenía un reino donde reinar. Pero a ella no le hacía nada de eso falta porque su marido la hacía sentir como una reina y su diminuta casa era el reino de ambos. Y bajo su punto de vista gobernaban muy bien su hogar, nunca se habían atrasado con los pagos de la hipoteca.
Cuando terminó su casto y dulce beso, volvió a abrir sus ojos que instintivamente se habían cerrado y se encontró con la mirada azul de él. En esos momentos recordaba como una vez llegó a imaginar que no volvería a sentir esos labios rosados y ver esa mirada sobre ella. Y ahora debería reírse de ese pensamiento mientras un Daring treintañero miraba, seguramente cuestionándose por qué una sonrisa tonta se había formado en su rostro.
"¿Y en qué estabas pensando para no darte cuenta de mi presencia?"
"Estaba pensando en nosotros, en lo que hemos conseguido después de todos estos años juntos. Simplemente, no me lo creo a veces" Dijo muy honestamente, había mañanas que se despertaba y no se creía que estaba con él, en vez de estar en la vida que tendría una vez cumplido con el destino que se la inculcó de niña.
"No estarás arrepentida, de estar en este lugar ¿verdad?" Le cuestionó riendo mientras agarraba su mano derecha y posaba sobre ella un amoroso beso.
Ella también se rio por su tonta pregunta, marcharse con él fue algo que repetiría de nuevo, no se arrepentiría nunca. Lo único que le dolía de haberse ido de allí, era haber llegado a conseguir la libertad que tanto luchó Raven por tener y que todos tuvieran, pero al final no consiguió después de hacer puff unos meses después de la graduación de EAH. Ella no merecía desaparecer y ser olvidada del mundo de los Cuentos de Hadas, había hecho que la gente pudiera pensar por primera vez si querían cumplir con un destino que les haría infelices, debería ser estudiada en los libros de texto de las próximas generaciones. No se arrepentiría jamás de conseguir construir el destino que de verdad quiso, el que estaba junto a él y todo fue gracias a la valentía de su compañera de cuarto. A veces incluso, podía soñar con que su amiga gótica cruzó con ellos aquel portal que decían las leyendas que te llevaba a un lugar donde no existían los finales felices.
"Nunca" Afirmó firmemente enlazando su mano derecha con la de él, como la primera vez que salieron de la alcantarilla que se encontraba en medio de Times Square.
Su vida había cambiado drásticamente cuando fue a buscarla de esa prisión a la que llamaba su madre, el castillo donde aparecería su príncipe azul verdadero. Él era su amor verdadero, la historia estaba equivocada, al igual que poner a Raven de malvada y por eso, aunque le dio miedo al principio, escribir su propia historia había sido un cúmulo de sentimientos felices. Hubo algunos malos y difíciles en el camino, pero al final habían llegado a la cima escalando desde abajo. Porque ellos podían, eran muchísimo más que dos hijos malcriados por sus padres y lo habían demostrado a todo el mundo, pero lo más importante a ellos mismos. Habían trabajado y estudiado, y al final con un esfuerzo enorme habían llegado a convertirse en personas maduras con decentes puestos de trabajos y juntos crearon su pequeño palacio de sueños entre cuatro paredes en el mundo real.
Jamás habría una historia escrita de Blancanieves y los Siete Enanitos, donde saldría una protagonista femenina rubia, pero le importaba bien poco. Era sumamente feliz viviendo con Daring y siendo una completa desconocida llamada Apple Queen, para los miles de millones de personas que viven en Manhattan.
Hoy me he acordado de la película de Amy Adams que protagonizo de Disney, llamada "Encantada: la historia de Giselle" y pues me ha venido este OneShot con algo de Dapple.
Espero que os haya gustado UwU.
