Los parpados de la guardia roja se abrieron, permitiéndole observar la representación de Kynareth delante suyo, siente como si hubiesen pasado años desde la última vez que la vio, pero aquello sería imposible puesto que según ella solo lleva un día entero meditando, si…según ella, la sangre de dragón se habia encerrado en la biblioteca del Alto Hrothgarcon el objetivo de meditar ¿meditar sobre qué? Sobre las palabras de dragón, lleva ya años siendo sangre de dragón, años usando cada grito para salirse de situaciones peliagudas, pero nunca los habia comprendido del todo.

Por ello fue que decidió darse un tiempo, un día de meditación, encerrándose en aquel lugar sin contarle a nadie y dejándole en claro a los barbas grises que no la molestaran a menos que sea una urgencia, necesitaba comprender cada grito en profundidad, quería entender su significado y su poder pero a la vez quería entenderse a sí misma, durante los cinco años que lleva siendo la heroína de Skyrim nunca se detuvo a pensar, nunca habia tomado una pausa para solo meditar sobre sus actos sobre sus deseos sobre ella en general, y que mejor forma de hacerlo que profundizando en cada palabra de dragón.

Habia sido simple, mientras meditaba sobre cada palabra y su significado general también intentaba ver lo que significaba en ella, ahora luego de terminar esa meditación se sentía más tranquila, más aliviada se sentía en paz consigo misma y con el poder que lleva dentro, habia echo tanto en tan poco tiempo con el temor de poseer una vida corta como para no hacer todo lo posible que al final se volvió una especie de maquina manipulada por algún ente que lo único que le interesa es luchar y avanzar sin pararse a reflexionar.

Pero eso ya no pasaría nunca más, ahora piensa disfrutar cada instante ir despacio y tomarse su tiempo porque ahora luego de esa meditación comprendió lo importante que es darse un tiempo para solo apreciar las cosas.

Un día entero sin descansos sin pausas, habia usado un hechizo para anular sus necesidades básicas como comer o beber para no ser interrumpida en su meditación, un hechizo de alteración simple pero muy útil en lugares inhóspitos o en eventos en los cuales tener necesidades de un ser vivo no es algo bueno, en fin, ya en paz consigo misma salió de aquella biblioteca abriendo la puerta que habia cerrado desde adentro con el afán de evitar todo tipo de instrucción en su momento de paz.

Pero al salir se encontró con algo inesperado, observó un hombre barbudo algo normal en el hogar de los barbas grises, pero ese hombre delante suyo no lo conoce en lo absoluto, aquel desconocido al notarla abrió los parpados en grandes y casi se lanzaba al piso en una reverencia demasiado exagerada, la presencia de este extraño en el lugar es desconcertante sabiendo que los barbas grises no permiten entrar a nadie en el lugar a menos que sea alguien deseoso de volverse un barba gris y en tiempos normales solo se permiten ser cuatros ni uno más.

—¿Quién eres y que haces aquí?— Pregunto la guardia roja manteniendo la calma, en un pasado sin duda habría mostrado agresividad de prima borde pero esos tiempos ya pasaron.

—Mi nombre es Tohir, soy aquel que habla por los barbas grises…es, es en verdad una sorpresa ver que usted…aún vive y sigue igual de joven— El hombre se notaba confuso a la par que un poco asustado, tal vez habia escuchado hablar de lo temperamental que podia llegar a ser la sangre de dragón.

—A otro perro con ese hueso anciano, ¿dónde está Arngeir? No tienes ningún derecho de estar aquí— mantenía su actitud calmada, aunque ahora mostrando cierto recelo, si bien habia perdido mucho de su antigua violencia guardaba su desconfianza hacia los mentirosos…algo un tanto paradoxal sabiendo que es líder de un gremio cual trabajo requiere muchas mentiras.

—Mi señora…Arngeir murió hace ya cinco años…usted, usted llevaba encerrada en la biblioteca treinta años, el continente entero cree que está muerta y la verdad…yo creía lo mismo hasta verla salir— Las palabras del anciano fueron recibidas como un balde de agua fría en plena Hibernalia.

en un principio se habia negado a creer tal cosa, pero el anciano la guio por el lugar hasta llevarla a una estatua de sí misma grande tanto como la del mismo Talos y justo al lado de la de este último, en ella una tablilla escrita con su fecha de nacimiento y la fecha en la que se habia encerrado en la biblioteca, si eso no fuese prueba suficiente la sangre de dragón pudo observar el resto de barbas grises no reconociendo a ninguno.

Alterada se fue corriendo hacia lo más alto de la montaña llegando al lugar donde en tiempo normal descansaba su mentor principal Paarthurnax el dragón no se encontraba algo obvio puesto que después de volverse el nuevo rey dragón suplantando a Alduin el viejo Dovah ya no tenía mucho tiempo como para estar siempre en su montaña.

—Por favor responde a mi llamado ¡PAAR-THUR-NAX!— Gritaría ella hacia los cielos llamando a su mentor en un grito de dragón la primera muestra de su tiempo de meditación que tal parece se extendió más de lo que creía.

Como era de esperarse el viejo dragón respondió al llamado llegando al lugar más veloz que el trueno este como siempre se posó sobre aquel antiguo mural y observo con su calma habitual a la sangre de dragón.

—Drem Yol Lok, saludos Dovahkiin— escuchar aquella calmada y sabia voz trajo cierta paz en la preocupada guardia roja la cual observo con cierta preocupación a su maestro.

—Por favor dime que es falso, dime que no han pasado treinta años desde la última vez que subí aquí y hablé contigo— el viejo dragón fue el único que sabía lo que pensaba hacer y eso porque antes de encerrarse le habia pedido consejo para meditar sobre las palabras así que esperaba que el tuviese la respuesta definitiva sobre su duda.

—Para ser más exacto han pasado treintaisiete años los Dov vemos el tiempo diferente a los mortales, un siglo para ustedes son meros segundos para nosotros, pienso que tú por primera vez viste el pasar del tiempo como un verdadero Dov— la guardia roja se desplomo en la fría y eterna nieve de la cima del mundo, esperaba en serio escuchar que aquello era falso que su meditación no habia durado tanto, pero lo habia echo duro mucho.

—Pero ¿cómo es posible? Solo sentí que habia pasado un día, no he envejecido, no soy una vampiresa como para que eso pase— Paarthurnax observo la confusión de su aprendiz y hermana pequeña entendiendo su duda.

—Tu forma física puede ser humana, pero eres una Dovh tanto en alma como en sangre, absorbiste las almas de múltiples Dov para ganar su poder, tomaste su fuerza su conocimiento y también su longevidad, si bien los Dov somos eternos por nuestros cuerpos el tuyo no, pero absorber las almas de aquellos que venciste te ha otorgado mucho más tiempo de vida y de juventud, puede que vivas unos cuantos milenios y apenas se note cambio en ti— El no parecía preocupado por la situación más que nada porque la ausencia de la sangre de dragón no fueron más que meros segundos desde el punto de vista de un ser eterno.

—Entonces…yo— cayendo en la realidad de la situación tenía ganas de gritar al cielo, habia perdido treintaisiete años de su vida, si hubiese sabido que tomaría tanto si hubiese sabido no lo hubiera hecho por más en paz que se sienta ahora ese tiempo nunca lo podrá recuperar y tampoco podrá recuperar todo lo que se fue en esos años todos sus amigos todos sus conocidos.

Desesperada bajo de la montaña y viajo por Skyrim quería ver a cada uno de sus amigos, triste fue ver que muchos de ellos ya no estan, muertos por vejez, por algún combate o solo por enfermedades, en carrera blanca no quedaba nadie que conociera aparte de los miembros del círculo de los compañeros ya ancianos, fue lo mismo con cada facción, el imperio, el gremio de ladrones, la hermandad oscura el colegio de Hibernalia la academia de bardos, en cada uno de ellos solo quedaban pocos vivos y aquellos vivos habían hecho su vida sin ella.

Esperanzada fue en busca de Serana aquella vampiresa que habia sido su amante en un pasado, pero su corazón se cubrió de dolor cuando observo una Serana humana conviviendo con un hombre que desconoce y jugando con unos niños con rasgos muy parecidos a los de la ya antigua hija de puerto gélido.

En cada visita se mantuvo escondida en cada visita observo como en todas las ciudades habia una estatua en su honor, todos habían hecho su vida sin ella creyendo en su muerte, no podia culparlos, no previno a ninguno de lo que haría pensando que tardaría solo un día fuera tal vez dos, se encontraba furiosa pero no contra ellos si no contra sí misma, su rostro cubierto de lágrimas la morena volvió al lado del viejo dragón su paz interior no la hacía menos humana y tampoco anulaba sus emociones, lo habia perdido todo.

—¡Que debo hacer…que debo hacer Paarthurnax, todo lo perdí, todos me creen muerta…todos hicieron su vida sin mí!— sollozando pronuncio tales palabras ya no sabiendo que hacer.

—Mmmm tu alma y sangre pueden ser de Dovh pero tu corazón sigue siendo de humano, solo veo una solución, empezar de nuevo, vuelve algunos te odiaran otros estarán feliz de volverte a ver solo empieza de nuevo otra vez— La guarida roja negó con los movimientos de su cabeza observando al viejo dragón aun con lágrimas en sus ojos.

—No puedo…no quiero…ellos se ven tan feliz, yo…yo solo les arruinaría todo— Habia recordado aquel trágico evento cuando luchaba en contra de los vampiros en busca de hacerla rendirse los vampiros habían secuestrado a uno de sus amigos, lo habían torturado le habían herido y a pesar de que ella lo salvo esa persona quedo marcada para siempre recordaba con claridad esas palabras "Lo peor que me paso fue conocerte" le habia dicho presa del dolor.

Sabía que su presencia atrae problemas, de todo tipo, dragones, daedras algún culto loco, bandidos o incluso idiotas que quieren probar su suerte venciendo a la legendaria sangre de dragón sabía que volver seria traer todos esos problemas de vuelta lo cual destruiría esas vidas que se habían creado mientras estaba fuera, en un pasado hubiese sido egoísta hubiese entrado en la casa de Serana y le hubiese reprochado no haberla esperado, pero inclusos con pena y dolor su madurez seguía presente.

—Entonces comienza en un lugar nuevo, te noto diferente Dovahkiin pareces más madura, una nueva versión de ti misma, porque no empujar eso hacia lo máximo una nueva tú, una nueva vida en un nuevo mundo— La fémina observo al dragón un tanto extrañada pero aun llorando —Con todo el conocimiento adquiridos de los Dov caídos y en tus múltiples aventuras sabrás con creces que mundos existen más allá del nuestro, diferentes en todo sentido, dioses, razas lugares, desconocidos en su totalidad nuevos para ti, no te conocen y tú tampoco a ellos lugares perfecto para comenzar de nuevo—

De cierta forma el viejo dragón tiene razón no podia volver a Skyrim ni a ningún lugar de Tamriel, habia visitado gran parte en sus aventuras y todo el continente la conoce, si volviese aparecer incluso si es en Pantano Negro la gente se enteraría y los problemas encontrarían a sus amigos, para protegerlos y aun así seguir su vida…tenía que irse hacerse una nueva vida siendo una nueva versión de ella en un nuevo mundo, asintió y observo a su maestro ya habiendo dejado de llorar.

—Tienes razón— su mirada se dirigió hacia abajo pudiendo ver desde lo alto de la montaña todo Skyrim e incluso más haya —La única forma en la que podria proteger a mis amigos de todos los problemas que podria traerles y seguir mi vida…es yendo a otro lugar uno en el cual nadie me conozca uno en el cual no hubiese hecho nada, sabes no es fácil decirle adiós a todo lo que conoces y aun más cuando todo fue el resultado de un error pero supongo que como dijo un viejo sabio "Los errores no existen" tal vez era lo mejor para todos que yo desapareciera tanto tiempo—

Ya estando segura de lo que quería hacer ella comenzó todos sus preparativos, primero que nada, todo artefacto Daedrico o Aedrico lo dejaría atrás, lo menos que quería es que gracias a dichos artefactos los príncipes encontraran una forma de invadir otros mundos, de echo dejaría todo atrás, si tenía que comenzar de nuevo entonces solo podia permitirse irse ella y nada más.

Ya lista la guardia roja paso diversos días pensando en el método que usaría para viajar, en conjunto con su maestro ella ideo usar un grito de poder el cual abriría un portal a otro mundo diferente al que ella conoce.

—Bien, listo— Pregunto a su maestro el cual asintió —Bien uno, dos y tres ¡WUNDUN-LEIN-MIIRAAD!— gritaron al unisonó abriendo de tal forma un portal justo en el lugar donde el tiempo y el espacio habían sido desgarrados por el antiguo uso del pergamino antiguo.

Los ojos de la guardia roja se posaron sobre aquel portal, era su última oportunidad de reusarse a irse y quedarse…podia hacerlo, pero sabía que era lo mejor para todos, dio un abrazo a su maestro y hermano dragón y con una lagrima pasando por su rostro atravesó aquel portal yéndose para siempre de Nirn yéndose para siempre de Mundus.