Resumen: Todos los nobles y hombres poderosos de Francia se apresuran a enviar a sus hijos a Versailles tras el anuncio de que la hija única del monarca va a elegir a su próximo esposo, pero uno de los pretendientes no está muy feliz de estar ahí.

Notas:

1) Los Personajes no me pertenecen, son propiedad de ZAG Heroes, y los créditos son de Thomas Astruc y su equipo.

2) Este fic está realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

3) Puede contener Spoilers de lo que ha aparecido en la cuarta temporada

OCURRIÓ EN VERSAILLES

CAPÍTULO 1

Palacio de Versalles, 1702

Esa noche

El sol se acababa de poner en el palacio de Versalles y los reyes se disculparon con la corte y se retiraron a sus habitaciones. Como sus majestades ya no se encontraban presentes en la galería de los espejos, la mayoría de los cortesanos comenzaron a regresar también a sus apartamentos en el palacio, de modo que los fríos pasillos se encontraban vacíos. O casi.

CLAC CLAC

El ruido de pasos apresurados resonó por los pasillos vacíos mientras una cruzaba los pasillos levantando la falda de su vestido para avanzar más rápido. No tardó mucho tiempo en llegar a su destino: la antecámara de los apartamentos de la única hija del rey de Francia. Tan pronto como abrieron la puerta, la mujer entró e hizo una reverencia.

-Madame Royale, sus majestades quieren verla en las habitaciones de su padre- dijo la recién llegada.

La joven mujer, quien había estado a punto de despedir a sus damas con la idea de cambiarse para irse a dormir, se volvió hacia la recién llegada alzando las cejas.

-Gracias, Tikki. ¿Sabes para qué quieren verme sus majestades?- preguntó la joven.

-No, madame- dijo la mujer llamada Tikki- y si lo supiera no se lo diría, eso corresponde a sus majestades-

Las damas de compañía de la princesa dejaron escapar una exclamación de decepción, pues ellas también morían de curiosidad sobre la razón por la que los reyes habían llamado a su hija. Tikki les mandó una mirada de advertencia.

-Bueno, todas a dormir- dijo otra de las damas, una pelirroja- ya nos contará mañana-

-Gracias, Alya- sonrió la princesa antes de volverse a Tikki- vamos, ¿puedes acompañarme?-

Tikki asintió devolviéndole la sonrisa y empujó una pared junto a un librero, abriendo un pasaje secreto e inclinándose para que la princesa pasara. Marinette comenzó a caminar hacia la habitación de sus Majestades seguida de su institutriz, llevando consigo un candelabro de tres velas para iluminar su camino.

Marinette era la única hija del rey y la reina de Francia, y a pesar de que los miembros de la corte hubieran preferido que hubiera nacido un príncipe, la princesa era la luz en los ojos de sus padres y la habían educado como si fuera a ser una reina por su propio derecho. Claro, la ley de Francia no permitía que una mujer ascendiera sola al trono, por lo que la solución al problema era evidente.

Cuando se acercaron a las habitaciones del rey, las dos mujeres se detuvieron y Tikki hizo una seña al guardia para que las dejara pasar. Éste hizo una reverencia antes de abrir la puerta para dejarlas pasar.

-Votres majestés- dijo el guardia en la puerta de las habitaciones del rey, anunciando la llegada- Madame Royale, la princesa Marinette-

Tras agradecer al guardia, Marinette entró a ver a sus padres mientras que Tikki la esperaba en el pasillo secreto aún sin soltar el candelabro. Con una seña, el rey indicó al guardia y a los sirvientes que los dejaran solos. Éstos obedecieron y cerraron la puerta tras de sí, dejando a la joven con ellos. Tras besar las mejillas de ambos, Marinette se inclinó rápidamente y tomó asiento.

-Bonsoir, papa, maman- dijo la princesa con una sonrisa nerviosa- Tikki dijo que querían verme-

-Efectivamente, Marinette- dijo la reina Sabine- hay un asunto de suma importancia del que tu padre y yo queremos hablarte-

Marinette asintió.

-Como sabes muy bien, la ley sálica solo permite que los hombres hereden el trono- comenzó a explicarle el rey- por esa razón es vital que te cases y tengas un hijo, o el poder real pasará a otra familia-

-Oh…- comenzó a decir ella mordiéndose el labio. ¿Eso significaba que sus padres le habían elegido un marido? No sabía si debía preguntar, pero la reina continuó.

-Tu padre y yo nos casamos por amor, y quisimos lo mismo para ti también- dijo Sabine con una sonrisa- por ello hemos decidido invitar a los duques y nobles del reino a venir a cortejarte, para que elijas al hombre con quien quieras casarte-

-¿Es… es en serio, maman?- dijo Marinette con enormes ojos al escuchar lo que su madre acababa de decir- ¿puedo… en serio puedo elegir?-

-Por supuesto, ma chérie- dijo Sabine- queremos que tengas lo mismo que nosotros dos y que te cases por amor. Y si me permites, quisiera darte un consejo. No te dejes llevar por cualquier hombre que se presente…-

-Recuerda que muchos hombres estarán aquí solo porque eres mi hija, y que tendrán a oportunidad de ser el padre del futuro rey- le dijo el monarca con cariño- debes estar pendiente y alerta, no dejarte llevar por solamente por tus sentimientos-

Marinette asintió seriamente.

-Oui, papa- dijo la princesa asintiendo- gracias por dejarme elegir-

La chica se levantó y se acercó a sus padres para darles las buenas noches con un abrazo y un beso en la mejilla a cada uno de ellos. Una vez que terminó con eso, se inclinó y salió de las habitaciones del rey para dirigirse al pasillo donde Tikki aún la esperaba sosteniendo el candelabro para acompañarla de regreso.

-Madame- dijo Tikki inclinándose con una sonrisa- ¿cómo le fue?-

-Bien, regresemos a mis habitaciones para contarte- dijo la princesa.

Tikki asintió y volvió a guiar su camino de regreso a sus habitaciones aún pensando en lo que sus padres le habían dicho. Tenía sentimientos encontrados sobre lo que había escuchado. Estaba aliviada de que sus padres le hubieran dejado elegir a su futuro esposo. Preocupación por lo difícil que sería elegir a su compañero de vida y seguramente el padre del futuro rey. Un poco de miedo de ver desfilar uno a uno a sus pretendientes delante de ella.

-Bien, ¿de qué se trata?- dijo Tikki cuando llegaron de regreso a la antecámara de sus apartamentos, donde solo Alya la esperaba para ayudarla a cambiarse a su ropa de cama. Tikki cerró la puerta con cuidado y Marinette les contó la

De hecho, a esas alturas Marinette ya tenía un pretendiente en mente. Era un joven que había conocido hacía un par de años, el duque Luka Couffaine de Aquitania, quien era el hermano gemelo de una de sus damas de compañía. Era un joven muy apuesto y sensible, además que era el dueño del ducado más poderoso de Francia.

Sus mejillas se sonrojaron al pensar en él.

-Oh, estamos pensando en alguien- dijo Tikki en un tono divertido una vez que llegaron a sus habitaciones y Alya, su principal dama de compañía, se acercó a ayudarla a cambiarse a su ropa de cama.

-Sí, no tienes idea- dijo Marinette con una sonrisa enamorada al pensar en el duque- pero no estoy aún segura-

-Oh, ya sabe lo que eso significa, madame- dijo Alya sonriendo emocionada- dentro de unas semanas, este sitio estará lleno de hombres apuestos y ricos que vendrán para competir por tu mano-

-El duque de Aquitania sin duda vendrá- dijo Tikki con una expresión traviesa- y sospecho que ese muchacho ya lleva ventaja en esta carrera-

Marinette rió en voz baja. Ya se había cambiado y ahora se había sentado frente a su peinador, comenzando a deshacer su elaborado peinado. Alya se detuvo detrás de ella y le ayudó a retirar los broches y pasadores. Una vez terminada esa tarea, la pelirroja tomó un peine y comenzó a pasarlos por los cabellos oscuros.

-¿Y estás emocionada?- dijo Alya mientras que cepillaba el cabello de la princesa.

-Por supuesto- dijo Marinette- pero tengo que confesar que también tengo un poco de miedo-

-¿Por qué?-

-Por que no estoy segura de poder elegir bien- dijo la princesa- ¿qué pasará si elijo a la persona equivocada?-

-No lo harás- dijo Alya tratando de que se calmara- tienes un buen corazón y te guiarás por él cuando llegue el momento de elegir-

Marinette sonrió mientras que Alya cepillaba sus cabellos. Sí, estaba muy emocionada por lo que iba a pasar en los siguientes días.

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Mansión de la familia Agreste, Val de Loire

Al mismo tiempo

Gabriel Agreste se encontraba frente a su enorme escritorio, aún revisando las finanzas de sus negocios. Tenía varios plantíos de caña de azúcar en el nuevo mundo y algunas exportaciones importantes de Africa como marfil y pieles de animales. Si bien había nacido pobre, poco a poco se había convertido en uno de los hombres más ricos de Francia.

Claro, tenía otros negocios un poco más turbios, pero no era para que nadie más lo supiera. Solo él y su ama de llaves sabían la extensión de sus negocios. ¿Su hijo? No, era demasiado santurrón para dedicarse a ello. Si Adrien llegaba a enterarse de dónde venía su fortuna, seguramente protestaría y no tenía tiempo para eso.

-Monsieur, su hijo acaba de llegar- dijo su ama de llaves interrumpiendo sus pensamientos. Gabriel ni siquiera levantó la mirada.

-Hazlo pasar, Nathalie- dijo el hombre seriamente.

El ama de llaves asintió levemente y salió de su oficina, al parecer sin importarle que el hombre no la hubiera visto. La verdad es que, pese a toda su fortuna, había dos cosas que le faltaban a Gabriel para estar satisfecho con su vida.

La primera era su amada esposa, la cual había muerto por fiebres puerperales dos semanas después del nacimiento de su hijo. Nunca había perdonado a Adrien por haber causado la muerte de su amada Emilie y nunca lo haría, pero estaba dispuesto a usar al muchacho todo lo que fuera necesario.

La segunda cosa que deseaba y que el destino aún le había negado era un título de nobleza. En ello, su hijo se encargaría de brindárselo, le gustara o no.

El joven Agreste entró a la oficina de su padre con los brazos en la espalda y una expresión tímida en su rostro. Gabriel lo examinó con la mirada. A pesar de que a su juicio era bastante santurrón, su hijo tenía abundantes características atractivas. Su rostro era bello, una herencia de su amada esposa, sus cabellos dorados y su alta estatura eran cualidades bastante agradables al sexo opuesto. Gabriel estaba seguro de que Adrien podría seducir a cualquier mujer para convertirla en su nuera y a su vez usarla para escalar un poco más en sociedad. Y ya tenía a una mujer en mente para su hijo.

-Bonsoir, père- dijo Adrien finalmente al ver que su padre no había hablado aún- Nathalie me dijo que querías verme-

-Sí, quiero información sobre tus avances con la marquise Tsurugi- dijo Gabriel fríamente.

-Eh… oui- dijo el rubio tímidamente antes de sonreír- la verdad es que la marquise Kagami me gusta mucho. Ella es…-

-No me importa lo que pienses de ella, Adrien- lo interrumpió bruscamente su padre- quiero saber qué es lo que piensa ella de ti-

El joven bajó los ojos y asintió.

-Sí, creo que sí le gusto- dijo él en voz baja.

-Bien, creo que el próximo mes podrás avanzar y pedirle matrimonio- dijo Gabriel bajando la mirada a sus papeles- su título y su dote nos hará mejorar nuestras condiciones-

-Pero père, aún no la conozco lo suficiente. Todavía no estoy seguro de que ella sea la indicada- comenzó a decir Adrien- quizá podría…-

-No, no tenemos tiempo que perder- interrumpió Gabriel- la marquise Tsurugi es la mujer más importante y rica que aún está soltera y que no está en la corte. No encontrarás a nadie mejor que ella y no quiero que se enamore de otro antes de que pidas su mano. Ya tendrás tiempo para conocerla cuando se casen-

Adrien separó los labios y parecía que iba a decir algo más, pero aparentemente se lo pensó mejor y solo asintió.

-Sí, père- dijo él en voz baja.

-Puedes retirarte- dijo Gabriel haciendo un gesto.

El joven asintió y dio media vuelta para salir de la oficina y dirigirse a sus habitaciones, arrastrando los pies sin decir nada. Mientras salía de la oficina chocó con el secretario de su padre, casi tirando los papeles que llevaba consigo.

-Ups…- dijo Adrien apenado- lo lamento, monsieur Nooroo-

-No… no se preocupe, monsieur- dijo nerviosamente el secretario abrazando sus papeles contra el pecho- con permiso-

Nooroo entró nerviosamente a la oficina de Gabriel, y el joven se encogió de hombros antes de subió las escaleras hacia su propia habitación y cerró la puerta tras de sí.

-Eso no fue nada bien, ¿verdad?- le preguntó su instructor alzando las cejas. El rubio se volvió a el hombre oscuro que se encontraba en su pequeña biblioteca, cruzando los brazos y apoyando su hombro en la pared.

-¿Tú que crees, Plagg?- dejándose caer sobre el sillón.

Adrien cerró los ojos y se presionó el puente nasal gruñendo en voz alta. Se sentía bastante presionado. Sí, la verdad era que estaba comenzando a enamorarse de la marquise Tsurugi, a quien había comenzado a cortejar por órdenes de su padre. Gabriel Agreste tenía una sola idea en la mente: usar el matrimonio de Adrien para enriquecerse y, si era posible, obtener un título de nobleza. Y eso era lo que podía conseguir si él llegaba a casarse con Kagami.

Si era sincero, Adrien le había tomado aprecio pero no estaba enamorado de ella, al menos no aún. No le molestaba que fuera su esposa, pero aún no estaba seguro de que fuera la mujer indicada.

-¿Sabes cuál es tu problema, chico? Es que eres un romántico sin remedio- dijo Plagg con una expresión despreocupada- estoy seguro de que serías muy feliz si te casas con la marquise Kagami…-

-Pero, ¿y si ella no es mi alma gemela?- dijo Adrien mortificado- ¿y si nos hacemos completamente infelices?-

-Oh- dijo su instructor- en ese caso, ignora lo que te dice tu padre y haz lo que quieras-

-Sabes bien que yo no puedo hacer eso- dijo el rubio en un tono frustrado.

-No te preocupes- dijo Plagg con una sonrisa traviesa- ya encontrarás lo que buscas-

Adrien tenía serias dudas de que eso fuer a a suceder, pero encogió los ojos y caminó hacia la otra habitación, su dormitorio, donde comenzó a desvestirse para ponerse su ropa de dormir.

-Buenas noches, Plagg-

-Buenas noches, Adrien- dijo Plagg del otro lado de la puerta mientras que tomaba sus cosas para salir de regreso a casa-

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Mansión de la Marquise Tsurugi, Val de Loire

Al mismo tiempo

Tan pronto como Adrien se despidió de ella con un beso en el dorso de la mano, Kagami dio una vuelta de emoción sobre su propio eje y se dejó caer en una pequeña silla en el jardín. Se cubrió la cara con las manos, y fue cuando escuchó una risita detrás de ella.

-Jejeje…-

Kagami dio un respingo de sorpresa y se volvió hacia el recién llegado alzando las cejas, sin poder entender de qué se estaba riendo.

-No sabía que me había estado observando, monsieur Longg- dijo la joven en tono de reproche.

-Debió haberlo imaginado, madame, porque su madre me lo ordenó- dijo el aludido- a su señora madre no le agrada que pasee sola por los jardines con el hijo de Agreste-

-Adrien es un hombre honorable- dijo Kagami seriamente- él jamás haría algo indebido, y creo que mère ya debería saberlo a estas alturas-

-Más le vale- dijo él mostrando los dientes.

Longg sonrió levemente mientras que ofrecía el brazo a la hija de su ama para acompañarla de regreso a la casa. Ya había oscurecido y la chica debía regresar al interior para prepararse para dormir. La verdad era que le tenía un extraño cariño a la joven y quería verla verla feliz. Igual que ella, podía ver que Adrien era un buen hombre pero tenía sus dudas sobre el resto de la familia Agreste.

-Vamos, madame, ya es tarde y necesita descansar para su entrenamiento de mañana- dijo Longg- ya sabe que su señora madre no lo perdonará por nada.

Los dos comenzaron a caminar de regreso a la casa. Longg miró de reojo a su pupila y sonrió levemente. Adoraba a esa muchacha como si fuera su propia hija, tanto que estaba dispuesto a romperle todos los huesos a quien osara lastimarla.

-Hoy vino nuevamente el mensajero de Versailles. La reina volvió a invitarla a la corte- comenzó a decir Longg casualmente.

-¡No!- dijo Kagami en voz alta borrando la sonrisa que había conservado desde que Adrien se había ido- definitivamente no. Ya les dije varias veces que no quiero ir a la corte ni ser dama de compañía de la princesa Marinette-

-Solo digo que podrías beneficiarte- dijo Longg- las damas de compañía de la princesa Marinette participan en todas las actividades de la corte, aprenden cosas nuevas y sobre todo, conocen jóvenes nobles, guapos y casaderos…-

-No lo necesito, ya conozco a Adrien- dijo Kagami- por última vez, no voy a ir a la corte-

Longg sonrió levemente. Sabía que el carácter de la chica chocaría con la mayoría de las damas y probablemente con la misma princesa Marinette. Quizá tenía razón y debía quedarse en su casa.

-En ese caso, madame la marquise, será mejor que tome su descanso o su madre me desollará vivo-

Kagami sonrió y le agradeció por su compañía mientras que se separaban en la entrada de la mansión.

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Palacio del duque de Aquitania, Poitiers

Dos días después

Un mensajero sucio y sudoroso llamó a la puerta para entregar un mensaje después de un largo viaje. El mayordomo abrió la puerta, tomó la carta de sus manos y comenzó a caminar hacia el estudio del duque. Sabía que estaba en casa porque estaba tocando su guitarra española, cuya música resonaba en todo el palacio.

Cruzó el pasillo principal del palacio y se encontró con madame Couffaine, la madre del duque, frente a quien hizo una inclinación antes de continuar su camino.

TOC TOC

-Pasen- se escuchó del otro lado de la puerta del estudio.

-Un mensaje para usted, votre Excellence- dijo el mayordomo ofreciéndole la carta- es un mensaje urgente del palacio de Versailles-

Luka alzó las cejas, preocupado por un momento por su hermana, quien se encontraba en Versailles como dama de compañía de la princesa, y tomó rápidamente la carta de manos del mayordomo, abriéndola con un cuchillo y sacando el papel que se encontraba en su interior.

A Su Excelencia el duque de Aquitania:

Por medio de la presente me permito informarle que Sus Majestades, el rey Thomas y la reina Sabine, comenzarán a recibir pretendientes por la mano de su amada hija, Madame Royale, la princesa Marinette. Cualquier príncipe o noble que desee contender por su mano podrá presentarse en el palacio de Versailles a partir del día…

Luka no pudo seguir leyendo y casi deja caer el papel al suelo. Su momento había llegado y su sueño estaba a punto de convertirse en realidad. Había estado enamorado de la princesa Marinette desde que la había conocido unos años antes y ese anuncio le daba esperanzas de que pudiera conquistar a esa hermosa mujer habían revivido.

-¡Jaques!-

-Oui, monsieur- dijo su mayordomo.

-Por favor, arregla todo para que salga a Versailles lo más pronto posible- dijo Luka con una sonrisa impaciente- informa por favor a Sass para que se prepare para el viaje-

-Así se hará. Prepararé todo para que pueda salir mañana a primera hora- dijo su mayordomo tras hacer una breve inclinación- con permiso-

-Gracias, Jaques- dijo Luka con una enorme sonrisa mientras que dejaba su guitarra a un lado y se ponía de pie para caminar con dirección a las habitaciones de su madre, quien se encontraba descansando después de un largo día.

-Ah, ahí estas- dijo Anarka al ver a su hijo llegar- me preguntaba cuándo vendrías a verme. ¿Qué noticias llegaron de París?-

-Un mensaje del palacio de Versailles- dijo Luka sin poder evitar sonreír sonrojado mientras hablaba- sus Majestades estarán aceptando pretendientes por la mano de la princesa Marinette-

Anarka se echó a reír. Para ella no era ningún secreto lo mucho que sus lo estaba enamorado de la princesa, y estaba segura de que esa sería una excelente noticia para su hijo.

-Bien, supongo que ya estás preparado para ir- dijo Anarka.

-De hecho, quería preguntarte si querías ir a la corte también para visitar a Juleka- dijo Luka- si no quieres, puedo llevarle un mensaje-

-Claro que me gustaría ir a ver a Juleka- dijo la mujer mayor pensativa- pero si tú vas a estar fuera de Poitiers varias semanas será mejor que yo me quede a administrar tus tierras-

-Por supuesto, maman, tienes razón- dijo el joven con una sonrisa- si me disculpas, yo también tengo muchas cosas que arreglar-

Al regresar a sus habitaciones, Luka comenzó a buscar en los cajones de su escritorio tratando de encontrar algo. Removió papeles y sacó varios objetos hasta encontró el que buscaba: una pequeña cajita de madera con un hermoso anillo en su interior, el cual constaba de una turquesa rodeada de pequeños diamantes.

-Entonces, ¿irás a Versailles?- dijo Sass seriamente desde la puerta.

-Por supuesto que iré- dijo Luka levantando la mirada después de cerrar la cajita con cuidado y guardarla en el bolsillo de su traje- es mi oportunidad de ganar la mano de la princesa Marinette-

Sass, el administrador del duque de Aquitania, no dijo nada y solamente siguió a Luka con la mirada mientras que comenzaba a preparar sus cosas para su viaje con una enorme sonrisa. Sacudió la cabeza por un momento antes de salir para regresar a su habitación y preparar su propia maleta. Tenía la impresión de que ese viaje iba a ser interesante.

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CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Sorpresa, les traigo otro AU en el que Marinette es la princesa de Francia y tendrá varios pretendientes entre los que tendrá que elegir. Los Agrestes son los únicos que no son nobles en este universo. Espero que les gusten las locuras que tengo preparadas para ustedes.

Vayan a leer el fic de Misao-CG. ¡Está padrísimo! Me tiene sufriendo.

Muchas gracias por seguir leyendo. Abrazos.

Abby L.