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En nombre del fallecido foro:

CANON ISLAND

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Algunas personas se acordarán, otras ni lo conocerán, pero hace unos años existía un maravilloso foro acá en ffnet dedicado a las parejas de Fairy Tail, siempre estaba lleno de gente compartiendo, divirtiéndose, retándose con competencias de fanfics, e incluso había campo para un poco de drama, pero llegó un día, a cierta hora centro, en que un tsunami se llevó a las profundidades a la alegre isla y todo quedó sepultado bajó el agua salada del mar de lágrimas de los que disfrutábamos allí... QwQ

Tres personas sobrevivientes de ese tsunami, siguieron sujetas a sus barcos, Stingue, Gruvia y Jerza respectivamente, y un día se encontraron en tierra firme, y decidieron recordar esa isla, así que por eso las tres sobrevivientes decidieron escribir tres fics cada una (Stingue, Gruvia y Jerza), para honrar la memoria de esa ya casi olvidada isla.

*Presione "F" para mostrar sus respetos*

En fin, este fic Stingue en honor a Canon Island es dedicado a la sobreviviente del barco Stingue:

Nymus

Usa la fuerza de los chinos para seguir floreciendo.

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Disclaimer I: Fairy Tail no me pertenece. Pertenece a Hiro Mashima.

Disclaimer II: Fanfic para honrar la memoria del antiguo foro: Canon Island.


Referencias De Lectura:

Narración.

Diálogo.

«Pensamientos»

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Capitulo Único

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Galletas

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Releyó la receta una vez más.

No podía equivocarse en lo más mínimo.

Mientras tanto, los dedos de sus manos hacían girar hábilmente una cuchara de madera esperando su inevitable uso, y justo allí sucedía, con un giro rápido de muñeca para que la punta del mango de la cuchara quedará entre su pulgar y el anular; y luego con otro movimiento rápido de arriba hacia abajo, el sonido esperado llegó.

¡AY! ¡ESO DOLÍO, MALDITA SEA!

Rogue, el chico que leía una vez más la receta frente a él sonrió complacido antes de responder:

No te dolería si dejaras de meter la mano en la masa de galletas.

No, no me dolería si dejaras de golpearme con esa cuchara ―el rubio criminal se sobaba su mano y lo miraba con reproche.

Entonces deja de robar de la masa, me tardé una hora para que saliera como debía, y si sigues comiéndola no quedara para todas las galletas que tenemos que hacer ―soltó un suspiro, volvió a mirar al ladrón y lo señaló con la cuchara entre sus dedos―. La próxima te golpearé de verdad, Sting, y te sacaré de una patada, no me dejas concentrar para la segunda receta.

Pfft ―rechistó Sting―, estás exagerando, apenas comí un poco.

¡Tenía dos kilos en esa báscula y ahora hay poco más de medio kilo! ―casi gritó―. Lo digo en serio, te va a doler el estómago si sigues así y yo no voy a andar de enfermero, así que compórtate y pásame la mantequilla ―frunció el ceño al ver que el otro ni se movía― Sting... juro que si estas galletas salen mal te echaré toda la culpa y dejaré que la señorita Minerva se encargue de tu castigo ―ante esas palabras, Sting no pudo evitar ponerse en acción.

La última vez que su jefa Minerva lo había castigado no pudo sentarse por varios días.

Tampoco es para que exageres.

No exageraría si alguien me hubiese dicho que la señorita Minerva nos había dejado esta tarea a nosotros más temprano y no a última hora de la mañana.

Es tu culpa por no haber venido ayer a trabajar ―le sacó la lengua y le pasó la mantequilla, luego sonrió conciliador al ver al chico de cabello negro y harina en la cara fruncir el ceño―. Está bien, está bien, era tu día libre, es mi culpa, lo acepto, ya no te enojes, Rogue ―le cerró un ojo y el otro solo soltó un suspiro de fastidio y volvió a concentrarse en la receta de galletas de chispas de chocolate que tenía enfrente.

Sting aguantó una carcajada.

Rogue neurótico era el mejor Rogue.

Oye, ¿crees que se hornearan a tiempo? Es un pedido muy grande, además ¿Quién demonios hace recepción de boda en la mañana?―preguntó mientras lo veía pesar la harina con ojo crítico, el chico de cabello negro agregaba la harina de cucharadita en cucharadita al tazón de vidrio sobre la báscula.

No tardan mucho en el horno, el problema es que son demasiadas tandas de galletas diferentes ―quitó una fracción de cucharada del tazón y luego cambió el tazón por uno limpio para medir el azúcar―. Me falta hacer la masa de cuatro tipos más, y no deberías quejarte, la señorita Minerva estaba orgullosa de recibir el pedido, y además ella también es invitada a esa recepción.

Sting ahogó un bostezo.

Claro, por eso nos dejó a nosotros a cargo para irse al salón de belleza en lugar de trabajar ―refunfuñó― Y tú ya habrías terminado si dejarás de medir tanto, en serio, Rogue, solo echa por tazas ―el criticado dejó de ver los números en la báscula para mirarlo molesto, Sting sintió un escalofrió y agregó―, solo digo que...

Antes de poder terminar, un puñado de azúcar le cayó en la cara.

Sorprendido por el ataque, el rubio pestañeó varias veces.

¿Pero q-qué... demonios?

Deja de fastidiarme y ponte a trabajar ―lo señaló de nuevo con la cuchara de madera―. Última advertencia, en lugar de estar fastidiando estira la masa de galletas de mantequilla y córtala con los moldes de estrellas.

Sting decidió callarse su réplica y hacer caso ante la mirada que le estaba dando.

Como sea... ―susurró y comenzó a estirar la masa con un rodillo en la mesa de elaboración grande, cuando Rogue se ponía así no había campo para bromas ni para coqueteos, y bueno, tampoco podía culparlo, la pastelería y cafetería abrían en un par de horas y habían varias bandejas de galletas que debían de estar listas antes de abrir.

Rogue lo observó por varios minutos para asegurarse de que había entendido que hablaba en serio, al verlo diligente sonrió complacido y retomó sus propias tareas, sin embargo, cuando pasaron quince minutos y no escuchó a Sting hablar de nuevo, se preocupó, nada bueno salía de un Sting en silencio por mucho tiempo, así que con disimulo volteó a verlo, pero para su sorpresa, el chico seguía estirando la masa diligentemente.

«Vaya... parece que fui algo excesivo al regañarlo» pensó y se sintió un poco culpable, si bien era verdad que Sting jugaba mucho a la hora de trabajar, también era cierto que él sí hacía su trabajo correctamente, de no ser así Minerva ya lo habría echado hacía mucho tiempo.

«Tal vez no debí ser tan violento» Continuó pensando Rogue mientras mezclaba las chispas de chocolate en la masa y miraba de vez en cuando al diligente Sting que ya comenzaba a cortar con los moldes de galletas. «Tal vez debería disculparme...» se dijo cuando Sting metió una bandeja completa en el horno.

De verdad se estaba esforzando.

Y así, con un suspiro de resignación, Rogue asintió para sí mismo y como una ofrenda de paz para el rubio, agarró una cuchara y tomó una generosa porción de la recién terminada masa para las galletas de chispas de chocolate y se acercó despacio al trabajador chico; sin embargo, antes de iniciar su disculpa, se detuvo, se devolvió a su lugar de trabajo, dejó la cuchara de la paz y tomó la cuchara de madera, se acercó a Sting y lo golpeó en el trasero con ella.

¡AYYHHYMMYMM! ―chilló el rubio que apenas y había podido gritar al tener la boca llena de la masa para galletas que debería estar solo cortando y no comiendo.

¡NO PUEDO CREERLO! ―Rogue lo golpeó de nuevo y Sting tiró al suelo parte de la masa mal masticada que tenía en la boca, si no fuese por lo molesto que estaba porque se había sentido culpable por regañarlo hacía un momento, Rogue se hubiese puesto a reír al verlo con esa cara de hámster con mejillas rellenas de comida.

¡ESOMH DUELEMH!

¡TE VA A DOLER MÁS CUANDO MINERVA TE META EN EL HORNO POR NO TENER LAS GALLETAS LISTAS!

¡ELAMH NO HARIAMH ESOMH!

¿No? ―Rogue entrecerró los ojos y se cruzó de brazos―. ¿Estás seguro que no? Estamos hablando de Minerva, pero si quieres podemos comprobarlo, cómete lo que queda de la masa y dile porque las galletas de mantequilla no están listas cuando ella llegue. Vamos, come, me encantará verlo. ¡Te reto!

Sting hubiese tragado grueso de no ser porque se habría asfixiado de haberlo hecho.

Rogue tenía razón, Minerva si era capaz.

Soltó un resoplido y con dificultad trató de tragarse lo que tenía en la boca.

Bien, ya no comeré más... ―aceptó con la actitud de un niño berrinchudo―. No le digas a la señorita Minerva nada de esto.

No le diré con una condición ―lo amenazó.

¿Qué te de un beso? ―coqueteó y recibió una mirada antipática del pelinegro.

Así que elegiste la muerte... ―Rogue respondió y volvió a su lugar de trabajo.

¡No, espera, era una broma! ―Sting se acercó a Rogue para tratar de persuadirlo con suplicas, pero el chico de cabello oscuro lo ignoraba mientras formaba las galletas y llenaba tres bandejas completas― Vamos, Rogue, sabes que solo fue una broma, vamos mírame, soy yo, Sting, mira, tu amigo, tu compañero, tu inquilino, tu cómplice ―y agregó con un tono sugerente― tu amante...

Rogue puso los ojos en blanco y metió las tres bandejas en el horno.

Rogue, por favor... si le dices a Minerva y ella me mata. ¿Quién te despertará en las mañanas con cariño, eh? ¿Eh, dime? ¿Quién?

Hasta donde sé yo me despierto primero siempre ―respondió mientras comenzaba una nueva masa.

Bueno sí ―dijo Sting rascándose la cabeza―, ¿pero quién prepara el café?

Yo ni tomo café.

Bueno, eso sí, pero... ¿Quién te deja agua caliente en el baño?

Yo uso agua fría.

¿Quién te ayuda a estudiar?

Tu solo copias mi tarea.

¿Y qué tal del almuerzo, quién lo prepara?

Almorzamos y cenamos en el trabajo, Minerva lo hace.

Ah, sí, pero... ¡AJA! ¿Quién lava la ropa?

Yo lavo la mía desde que echaste cloro en mi ropa negra.

Demonios... ―Sting se quedó pensando un rato más y luego de varios minutos miró a Rogue de manera desconcertada―. Rogue, hablando en serio, ¿por qué vives conmigo?

Ante la cara y pregunta sincera de Sting, Rogue no pudo evitar reír.

Es obvio ¿no? ―lo miró con una ceja alzada―. Porque Fro se lleva bien con Lector.

La cara de Sting fue de shock total.

Rogue volvió a reír.

Pon esto en bandejas, nos quedan diez más, tenemos un pedido grande para la recepción de la mañana de la boda de Erza y Jellal ―le ordenó al chico en shock y comenzó con otra masa más, sin embargo al ver que Sting pasaba de una cara de shock a una dolida, no pudo evitar agregar:― Además, es divertido vivir a tu lado, aunque a veces seas un idiota que solo puede tragar masa para galletas en lugar de trabajar.

Ante esas palabras, la cara de Sting se iluminó con una de sus sonrisas.

Rogue suspiró.

Esas sonrisas fueron las que lo metieron en ese embrollo llamado noviazgo que tenía con Sting desde hacía un par de meses.

Esa maldita sonrisa.

Así que te gusto, ¿eh? ―dijo el rubio comenzando a rellenar las bandejas―. Bueno, es obvio, soy apuesto y cariñoso, y por si tenías dudas te digo que tú también me gustas, me gusta especialmente que pareces un gato huraño en el exterior pero un par de cariñitos y ya te pones a maullar palabras de amor.

¡Solo trabaja y cállate! ―respondió Rogue sonrojado y apenado, era increíble lo rápido que Sting se recuperaba de un bajonazo, no debió haberle dicho nada al verlo dolido.

El rubio rió y siguió con su trabajo en silencio, apenas y podía concentrarse por ver a Rogue con orejas rojas tratando de concentrarse en otra receta.

Un par de minutos de trabajo silencioso después, Rogue habló:

¡Y yo no maúllo palabras de amor! ¡Para empezar no soy un gato!

Pero te alteras como uno, ¿eh? Mira, mira, se te erizó el pelo, además no recuerdas el poema que me escribiste. ¿Cómo era que decía? Ah sí, me describiste como un rayo de sol de la mañana que se filtra entre las cortinas de una habitación oscura ―se burló divertido poniendo más rojo al pelinegro.

¡Estaba borracho cuando escribí eso! ―trató de defenderse, pero su tono un tanto más agudo de lo que debería solo dejaba ver la verdad detrás de su mortificación.

¿Acaso no sabes que la sinceridad de los borrachos es legendaria? Así que sí es verdad que piensas que soy un rayo de sol de la mañana ―le cerró un ojo.

¿¡Sabes qué!? ―dijo tratando de controlar sus emociones―. ¡Sí, lo eres! Eres un rayo de sol en la mañana! ¿Y sabes por qué? ―lo miró con un intento de sonrisa maliciosa―. ¡Porque eres jodidamente molesto! ¡Todo el mundo lo sabe! ¡Cuando un jodido rayo de luz te pega en la cara y no te deja dormir, es lo más molesto del mundo! ¡Así que sí, lo eres! ¡Un fastidioso rayo de sol en la mañana que no te deja dormir tranquilo! ¿Feliz? ―lo miró retador.

Sting respondió a su reto echándose una cucharada de masa de galletas a la boca.

Rogue lo miró incrédulo y abrió la boca para regañarlo, pero Sting lo interrumpió al hablar frunciendo el ceño.

Que amargo...

¿Qué? No puede ser... medí cada cantidad tres veces ―Rogue se acercó y lo miró preocupado― Probaré yo la masa.

Sting le acercó una cuchara a la boca, pero lo único que Rogue sintió contra sus labios, fueron los labios de Sting.

«Maldito sea...» pensó Rogue al entender lo sucedido, sin embargo, no tuvo ningún problema en devolverle el apasionado beso, y cuando terminó el beso, lo miró con el ceño fruncido.

Oh, en realidad es dulce ―dijo Sting.

¡No tenías que mentirme con la masa!

¿Quién mintió con la masa?

¡Tu dijiste que estaba amarga!

Yo no dije que la masa estaba amarga, cuando dije "que amargo", me refería a ti ―le cerró un ojo―, por eso quise comprobarlo, y déjame decirte que en realidad sigues tan dulce como tus poemas.

Rogue puso los ojos en blanco, y al escuchar la risa de Sting, sintió que algo se apoderaba de su cuerpo, así que sin meditarlo mucho, lo empujó contra la mesa de trabajo vacía, lo sujetó de la camisa del uniforme y lo besó con fuerza, Sting estaba tan sorprendido de la acción que no pudo evitar que su cara se pusiese totalmente roja, pero, al igual que Rogue la primera vez, simplemente se dejó llevar al sentí el movimiento de sus labios, la humedad de su lengua y la dulzura de su sabor.

Definitivamente, lo que ellos tenían era más dulce que las galletas que horneaban.

Y hablando de hornear...

¿¡Por qué demonios mi cocina huele a quemado!?

Ups...

...La temible dueña de la repostería usó contra ellos una inusual cuchara de cocina...

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Gracias por leer.

Recuerden hacer feliz a una ficker dejando review

nwn

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Rincón De La Escritora En Proceso:

¿Qué puedo decir? Soy básica y cursi. 7v7r Y ellos y el prompt que me tocó en la rifa, se prestan para el fluff ñoño que me gusta escribir.

Y sí, tengo que meter Jerza aunque sea en una línea porque si no me muero, es así, no puedo cambiar. Lol.

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Gracias por leer.

Adieu!

.o./

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