Marinette observaba con anhelo como caía la lluvia sobre las calles de París, todo su ser pedía estar bajo el agua y borrar de su mente todo lo que no la dejaba en paz. Se sentía agotada, entre los exámenes para ingresar a la universidad, sus deberes como guardiana de la Miracle Box y sus diseños, todo en su vida era un completo caos.

Suspiró resignada y se volvió hacia el cuaderno donde se encontraba realizando un diseño cuando de pronto, oyó un ruido en su balcón que la alertó así que decidió ir a investigar. Al abrir la trampilla, se encontró con su compañero de batallas, Chat Noir, con una gran sonrisa y totalmente empapado lo que le hizo sonreír, quizás lo único que podría ayudarla era una visita de su mejor amigo.

-¿Puedo preguntar qué haces exactamente en mi balcon cuando hay tanta lluvia? ¡Estás todo mojado!- le reprochó la azabache con un todo divertido.

-Tenía que verificar que mi princesa favorita se encuentre bien entre tanta lluvia, ¿No lo crees?- sonrió de lado Chat Noir.-Asi que dime, ¿Cómo has estado?

Ante su pregunta, Marinette no pudo evitar esbozar una mueca triste pensando que si tuviera que contarle todo lo que pasaba por su mente en ese momento, jamás acabaría.-Creo que podría estar mejor, pero supongo que bien.-alzó sus hombros en un gesto de resignación.

Chat Noir ladeó su cabeza tratando de entender aquello, él estaba acostumbrado a ver a Marinette feliz y positiva, al no ver ni rastro de esa chica alegre que conoció, decidió que debía hacer algo.

-Entonces hagamos que esté mejor.-declaró el héroe rápidamente mientras tomaba a la chica entre sus brazos, quien se encontraba confundida.

-¿Dónde vamos?-cuestionó aunque su respuesta llegó sin que el felino hablara pues de un segundo a otro, ambos se encontraban en un tejado recibiendo de lleno la lluvia.-¡Chat, voy a enfermarme!-le reclamó aunque en el fondo estaba feliz de que el rubio hiciera por ella lo que no se animaba.

-Tranquila princesa, si te enfermas, yo te cuidaré.-la bajó de sus brazos.-Ahora disfruta de la lluvia y háblame de lo que te tiene preocupada, ¿sí?

Suspiró aliviada y se sentó permitiendo que las frías gotas de lluvia que recorrían su rostro despejaran su mente, mientras miraba de reojo como el héroe se sentaba junto a ella.

-Es sólo que... Tengo demasiados exámenes y diseños pendientes, siento que no llegaré a cumplir todos, debo presentar un diseño para Gabriel Agreste y aún no lo terminé, ¡y es en una semana! Ugh...-resopló frustrada mientras escondía uno de sus mechones detrás de su oreja.-Tengo miedo de no poder llenar las expectativas que todos tienen de mi, y-yo...-se interrumpió ella misma escondiendo su rostro en sus manos.-Debes pensar que son problemas insignificantes, lo siento...

-Claro que no, Marinette.-respondió calmado el chico y llevó una mano a su cabello para dejar leves caricias.-Nada que te preocupe es irrelevante, a mí si me importan y quisiera poder ayudarte en todo pero solo puedo regalarte un día de lluvia para que sonrías y hacerte saber que no importa lo que todos esperen de ti, solo debes cumplir con lo que tu puedas y te haga sentir cómoda.-abrazó con fuerza a su amiga y sonrió.-No quiero que éstos problemas le roben la sonrisa a mi princesa, ¿está bien?

El corazón de Marinette latía con fuerza y un fuerte sonrojo adornaba sus mejillas, las palabras y el abrazo de su compañero lograron reconfortarla, sentía una sensación cálida invadiendo su pecho lo cual la hizo sonreír y corresponder aquel abrazo con la misma fuerza.

-Muchas gracias, gatito, realmente necesitaba escuchar eso.-escondió su rostro en el pecho del chico.-Eres fantástico.

-Yo diría miautástico.-susurró divertido.-de nada Marinette, haría lo que sea para verte sonreír de nuevo.

Ambos se separaron con una gran sonrisa y se levantaron para continuar jugando con la lluvia hasta que oscureció.

Ese día, Marinette y Chat Noir descubrieron lo mágico que podía ser un día de lluvia, aunque resultara en un bonito resfriado al siguiente.