Disclaimer: ¡Skip Beat! No es de mi propiedad. Skip Beat! Le pertenece a Yoshiki Nakamura al igual que todos sus personajes. Casi todas mis historias se van a enfocar en Universos Alternos, por lo que lo único que cogeré de Yoshiki Nakamura serán los nombres de sus personajes y espero mostrar el respeto que merecen.

() () () () () () () X () () () () () () ()

Capítulo 1: María

Mi nombre es María Takarada y esta es mi historia. Ocurrió hace mucho tiempo. Los años podrán borrar los rastros del castillo, de mi hogar, de mi existencia, pero nunca de mis pensamientos.

Para todos a mi alrededor no era más que la hija del rey; ignoraban por completo como me sentía por dentro. Vivir en un maldito mundo en donde reina la tristeza y desesperación. En donde los rayos del sol no me alcanzaban y los sonidos son día a día silenciados; Los colores, el aroma, las risas y alegría se pierden en el vacío. Lento pero seguro comienzo a perder mi mente. La soledad a mi alrededor solo sirve para recordarme lo que nunca tendré en la vida. Amor. Ese sentimiento que grandes poetas han descrito con bellas palabras y las batallas más salvajes en la historia se han librado por la oportunidad reclamar tal emoción. Lo que muchos describen como un torbellino por las venas, un galopar en el pecho, un calor asfixiante que te duele respirar.

O incluso, el amor paterno, el cual se puede describir como el rosar de un pétalo.

El cielo se me viene abajo. Estoy… sola, ese sentimiento se aferra a mi como una segunda piel y siento que me ahoga. Padre me dejo atrás y no importo cuanto llore y grite en mi mente, mis labios se reusaron a pronunciar palabras. El dolor me ciego y mis labios enmudecieron. ¿No debió el sentirlo? ¿Una sola mirada a mis ojos no fue suficiente para saber lo que pasaba por mi mente? ¿No pudo sentir como me quebraba por dentro hasta hacerme añicos como un jarrón arrojado al abismo?

Ahora, años más tarde, estoy esperando en silencio a mi padre. Esta estúpida y joven mente mía no entiende el motivo o la razón. Preguntas me bombardean día y noche; ¿Por qué eres tan cruel? ¿Por qué abandonaste a María? ¿Es porque soy una niña mala? ¿Es porque no merezco ser amada? ¿Es porque era demasiado callada? O solamente ¿Fue porque mate a tu amada?

Sencillamente no lo entiendo… por favor padre, regresa por mí. ¿No vez que mi corazón te necesita desesperadamente? Te prometo que seré la mejor hija del mundo; seré digna de tu amor. Ya verás como no necesito juguetes nuevos, ropa o muñecas. Solo quiero sentirme querida en tus brazos por primera vez.

Sentir lo que muchos llaman amor y cariño. Un amor grande y puro que puede derretir esta fría y solitaria alma en que me he convertido. Por favor no tardes. María te necesita en su vida. Quiero que salgamos a cabarga en los caballos reales, quiero que tengamos almuerzos en el gran jardín rodeados de miles de flores, que me enseñes a manejar la espada y que me cuentes unas de tus aventuras en ese tiempo en que yo no existía. ¿Es demasiado pedir?

() () () () () () () X () () () () () () ()

Era una niña no mayor de cuatro años cuando Padre me abandono y se fue sin decir una palabra. Hace una semana llegue a mis diez años y ya no puedo ni siquiera recordar su rostro. Le prohíbo a mis labios liberar ni un solo sonido y a mis ojos guardar las lágrimas. Los sirvientes del castillo hablan a mis espaldas sobre "la pobre heredera abandonada". Cuentan los días en que llegue noticias de la muerte de mi Padre. Tal vez de esa manera se armen de valor para abandonarme a mi suerte.

Pobre pequeña María, sola todo el tiempo en este mundo atroz. La abandonada… la solitaria… la olvidada… la indeseada.

Caminando por el castillo, contemplando las viejas paredes del decrepito lugar que muchos llaman hogar, me entretengo en la gran ventana. Un espléndido carruaje con sus caballos negro se acercaba casi a la carrera; con un furioso galopar por llegar a su destino. Quede muda ante la imagen del glorioso vehículo acercándose con el solo objetivo de llegar a esta solitaria prisión. Como si de una misión se tratara. Entonces lo vi. Aunque los años habían transformado un poco su rostro y su cabello, no había duda de que era él. Padre.

Regreso como si nunca se hubiese ido, como si no hubiese pasado años. Salió y camino hasta la entrada con ese porte de omnipotencia tan característico de él, aquel que mi mente vagamente recordaba. Y mi cuerpo me traiciono. Mi rostro rompió una sonrisa, la primera en mucho tiempo. Se suponía que yo estaba molesta con él, se suponía que lo culpara de mi tristeza y soledad. Se suponía que lo odiara por abandonarme sin ninguna explicación. Se suponía… pero no pude.

En este momento nada más importaba más que mi padre. Yo solo estaba feliz de volver a verlo. Con todas las fuerzas que tenía en mí, corrí bajando las escaleras, abrí la enorme puerta y me arrojé en sus brazos. Aun cuando no correspondiste a mi abrazo inmediatamente, te sostuve con todas mis fuerzas. Cuando más pequeña no tenía la fuerza suficiente para impedir que te alejaras de mi vida, pero ahora era diferente. Ahora estaba confiada en mi misma de que pasara lo que pasara yo nunca te dejaría.

Por primera vez en años, sonreí y lloré como cuando era una niña pequeña. Tú me tomates en esos brazos duros y fríos, me llevaste dentro de nuestro hogar, porque ahora que Padre estaba aquí, este volvería a ser un verdadero hogar.

La expresión en su rostro era oscura y sus labios estaban tensos. Todos los sirvientes que me cuidaron y limpiaron este lugar por años, ahora salían sin decir una sola palabra por las grandes puertas, con maletas en mano. Y en mi mente infantil, eso me hizo feliz. Eso significaba que Padre y yo estaríamos juntos para toda la vida. Reponiendo esos años perdidos, que idiota y equivocada estaba.

Demasiado tarde caí en cuenta de donde sus pies nos llevaban. El sol dejo de iluminar el castillo para que las antorchas nos alumbrasen el camino por el calabozo. Sin ninguna piedad, me amarro con cadenas sobre la mesa de tortura y mi felicidad termino. Torturada día y noche perdí la noción del tiempo, dejé de contar cuantas herramientas fueron usadas para mi castigo. Ya nada tenía sentido. Por todo lo que sabía, bien podría ya haber muerto y estaba siendo torturada en el infierno.

El hambre era insoportable, casi podía jurar que mi estómago trataba de comerse a sí mismo. Mis labios secos y lengua hinchada a causa de la horrible sed solo encontraron consuelo en el sabor metálico de la sangre que corría por mi rostro. Mis ojos perdieron la vista a causa de tantos golpes y mis huesos sonaban como galletas pulverizadas. Podía oler el aroma mezclado de cuero y oxido.

¿Por qué esto es tan doloroso? ¿Por qué él me está lastimando?

"NO HICE NADA MALO, ¿PORQUE ME ODIAS TANTO?" grité a todo pulmón las primeras palabras en toda mi vida. Desde el día en que nací hasta este momento, me había reusado a hablar, no porque no pudiera, era porque no quería. Pero a pesar de eso, Padre no dijo nada.

Solo agarro su látigo y comenzó a arrancar la piel de mi espalda. Podía sentir como cada vez que el monstruoso aparato hacia contacto con mi piel, removía pequeños trozos; se detenía solo para tirar sal en las heridas abiertas y comenzar la danza una vez más.

"POR FAVOR QUE ALGUIEN ME SALVE" no era ninguna boba, yo sabía que no había otra alma en este castillo, pero tenía que decir algo, lo que fuera.

Minutos, horas, días, semanas… perdí la noción del tiempo mientras me hacía inmune al dolor.

"POR FAVOR" suplique "SOLO TERMINA CON ESTO AHORA"

Esas fueron las últimas palabras que mis labios mencionarían. Mi padre quebró mi corazón en cenizas.

Ese hombre era mi padre, el único al que alguna vez ame. Ese hombre era mi padre, el que me rompió. Ese hombre era mi padre, pero solo anhelo su destrucción.

No era alguien que guardara rencor, después de todo, solo tengo diez años, pero de nuevo, ¿Cuántos niños de diez años han ido y regresado del infierno? Un nuevo sentimiento comienza a nacer en mí, no soy más que ira. Lo que él me hiso no tiene nombre, no tiene perdón.

Mi alma abandona mi cuerpo, pero no me hace sentir mejor por mi muerte. Una vez escuche el rumor de que tu vida entera pasa por tus ojos momentos antes de morir; eso es una mentira. Mi mundo entero, una vez gris, ahora brilla con rojo. No hay remordimiento en la cara de mi padre, solamente tristeza y alivio, pero no para mí, nunca para mí.

Obviamente esta no es una historia para todo el mundo. Una vez me enfoque en María y un universo alterno, más adelante aparecerán otros personajes, pero advierto que tiene un contenido no muy apto para todos. Una vez intente de subirla en inglés, pero creo que mejor me mantengo en el idioma que más me siento cómoda.