Disclaimer: Ni Evangelion ni sus personajes me pertenecen.

Cuando llega la penumbra

Con lentitud, todavía no estando segura de estar haciendo lo correcto, Asuka continuó caminando por los pasillos de la base de Nerv dirigiéndose a la sección médica de las instalaciones. Anoche, por más que el cansancio hacía trizas su cuerpo, la pelirroja, incapaz de conciliar el sueño, no pudo dormir al recordar, una y otra vez, los eventos dados en los últimos días gracias al doceavo ángel.

Rodó sobre sí misma en la cama incontables veces, trató de hallar algún consuelo superficial como lo había hecho en el pasado al no conseguir brillar en el campo de batalla; sin embargo, aquel placebo que alivió su dolor en tantas ocasiones, para su infortunio, ya estaba empezando a perder su efectividad. Nada aplacó su enojo y frustración, lo cual, sin remedio, la hizo encarar la realidad.

Harta de moverse de un lado al otro, Asuka, sentándose en su litera, miró la brillante luna a través de su ventana recordándose a sí misma cuando emprendió el largo viaje hacia Japón desde su natal Alemania. Ya no era esa Asuka confiada y segura de sí misma que esperaba convertirse en la salvadora de la humanidad, aquella Asuka, con el paso de los meses, fue desmoronándose al fallar.

En su primera pelea contra un ángel necesitó del apoyo de Shinji, aquello, como si fuese una burla del destino, le resultó de lo más irónico ya que fue ella misma quien le insistió en acompañarla. Cuando al fin se estableció en el departamento de Misato, presentándose el siguiente ángel a vencer, la historia se repitió viéndose obligada a trabajar con Shinji, otra vez, para ganar.

Y para terminar de destrozar sus ilusiones de triunfar sin ayuda, a partir de su cuarto encuentro con una de esas criaturas monstruosas, Ayanami se unió a ellos combatiendo los tres en equipo. Su tan ansiada victoria en solitario que durante años la motivó y la impulsó hacia adelante, simple y llanamente, nunca llegaría. Jamás ganaría ella sola, siempre necesitaría de los demás.

– ¿Por qué estoy aquí? –Deteniéndose, aprovechando la fría y dolorosa soledad de aquel largo pasillo, la germana se reclinó en una pared para hablarse a sí misma– ¿por qué debería importarme el bienestar de ese grandísimo estúpido?

Si bien era cierto que fue la encargada de eliminar a un ángel dentro de un volcán, al ser su orgullo y su soberbia tan grandes, dicho triunfo, siendo hostil con ella misma, no contaba. Asuka quería lucirse; quería que todos vieran con claridad lo impresionante y tenaz que era; por ello, matar a un ángel patético en un sitio donde nadie más que ella podía ver la contienda, no era lo que deseaba.

Y al pensar en ese día, destruyendo aún más aquella idea de que era invencible y autosuficiente, Shinji, arriesgando su propia vida al sumergirse en la lava sin protección, fue el responsable de sacarla de allí cuando la muerte ya la tenía atrapada. El mismo Shinji Ikari que se moría de miedo ante cualquier cosa, fue quien se armó de valor para rescatarla del abismo y traerla de regreso.

Ella le debía la vida.

Sin él, ya estaría muerta.

Esa deuda, pensaba Asuka, la saldó cuando ella lo protegió del ácido corrosivo del noveno ángel; no obstante, por más que no le gustara aceptarlo, haberle dado resguardo de aquel abrasivo líquido era algo insignificante en comparación con lo que él hizo por ella. De no haber sido por Shinji, la gran Asuka Langley Soryu sólo sería un nombre esculpido en una olvidada y estéril lápida.

Odiaba admitirlo, pero sus dotes como piloto no eran tan fabulosos como ella creía. Era buena, de eso no había duda, pero alguien como Shinji, que carecía de la preparación y entrenamiento que ella llevó en Alemania, tenía resultados mucho más extraordinarios y efectivos que los suyos. Tal conclusión la enfurecía, era una puñalada directa y letal a su frágil estabilidad emocional.

Pilotear su Unidad 02 era lo único que la mantenía con vida, era su propósito y su razón de despertar todas las mañanas. Si no podía cumplir con dicha misión como se esperaba de ella, entonces, trágicamente, eso significaba que era una inútil y un estorbo para Nerv. Si no empezaba a cosechar victorias, sólo era cuestión de tiempo para que la reemplazaran y la olvidaran.

Y si la humillación ya no era suficiente, anteayer por la mañana, antes de comenzar toda esta locura, Shinji, sin tan siquiera hacer el intento, consiguió alcanzar y superar sus estadísticas de sincronización en una de las tantas pruebas de rutina que les aplicaban. De ser un novato pusilánime y sin experiencia, Shinji, con rapidez, se estaba convirtiendo en un valeroso piloto.

– ¿Cómo se atreve a superarme? –Rabiosa, conteniendo las lágrimas, Asuka volvió a murmurar para ella misma sintiéndose abandonada y relegada por los demás– ¡no es posible que alguien como él haya podido vencerme!

Reanudando su caminata, todavía sin saber por qué continuaba avanzando por aquel pasillo, Asuka evocó cuando el más reciente enemigo se manifestó en Tokio-3 como ya era usual; empero, a diferencia de todos los ángeles que combatieron antes, este resultó ser un adversario con una naturaleza inigualable y casi imposible de derrotar. O al menos eso se pensó en un principio.

¿No sería mejor que Shinji fuese quien atacase primero al ángel?

Escuchándose a ella misma, Asuka, sin dejar de caminar, rememoró el inicio de la batalla.

¿Qué dijiste, Asuka? –Shinji, sorprendido, le cuestionó al escuchar sus palabras.

Sólo estoy diciendo que deberías atacarlo tú primero; después de todo, fuiste quien obtuvo el mejor puntaje en las pruebas de sincronización–no pudiendo mostrar públicamente que aquello le afectaba, Asuka, cegada por la rabia y la impotencia, sólo buscaba la manera de sobresalir para restaurar su máscara de seguridad– ¿o acaso crees que no eres capaz de vencerlo tú solo?

¡Claro que puedo hacerlo!

Aquella respuesta confiada y arrogante por parte de Shinji la sorprendió, jamás hubiese imaginado que él caería en sus provocaciones con tanta facilidad; sin embargo, en lo más profundo de su conciencia, Asuka sabía que tal sugerencia era una terrible idea. Shinji podría terminar gravemente herido, o, peor aún, morir si fallaba en ganar. Aún así, necesitando validar su ego, no retrocedió.

Y siendo esa una de las razones que le impidieron dormir anoche, Asuka, invadida por un inmenso arrepentimiento, oyó de nuevo en su cabeza los gritos angustiados de Shinji al ser absorbido por la sombra del ángel al ser tomado por sorpresa. Lo escuchó gritar pidiendo auxilio una infinidad de veces, aquel fue su castigo por haber sido tan envidiosa y estúpida al sentirse desesperada.

Sí, desesperada. Desesperada al ver como todo su mundo se venía abajo como un castillo de naipes; desesperada al observar como Shinji la iba dejando muy atrás sin importar cuánto corriera para alcanzarlo. Fue ese el sentimiento que la condujo a cometer aquella estupidez, fue tan egoísta que solamente pensó en su bienestar sin darse cuenta de lo incorrecto de sus acciones.

Shinji le había salvado la vida.

Ahora ella lo estaba enviando a la muerte.

Horas más tarde, cuando la luz del sol decidió retirarse, tanto Misato como todos los demás se reagruparon en un esfuerzo conjunto por encontrar una manera de vencer al ángel, y también, por más improbable que fuese, hallar un método que pudiese rescatar a Shinji. Asuka, guardando silencio, miró el rostro preocupado y tenso de Misato, en su cara veía el dolor de lo que sucedía.

Misato, en la mayoría de las ocasiones, se comportaba como una mujer despreocupada que sólo pensaba en abrir otra lata de cerveza o en ausentarse toda la noche para salir con Kaji; aunque, cuando se trataba de Shinji, ella cambiaba de actitud actuando como una madre sustituta que únicamente quería lo mejor para él. Y Asuka, con algo de rencor y envidia, miraba aquello con ira.

Sabía perfectamente que Misato conocía su trágico pasado, tenía la seguridad gracias a los años que vivieron juntas en Alemania antes de que ella fuese transferida de regreso a Japón; aún así, no recibiendo nunca la misma gentileza que Misato mostraba para Shinji, Asuka, viéndose obligada a vivir y a lidiar con ella, la hallaba más interesada en emborracharse que en preocuparse por ella.

Volteándose, observando a Misato de soslayo, Asuka atestiguó como ella no apartaba su mirada de la flotante sombra del ángel que absorbió a la Unidad 01; entretanto, con ahínco, meditaba sobre alguna forma para salvar a Shinji. Y al recordarlo, reavivándose su remordimiento, Asuka se giró queriendo ocultar su expresión cargada de auténtica zozobra de todos los allí presentes.

¿Y si Shinji nunca volvía?

¿Y si Shinji ya se encontraba muerto en ese preciso instante?

¿Y si no podían ganar esta batalla porque su mejor piloto ya no estaba con ellos?

Fue su culpa todo lo que ocurrió. Si bien Shinji fue muy tonto en caer en sus instigaciones, fue ella quien encendió la mecha que terminó haciendo explotar aquel barril con pólvora. Era un verdadero milagro que ni Misato ni el Comandante Ikari le hayan reprendido o castigado hasta el momento, la lógica, con su rígida naturaleza, dictaba que como mínimo debería estar en prisión.

Sin embargo, por más que fuese culpable de la encrucijada que estaban tolerando, ella continuaba con libertad. Y al ver cómo sería su existencia y su mundo sin Shinji, Asuka, empezando a sentir un nuevo nivel de soledad, juraría que percibía la presencia de una muñeca merodeando en sus cercanías justo cuando más le dolía la ausencia de él.

Aquello era algo inaudito, era imposible que en verdad le doliese que ese estúpido no estuviese allí; no obstante, no pudiendo engañarse más a ella misma, Asuka se reconocía con franqueza lo mucho que Shinji se había colado en su interior, llegando, al extremo, de afectarle su desaparición. Echaba de menos su voz insegura, su cara aniñada y el sonido de su violonchelo en el aire.

Ni ella misma era capaz de explicar cuándo Kaji empezó a diluirse de sus pensamientos; en tanto Shinji, ganando más fuerza, fue consolidándose en el pedestal donde antes su tutor era inamovible. Shinji no era como Kaji: no era confiado, ni seguro, ni varonil, ni galán ni sexy. Pero si era como ella: roto por la tristeza, herido por el abandono y asustado por la cruel indiferencia.

Kaji era una fantasía infantil.

Shinji era la realidad sin tapujos.

Le gustaba Shinji, ese era un hecho que la reconfortaba y al mismo tiempo la atormentaba. Durante mucho tiempo pensó que necesitaría verse como una adulta para ser aceptada por los demás, por ello intentó con tanta insistencia que Kaji la viese como una mujer a quien amar; empero, los sentimientos que Shinji le despertaba, le hacían ver que todavía era una niña.

Oye Shinji, dame un beso…

Trató de llamar su atención en infinidad de veces, primero con gritos e insultos porque no tenía otra mejor idea, al fracasar éstos, comenzó a utilizar su propio cuerpo como un inmenso letrero que esperaba que él leyera. Usó ropa holgada deliberadamente cuando estaban solos en el departamento, incluso, aquel día en la piscina, se inclinó ante él mostrándole sus senos en bikini.

Pero cuando nada de eso funcionó, cuando Shinji no atravesó el Muro de Jericó que ella quería que rompiese, Asuka, sujetando el toro por los cuernos y con un cuchillo entre los dientes, se atrevió a tomar la iniciativa siendo aún más directa con Shinji. Se vio obligada a retarlo, ya que ese era el único modo en que Shinji reaccionaba, y al estar cara a cara con él, todo se hizo pedazos.

Shinji no la abrazó, no la rodeó con sus brazos mientras se besaban, no hizo ningún movimiento quedándose parado como una estatua en tanto sus labios se mantenían unidos. Luego de treinta segundos de nada, Asuka, separándose de él, corrió al baño para esconder sus lágrimas de Shinji, no quería que la viera abatida ni llorando por su inacción; no quería que viera su verdadero yo.

Se estaba enamorando de un completo idiota, pero lo que más le afectaba era que Shinji no le hubiese dado el amor que con tanta hambre y urgencia necesitaba de él. Así pues, renunciando a sus cavilaciones, no queriendo que nadie descubriera que se preocupaba por Shinji, Asuka apretó sus puños dispuesta a hacer un gran escándalo para mantener en pie su máscara de arrogancia.

Y no existía mejor manera para hacerlo que hablar mal del chico que trastornaba su mente y corazón.

¡Fue un estúpido, esto es lo que se ganó por creer que podría vencer él solo!

Aprovechando que un amplio silencio que se había establecido en los alrededores, la alemana, sabiendo que su estridente voz llamaría la atención de los demás, no dudó en despotricar contra Shinji a todo pulmón. Entre más rabiosa lo insultara, pensaba Asuka, con más fuerza aplastaría los sentires que el piloto de la Unidad 01, sin que pudiese detenerlos, provocaba en ella.

¡Recibió su merecido por haberse atrevido a tener una sincronización mejor que la mía! –Girándose de manera dramática, deseando que Misato y compañía la vieran directamente, Asuka dibujó el mejor semblante arrogante que sus facciones pudiesen darle– ¡no cabe duda que fue un completo tonto!

Sin que se lo esperase, siendo un resultado accidental pero que le ayudada a construir la cortina de humo que estaba levantando, Ayanami, harta de sus blasfemias hacia Shinji, se plantó ante ella con un rostro serio y molesto, que contrastaba, abismalmente, con su típica expresión plana y vacía de siempre. Y Asuka, sacándole provecho a dicha reacción, no se demoró en enfrentarla.

¿Qué te pasa? –Gritándole directamente a Rei, Asuka, liberando un ápice del desprecio que sentía por la piloto del prototipo, se comportó como una mocosa malcriada– ¿acaso te molestan mis comentarios contra Shinji, niña maravilla?

¿Por qué piloteas tu Eva? –Con un tono de voz calmado que discrepaba con las rabietas de la pelirroja, Rei Ayanami, golpeándola en una fibra sensible, le hizo una pregunta sencilla pero vital– ¿sólo lo haces para recibir la aclamación de los demás?

¡No quiero la aclamación de nadie! –Mintiendo, sabiendo lo importante que era ser apreciada por el resto, Asuka no podía darse el lujo de ser desenmascarada por Ayanami frente a todos– ¡solamente necesito mi propia satisfacción!

La discusión hubiese seguido escalando peldaños de no haber sido por Misato, quien, estando muy cansada como para tolerar una ridícula pelea, la terminó de inmediato con sólo ordenarles que se callaran. Luego de eso, separándose Ayanami y Asuka para tranquilizar los ánimos, por el resto de las próximas horas todo el personal de Nerv se enfocó en idear un plan de ataque contra el ángel.

Para Asuka, su corta actuación fue exitosa al lograr engañarlos con su falso ultraje hacia Shinji. Sin embargo, como el placebo que fue, aquella pantomima fue perdiendo efecto a medida que la noche se convertía en madrugada y los recuerdos de Shinji fueron resurgiendo de donde los sepultó poco antes. Si la crisis no se resolvía pronto, Asuka, con sinceridad, creía que enloquecería.

El sólo hecho de imaginar el hipotético funeral de Shinji empezaba a hacer mella en su cabeza, y como si viniese desde el inframundo para atormentarla aún más, el fantasma de Shinji comenzaba a esbozarse junto a la silueta de la muñeca de su madre que, columpiándose con una sonrisa macabra en sus labios, la miraba atentamente haciéndola sentir pequeña, sola e indefensa.

La sensación de protección y resguardo que Kaji le ofrecía en un principio hacía mucho que se desvaneció, Shinji, al ser igual que ella, le brindaba la esperanza de hallar una solución nueva que rompiera la coraza que construyó sobre ella para protegerse; empero, al evocar que Shinji nunca respondió a sus insinuaciones, la furia volvía a apoderarse de sus emociones nublando su juicio.

La mente de Asuka era un completo torbellino de caos, el que fuese un tibio y juvenil enamoramiento hacia Shinji había crecido mucho más de lo que ella hubiese pensado; sin embargo, no evolucionado por buen camino, al no saber cómo expresarse correctamente, las expectativas que ella puso sobre él solamente propiciaron que Shinji no supiese responderle.

Ante dicha falta de respuesta, la inestable psique de Asuka, interpretándolo como un rechazo, comenzó a resaltar los aspectos negativos de Shinji. Así fue como la impotencia de verse superada en combate por Shinji, inició, de modo imparable, a carcomer la confianza y seguridad de Asuka. Tanta ambivalencia; tanta dualidad, provocó que Asuka se pusiese en contra de sí misma.

Shinji la salvó de morir.

Shinji la humilló al superarla.

Shinji le despertaba el deseo de acercarse a él.

Shinji con su maldita inacción la instaba a alejarse de él.

– Tal vez nunca debí haber venido a este maldito país; tal vez debí haberme quedado en casa…

Regresando brevemente al presente, Asuka, sin darse cuenta, ya había acabado de recorrer todo el pasillo del pabellón médico de la base, llegando, exactamente, hasta la habitación donde Shinji Ikari se mantenía hospitalizado mientras se reponía de su milagrosa e inexplicable resurrección. Dicho evento, aliviándola pero también destrozándola, seguía revoloteando en su memoria.

Cuando la Fuerza Aérea de la ONU se preparaba para desatar un bombardeo infernal sobre el ángel, tal criatura monstruosa, retorciéndose y convulsionándose, tomó desprevenidos a todos al no comprender lo que sus ojos observaban. El ángel, como si estuviese siendo despedazado desde sus entrañas, fue desgarrándose derramando litros y litros de sangre sobre las calles de la ciudad.

Y para cuando los jadeos asombrados parecían no poder seguir más, un brazo enorme, saliendo del sangrante ángel, dejó sin palabras a propios y a extraños quienes meramente pudieron seguir mirando aquel grotesco y dantesco espectáculo. Asuka, no siendo la excepción, mantuvo su vista fijamente clavada en lo que veía empezando a formarse un nombre en su boca antes de musitarlo.

Shinji…

Un rugido, poderoso y bestial no perteneciente a este mundo, retumbó en los oídos de los allí presentes al provenir de la gigantesca garganta del Evangelion Unidad 01. Así pues, habiendo matado al enemigo que lo aprisionó hasta el amanecer, el Eva 01, liberándose por completo, aterrizó en suelo firme dándose un baño sangriento sin parar de rugir al remarcar su superioridad.

Sabiendo, sin temor a equivocarse, que Shinji seguía vivo, una parte de Asuka experimentó un profundo alivio al ver que su estupidez no desembocó en su muerte; no obstante, presenciando como Shinji, otra vez, demostraba que era más valioso que ella en acción, la envidia y el miedo de Asuka a ser reemplazada la hizo a morderse la lengua hasta casi cortársela ella misma.

¿Cómo demonios lo hacía?

¿Cómo diablos lograba Shinji triunfar cuando era imposible ganar?

¿Cómo alguien sin el entrenamiento y la preparación adecuada era el mejor de todos?

Con esas preguntas atormentándola, Asuka, parándose frente a la puerta que la separaba de Shinji, se quedó allí por unos segundos debatiendo si debía entrar o no. Ansiaba verlo para comprobar su estado y disculparse por haber sido tan idiota en primer lugar; empero, no teniendo la voluntad para deshacerse de su orgullo, tal disculpa bienintencionada nunca vendría de ella.

La increíble pericia de Shinji como piloto le enfurecía a niveles inimaginables; aunque sus destrezas musicales y gastronómicas le eran de verdadero agrado. Se había enamorado de él por ser quién era como persona pese a sus falencias, pero odiaba que él fuese más exitoso que ella en la que era su única razón para existir. Eso último, por más que la enojase, resaltaba sus propios problemas.

Sin duda alguna, Shinji Ikari sacaba a relucir lo peor y lo mejor de sí misma.

Ella, debajo de su armadura de chica insoportable y altanera, era en realidad sólo una niña perdida que apetecía afecto y cariño sincero, si tan sólo tuviese el coraje de quitarse esa pesada carga de encima, podría entrar en el dormitorio de Shinji para visitarlo. Pero armándose de valor, el mismo que empleaba al luchar, Asuka, con lentitud, fue moviendo una mano hacia el pomo ante ella.

Con sinceridad quería avanzar; quería liberarse de las cadenas que ella misma se impuso y que tantísimo daño le producían. No deseaba olvidar más su pasado; sino que deseaba encararlo para darle un cierre que la dejara vivir el resto de su vida en paz. No pretendía que Shinji curara sus heridas mágicamente, pero al menos anhelaba contar con su apoyo y compañía en el camino.

Un camino lleno de espinas y púas que crujirían bajo sus pies al transitarlo; sin embargo, con cada pisada que diese, se acercaría cada vez más a la salida.

– ¡Ahh!

Por desgracia, cuando por fin había reunido un poco de valentía para salir del túnel, el destino, riéndose de ella, escupiéndole en el rostro, destrozó su endeble deseo cuando la puerta se abrió de golpe topándose con Rei Ayanami ante ella. Todo ocurrió tan deprisa que Asuka, reaccionando como una liebre, saltó hacia atrás saliendo del campo visual de Shinji y Rei.

Ayanami, sin darle importancia, salió del recinto sin hablarle recorriendo el mismo sendero que ella pero a la inversa. Asuka, sintiendo su corazón latiendo con vigor en su pecho, se reclinó contra la pared oyendo las tímidas carcajadas de Shinji ante su reacción. Y como si su enfado no fuese ya notorio, descubrir que Rei visitó a Shinji antes que ella fue como atizar las llamas del infierno.

Seguía siéndole un misterio cómo una misma persona podía hacerle sentir tanta atracción y aversión al mismo tiempo; no obstante, si al menos hacía el intento, podría llegar a un punto medio donde su felicidad no dependiera completamente de él, pero, al tenerlo a su lado, Shinji sería la energía que la motivaría a continuar hacia adelante sin importar los duros obstáculos.

Estaba cansada de huir de sí misma; cansada de fingir fortaleza ante los demás todos los días, así pues, no queriendo que Ayanami le tomara ventaja, Asuka se dispuso a dar un salto de fe atreviéndose a renunciar a su escondite para que Shinji la viese claramente. Y al verla, todavía acostado en su cama de hospital, Shinji; pese al cansancio, le dedicó una suave sonrisa.

Asuka, como si pasase de un universo a otro, dio un paso hacia al frente cerrando la puerta a sus espaldas deseando privacidad. La pelirroja; pese a sus conflictos internos, quería unos minutos a solas con él para hablar, y allí, en la soledad de aquel rincón, al menos por un instante, fueron los únicos habitantes del mundo. Tal cosa, sin saberlo, fue un presagio del futuro que les aguardaba.

Para bien y para mal; con sus virtudes y defectos, ambos, para siempre, ya estaban unidos el uno al otro.

Fin

Hola, les agradezco mucho por haber leído esta pequeña historia. Como es bien sabido por todos, es a partir del capítulo dieciséis cuando la parte más oscura y seria de Evangelion comienza; después de este episodio, ya no hay vuelta a atrás. Y hablando específicamente de Shinji y Asuka, con la llegada de Leliel, pienso que es cuando las cosas empiezan a oscurecerse para ellos dos.

Me resultó muy difícil tratar de explorar y describir esa dualidad que ella siente hacia Shinji, creo con convicción que ella estaba enamorada de él en ese punto de la historia, pero fue un golpe muy duro para su orgullo que Shinji empezase a superarla cada vez más. Por esta clase de dificultades, desde que redescubrí Evangelion, lo que más deseé fue verlos libres de dolor y felices al final.

La serie original es muy debatible y discutible en ese sentido, ni mencionar cómo terminó Rebuild, pero al menos para mí, sin importar lo que diga o haga Hideaki Anno, ellos dos siempre acabarán resolviendo el dilema del erizo que muchísimo daño les hizo y encontrarán la felicidad que tanto se merecen. Me despido por el momento, muchas gracias por leer y hasta la próxima.