Disclaimer: Skip Beat! No me pertenece. Le pertenece a la increíble y talentosa Yoshiki Nakamura al igual que todos sus personajes. Espero mostrar el respeto que merecen.
Summary: Kyoko no sabe porque siempre se mete en estos tipos de problemas, pero esta vez sí sabe a quién culpar, Kotonami Kanae. Su mente siempre le decía que dejara de ser tan ingenua o algún día lo pagaría... bueno, al parecer ese día ha llegado.
/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/
Todo por ser ingenua
Mogami Kyoko en su vida ha pasado por varias situaciones difíciles, se podría incluso decir que la mayoría de estas han sido por su propia culpa. El ser en ocasiones increíblemente inocente o demasiado buena en muchas circunstancias le había jugado una mala pasada. Aunque siempre se juraba a si misma que tendría más cuidado para la próxima vez, la realidad del asunto es que volvía a caer redondita. Esta vez todo ha sido culpa de su queridísima mejor amiga Kotonami Kanae.
Cuando esta le pidió que cambiaran de trabajo por ella, Kyoko no le vio nada de malo. Después de todo, cada vez que el presidente de LME le daba con asignarles un trabajo a cada una de las tres integrantes, ellas generalmente se acoplaban al que más le conviniera. Cuando necesitaban otra mascota para uno de los tantos programas de LME, Kyoko no tenía problemas en cambiar con Chiori-chan. (De todos modos, ya tenía experiencia por sus años como Bo) Incluso cuando tenían que hacer un comercial en uniformes de preparatoria, Moko-san le pedía cambiar; pues los años ya se mostraban en el cuerpo elegante de 22 años de Kanae, mientras que Kyoko aún conservaba ese look de inocencia a sus 21.
Pero en este momento, en ese preciso segundo, todos sus demonios querían vengarse de la persona responsable de que su rostro estuviese en un constante estado de sonrojes. Kyoko era consciente de los técnicos sujetando las luces y los micrófonos a su alrededor; incluso del director en completo silencio mientras las cámaras estaban rodando. Todos y cada uno de los allí presentes haciendo su trabajo lo más profesional posible. La palabra "Acción" aun retumbaba en su mente, y se obligó a si misma a meterse dentro de su personaje.
Trato de ignorar el hecho de que tenía los brazos atados al cabecero, a los lados de su cabeza sobre una cama tamaño matrimonial; también trato de relajar su cuerpo, desnudo, debajo de las sabanas; y por supuesto intento por todos los medios no comerse con los ojos al hombre semental que estaba parado en la puerta del baño.
Kyoko se quedó mirándole su pecho desnudo mientras pequeñas gotas resbalaban por su piel y se perdían en el inicio de la toalla que cubría su parte baja; sin duda terminando de darse un baño. Un temblor extraño recorrió su cuerpo. Por un momento Kyoko deseo ser ella la que secara sus gotitas con su lengua, pero rápidamente recordó su papel. Ella no era Mogami Kyoko en esos momentos, su nombre era Sondo Aiko y había sido secuestrada por Klein Hiroshi; mejor conocido por Kyoko como Tsuruga Ren.
-Estas despierta- su tono era suave y sensual. Se movió hacia la cama y se detuvo en el borde- Espero que te sientas cómoda.
Kyoko era cubierta por una manta delgada y suave, haciendo posible que, a pesar de la poca luminosidad, se pudiera apreciar su cuerpo. Ella tiro de sus ataduras y movió las piernas, sintiendo el roce de la manta contra su piel desnuda. Su aturdida mirada se volvió hacia Ren.
-No creo que la ropa sea necesaria- hizo una pausa- por lo menos no para lo que tengo pensado.
- ¿Por qué me haces esto? - su voz salió rasposa a través de su seca garganta. Se recordó una vez más que debía de demostrar miedo. Pues Hiroshi la había secuestrado saliendo de su trabajo y ahora la tenía a su merced. Tenía un mal presentimiento, no quería saber realmente la razón, ya que seguramente la aterrorizaría.
- ¿En serio no sabes por qué? - esta vez comenzó a acercarse a la mesa de noche. Tenía una mirada entre divertida y seria- ¿Tienes sed?
Ella solo asintió con la cabeza. Deslizo una mano bajo su cuello y la levanto un poco para que bebiera del vaso de agua junto a la cama. Kyoko trago despacio y eso le ayudo a concentrarme mejor en su personaje.
-He estado todo este tiempo pensando en que debería hacer contigo- le informo con una voz demasiado baja- Quería venganza por lo que me hizo tu hermana. No sabía que tu no eras parte de su plan- hizo una pausa mientras se giraba de lado para poder mirar a Aiko a los ojos- Ahora estoy muy confundido.
Aiko sintió como su ritmo cardiaco se ralentizo y algo de alivio poco a poco sustituía el miedo. Ella sabía perfectamente lo que Hiroshi estaba hablando. Su hermana gemela Natsuki, lo había dejado plantado en el altar y se había fugado de Japón con su novio de la infancia.
Aiko había sido demasiado ingenua cuando su hermana le pidió el favor de probarse su vestido de bodas y decirle a todo el mundo que aún se estaba arreglando mientras Natsuki iba a recoger un obsequio a último minuto para Hiroshi. Secretamente Aiko acepto, porque ella realmente estaba enamorada de Hiroshi y aunque le doliera en el corazón, quería verlos a ambos felices. Aiko siempre había sido la "gemela buena" desde niñas.
Aunque no salió de su asombro cuando su hermana la llamo a las dos horas de haberse marchado para decirle que estaba a punto de abordar un avión con destino desconocido con Nakamura Iku. Aiko no podía creer que su hermana dejara plantado a Hiroshi en el altar, después que ayer delante de ella le prometiera amor eterno.
Fue la misma Aiko que tuvo que dar la horrible noticia a todos los invitados, incluyendo al mismo novio, el cual la miro con una mirada llena de odio y dolor. De eso habían pasado dos meses y nadie sabía sobre el paradero de su hermana. Por su parte Hiroshi la había estado hostigando, llegando a decirles palabras no muy agradables y comparándola con su hermana. Aunque Aiko no sabía cómo él se había enterado que ella no tuvo nada que ver.
- ¿Eso quiere decir que me dejaras ir?
Los ojos de Hiroshi se estrecharon peligrosamente.
-Aún tengo un par de preguntas que hacerte y viendo cómo me has estado evitando estas últimas semanas, creo que esta es mi mejor oportunidad de obtener respuestas.
- ¿Podrías por lo menos soltarme las manos? - Ella nuevamente trato de zafarse, pero estaban muy bien amarradas.
-No – fue toda la contestación que dio, luego de un largo suspiro continuo- ¿Dónde está tu hermana?
-No lo sé- había perdido la cuenta de cuantas veces había respondido a esa pregunta por parte de todo el mundo. El que fueran gemelas no la convertía en psíquica. Su gemela tomaba sus propias decisiones y ella no sabía ni lo que pasaba por esa cabeza.
- ¿Por qué te hiciste pasar por ella el día de nuestra… mi boda? - Aiko pudo escuchar que le costó trabajo pronunciar eso último.
-Porque soy una idiota.
Sus palabras lo desconcertaron, pero recupero rápidamente la compostura.
-Explícate mejor- ahora Aiko tenía toda su atención.
Un lindo sonrojo cubrió la mayoría del rostro de Aiko y se vio tentada por un segundo a no contestar, pero esa mirada exigente se lo hizo imposible.
-Estaba imaginando como me vería el día de mi boda- soltó sin más ni más, pero ocultando que era a Hiroshi el hombre que ella pensaba cuando imaginaba tal boda- Tal vez nunca en la vida llegue a casarme, pero al menos quería saber cómo era sentirme especial por primera vez en mi vida – bajo la mirada avergonzada de confesar tal cosa, pero ella quería ser lo más sincera posible, sin llegar a romper su corazón en el proceso.
-Tu eres especial Aiko- hablo sonando más calmado- La verdad es que siempre supe que tu serias incapaz de lastimarme. Siempre fuiste muy atenta conmigo y nunca me trataste menos que como parte de la familia- suspiro un poco frustrado- Pero eso no cambia lo que me paso a mí, ¿cierto? Eso no justifica lo que tu hermana me hizo o como me traiciono. Le entregue mi confianza, mi corazón y ahora estoy pagando por esas acciones. Y definitivamente no me ayuda en lo absoluto que tú y ella compartan el mismo rostro.
Aiko contuvo el aliento y las lágrimas comenzaron a derramarse por sus ojos. Ella sabía mejor que nadie que debía vivir toda una vida con el rostro igual a otra persona; era la historia de nunca acabar. Siempre metiéndose en problemas por los errores de su hermana. Aunque Aiko llevaba una vida tranquila (o aburrida según todo el mundo) no dejaba de tener sus dolores de cabeza.
Recuerdos vagos de su hermana inundaron su mente y soltó una carcajada que no llego a sus ojos. Y nuevamente Aiko se encontró preguntándose, ¿Por qué estaba sobre ella la maldición de verse como otra persona? ¿Es que no podía tener algo propio? ¿Algo que solo le perteneciera a ella?
-No es mi culpa que el destino fuera tan malvado como para maldecirme con el mismo rostro- Hiroshi podía ver la ira bailando en el rostro de Aiko y por primera vez, en verdad la noto. No a la hermana gemela de su ex prometida, no a esa que compartía tantas similitudes; no a la muchacha que se reía, sonaba y hablaba igual a Natsuki. No, por primera vez vio a una chica de tez cremosa como la leche, con delicados ojos violetas y labios como pétalos de rosa. Aun cuando la sabana la arropase, tenía un cuerpo espectacular. Por primera vez vio a Aiko y no pudo evitar sentir como el corazón latía con fuerza dentro de su pecho.
Al principio, solo la desnudo y la ato para infundirle miedo. Se enteró por medio de una carta que Natsuki le dejo en su cuarto, todo lo que realmente esta sentía. Como Natsuki se obligó a si misma a amarlo, pero al final nunca pudo sacar a su verdadero amor de su corazón. Que la perdonara por todo, pero que en el corazón no se mandaba. Pero fue lo último que escribió lo que realmente lo había llevado a esa locura que estaba cometiendo. "Aiko no tuvo nada que ver con mis planes, pero fue la que influencio mi decisión. Ella nunca lo admitirá en voz alta, pero tendrías que estar ciego para no notarlo." esa simple oración fue la que llevo a Hiroshi a buscar respuestas que Aiko se negaba a darle.
Solo que ahora, en estos momentos no era respuesta lo que quería. Ahora buscaba otra cosa muy diferente. Hiroshi se movió, cogió la manta y la arranco de la cama, dejando a una Aiko desnuda y sorprendida.
Kyoko no soporto y la vergüenza calentó sus mejillas. Aunque sabía que esta escena venia, aun así, no se sentía del todo preparada para ella. Ren también pareció notarlo, porque la miro fijamente y sus ojos brillaron con entendimiento.
Ren deposito un beso sobre la frente de Kyoko mientras le susurraba demasiado bajo como para ser captado por los micrófonos.
"Tranquila, Kyoko. Lo estás haciendo estupendamente. Aguanta un poco más." Kyoko recordó una vez más que ella era una actriz. Respiro hondo y murmuro un "Gracias".
- ¿Qué crees que estás haciendo? - pregunto Aiko mientras subía las piernas protectoramente para cubrir sus pechos. Eso sin duda era lo más humillante que le había sucedido en la vida.
-Estoy tratando de entender- fue toda su respuesta antes de tomar su rostro y besarla. Aiko no lo podía creer. Siempre había pensado en como seria besar los labios de Hiroshi, pero nunca fue más que un sueño lejano, algo imposible. Pero ahora, el sentirlo contra los suyos, era algo que no podía creer. Pero entonces lo comprendió todo.
Sin duda Hiroshi se sentía humillado por lo que su hermana le hizo. Seguramente él quería a alguien para vengarse y al Aiko compartir el mismo rostro era la candidata perfecta para eso. Comprendía que su cuerpo solo sería utilizado como un medio de castigo, para que Hiroshi se sintiera mejor.
Aiko decidió en ese momento ser el vehículo para darle paz a Hiroshi y talvez ayudarlo a sanar, para que abandone su ira.
Poco a poco comenzó a responder al beso, esta vez con ferocidad, con hambre y deseo. Si le iba a ayudar a curar, se aseguraría que no quedara nada de infelicidad en su ser, aunque ella misma se estuviera condenando al infierno.
Hiroshi se separó solo un instante en lo que llevaba más aire en sus pulmones y la atacaba con otro beso devastador. Aiko estiro las piernas en el colchón.
-Hiroshi- pronuncio en un susurro tan bajo que pensó que él no lo oyó.
Hiroshi se separó con la respiración entrecortada, sosteniéndole la mirada a Aiko. Tantas emociones encontradas en ambos pares de ojos que era imposible de descifrar, pero una en esos momentos sobresalía ante todas… deseo.
No aparto la mirada mientras se subió a la cama y se sentó a horcajadas sobre ella. Apretó los dientes, bajo su cuerpo sobre el de ella hasta enjaularla debajo de él. El silencio se extendió entre ellos, pero el ritmo de sus corazones iba en aumento.
La mano de Hiroshi rozo su estómago ligeramente, se deslizo hacia arriba y le agarro un pecho. Aiko aguanto la respiración cuando él se lo apretó suavemente.
-Tan suave. Es perfecta para mi mano- Kyoko sabía que, por el ángulo de la cámara, nunca mostrarían ninguna parte desnuda de su cuerpo. Después de todo era una adaptación artística de uno de los mejores libros más vendidos; pero Ren si la estaba viendo y aunque sabía que todo lo que él estaba diciendo era porque estaba escrito en el guion, no pudo evitar sentir como su cuerpo la traicionaba y soltaba un gemido.
Hiroshi bajo la cabeza hacia su pecho. Kyoko recordó perfectamente esta parte del guion. En ella Ren tenía que fingir estar succionando sus pechos y Kyoko tenía que dar pequeños gemidos de satisfacción. Por lo que fue toda una sorpresa cuando sintió como Ren introducía realmente su pezón en la boca.
Kyoko se quedó sin aliento cuando sintió la boca caliente y húmeda de Ren. Sus dientes, su lengua jugando con su tenso pezón, enviando descargas por todo su cuerpo. Kyoko se arqueo y cerró los ojos. Se mordió duro el labio para acallar un gemido. Lo que no pareció gustarle a Ren, ya que las lamidas y tirones de su boca y dientes fueron cada vez más duros, su cuerpo empezó a arder por el deseo. No le hacía daño, pero la excitación estaba humedeciendo su entrepierna.
"¿Qué demonios cree que está haciendo?" Se decía Kyoko, mientras su cuerpo respondía a la seducción de Ren. Podía sentir cada tirón de su boca en su clítoris. Esos labios implacables se negaban a liberar su pecho y el placer era casi doloroso, su cuerpo estaba ardiendo. Se mordió el labio hasta casi saborear la sangre, pero no pudo detener los gemidos.
Ren le soltó el pezón, la miro y pudo jurar que escucho un suave gruñido saliendo de su garganta. Aparto la mirada de sus ojos y se concentró en su cuerpo. Ren deslizo sus manos bajo los muslos de Kyoko y los empujo para abrir sus piernas. Se deslizo por su cuerpo manteniendo su mirada y se colocó entre sus muslos. Kyoko trato de cerrar las rodillas, pero los hombros de Ren se lo impidieron. El desvió su atención de su cara y miro su intimidad, luego bajo su cabeza.
Nuevamente Kyoko recordó el guion y se supone que Ren solo debía simular la situación. Ella estaba segura que él no se atrevería a…
El shock, la consternación y la sorpresa se apoderaron de ella nuevamente. Podía sentir el aliento de Ren caliente sobre su intimidad.
- ¡No, espera! - Kyoko ya no sabía cómo reaccionar. Intento mover las caderas cuando Ren comenzó a lamer el interior de su muslo.
Ren la sostuvo con más fuerza, inmovilizándola y acariciando suavemente con su mandíbula el interior de su muslo.
- ¡Aiko, eres hermosa! - a pesar de que Ren aun recitaba las líneas del libreto, sin duda se estaba saltando todo lo otro. Pero esa línea ayudo a Kyoko a volver en personaje.
Aiko tiro frenéticamente de sus muñecas, empujando sus caderas, pero no pudo liberarse de su agarre.
-Por favor- comenzó a sollozar- véngate de mí de otra manera, Hiroshi, pero no así. Yo no tengo la culpa de lo que te hizo mi hermana. No me toques solo por venganza. - las lágrimas corrían a mares por el rostro de Aiko.
-Oh, Aiko- dijo Hiroshi con voz áspera- esta no es una venganza. No te estoy haciendo esto por lo que Natsuki me hizo. Te deseo. ¿No lo sabias? Esto es mucho más que una simple venganza. Te estoy tocando porque quiero tocarte, te bese porque quería besarte y quiero hacerte el amor porque muero por estar dentro de ti. Permíteme demostrarte lo que siento.
Aiko vio la pasión ardiendo en sus ojos marrones. Ese hombre se veía tan increíblemente sexy y le estaba diciendo que la deseaba.
Ella asistió con la cabeza, probablemente se habría vuelto loca, pero la expresión hambrienta en la cara de Hiroshi la tenía ardiendo de deseo.
Kyoko se quedó sin aliento cuando la lengua de Ren rozo su clítoris. Sus labios lo atraparon, su lengua se movió con ferocidad sobre su brote hinchado, su cuerpo se sacudió por el placer. Estaba realmente tocándola y se sentía muy bien.
Cada lamida sobre su intimidad, hacía que su cuerpo casi le doliera. El mantuvo la presión y su lengua se movió contra su clítoris sin detenerse, los gemidos de Kyoko llenaban el estudio, echo la cabeza hacia atrás y se agarró a las ataduras de sus muñecas.
El clímax la golpeo violentamente, haciéndola gritar y sacudiendo su cuerpo. Su cuerpo temblaba mientras intentaba recuperar el aliento. Se estremeció mientras Ren le soltó las piernas y empezaba a subir por su cuerpo. Su piel se rozó suavemente con su pubis, con su vientre y sus pechos. Hasta quedar cara a cara.
-Apenas estamos comenzando- susurro Hiroshi
- ¿Qué? - pregunto Kyoko confundida.
-Te veo Aiko, en verdad te veo- y con eso la beso.
- "Corte"- grito el director y por un momento Kyoko se sobresaltó, ya que se había olvidado completamente que estaban en presencia de varias personas – Excelente trabajo Kyoko-chan, Tsuruga-san. Los felicito, no podía pedir mejores reacciones que estas. En serio son todos unos profesionales. Ya pueden ir a sus camerinos.
Ren le quito los amarres de las manos a Kyoko y luego le tendió la sabana que le había arrebatado. A pesar que todos estaban recogiendo, no pasó desapercibido para Ren como la gran mayoría de los hombres presentes trataban de disimular sus erecciones. Nadie tenía derecho a mirar de esa manera a Kyoko, nadie que no fuera él.
- ¿Estas bien? - pregunto dedicándole una sonrisa.
-S…ssi, muchas ggracias- respondió mientras sujetaba con fuerza la sabana contra su cuerpo y bajaba la mirada.
-Creo que mejor deberíamos volver a los camerinos- dijo Ren comenzando a guiarla, aunque la verdad es que solo quería esconder a Kyoko de aquellos que se habían reusado a abandonar el set.
Kyoko en todo el camino no dijo ni una palabra, solo miraba hacia el suelo y escondía el gran sonrojo que se reusaba a abandonar su rostro.
Iba tan entretenida que no noto cuando llegaron, ni como Ren le abrió la puerta, o incluso cuando le puso seguro luego de cerrarla.
- ¿Ren? - pregunto una confusa Kyoko.
-Lo lamento amor- le sonrió Ren con esa mirada típica del Emperador de la noche, mientras le daba un pequeño empujón a Kyoko para que cayera sobre el sofá.
- ¿Ren? - volvió a preguntar, esta vez con un poco de temor.
La mirada de Ren bajo al pecho cubierto de Kyoko. Levanto la mano y los acaricio suavemente a través de la tela. Kyoko soltó la sabana y se arqueo para presionarse con más fuerza contra su palma.
-Te deseo Kyoko, ahora. Me duele no estar dentro de ti. Quiero volver a devorar tus pechos, a saciarme con tu dulce elixir y morir en tus labios.
La mirada hambrienta casi detuvo el corazón de Kyoko. Vio tantas emociones, anhelo, deseo y pasión. Su pequeña lengua salió para mojarse los labios.
Kyoko le deseaba también con la misma o quizás hasta con más intensidad. Le deseo desde que lo sintió devorar sus pechos. Por lo que le envolvió con las piernas y apoyo los talones en sus muslos. Ren se levantó un poco y la punta gruesa de su miembro se colocó contra la intimidad de Kyoko. Su entrada ya estaba mojada tanto por el deseo como por lo sucedido durante la grabación. Ren empujo un poco para empezar a penetrarla. Se deslizo con facilidad entre sus pliegues y entro en ella.
Kyoko soltó una exclamación al sentir como el grosor del miembro de Ren obligaba a su cuerpo a estirarse para acogerlo. Haciéndola sentir llena por completo.
-! Si!- jadeo.
Ren se retiró hasta casi salirse de su cuerpo y volvió a empujarse dentro. Con cada empuje se aseguraba de avanzar en su interior un poco más profundo. Kyoko respiraba con fuerza, pero la sensación de estar tan llena era increíblemente deliciosa. Era tan grande y se sentía tan bien. Sus cuerpos se ajustaban a la perfección.
Se tensó y un suave gemido salió de los labios entreabiertos de Ren. Se miraron a los ojos demostrando todo el amor que sentían.
-Siempre es demasiado bueno estar aquí- le dijo con voz ronca- pudiera morir ahora mismo y estaría satisfecho con esta vida.
Ren comenzó a empujarse más rápido y duro; Kyoko cuando golpeo su eje contra su hinchado clítoris. Su cuerpo estaba completamente excitado, su intimidad estaba muy mojado y sabía que no iba a durar mucho tiempo. Siempre le sorprendía como su cuerpo respondía ante los toques de Ren.
Lo sintió endurecerse más en su interior y aumentar el ritmo; el placer aumento en Kyoko hasta no poder soportarlo. Su vagina se apretó alrededor de su eje y ella grito cuando el clímax se apodero de su cuerpo. Sus músculos se contrajeron y ordeñaron el miembro de Ren mientras este continuaba bombardeando dentro de ella.
Con un gruñido alcanzo su liberación, derramándose por completo en su interior y dejando su rostro caer sobre el pecho de Kyoko. Su boca buscando el delicado cuello para depositar allí pequeños besos.
Aun conectados, Kyoko sentía las pequeñas sacudidas de placer bailando en su interior y una sonrisa adorno su rostro.
Kyoko miro su cabeza oscura, su cara todavía estaba apretada contra su pecho, su calor y su pesada respiración acariciaban su piel. Envolvió sus brazos alrededor de sus hombros y lo abrazo con fuerza.
-Te amo- susurro.
-Como yo a ti, mi princesa- Ren levanto su rostro y le dedico una de esas sonrisas sinceras que tanto amaba Kyoko- Esa sin duda ha sido una de las escenas más difíciles de mi vida- sonrió.
-Ni que lo digas- Kyoko no había hecho nada parecido en su carrera- Sabes, al principio estaba realmente molesta con Moko-san por no decirme nada sobre el personaje que interpretaría, pero me alegra haber cambiado con ella. No puedo creer que sea tu co-estrella en esta adaptación, ni que el director estuviera de acuerdo con cambiar al personaje principal.
Ren solo la observaba y sonreía.
-Me gusta interpretar a dos personajes completamente opuestos. Al principio estaba contenta sabiendo que interpretaría a una Ojou-sama de buena familia que siempre obtenía todo lo que quería, incluyendo al amor de su vida; pero cuando me dijeron que también tenía que interpretar a la dulce e inocente de su hermana, debo reconocer que llegue a amarla mucho más.
Kyoko no cabía de felicidad con los personajes que en tan poco tiempo ya les había dado vida propia. No llevaban ni tres semanas rodando y ya Kyoko podía salir y entrar entre ambas hermanas sin ninguna dificultad.
-Eso quiere decir, ¿que ya no planeas la muerte de tu mejor amiga? - pregunto Ren como quien no quiere la cosa.
Kyoko dio una sonrisa muy amable- Yo quiero mucho a Moko-san y siempre la voy a querer- sin previo aviso, Mio hizo acto de presencia- Pero si ella no hubiese cambiado conmigo y tu hubieses hecho este tipo de escena con ella...- aunque Kyoko dejo la frase incompleta, Ren sabía perfectamente lo que esa cabecita estaba pensando.
-Entonces creo que fue una suerte que le pidiera a Kotonami-san cambiar contigo, ¿no? - pregunto Ren de lo más normal.
Ahora fue el turno de Kyoko de quedarse con la boca abierta y sin poder completar una frase coherente.
- ¿Acaso creías que aceptaría este tipo de escena con cualquier persona que no fuera mi adorada esposa? - y con esto, Ren volvió a atacar los labios de Kyoko para volver a repetir nuevamente, todas las emociones antes vividas.
Si, sin duda todo siempre le pasaba a ella por ser tan ingenua.
Fin
