Sería que alzaron la vista por arriba de la manta; por el sofá; por donde habrá pasado corriendo Leni, con los antebrazos parcialmente levantados y las palmas caídas, distraída y subiendo por las escaleras de madera, sin ver el panorama; centrándose únicamente al frente, no dándose cuenta de los movimientos del sillón; de la presencia de sus hermanos menores.
Luan y Lincoln se miran enrojecidos. "¿No nos vio?", pregunta musita la castaña confundida, y el peli blanco continúa besando su mejilla, completamente olvidadizo y "caliente", sumido plenamente en ella; palpando los muslos por debajo del cobertor café, terminándole por quitar las bragas de una de sus piernas, y tocando y estrujando su trasero sin decoro alguno, y después la castaña sintió su miembro, como un pedazo de plomo caliente, que se pegaba constantemente a su cuerpo.
—Lincoln... —lo llama murmurante y siente como las yemas de sus dedos se le acercan a su entrada ya estimulada, presionando sus labios, rozando su mano y tocando brevemente el clítoris, haciendo que tuviera que transpirar más súbitamente, junto a los murmullos de él, que después le chupa el lóbulo de lo oreja, y siente su pene junto a su pierna —. Ah, Lincoln... —suspira mientras se le escapa la voz, al sentir cómo le introduce un dedo, y juega con meter otro.
—¿Te gusta... ? —pregunta Lincoln cerca de su cuello, que besa y pasa su lengua rojo como un tomate, con los ojos cerrados.
—Se siente bien —confiesa, y él agüita su mano con los dedos adentro, haciéndose escuchar un leve chapoteo, que la hace gemir y mojarse todavía más.
Tiene que taparse la boca. Y extiende sus piernas que tiemblan, descubriendo su pie y su calceta amarilla, con las panties blancas colgando del tobillo.
Luan beso a Lincoln apasionadamente, metiéndole la lengua, y aquel sintió como su labio inferior era jalado por los dientes y el metal de sus brackets al separarse. "Lo necesito Luan... ", dijo el peli blanco, y la acosto boca abajo sin dejar la manta que les cubría a través del sofá, y arrimándosele, dando arrimones y restregando su miembro al cuerpo de la castaña, se aseguró de levantarle bien la falda después de tomarle las nalgas, apretarlas y luego abrirlas, para poner entre ellas su pene, ya húmedo de líquido preseminal, frotándolo con la vulva rosada, escuchando levemente sus humedades rosar, y chocar.
Ya para este punto, por sus miradas perdidas, se podría decir que las reacciones fisiológicas pueden más que los estigmas sanguíneos que unen a estos dos, o de la situación de que se encontraban en la plena sala en el hogar de los Louds, un día sábado, a las doce veinte del día. El ser descubiertos no los frenaban Lincoln, que frotará su aparato reproductor en la vulva de su hermana, casi con exasperación jariosa, y después tantearla con la cabeza de miembro, metiéndola levemente, y después sacándola, y repitiendo el proceso por lo menos, dos veces más, en un vaivén de suspiros, entre los hermanos en conjunción.
Después ya no sé espero más y la penetro por completo. Ella gimió tenuemente, mientras ocultaba su rostro ruborizada. Y aquel se acosto encima de su cuerpo, y empezó de lleno a subir y abajar sus caderas, dando embistes leves y después más fuertes y toscos, que hacen que sus pieles suenen al chocar. Luego se cuela el sonido de las voces de las gemelas, jugando en el piso de arriba probablemente, saliendo del cuarto al pasillo, y él solo aumenta el movimiento de sus caderas más frenéticamente.
Siente que ella le aprieta de más, y su miembro está empapado y caliente. Les excita saber el peligro. Les excita saber que alguien vea como "fornican" en la sala. Así como Luan descubrió la semana pasada, a Lori haciéndole una felación a Bobby, en ese mismo sofá azul grisáceo, con la película en marcha, y las palomitas intactas.
Recordó el suceso y Lincoln notó que su vagina lo succionaba más fuerte. No le dejaba ir, y gemía en la almohada.
"Ahora estamos fornicando cómo conejos. Mi hermano no deja de mover sus caderas; no se deja de moverse dentro mío; no para a pesar de que nos puedan atrapar, solo lo hace, como si fuera un animal en celo... " se decía Luan, y aquello le encendía más, y ocultaba más su cara en la almohada: "ah, Linc, ah, Linc", gemía, y se restregaba la almohada a la cara, mientras Lincoln escuchaba como sus jugos se escuchaban, al sacarla y meterse, para después solo impactar sus pieles, moviendo sus caderas rápidamente; parte de los glúteos y muslos de Luan, ya estaban mojados.
"¿Cómo acabamos así?", se cuestionaba la castaña, y recordaba que la escalada de nivel en intensidad de sus acciones, había sido dos días después del cumpleaños del albino.
Habrían tenido relaciones el mismo día que el partido de Lynn Jr, y la deportista les reclamó la su ausencia del mismo ya en la noche, después de que Luan haya tirado las evidencias, en bolsas de frituras, que pararían a la bolsa negra y posteriormente, al basurero de la entrada de la casa.
Hoy no traían preservativos como esa última vez. Habían estado teniendo sexo así, suponen que había sido seguro, pero ya eso de hace unos días. Ahora es peligroso, es un día fértil, y se aceleraron al par de que veían una película de comedia cubiertos por una manta. Inicialmente, sería Lincoln que habría estado de encimoso con la comediante, la cuál se mostró receptiva (como siempre), a sus caricias. Después aquel se quitó los pantalones y se sacó el miembro de la ropa interior, y ella empezó a besárselo y a chuparlo. Él sostuvo su cabeza, subiéndola y bajándola haciendo leve escándalo con la saliva, y paro cuando ella se atragantó, al permanecer con su miembro en su garganta por unos segundos largos. Ya después dejo sus prendas inferiores al pie del sillón, y solo con calcetines y su ramera naranja, empezó a magrear a su consanguínea debajo de la manta.
¿A qué punto se ha escalado? Porqué será que ahora las cosas parecen importar todavía más para ellos.
Ya ahora seguía embistiéndola. Incluso con más fuerza que antes, con la boca medianamente abierta, babeando por el placer y el calor que siente alrededor de su pene, dandole con más rigor al escuchar a sus hermanas gritarse o gestarse de algún modo desde los diferentes puntos de la casa; en la segunda planta, ahora las gemelas peleando, y la melodía de la guitarra de Luna, que se percibía punkera y desanimada; Lori está en la cocina. Desde que inició la película, han escuchado su murmullo, hablando con el teléfono a alguna amiga mientras se hace cargo de Lily. Y Leni bajando tan sumida, siempre en lo suyo, y al bajar las escaleras, en la penumbra de la sala, en sillón, ve las cabezas de sus hermanos; sus cabellos: blancos y castaños avellanados. Le parece que se dicen algo, y le alegra verlos en términos muy unidos, por lo que baja más los peldaños, observando la tele, y después un bulto dentro del cobertor cafe, en el medio del sillón, que no deja de elevarse y bajarse. Confundida baja los escalones, Lincoln sabe de su presencia al escuchar sus pasos, y después se oyen gritos y un llorar que hasta Lori oye desde la cocina provenientes de arriba.
La rubia de camisa azul y shorts, acata rápidamente manifestándose su descontento. "¡¿Qué traen?!", dice pasando por detrás del sillón, pasando al por el umbral con la bebe en sus brazos, y subiendo e ignorando lo que sucedía en la sala. "¿Se están peleando de nuevo por ese estupido collar?", le pregunta un tanto frustrada Lori a Leni, pero ni le da tiempo de responder a la segunda, porque sube directamente sin verla siquiera.
Leni se quedó unos segundos viendo cómo subía, y luego volvió a la sala. Ahora el bulto aquel ya no se erguía y desfallecida, y avanzó curiosa y confundida. Lincoln estaba arriba Luan, y ambos voltearon con ella cuando estuvo más cercana al televisor.
—¿Qué miran? —preguntó Leni inocente, y Luan dio con sus ojos, y la notó muy ruborizada, un tanto despeinada, y con la mirada, a lo que ella designaría como: "extraña" —¿Qué sucede? —preguntó notándola extraña. Notó que los jeans de su hermano estaban al pie del mueble, y vio qué Lincoln cubría su rostro en la espalda de su hermana, mientras notaba como algo se movió en la parte que correspondía a sus caderas.
Él ya empezaba a eyacular dentro suyo. No se detuvo. Una descarga mientras seguía levantado sus caderas, y Luan sentía el semen pasar a su utero, cuando las bajaba y le disparaba otro, que le sucedía otra descarga, pero más abundante y espesa. Después Leni se ruborizó, como si ya notaba la naturaleza, que aunque desconocida para ella, era muy diferente a lo ya visto. Por eso no supo cómo actuar, y se vio en la atmósfera, sintiéndose extraña y confusa.
Ni siquiera las palabras de Luan, suaves y endulzadas contenidas, le decían que nada pasaba con los ojos entre abiertos, creyendo en un desvarío, que su hermana seria lo suficientemente tonta, como para no notar la situación "antinatural", utilizando las comillas, por la inestable e impredecible modificación de los parámetros, que tiene la humanidad en cuanto a su normalidad establecida.
La rubia modista, bajo la mirada, y la dirigió a la pantalla. Se sentía nerviosa, y se dejó llevar por el sonido tenue del televisor. A la película que era indudablemente de alta mar, por los piratas que se traban de secuestrar el navío y su tripulación, y en los cañonazos bajos, además de algún sonido viscozo, de chocar y alejar, proveniente del sofá que ocupaban sus hermanos.
Se fue colorada de la sala, y más tarde quedó consternada y pálida. Subiendo a su habitación, ignorando el llamar de su hermana mayor, se encerró en su habitación y se metió en su cama. Cierto es que no podía descifrar al cien por cien la naturaleza de lo visto, pero era cierto que ya había visto ese tipo de ambiente en el pasado con las amigas de la escuela, la cuál había catalogado el asunto, como algo "impuro", lo que, la deja confundida, enrojecida levemente, y desconcertada en su medida.
Abajo, solo están los del principio. Lincoln seguía metido en lo suyo. Lo hacia con más fuerza, impulsado por lo vivido anteriormente, cuando se venía dentro de ella, mientras Leni estaba al frente suyo, y no pudo evitar descargarse dentro de la vagina de su hermana de nuevo. Luan silencio su orgasmo cubriéndose con la almohada, mientras sentía como el semen se le escurría entre los muslos, mientras su hermano se volvía más frenético embistiéndola, volviendo a eyacular dentro de la comediante.
Lincoln se quedó quieto al cuarto chorro que dejaba dentro, cuando se sentía a desfallecer de placer, ya más cansado y satisfecho.
Al cabo de un rato. Leni salió de su cuarto, impulsada por conocer y enfrentar la naturaleza de los actos de sus hermanos; pensó que ella era la mayor después de todo (cosa inequívoca), y descendió por las escaleras, cruzó por el sofá, y ya nada más estaba el cobertor cafe, no sabiendo del frenesí y desgracia, que acontecería con el tiempo.
