¡Hola, bienvenidx a este fic! Mi nombre es Cheesu, y te doy las gracias por poner tu interés en mi historia.

Cuando tenía 12 años comencé a escribir esta saga de aventuras y esta familia de OCs ha sido a la que más cariño le he tenido de todas. Empecé a escribir con doce años por diversión y ahora quiero volver a retomar este hobby. Por eso mismo esta primera parte de la historia está completamente escrita desde el primer hasta prácticamente el último capítulo.

Sin embargo, entiendo que muchas de las cosas que he escrito en esta historia no han sido tratadas con el tacto y la atención que se merecen. Tampoco han sido bien escritas, puesto que no era consciente de los errores que tomaba en la historia, ni morales ni gramaticales.

He escrito todas mis historias con la Wiki bajo el brazo, así que intento ser lo más precisa posible.

Espero que pese a los cambios, os guste igual. No quiero que se pierda la esencia, que es la historia sobre romper los vínculos que te atan a una vida miserable.

Disfrutad de la lectura. :)


— Uno. Dos. Tres. Cuatro.

Doflamingo contó cada latigazo sobre la piel de la muchacha frente a él. Tal vez dejaran cicatrices imborrables, o tal vez desaparecieran en apenas unos días. Fuera cual fuera el resultado de aquello, Doflamingo parecía ignorar las consecuencias.

— No sé por qué aún no entiendes que te pido que me obedezcas y me seas honesta por tu seguridad. ¿Me dirás ahora quién es ese chico ahora?

El rubio escuchó por un instante removerse a su presa. La melena rojiza de la joven se deslizó por sus hombros mientras Doflamingo se giraba al muchacho a su lado. Impaciente, el Guerrero del Mar levantó una mano y tiró de los hilos. Pudo escuchar la respiración entrecortada resonar en la sala y sonrió con satisfacción mientras observaba el cuerpo del muchacho levantado en el aire. Sus ojos examinaron al joven por un instante y su mano regresó su atención a los hilos, cuyo impacto contra la piel ensordeció al preso. La joven cerró los ojos instintivamente, aún apretando los puños con fuerza. Las marcas en su espalda escocían, pero más notaba la sensación de culpabilidad crecer en el interior de su pecho.

— Cinco. Seis. Siete. Ocho. Esto es una causa perdida.

El Guerrero del Mar recogió los hilos y ambos cayeron al suelo. A zancadas, se acercó a la pelirroja y la obligó a mirarlo a la cara. El tirón la hizo toser, manchando el suelo de sangre y sudor. Sus manos alcanzaron el brazo de Doflamingo, quien sonrió al ver que aún le quedaba energía.

— No te pediré de nuevo su nombre, no creo que ese mocoso vuelva a aparecer, pero espero que hayas aprendido la lección. Lo que yo te he hecho ahora podría haber sido mucho peor si hubieras sido atrapada y no me lo hubierais dicho.

La joven asintió con fuerza mientras se mordía el labio para retener las lágrimas, sin éxito. Doflamingo deslizó su mano por la mejilla de la muchacha y finalmente la atrajo en un abrazo.

— Yo… No debí ocultarte nada… Lo siento mucho…

El rubio sonrió satisfecho y soltó a la muchacha en el suelo de nuevo. Se giró y sacudió sus manos para quitarse los restos de sangre y volvió su atención de nuevo a los dos castigados.

— Es todo por tu propio bien, Junie— la joven cerró los ojos mientras la mano de Doflamingo acariciaba su cabeza—. Mi pequeña… Solo yo puedo mantenerte a salvo.


— Esperaba que esta isla fuese más interesante…— el tono de la joven intentaba marcar lo máximo posible su disconformidad—. ¿Qué demonios te divierte tanto de este tipo de sitios?

Aquella intranquila muchacha, de cabello rojizo y ojos dorados, observó a los piratas de Bellamy. Sus piernas se cruzaron mientras se echaba atrás unos mechones rebeldes para apartarlos de su rostro. Pudo notar la mirada del anfitrión de aquella visita sobre su pantalón desgarbado y sus botas de construcción, ambas aún cubiertas de barro y sangre de batallas anteriores.

Sin embargo, más que desagrado, pudo sentir que aquel hombre parecía entusiasmado por ello.

— Ya veo que cuesta impresionar a Bad Beat— Bellamy soltó una carcajada—. Solo llevas unas horas aquí, no lo entenderías. Cuanto más tranquila, más miedo te tienen cuando llegas, ¿no?

Quizás era la respuesta exacta que buscaba. La joven se apoyó en la barra con el codo y se inclinó hacia delante, acercándose a Bellamy. Por un instante el rubio vaciló, pero los gestos de la muchacha le convencieron de que su comportamiento era inofensivo. No era particularmente discreta sobre sus defensas, estaba claro que bajo un jersey de cuello alto ajustado era difícil esconder un arma— especialmente cuando había elegido uno sin mangas para aquel encuentro.

Aún así, la cautela era más que justificada con un oficial de Doflamingo. Conocía el historial de Bad Beat y su espada a la vista junto a la barra dejaba claro que no había bajado la guardia en ningún momento.

— Qué hombre más malo— Bad Beat puso los ojos en blanco—. ¿Y Doffy te lo permite? A mí apenas me deja salir sin Blind haciendo de mi niñera.

Bellamy levantó la mirada y analizó al hombre junto a ella. Blind era un joven de rasgos afilados, que entraban en sintonía con sus ojos dorados e intensos. Las facciones de aquel pelirrojo eran exactamente las justas para desvelar el parentesco de aquellos dos hermanos. Y la manera en la que aquel hombre mostraba al mundo tan descaradamente sus espadas gancho dejaba al descubierto que no temía a una buena pelea.

Estaba claro que Doflamingo había asignado a la persona perfecta para que la muchacha no pudiera desobedecer sus órdenes, algo con lo que tenía la intención de jugar.

— Tal vez sencillamente no seas tan confiable como te haces creer. Todo el mundo se enteró de tu pequeño desliz en el East Blue, ¿sabes?— Bad Beat dio un respingo—. Cuando corrió la voz de que la impecable Bad Beat había fallado por primera vez una misión, pensábamos que te iba a matar. No todos los días vemos a Doflamingo apiadarse de una cucaracha.

Los Piratas de Bellamy no tardaron en estallar en risas. La pelirroja frunció el ceño y su compañero la miró con desaprobación mientras agarraba con fuerza su mano. El rubio no había tenido que ser muy perspicaz para notar la tensión entre ambos y sonrió.

— No hagas tonterías— Blind la obligó a girarse—. Estamos aquí solo de paso, no para buscar problemas.

— No voy a molestarme en atacar una rata inmunda— la mano de la muchacha se soltó del agarre de un tirón—. He dejado en el hotel mi espada. Aunque quisiera no podría abrirle el canal.

— No seas mentirosa. Sé que puedes hacerlo sin ella.

Blind levantó la mirada al rubio, quien había decidido avanzar a buscar a otra persona con la que compartir una copa. Volvió a bajar la mirada a su hermana, que se giró para evadir su mirada.

— ¿Entonces por qué tenemos que seguir quedándonos aquí?— susurró la muchacha—. No aguanto este lugar, volvamos a Dressrosa de una vez, llevamos meses fuera y necesito descansar de una vez.

— Sabes que estamos fuera desde lo que ocurrió el año pasado. Aunque quisieras, te toca hacer de recadera del jefe hasta que se le pase el enfado o hasta que tengamos algo como eso para que se centre en alguien peor.

Blind señaló al fondo de la sala, donde los piratas de Bellamy se habían reunido momentáneamente. El cartel en las manos de Sarquiss hizo que la muchacha diera un ligero respingo, pero se recompuso rápidamente para evitar levantar sospechas. El rostro de un pirata novato del East Blue, junto con su recompensa, cubrían gran parte del cartel en las manos del pirata. Los nuevos piratas en Grand Line aparecían y caían como moscas, aquel no debería haber sido más que uno más en la lista de los malaventurados en el mar más peligroso del mundo. Aún así, Bad Beat notó unas fuertes palpitaciones en su pecho.

Bad Beat se llevó la mano a su cuello, gesto que no pasó desapercibido al capitán pirata. Bellamy sonrió y se giró hacia los hermanos y se acercó a zancadas hasta los dos.

— Vayamos a ver si este chaval es realmente una farsa o no— el hombre soltó una carcajada—. Tengo ganas de ver qué tienen los críos del East Blue que pueden derrotar a Bad Beat.

— Haz lo que quieras. No vamos a interferir en tus tretas y jugarretas.

Bellamy soltó una carcajada y salió del bar, seguido por su séquito. Por un instante, Bad Beat se giró a su compañero y se puso en pie rápidamente. Salió al exterior y, tras ella, Blind imitó sus pasos.

— No parecías demasiado cómoda con el chico de la recompensa— dijo finalmente el mayor, haciendo que la muchacha diera un respingo—. ¿Lo conoces de algo?

— No es nada importante— los ojos dorados de la muchacha lo observaron por el rabillo del ojo—. Déjalo estar.

Pese a la ambigua respuesta de la joven, Blind se mantuvo en silencio. Sus pasos, tras ella, eran el único sonido que los acompañó durante varios minutos, hasta que el bullicio en la puerta de uno de los locales los detuvo.

No había error, estaba claro que Bellamy había encontrado el lugar donde conseguir su nuevo juguete.

Sus sospechas eran quizás que aquellos hombres se habían confundido sobre aquel muchacho, pero si buscaba crear un caos en aquel lugar, tenía claro que aquella era una oportunidad de oro para quitar a Bellamy de las preocupaciones de la banda.

También era una oportunidad para Blind de poder confirmar sus temores sobre la identidad de aquel muchacho que había atraído su atención.

El chirrido de la puerta anunció la llegada de los piratas a aquel sitio. Los hermanos entraron al bar tras Sarquiss y su inusual séquito, haciéndose un hueco cerca de las ventanas del fondo del bar. Aunque su atención estaba aparentemente en otro lugar, escucharon con curiosidad la conversación entre los tres piratas en la barra y Bellamy. Estaba claro que aquel hombre había acudido en busca de diversión y poco tiempo tardó en atacar al pelinegro.

Bad Beat observó desde la retaguardia, cuando la joven que acompañaba al pequeño grupo soltó una frase que llamó la atención de toda la banda. El ominoso silencio se transformó en una sonora carcajada y pudo distinguir un intenso rubor en el rostro que la pelinaranja.

Sin decir una palabra, los dos hermanos observaron a Bellamy ponerse en pie y, tras un momento de tranquilidad, la calma estalló en una intensa pelea. Los puñetazos y patadas del hombre resonaron por el bar, acompañados de las risas de la banda. Bad Beat intentó mantener la mirada sobre los acontecimientos, pero los latidos de su corazón se hacían cada vez más fuertes y molestos.

— ¿Tenemos que estar aquí para esto?— susurró mientras se volteaba al mayor, que se encogió de hombros—. No creo que a Doflamingo le importe una mierda una pelea de bar.

— Ahora soy yo quien tiene curiosidad por él. A no ser que me ocultaras algo, no intentarías huir así del lugar.

Luffy observó a su alrededor y se chocó con unos ojos dorados que le miraban, que reconocería en cualquier momento. La muchacha abrió los ojos como platos, pero su cuerpo se había quedado congelado del pánico, haciendo imposible para ella apartar la mirada.

— June. Eres June, ¿verdad?

Quizás su nombre había sido un shock demasiado intenso para la muchacha. Bad Beat se estremeció cuando Luffy se puso en pie e hizo ademán de acercarse. El muchacho agarró su brazo y la pelirroja tembló bajo su agarre. Miró a su alrededor y notó la mirada de Blind sobre ella, confuso.

— ¿No me recuerdas?— musitó el muchacho—. Nos conocimos el año pasado, no puede ser que ya me hayas olvidado.

Tras un largo silencio, Luffy dio un paso adelante, quedando a unos centímetros de la muchacha. Pese a ello, antes de poder decir una palabra, Bellamy lo agarró una vez más y lo lanzó al suelo. Las carcajadas de la tripulación del rubio resonaron en el local, y el estruendo distrajo a Bad Beat por un instante.

— ¿Se puede saber qué haces? ¿Acaso el golpe te ha dejado más estúpido que a antes?— la risa de Bellamy se unió a la de sus compañeros—. Estás manoseando a la mascota de Doflamingo, contrólate.

El ruido de los golpes continuó inundando la sala y, entre aquellas risas, el ruido de la puerta abriéndose resonó. Nami frunció el ceño y sacó a Luffy y a Zoro fuera del local, pero no fueron los únicos que habían abandonado al grupo principal. Blind tiró de su hermana y se apartaron de Bellamy y su grupo, notando a la joven temblar bajo su agarre.

— ¿Qué demonios ha sido eso?— masculló el mayor mientras se masajeaba la sien—. Sabía que me ocultabas algo. ¿Por qué sabía tu nombre?

Bad Beat rehuyó la mirada de su compañero, intentando buscar refugio en el suelo. Pudo notar por un instante al mayor perforar su cráneo con la mirada, pero se mantuvo constante en sus esfuerzos de evitarlo. Finalmente, Blind decidió por fin cerrar los ojos y todo el estrés que había aguantado escapó de él.

— Soy tu hermano, no tu niñera. Le prometí a Kidd que cuidaría de ti cuando se enteró de esto, pero no que aguantaría tus tonterías. Dime lo que sabes de ese much-...

— Es él— lo interrumpió finalmente—. El chico del East Blue. Pensé que moriría o que sería alguien que no volvería a ver, por eso utilicé mi nombre real. Por favor, no le cuentes nada de esto a Doflamingo, se enfadará mucho.

— Será peor si sabe que le has mentido de nuevo. ¿Qué es lo que ocurrió exactamente entre él y tú?

Las preguntas quedaron en los labios de Blind, pero Bad Beat no dejó un momento para que las soltara. El mayor persiguió a la muchacha al exterior del bar y, en absoluto silencio, atravesaron el pueblo de vuelta a su alojamiento. La joven se sentó frente al Den Den Mushi en su habitación y marcó el número, esperando sin decir una palabra a que el comunicador sonara.

Frente al rostro impasible de Bad Beat, Blind era un ovillo de nervios. Quizás era por la complejidad de cuidar de alguien como su hermana, o quizás era el castigo de Doflamingo lo que temía. O tal vez, sencillamente uno de los dos sabía que no había mucho más que hacer ante aquellas horribles situaciones.

Sin embargo, aquel no era el momento de pensar en ello.

En la otra línea, la voz de Doflamingo comenzó a hablar, haciéndola sobresaltarse. El mayor se acercó a zancadas, colocándose tras ella para escuchar la conversación.

— June, Shanti— dijo con voz seria, pero los hermanos se habían acostumbrado a que los llamara con sus nombres reales como para sobresaltarse— . ¿Cómo va vuestra pequeña aventura?

— Bellamy se ha asentado unos días en una isla de mala muerte. Poco más h-...

Blind, aquel mismo que el rubio había llamado Shanti, arrancó el comunicador de la pelirroja y se alejó de ella. Pudo escuchar por un momento las protestas de su hermana, pero se detuvieron de inmediato cuando Doflamingo la hizo callar.

— Antes de eso, el chico del que hablabas el otro día está aquí— dijo tajante—. Monkey D. Luffy, el chico de los 100 millones. Conocía el nombre de mi hermana. El real.

—… ¿Oh?

Las manos de la muchacha temblaron por un instante y finalmente se acercó a Shanti.

— No hay razón para preocuparse de mis lazos con él— dijo mientras agarraba el brazo de su hermano—. Por favor, ignora lo que ha dicho Shanti.

June logró escuchar un suspiro al otro lado de la línea y se volvió a tensar. Un escalofrío recorrió su espalda y no tardó en darse cuenta de que Doflamingo ya había juntado las piezas.

— ¿Es él? Por supuesto que no podía ser alguien normal— el tono resignado del hombre despertó el pánico entre los dos hermanos—. No voy a preguntar cómo os habéis encontrado de nuevo, no me importa. Por ahora, échale un ojo por mí, ¿quieres?

Entre protestas y súplicas, Doflamingo soltó una carcajada y colgó, ignorando completamente a June. La furia recorrió su cuerpo un instante, pero respiró profundamente y se giró hacia su hermano.

— Shanti, no puedo hacer esta misión y lo sabes. Me ha costado mucho recuperar su confianza, no quiero volver a enfadarlo.

El pelirrojo suspiró y acarició suavemente la mejilla de la muchacha. Habían luchado para evitar aquellos momentos de miedo en su vida. Cualquier situación peligrosa, los hermanos Eustass habían sido capaces de evitarla sin represalias.

Sin embargo, June sabía que había una razón por la que no quería seguirlo. Su única mancha en el expediente, su único acto de rebeldía contra su jefe. La confianza de Doflamingo había sido completamente mermada por aquel simple acto y ambos sabían que aquel hombre no perdonaba dos veces.

— Piensa en que sólo será otra misión más y ya está— Shanti sonrió con dulzura—. Confío en ti y tus habilidades, no dejes que vuelva a sacar esas emociones de ti. Este es un mundo en el que no te lo puedes permitir.

June apretó los labios y finalmente suspiró exasperadamente.

— Tampoco tengo otra opción...— farfulló mientras se revolvía el pelo—. Pero recuerda que si sale mal, ambos seremos castigados. Tengo el presentimiento de que si se trata de él lo hará.

— Ya estoy acostumbrado al dolor, no te preocupes por mí. Sólo acuérdate de llevarte la Tenshi no Ude cuando te marches.


— Luffy, ¿quién era la chica a la que has agarrado?— preguntó Nami mientras Chopper terminaba de curar a los heridos—. Era obvio que no le ha hecho gracia verte para nada.

— Ella...— el pelinegro hizo mohín y se rascó la cabeza nerviosamente—. No sabía que la volvería a ver, era una viajera que apareció en mi tierra natal el año pasado. Éramos cercanos, pero tuvo que marcharse de repente.

Nami frunció el ceño y suspiró, exasperada. Aquel gesto no pasó desapercibido al pelinegro pero, pese a que sabía que iba a recibir un interrogatorio, Luffy decidió evadir sus preguntas. Sus ojos se dirigieron al pueblo y de repente, se sobresaltó.

— ¡Ah, está allí!— exclamó mientras señalaba a hacia una de las calles—. Es la pelirroja de allí.

Los piratas se inclinaron por babor y Robin frunció el ceño. Se apartó cautelosamente de la barandilla y bajó la mirada al suelo.

— ¿Ocurre algo, Robin?— Nami se giró hacia ella—. ¿La conoces?

— Esa chica es definitivamente Bad Beat— explicó mientras se cruzaba de brazos—. Es una de las agentes de Donquixote Doflamingo, el Guerrero del Mar. Es extraño verla en público. ¿De verdad te dijo que su nombre era June?

— Sí— Luffy dirigió su mirada de nuevo a la muchacha en las calles—, me dijo que era una viajera y poco más.

— No es sólo una viajera, es una asesina profesional. Doflamingo solía mantenerla muy cerca de él, por lo que muchos la tratan como su perro. Sin embargo, algo pasó el año pasado que hizo que la abandonara. Nadie sabe exactamente qué fue, pero se rumorea que falló una misión en el East Blue y aquello hirió severamente su reputación.

Luffy entornó los ojos y se puso en pie rápidamente. Su gran sonrisa adornó su rostro y se giró hacia sus compañeros.

— Entonces voy a pedirle que nos acompañe. ¡Será muy divertido verla pelear!