Nada de esto me pertenece, solo la idea.
Ojalá les guste.
Trato
Siempre había sido el objeto de burla de las personas, recibía las golpizas, las malas palabras y los constantes robos de aquellos agresores sonrientes y sin valor que estaban ahí todos los días para hacerle la vida más miserable de lo que ya era.
Como si no fuera suficiente sufrimiento vivir con Kaigaku, también debía estar siendo constantemente acosado por estos brutos sin remedio y futuro regalado.
Porque su vida no era fácil y ellos tampoco le ayudaban a sentirse mejor por lo que le había tocado. ¿Tan malo fue en su anterior vida que así se lo cobraba el karma?
Tampoco podía hablar en general, porque había una excepción en su vida, un rayo de sol en sus días más oscuros, un ser que siempre estaba ahí para él. Tanjirou era su esperanza para un futuro mejor.
Tanjirou con sus sonrisas dulces y sonidos hermosos que le ayudaban a olvidarse del infierno al que constantemente y día a día vivía sin poder hacer algo.
Tanjirou que siempre estaba ahí para defenderlo de sus agresores incluso al punto de recibir palizas o burlas de aquellos otros muchachos. Pero su amigo no era como él que siempre se quedaba callado y llorando, no, el muchacho siempre estaba ahí con la frente en alto e incluso llegando a responder los golpes con fuerza y determinación.
Porque su amigo era todo lo contrario a él. El chico era fuerte, valiente y sin miedo a enfrentarse a las personas y situaciones de las que Zenitsu solo deseaba escapar.
Por eso mismo se ganó el respeto de aquellos matones, pero aquello nunca eliminó las burlas y el maltrato. No, estas solo cambiaron de hora y lugar para que el joven no supiera o pudiera ayudarlo en sus momentos de necesidad.
Mas, de alguna forma, el muchacho solía encontrarlo y salvarlo en esos momentos más problemáticos.
-Siempre andas detrás de este. – Señaló Rui con odio a su amigo mientras él era tirado al suelo de un empujón para luego ser atendido rápidamente por el muchacho. - ¿No serás un maricón?
-Maricón tu padre por crear algo como tú. – Respondió sin dudar Tanjirou con seriedad.
Su dulce amigo podía responder los ataques verbales con otros luego de muchas peleas de ese tipo. Pero las palabras siempre terminaban en peleas en las que la mayoría de las veces su amigo ganaba. Lastimosamente había otras, muy pocas y por ello horribles momentos en la que veía como Tanjirou era rodeado y golpeado por aquellos otros de mal corazón mientras él se quedaba sin poder hacer algo al respecto.
¿Por qué? Se preguntaba.
¿Por qué hacen eso? ¿Por qué no puedo ayudarlo?
Pensaba y se culpaba constantemente al no ser capaz de hacer algo por aquel joven que siempre estaba a su lado.
Pero Tanjirou nunca lo odió y siempre le tuvo una dulce sonrisa a su persona. El sonido hermoso y brillante tampoco desaparecía e incluso podría jurar que se hacía más fuerte e intenso, aún más hermoso como si aquello fuera posible.
En cambio, los otros, con cada golpiza, con cada día que pasaba, aquellos horribles sonidos iban aumentando y traumándolo sin poder hacer algo al respecto.
Y es que tenía tanto miedo, aquellos sonidos eran horribles, su miedo apenas le dejaba moverse cada vez que se acercaban a su persona.
Fue así como un día tanto Tanjirou como él se vieron rodeados de aquellas personas de crueles intensiones y sonidos horribles. Vio con horror como su amigo peleó con todas sus fuerzas en un intento por ayudarlo, mas eran muchos y con el tiempo lo dejaron en el suelo siendo sujetado por cuatro jóvenes más.
-Bien mierda, irás a esa casa y me traerás algo. – Exclamó con una sonrisa burlesca el matón de ese día, Douma, mientras tiraba de sus cabellos rubios.
-¡No! – Gritó con fuerza y lágrimas. – Ese lugar esta embrujado, no quiero ir…
Un golpe en la mejilla detuvo sus palabras. El dolor era intenso al igual que su miedo.
-¡Irás de una buena vez o te romperé un brazo!
Negó con fuerza con la cabeza, el miedo lo seguía paralizando y los sonidos horribles no ayudaban en nada. La dulce melodía de su amigo era opacada ante aquellos otros y resultándole difícil sentirse tranquilo o calmado.
-¡Yo iré! – Gritó Tanjirou levantándose con pura fuerza de voluntad y sacándose de encima a los otros muchachos. – ¡Yo lo haré!
-¿Tu? – El joven causante de todo este desastre parecía confundido. - ¿Tienes idea de lo que dicen de aquella casa? – Preguntó con sorpresa.
Zenitsu solo deseaba gritar, era obvio que Douma no tenía intenciones de que Tanjirou fuera.
-Iré hasta allá, traeré algo de ese lugar con la condición de que jamás volverás a molestar a Zenitsu. ¡Nadie volverá a molestarlo! – La expresión decidida del joven dejó mudo a todos los presentes.
-Ya sabía que le tenías ganas al rubio este. – Douma no tardó en acercarse al menor con una sonrisa y un sonido que le dio mucho miedo.
-Haré lo que sea por el bien de mi amigo. – Y Tanjirou, tan valiente como siempre, miraba a aquel agresor a los ojos con una mirada determinada. - ¡Así que prométeme que no le harás nada nunca más si voy yo!
"No" – Pensó Zenitsu con pesar. Conocía los rumores de aquella casa, también, en las pocas veces que pasó cerca de aquel temible lugar, pudo escuchar los horribles sonidos que estaban en esta.
Era horrible y espeluznante, Tanjirou no debería entrar, nadie debería hacerlo.
-Muy bien Kamado, es un trato. – Douma extendió su mano y Tanjirou con una sonrisa hizo lo mismo. Pero Zenitsu sabía que el muchacho mentía, el mismo sonido se lo decía.
-No es necesario que vayas Tanjirou. – Se acercó a su amigo con rapidez mientras le tomaba el brazo con sus manos. – Estaré bien, por favor no vayas.
El lugar le daba mala espina, no deseaba que aquel joven se acercara a aquel horrible sitio.
-Tranquilo Zenitsu estaré bien. – Su amigo, sonriéndole con dulzura y dándole unos hermosos sonidos se alejó de su lado para dirigirse hacia el lugar embrujado. – Volveré dentro de unos minutos.
-Oh no. – Douma como siempre arruinó aún más las cosas. – Estarás allá por dos horas y luego regresarás con fotos de cada pieza. – El joven de cabellos platinados le tiró una cámara que Tanjirou tomó sin problemas. – Puedes usar esto para tomarlas y así sabremos que son reales.
Tanjirou observó el aparato y asintió con la cabeza.
-Además, te acompañaremos hasta la entrada.
-Como quieras, pero no le hagan nada a mi amigo.
-Siempre que entres y cumplas con todo el trato se cumplirá.
Tanjirou entrecerró los ojos, Zenitsu deseo decir algo más pero el miedo le detuvo cuando Douma se le acercó para tirar de su brazo y así obligarlo a ir hacía la casa embrujada.
Zenitsu no deseaba ir ahí, los sonidos eran horribles, aún más que el de estas personas.
Ya en el lugar Tanjirou le dedicó una dulce sonrisa antes de encaminarse a la entrada de la casa mientras los demás esperaban en la vereda.
-Dos horas Kamado. – Gritó Douma en su oreja, más apenas le tomó importancia, su amigo era lo que se llevaba toda su atención. – Y no olvides las fotos.
Vio cómo el joven asentía y luego llegaba a la puerta para golpear como si de la casa de otra persona a la que iba a visitar se tratara y no de un lugar embrujado y, por ende, abandonado.
"Por favor que no le pase nada" – Rogó internamente temiendo por su amigo. – "Haré lo que sea, soportaré cualquier cosa, pero por favor que no le pase nada a Tanjirou"
-Estúpido Kamado. – Escuchó a Douma burlarse mientras lo tiraban a suelo. – Si los rumores son ciertos tu amigo no volverá nunca más.
-¡Lo hará! – Gritó llorando y temblando. - ¡Tan… Tanjiro volverá!
Ignoró las burlas de los otros, pero también le sorprendió que se quedaran esperando por la llegada de su amigo. Se acomodó en el suelo mientras seguía pidiendo por el bienestar de su amigo.
Tanjirou volvería.
Sabía que lo haría.
Y claro que lo hizo.
Tanjirou, luego de dos horas de espera y con Zenitsu al borde de un ataque, la puerta de la entrada volvió a abrirse para dar paso a un sonriente Tanjirou sosteniendo la cámara y caminando tranquilamente hacia ellos.
Zenitsu suspiró de alivio al verlo salir por aquella puerta. Lo había hecho, su amigo había salido ileso de aquel terrible lugar. Pero aquel dulce sentimiento de calma fue cambiando mientras el muchacho se iba acercando a ellos paso a paso. Porque sus oídos comenzaron a escuchar la melodía más horrible, fría y aterradora jamás escuchada en su vida.
-Aquí están tus fotos Douma. – Tanjirou entregó el objeto a un impactado Douma que rápidamente llevó su atención a la pantalla de la cámara para ver las fotos. – Cada pieza, baño, rincón o lugar de la casa está ahí.
La mirada de Tanjirou era tranquila, pero Zenitsu temblaba porque aquellos sonidos no cesaban. ¿Qué había pasado? ¿Por qué su amigo sonaba de aquella forma tan espeluznante? ¿Dónde estaba el dulce sonido de su amigo? ¿Dónde estaba Tanjirou?
Esa cosa con el cuerpo de su amigo no era Tanjirou.
¿Qué era eso?
Mas nadie parecía notar el cambio en su amigo, todos concentrados en ver las imágenes de la cámara más que del recién llegado. Sintió un escalofrío envolver su cuerpo cuando la cosa con el cuerpo de su ser más preciado lo vio a los ojos y le sonrió como si nada.
-No… - Susurró con el corazón bombeando a mil y llorando a mares por aquel horrible ser frente suyo.
-Me dejas sin palabras. – Douma sonreía a mas no poder y aquellos ojos rubí salieron de su persona para enfocarse en el otro.
-He cumplido. – Tanjirou sonrió un poco más. – Es tu turno de hacer lo mismo.
La sonrisa de Douma solo le hizo saber que no sería así, pero en este momento ese era el menor de sus problemas.
-Me temo que no podrá ser Kamado. – Douma negó con la cabeza. – No hay nada que diga que hicimos aquel trato por lo que nada ha cambiado.
Tanjirou se le quedó viendo aun con aquella horrible sonrisa mientras Douma gozaba de sus palabras en espera de su reacción. Zenitsu se abrazó a sí mismo para tratar de borrar aquel frio que lo envolvía.
-Entiendo. – Sin más aquella cosa con el cuerpo de Tanjirou se le acercó para levantarlo, de un manotazo trató de alejarse de aquel ser desconocido, más la sonrisa del muchacho se ensanchó para tomarle el brazo con fuerza. – Nos vamos.
Sin esperar respuesta aquel ser comenzó a caminar junto con él. Escucharon el ruido de las otras personas, mas fueron ignorados.
-¿Qué… qué eres? – Preguntó finalmente con miedo y culpa. - ¿Dónde está Tanjirou?
-Oh querido. – Tanjirou le sonrió de forma tenebrosa. – Yo soy Tanjirou.
Intentó soltarse del agarre de aquella cosa mientras los horribles sonidos lo envolvían.
-¡No! – Gritó con lágrimas en los ojos solo provocando la risa del otro.
-Ahora yo soy tu Tanjirou.
Se quedó sin palabras sintiendo como el agarre disminuía. Se soltó con fuerza y comenzó a correr lejos de esa cosa.
-Nos vemos mañana Zen. – Escuchó que le gritaban, pero siguió corriendo.
Tenía miedo, no sabía lo que estaba pasando y el paradero de Tanjirou le era completamente desconocido.
¿Dónde estaba su rayo de sol?
Esa noche durmió con las ventanas y la puerta cerrada mientras las luces de su pieza se mantuvieron encendidas. Se abrazó a su cuerpo con fuerza mientras lloraba por el paradero desconocido de su amigo.
Esa cosa no era Tanjirou. ¿Qué había pasado con el verdadero?
Era su culpa. El dulce y bello Tanjirou había cambiado para transformarse en este horrible ser y lo odiaba.
Era su culpa.
Lo peor de todo es que nadie pareciera haberse dado cuenta de aquel cambio, todo parecía normal para el resto.
Pero no era así.
No, no era así y Zenitsu tenía miedo.
No sabía lo que eso haría, no sabía lo que aquello tenía en mente.
El recuerdo de aquel horrible sonido lo paralizaba y su cuerpo temblaba de miedo.
Se abrazó con más fuerza.
-Tanjirou. – Llamaba a su amigo, necesitaba que aquellos cálidos brazos lo envolvieran y protegieran como siempre.
Pero solo estaba esa cosa con forma de Tanjirou.
-Tanjirou. – Continuó llamando con dolor a su ser querido.
La muerte de Rui fue un suceso que ocurrió sin causar tanto escándalo, todos en el pueblo sabían que aquel joven sufría de una extraña enfermedad por lo que su muerte no era una sorpresa.
No, lo que comenzó a asustar a las personas fue que de ahí le siguió otro joven, luego otro y otro.
Nadie entendía lo que estaba pasando, aquellos jóvenes eran sanos y llenos de vida. No se esperaban que el final les llegara de aquella forma tan repentina y, en ciertos casos, horrible.
Asfixia, mutilación e incluso el suicidio fueron algunas de las causas de fallecimiento.
Zenitsu solo se mantenía en silencio y mordiéndose las uñas con fuerzas. Él sabía, sabía quién era el responsable tras la muerte de esas personas, personas que casualmente resultaron ser los mismos que lo estuvieron lastimado y torturado durante años y años.
-Nadie más volverá a hacerte daño Zen. – La sonrisa ancha y el extraño brillo en los ojos de la cosa con la forma del cuerpo de Tanjirou tampoco se lo ocultaban. – Eliminaré a todos aquellos que te trataron mal.
-No… - Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas sin control para luego ser lamidas por el otro.
Odiaba a este ser, extrañaba tanto a su amigo, tenía tanto miedo.
-Solo quiero estar con Tanjirou.
-Y estás conmigo. – Le respondían con dulzura fingida mientras lo tomaban de la cintura para obligarlo a bailar. – Estaremos siempre juntos.
-No. – Susurraba con pesar sin poder hacer algo ante la fuerza del otro.
"Tú no eres Tanjirou" – Pensaba mientras la culpa seguía consumiéndolo por dentro y con fuerza. ¿Dónde estaba su Tanjirou? ¿Dónde estaba su sol?
La muerte de Kaigaku lanzándose desde un edificio y de la que observó desde otro edificio cercano mientras escuchaba las risas de aquella cosa de fondo le hicieron finalmente romperse para lanzarse sobre aquel ser que continuaba riendo sin control.
-¡¿Dónde está Tanjirou?!
-¡Pero si lo estás viendo! – Aquella horrible risa no era como las de su amigo, nada de eso era Tanjirou.
-¡Devuélvemelo! – Gritó mientras lo zarandeaba con fuerzas. - ¡Devuélveme a Tanjirou!
La risa se detuvo y un horrible sonido lo congeló. Sus ojos se ensancharon en completo terror al ver la expresión en el otro muchacho.
-No. – Le respondieron con una sonrisa burlesca y ojos brillando en carmín. – Este cuerpo es mío ahora, al igual que tú.
Los labios sobre los suyos le hicieron llorar con más fuerza. Forcejeó y gritó con todas sus fuerzas, pero todo fue en vano.
Aquella cosa hizo lo que quiso con él, en realidad desde el principio hizo lo que deseaba. ¿Qué podía hacer el al respecto para impedirle tomar lo que quisiera? La culpa y el dolor por la pérdida de su amado amigo tampoco ayudaban.
Gritó y lloró por la pérdida con las sirenas de la ambulancia de fondo.
Ahora se encontraba en la entrada de aquella casa en donde toda esta pesadilla había comenzado.
Tenía miedo, su cuerpo temblaba, pero estaba decidido.
Tanjirou desapareció en aquel lugar, tal vez, si tenía suerte podría encontrarlo siguiendo su sonido.
-Voy por ti Tanjirou. – Susurró dándose fuerzas mientras apretaba con fuerza la linterna y comenzaba a adentrarse en aquel horrible lugar.
Detrás de él y sin que pudiera escucharlo Tanjirou lo observaba entrar a la casa con una sonrisa ancha y los ojos brillando de carmín.
-Te estaré esperando Zen.
Inicio – 31 – 05 – 2020
Término – 31 – 05 - 2020
