En febrero hubo un temblor en Japón, vi la noticia al pasar en mi instagram pero no le di mucha importancia. A las horas Cami me lo comenta, yo respondí diciendo algo como "si es normal allá... deberíamos escribir un fic Giyushino en un tifón o temblor" y aca estamos...
A Cami por la idea disparadora, por sus fics, las lluvias de ideas (sobre todo las sucias) y por su amistad.

A mis tres musas y heroinas que siempre vienen en pack, quienes me dan vida con su arte constantemente y quienes me apoyaron mucho con esta idea. Lamento no poder ofrecerles más, gracias por tanto. Las amo un millón por ser tan fabulosas.
A Mile, Aye y Claire.

A mi senpai que vive sacándome sonrisas con sus fics y quien apoya tanto el Giishino como yo. Azu sos de lo mejor que me dio este fandom.

¡Gracias especialmente a Diana por ser una beta fantástica! Te pasaste con todo tu trabajo, muchas gracias amiga por esto y por el aguante durante toda esta cuarentena.

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Ninguno de estos personajes me pertenece.

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Había sido una semana muy pesada en la escuela, pero afortunadamente era el fin de una intensa maratón de exámenes. Unos escasos días de descanso se aproximaban con la llegada del fin de semana, aunque el lado negativo de todo el asunto es que Tokio estaba empezando a ceder ante el caos. Hace apenas unos días atrás se había anunciado la llegada de "Hagibis", un ciclón tropical categoría cinco, un poderoso titán que estaba a punto de azotar la región de Kantō.

El cielo aún estaba bastante despejado, por lo que Giichi se preguntó si ese super tifón del que todas las noticias hablaban realmente llegaría ese día. Suspiró aliviado al pensar que aún tenía tiempo suficiente para terminar de hacer las compras, sellar las ventanas con cinta y, lo más importante… proteger a su nueva novia.

Por el momento, la tarde parecía muy tranquila, con tan solo unas pocas nubes negras empezando a juntarse a lo lejos. Su práctica de kendo terminó a tiempo y Sabito se había ofrecido a tomar su lugar para la limpieza del gimnasio. Salió de la escuela con prisa, no prestó atención cuando las chicas que siempre se quedaban observando sus prácticas lo saludaron y le desearon un buen y seguro descanso, aunque siendo honestos jamás les presto atención, no tenía ojos ni interés por nadie más que ella…

Para volver a casa tenía que tomar la línea F, bajar en Ikebukuro y combinar con la Yamanote hasta la estación Ueno. Trotó casi todas las cuadras, desesperándose en cada semáforo y captando la atención de cada jovencita que pasaba cerca suyo, sin darse cuenta que los primeros botones de su gakuran habían quedado desabotonados por la prisa.

Mientras bajaba las escaleras con su bolso y mochila a su espalda pudo escuchar como el metro se aproximaba y a pesar de que todo parecía ir bien con el clima aún en calma, algo adentro suyo le decía que debía darse prisa.

Afortunadamente para él, en el momento en que sus pies tocaron el andén, el metro comenzó a frenar. Al comprobarlo, no pudo evitar sonreír sin percatarse que ese gesto inconsciente había hecho suspirar a alguien con tan solo verlo. ,

Estaba en la estación número cinco, Hikawadarai, sólo tenía que seguir viaje hasta la número nueve, solo cuatro estaciones y combinar. No había mucho tránsito de gente aunque fuese hora pico, pero eso era bastante normal en la línea F cuando se va en sentido contrario. Al bajar en Ikebukuro el panorama cambió, como era de esperarse a esa hora, la estación estaba abarrotada de gente: decir que ese día parecía un hormiguero agitado era quedarse corto y eso que estamos hablando de Tokio.

Giichi se mordió el labio inferior y suspiro enojado, corrió sin mucho cuidado por las escaleras y buscó con la mirada de manera apresurada los andenes siete y ocho, otra vez podía escuchar como el metro estaba llegando; corrió aún más rápido y subió las escaleras de un tirón, giró y evadió a toda gente que le obstaculizaba con gracia y elegancia, cual campo minado. El convoy estaba a punto de partir cuando hizo algo que su novia catalogaría como una "gran irresponsabilidad": meterse de un salto adentro del vagón cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, acción que ocasionó que casi todos los pasajeros lo miraran con desaprobación, ya que el transporte venía bastante lleno, pero a él no le importó.

Se quedó junto a la puerta para poder ver el cielo con claridad, las nubes cada vez estaban más negras pero sin señal del viento, eso era bueno. Miró su reloj, aún faltaba una hora y media para que ella volviera a su departamento.

No obstante, para cuando salió de la estación de Ueno la lluvia ya había empezado a caer. Ya estaba a menos de diez cuadras de su destino pero antes necesitaba pasar por el konbini más cercano, pero para su desgracia el primer Family Mart estaba lleno de gente. Resopló enojado y siguió camino al siguiente konbini pero tampoco tuvo suerte. El Seven Eleven - aunque tenía poca gente - se podía ver desde afuera que tenía los estantes vacíos.

El muchacho volvió a resoplar, la lluvia empezaba a caer más y más fuerte con cada paso que daba. Se desvió de su destino y caminó tres cuadras más a su derecha, afortunadamente para él, el Lawson casi no tenía gente y parecía bastante entero. Al verlo, suspiró aliviado, pues ahora el viento estaba empezando a levantarse, lo que significaba que en cualquier momento las alarmas comenzarían a sonar.

Hacer las compras le tomó menos de cinco minutos, añadiendo dos bolsas más a todo el peso que ya venía llevando. Cuando las puertas se abrieron al salir, las alarmas finalmente se hicieron escuchar y las sirenas de emergencia de todos los altoparlantes de cada cuadra empezaron a chillar.

El tifon Hagibis está próximo a llegar, por favor esperamos que tomen todas las medidas de precaución recomendadas por la pref…

Su teléfono sonó de repente, devolviéndolo a la realidad.

— Kanae-neesan.

— Giichi-kun — dijo preocupada. — Shinobu está volviendo al departamento en un taxi, estaba bastante asustada según me dijo Kamado-kun, ¿Puedes ir por ella? ¿dónde estás?

— Kanae-neesan, estoy a tres cuadras. — Giichi tuvo que alzar su voz, el viento estaba empezando a resoplar con fuerza.

Kanae suspiro aliviada. — Lamento tener que molestarte pero ya sabes como le asustan estas situaciones, por favor cuida de mi hermana Giichi-kun.

— No te preocupes Kanae-nee, yo siempre cuidaré a Shinobu. — dijo con absoluta firmeza.

Kanae podía sentir como el pequeño y tierno Giichi desaparecía por momentos para dar lugar a un Giichi estoico y maduro. ¿Cuándo es que sus pequeños habían crecido tanto?

— Gracias Giichi-kun, yo hablaré con tus padres y Tsutako-san. Lo dejo en tus manos. Y por favor, ten cuidado.

— Si, confía en mí, yo también te encargo a mi familia Kanae-neesan.

Giichi volvió a acomodar sus compras, la lluvia no daba tregua, el viento estaba empezando a levantar todo a su paso. Esta vez decidió ponerse a correr, solo eran tres cuadras hasta el edificio de su novia. Para cuando llegó, estaba completamente empapado, las llaves se resbalaban de su mano por tanta agua.

Los zapatos de la chica estaban en la entrada, no había rastro de líquido en ellos, algo positivo, pues significaba que no se había mojado.

— Shinobu, estoy en casa. — se anunció. Aún le sonrojaba el poder decir esas palabras en voz alta, no era su casa, no vivían juntos pero de alguna manera podía vivir esa pequeña fantasía cada vez que iba a visitarla.

Dejó las compras en el piso al igual que su bolso y mochila mientras se descalzaba.. Ella no se hizo esperar demasiado, una puerta se abrió y segundos después apareció en el pasillo de entrada. Aún lucía la bata blanca de la universidad, Giichi pensó que debió salir apresurada del campus para venir a refugiarse, hoy se veía francamente hermosa, su falda color pastel, su blusa clara y su poco maquillaje la hacían ver tan elegante que perdió el aliento de solo verla. Shinobu podía lucir un short viejo y una de sus camisetas y aun así se vería elegante y seductora, se sonrojó con tan solo pensarlo.

Cuando Shinobu escuchó la voz de Giichi al llegar hacía unos momentos, su corazón volvió a entrar en un estado de calma. Nunca le habían gustado las tormentas, los temblores le daban terror y para colmo, Shinobu había padecido a los trece años de edad el terremoto del 2011 En aquella ocasión, se quedó sola y encerrada en la casa de sus padres, causándole su primer ataque de pánico, pero afortunadamente Giichi, Tsutako y Kanae aparecieron para rescatarla. No obstante, él nunca olvidaría esa imagen desgarradora de Shinobu y desde ese día había prometido protegerla de todo.

— Bienvenido… — murmuró.

El uniforme de Giichi estaba empapado, Shinobu pensó que lucía muy sexy así como estaba:con el agua escurriendo por su cara seria y preocupada, su pelo mojado haciendo que sus ojos azules resaltaran automáticamente al solo verlo, y con el gakuran y camisa desabrochadas en los primeros botones, permitiéndole el inicio de sus marcados, e igualmente mojados, pectorales subiendo y bajando por la agitación. Giichi había crecido mucho en los últimos tres años y aunque aún estaba en su último año de secundaria alta, su cuerpo ya parecía el de un adulto. Sin embargo, por más de que a veces su expresión se tornara seria, afortunadamente no había pedido su dulce sonrisa, la misma que la hacía perder el control cada vez que él se acercaba a besarla.

Shinobu apretó su labio inferior, pero rápidamente recuperó su compostura, este no era el momento para eso. Pudo ver el leve sonrojo de Giichi en su cara, lo que ocasionó que se preocupara de inmediato, por lo que se acercó a él y tocó su frente.

Ara, estas empapado Giichi-kun, pero no tienes fiebre, eso es bueno. — retiró su mano y sonrió. — Será mejor que te des un baño cuanto ant…

No pudo terminar, Giichi había comenzado a besarla dulcemente. Fue un beso corto pero lo suficientemente poderoso como para poder hacerla sentir cohibida.

— Está bien. — dijo con voz algo ronca. — Aléjate de las ventanas mientras vuelvo, les pondré cinta en un rato.

— S..sí… — volvió a murmurar, mientras un leve sonrojo se apoderaba de su rostro. — Te dejaré una muda de ropa en el baño…

— Gracias. — Giichi sonrió galantemente y desapareció del recibidor.

La historia de Giichi y Shinobu comenzó hace muchos años. Shinobu siempre sintió una pena oculta por enamorarse de alguien menor que ella aunque solo se llevaran tres años de diferencia), por lo que siempre intentó alejar esos sentimientos de ella; pero Giichi siempre insistia en decir las cosas más lindas y tiernas de la manera más atolondrada posible, haciendo que en todos esos años jamás fuera fácil mantenerlo alejado hasta que finalmente no pudo resistirlo más y cedió.

Tsutako Tomioka, la hermana mayor de Giichi era una íntima amiga de Kanae, aunque iban a diferentes escuelas, ambas fueron alumnas de la misma academia privada de Juku desde que iban a la secundaria baja. Esto ocasionó que sus hermanos menores terminarán conociéndose a una edad muy temprana y que con el tiempo las familias Kochou y Tomioka se volvieran muy cercanas. No era ningún secreto que ambas esperaban que el noviazgo entre Giichi y Shinobu sucediera.

El joven Tomioka sabía que no sería una batalla fácil, pues entendía que Shinobu lo veía como un pequeño y tierno niño, no obstante, ese "pequeño y tierno" Giichi dio todo para sentirse a la altura de ella. Entrenó por años artes marciales como aikido, judo y kendo, logrando colocarse como el primero en su clase y jamás dejó de ser incómodamente romántico con ella. Finalmente, cuando Giichi entró al primer año de la secundaria alta mientras Shinobu estaba en el último, le dio su primer aviso.

Ocurrió luego de terminar los primeros exámenes del año escolar, Giichi había practicado su discurso junto a sus amigos Sabito y Makomo y una vez que reunió el valor y la calma necesarios, cultivados a lo largo de sus últimos años, logró que por primera vez Shinobu viera a un Giichi diferente.

Fue una tarde de un viernes lluvioso, Shinobu no había llevado su paraguas ese día y se había quedado hasta tarde en su club de química cuando se dio cuenta que el clima había cambiado abruptamente. Giichi - quien también se había quedado hasta tarde entrenando en el club de kendo - apareció como el caballero que es, en el momento justo en que Shinobu salía de la academia. Esa tarde Giichi confesó de manera abierta y firme su amor por ella y Shinobu quedó tan impactada que lo único que pudo decir fue la verdad: que ella también correspondía sus sentimientos pero que no obstante, él la siguiera esperando un poco más.

Giichi esperó tanto como su paciencia le fue permitiendo pero no así para seguir enamorándola, así que a pesar de que fuera un año complicado cuando Shinobu entró en la universidad debido a que sus tiempos eran más complicados, sirvió que ella se mudara sola y que él siempre estuviera velando por ella ante cualquier mínima situación. Finalmente, para la última navidad Shinobu se armó de valor, dejó de darle vueltas a la situación y decidió regalarle el primero de muchos besos confirmando el inicio de tan esperada relación.

De vuelta al presente, Shinobu fue hasta su habitación para cambiar su atuendo por uno más cómodo y luego siguió buscando en su armario una de las mudas de ropa que Giichi fue dejando a lo largo de los últimos meses, hasta que encontró un pantalón de tela, un boxer y una camiseta oscura. Sin darse cuenta, cuando tomó la prenda comenzó a aspirar su aroma, para ella, Giichi olía a una mezcla perfecta que siempre lograba tranquilizarla.

Procuró ser silenciosa, ya que su novio aún era una persona muy hormonal que tendía a jugar con ella y su sexualidad cuando la encontraba con la guardia baja y cuando abrió la puerta del baño Giichi había terminado de ducharse. Ella esperaba tener la suficiente suerte de encontrarlo ya relajado en el ofuro para no tener que verlo desnudo, puesto que él podría aprovechar la situación. Se estaba secando el pelo de manera apresurada con el cuerpo completamente desnudo cuando ella abrió la puerta y al verla sonrió coqueta y engreidamente, no obstante, cuando dio el primer paso dispuesto a acercarse a ella, para la suerte de Shinobu el primer trueno se hizo presente y el estruendo fue tan fuerte que no pudo evitar soltar un grito de terror. Giichi abandonó sus sucias intenciones por un rato y la abrazó instintivamente.

— Shhhhh, está bien, está bien...— decía con voz serena mientras sobaba su espalda. — Aquí estoy. — Y depositó un dulce beso en su frente.

Pudo sentir como Shinobu volvía a relajarse, pero otro trueno, aunque con menor intensidad volvió a impactar, su cuerpo volvió a tensarse y esta vez sujetó con fuerza el torso desnudo de su novio. Giichi sonrió con ternura.

Fufufu, no te burles de mi. — Refunfuñó Shinobu con la cara oculta en el pecho de Giichi. — Puedo sentirte sonreír.

— No me estoy burlando, solo que tú me causas mucha ternura. — Besó su cabeza mientras la envolvía en un abrazo.

— Engreído.

El comenzó a reír hasta que empezó a escuchar como el viento empezaba a chillar cada vez más fuerte.

— Será mejor que me cambie y empecemos.

Shinobu se apartó algo más tranquila y le extendió su ropa.

— Gracias. — dijo, depositando un fugaz beso en los labios de Giichi. Antes de que él pudiera responderle, Shinobu se había escabullido del baño dejándolo solo.

Giichi entró en la cocina luego de buscar a Shinobu por todo el departamento, su novia estaba parada en puntas de pie sobre la mesada intentando pegar con cinta adhesiva la parte superior de la esquina derecha de la ventana.

Él se rió divertido. — ¿Eso está muy difícil verdad? Mejor deja que tu novio lo haga.

Shinobu giró con cuidado mientras revoleaba los ojos. — Ara, asi que aquí llegó mi novio el presumido, ¿dónde quedó mi tierno y adorable Giichi-kun?

Con absurda facilidad, Giichi tomó a Shinobu por la cintura y la bajó como si se tratara de una niña pequeña.

— Creció para conquistar al amor de su vida, quien se la pasaba rechazándolo…

Shinobu infló sus mejillas, irritada.

— ¿Quien es la niña ahora?

— Yo no te rechazaba, solo... — pero un beso volvió a interrumpirla, Shinobu abrió los ojos ante tal desfachatez, pero se rindió mientras la lengua de Giichi exploraba su boca con dulzura.

Cuando la falta de aire se hizo presente, mientras Shinobu luchaba por recuperar el aliento, él preguntó como si nada — ¿Qué te parece si mejor yo sigo y tú me alcanzas las tiras de cinta?

Un día de estos ella iba a matarlo.

Luego de terminar de encintar todas las ventanas en caso de que el viento del tifón pudiera romperlas, bajaron todas las persianas y trabaron los postigones de los balcones. En recompensa por su ayuda y por quedarse con ella en medio del temporal, Shinobu se ofreció a hacer la cena, esta vez prepararía una de las recetas que Tsutako recientemente le enseñó. Giichi aprovechó para poner manos a la obra y fue en busca de su bolso.

Después de una deliciosa cena y la típica charla sobre cómo había ido la semana, decidieron que era un buen momento de encender la tele y ver las noticias, todos los canales decían que esta podría tratarse de la peor tormenta a que el país se haya enfrentado desde el tifón Kanagawa en 1958. La lluvia no había parado en todo el día y no parecía que fuera a hacerlo, los ríos estaban empezando a desbordarse y algunas partes de Tokio estaban empezando a inundarse y todos los transportes eléctricos habían sido cancelados. Shinobu refugió su cabeza en el pecho de Giichi preocupada, él comenzó a acariciar su cabeza haciendo que ella se relajara, cuando de pronto sonó su teléfono.

— Es Kanae-neesan. — anunció Giichi.

— Déjame atenderla. — él asintió y le pasó su teléfono. — Moshi, moshi.

— ¡Shinobu-chan! — gritó su hermana. — ¿Por qué no atiendes el teléfono cuando te llamo?

Shinobu apartó levemente el teléfono de su oído.

Nee-san, lo siento aun no lo he puesto a cargar.

Kanae suspiró. — No hay remedio contigo Shino-chan, gracias a Dios que Giichi está cuidando de ti.

Shinobu sonrió tímidamente.

— ¿Cómo va todo por allá? ¿Cerraron y aseguraron todo el departamento?

— Hmmm Giichi-kun se encargó de todo. Espera, te pondré en altavoz. — Hubo una pausa. — Listo, ahora ambos podemos escucharte.

— Kanae-neesan, ¿cómo está mi hermana? — interrumpió Giichi. — ¿Están todos a salvo?

— Aquí estoy Giichi. — La voz de Tsutako se hizo presente. — Todos estamos bien, el bebé aún no quiere nacer. Estamos a salvo del tifón, aunque la lluvia aún no ha parado.

Ambos suspiraron aliviados. Tsutako llevaba casi nueve meses de embarazo, el bebé podría nacer en cualquier minuto y por ese motivo,al llegar la noticia del tifón, Kanae decidió ir hasta la ciudad de Niigata, donde su amiga se había asentado junto con su marido después de casarse para ayudar a recibir al bebé.

— Con Kanae-neesan contigo no tengo mucho de qué preocuparme. Aun así tengan cuidado también, esto no parece que vaya a terminar pronto.

— Hmmm lo mismo digo Giichi-kun, sigue cuidando de Shinobu-chan por mí.

— Y por favor, no hagas nada estúpido. — dijo Tsutako.

Giichi se sonrojó, Shinobu estalló en carcajadas.

— Recuerda usar el regalo que te dejé Giichi-kun. — interrumpió Kanae.— Nos vamos, volveremos a llamarlos mañana.

— Adiós hermanitos. — saludó Tsutako.

— Adios. — respondieron al unísono Giichi y Shinobu.

Él suspiró aliviado, eso fue completamente innecesario, pensó.

— ¿Qué regalo? — ella quiso saber.

Luego de un beso rápido y sin muchas vueltas, él dijo. — Un paquete familiar de condones.

— ¿Eeeeeeee? — Shinobu se puso tan colorada como un tomate. — ¿Y lo aceptaste así sin más?

Giichi simplemente se encogió de hombros.

Aunque todo estuviera cerrado y la tele encendida, la intensidad de la lluvia y el viento no daban tregua. Eran cerca de las diez de la noche, Shinobu se había quedado dormida en el regazo de Giichi en la mitad de una película, él pensó que lo mejor sería dejarla dormir tanto como pudiera, ya que según todos los noticieros el clima solo empeoraría cada vez más y más. Apagó el televisor y luego tomó a Shinobu en sus brazos, conocía lo suficiente ese departamento como para poder llevarla a su habitación con las luces apagadas.

Antes de que tuviera la oportunidad de abrir la puerta una serie de truenos sonaron en cadena seguido de una la explosión de antenas quemándose. Shinobu despertó en un grito ahogado y saltó en los brazos de Giichi, este la llevó hasta su pecho, sosteniendo aún más fuerte.

— Shhh tranquila, estoy aquí, estoy aquí. — repitió con calma.

Shinobu extendió sus manos hacia la cara de Giichi y luego de comprobar que era cierto suspiró aliviada, dejó sus brazos caer en el cuello de su novio y lo envolvió con fuerza para pegarse aún más a él. Mientras Giichi abría la puerta de la habitación un sonoro golpe retumbó en toda la casa, la siguiente parte del temporal había comenzado, a partir de ese momento el viento era tan fuerte que probablemente todo objeto que el viento se llevara podría chocar contra el edificio. Shinobu escondió su cabeza en el cuello de su novio y sin poder evitarlo comenzó a llorar.

Giichi bajó a Shinobu en su cama con gentileza

— Tengo una sorpresa para ti. — anunció, besando su frente.

Después de un pequeño "click" el cuarto de Shinobu quedó tenuemente iluminado, Giichi había colocado guirnaldas de luces cálidas por toda la habitación, muchas caían del techo como cortinas con pequeñas lámparas en formas de lunas y estrellas. Mientras Shinobu recorría la habitación impresionada, Giichi aprovechó para secar sus lagrimas.

— Pensé que esto podría ayudar… — dijo mientras se acomodaba en el respaldo de la cama e invitaba a Shinobu a hacer lo mismo.

Ella sonrió y luego de depositar un dulce beso en los labios de su novio, se acurrucó en su pecho aún fascinada por las luces. Giichi comenzó a masajear su espalda por varios minutos, aprovechando que el cuerpo de Shinobu empezaba a relajarse dijo…

— Estuve pensando…— él buscó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella. — En cuatro meses tendré mi licencia de conducir...

Shinobu movió su cabeza para verlo mejor, Giichi podía sentir su mirada brillar y no pudo evitar sonrojarse.

— Me gustaría llevarte a ver las estrellas — soltó de golpe y sin pensar. — Hay un pueblo en Tanabe, la prefectura de Wakayama...es… es un pueblo de onsen y pensé… pensé que tal vez...— Shinobu sonrió, Giichi nervioso era tan tierno. — sería lindo poder pasar tiempo a solas contigo, como unas pequeñas vacaciones, solos tu y yo…

Ella se movió para quedar frente a frente, se acercó lo suficiente como para que su nariz pudiera rozar la de él.

— Solos tu y yo… — repitió seriamente. Giichi asintió con lentitud sin dejar de observarla. — Nuestras primeras pequeñas vacaciones…

— Sí…

— Lejos de todos en un pueblo onsen rodeado de montañas. — Él volvió a asentir. — Mmmmm…

Ella desvió su mirada y se acostó en la cama junto a él, mientras fingía pensar en esa propuesta tan inesperada.

— Mmmmm… — prosiguió.

— Si no te gusta, podemos ir a Izu cuando los días de calor lleguen, estuve trabajando extra los últimos fines de semana… o… podemos… — Shinobu comenzó a reír.

— Solo estaba jugando contigo Giichi-kun, las montañas en un pueblo onsen contigo suenan perfecto para mi.

Ella sonrió dulcemente aun divertida, Giichi entrecerró los ojos y resopló, antes de que ella pudiera notarlo, él la había capturado en sus brazos.

— Shinobu… — dijo entredientes con una sonrisa maliciosa mientras se acercaba peligrosamente.

Ella no pudo evitar volver a reír. — Perdón, perdón… aunque Izu también suena a un buen plan, también te tomare la palab…

Pero él ya había capturado a su presa, aunque había aprovechado cada situación para robarle besos cortos, Giichi realmente esperaba que ese momento llegara… Habían pasado varios días desde la última vez y para él, en esta nueva etapa de su vida eso podría traducirse como meses. El beso comenzó como un reclamo pero poco a poco fue mutando, realmente había extrañado sus labios, la manera en que ella sigue su ritmo - y luego se apodera del control. Shinobu pasó sus brazos por el cuello de Giichi y lo atrajo aún más hacia ella, a Giichi le gustaba sentir la necesidad que su novia tenía por él, le gustaba saber y sentirse correspondido, le gustaba y le excitaba saber que ella tenía tanta hambre como el.

— Te...extrañe... — intentó decir pero ella no permitía cortar el beso.

— Yo...también…

La mano derecha de Giichi comenzó a viajar por la cintura de Shinobu, bajó por su pierna, paró, giró y empezó a subir lentamente por la parte de atrás hasta llegar al glúteo, su mano se acomodó como un guante y comenzó a masajearlo, luego pasó al otro, sintió el encaje de su tanga a través de su short de seda, volvió a pasear por su cintura. Shinobu profundizaba aún más el beso mientras la mano de Giichi recorría su cuerpo, era un invitación y él estaba listo para aceptarla. Sin previo aviso retiró su mano y de un solo movimiento bajó y retiró el short de Shinobu hacia sus pies.

No pudo evitarlo, fue más fuerte que él, cortó el beso ante la necesidad de ver esa diminuta prenda que su novia estaba usando. Sus ojos brillaron, su erección que venía creciendo se puso firme al instante.

— Encaje azul… — Murmuró. Y sus manos volvieron a subir por las piernas de Shinobu sin ningún control.

Ella rió.

Ara... deberías ver los otros dos conjuntos azules que también compré…

Giichi se abalanzó salvajemente contra sus labios, devorandolos sin ningún control. En otro rápido movimiento tomó su pequeño cuerpo y la sentó arriba de su creciente erección. Sus manos trazaron camino por la cintura de Shinobu hasta llegar a su busto, volvió a sentir el encaje con la yema de sus dedos, ella pudo sentir su erección creciendo aún más, sonrió tímida pero complacida. Giichi volvió a romper el beso con la respiración levemente agitada, antes de que Shinobu pudiera notarlo su blusa ya estaba en el piso y los ojos de su novio brillaban lujuriosos mientras la recorría de punta a punta.

Pese a la excitación que Shinobu tenía, no podía evitar sentirse un poco avergonzada, llevaban poco menos de medio año conociéndose sexualmente, todo era nuevo para ella pero para Giichi… Ese era un misterio que perseguía a Shinobu desde su primera vez, con él todo se sentía natural y cómodo, sabía cómo mojarla, tocarla, guiarla y complacerla. Era muy consciente de que ella era su primera y única compañera sexual, así como él lo era para ella, no tenía experiencia en esto, no obstante, él estaba más preparado que ella, se notaba a leguas. Giichi había estudiado las reglas de juego y competía para ganar.

Él pudo notar la repentina timidez de su novia.

— Eres tan hermosa. — susurró mientras se acercaba seductoramente a ella.

Depositó un casto beso en los labios de Shinobu, besó una mejilla y luego la otra, bajó por su cuello, siguió por su omoplato hasta llegar a sus pechos, sujetó su cintura hambriento mientras su cara se hundía en ella, su boca comenzó a enloquecer entre beso y beso, comenzaba a acercaba peligrosamente a su sostén...La lengua de Giichi comenzó a recorrer su cuerpo despacio pero firme, Shinobu quien venía apretando sus labios dejó escapar un tímido gemido, en respuesta él gruñó exitado.

Giichi tomó el pecho izquierdo de Shinobu y comenzó a correr su sostén para un costado para que su lengua pudiera juguetear cada vez más adentro, su otra mano comenzó bajar por la cintura de Shinobu, amaba su piel y la sensación de excitación que le producía el poder recorrerla a sus anchas, las yemas de sus dedos se deslizaban por el encaje azul, seco, seco, húmedo, húmedo, mojado. Su erección volvió a crecer emocionado, estaba orgulloso de poder causar eso en ella, en otro rápido movimiento desabrochó el sostén y movió a Shinobu para que esta quedara recostada bajo su cuerpo. Ella buscó sus labios y mientras se fundían en un apasionado beso, sus pequeñas manos tiraban de la camisa de Giichi subiendo por su cuerpo, tuvieron que romper el beso por unos leves minutos mientras él retiraba su prenda para mostrar un gran espectáculo, su muy trabajado abdomen. Shinobu dejó salir un suspiro de manera inconsciente, se sonrojó al momento en que se dio cuenta de que su novio la había visto.

El volvió a besarla seductoramente, lento pero firme mientras sus manos volvían a recorrer la tanga de su novia, dos de sus dedos corrían lentamente la entrada de su sexualidad, ella jadeó, estos primeros roces a los que aún no estaba acostumbrada producían tanto en su cuerpo y él lo sabía. Sonrió satisfecho, sus dedos comenzaron a delinear la zona, la humedad le permitía el poder empezar a hundirlos lentamente. Aprovechó para romper el beso cuando sintió que Shinobu necesitaba recuperar el aire y comenzó a bajar por su cuello de nuevo, esta vez fue rápido y directo a sus senos, con su otra mano libre tomó uno de ellos y comenzó a masajear mientras su boca comenzaba a succionar el otro. No había tregua para la pobre Shinobu, su cuerpo se retorcía y su espalda se arqueaba cada vez que los dedos de su novio rozaban su clítoris. Giichi delineó con su lengua el pezón y se sintió endurecer, despegó su boca y cambió de campo de juego, comenzando a contemplar a su novia, ella siempre mantenía sus ojos cerrados, aun sentía algo de vergüenza y pudor pero a él en cambio le encantaba verla, era un voyerista de primera.

La liberó por un par de segundos, ella se atrevió a abrir sus ojos y se encontró con una mirada intimidante de parte de su novio, como las que un puma o un jaguar le dedica a su presa antes de saltarle encima. Retiró sus dedos mojados de la vagina de su novia y se los llevó lentamente a su boca, los lamió hambriento sin dejar de observarla.

Shinobu intentaba controlar su respiración, su cuerpo seguía levemente arqueado y su sexo estaba empezando a latir. Giichi volvió a inclinarse sobre ella haciéndola retroceder hasta recostarse entre las almohadas. Volvió a sus senos pero esta vez besó sus pezones, delineó su redondez y comenzó a bajar con su lengua por su abdomen hasta llegar a su cintura. Besó el lado izquierdo del encaje de su tanga, besó su centro de forma lenta y pausada, la escucho gemir y decidió no contenerse tanto, pasó su lengua desde su centro hasta el inicio de su tanga mojando todo su encaje, ella dejó escapar un leve gritito, volvió a besar su entrada y luego su lado derecho. Ella contuvo el aire. Abrió su boca contra la tersa piel de Shinobu, mordió suavemente su ropa interior, comenzó a bajarla lentamente hasta donde pudo y luego viajó con su lengua hasta el otro extremo, repitió la acción observando cómo el cuerpo de su novia reaccionaba, complacido y orgulloso de sí mismo volvió atacar a su presa.

Sin despegar su cara del cuerpo de su novia retiró salvajemente la última prenda que llevaba puesta, tomó sus piernas y con mucho cuidado las acomodó entre sus hombros. Shinobu apretó sus labios sabiendo lo que vendría a continuación, él sin dejar de mirarla besó sus muslos tiernamente y entró en su vagina de lleno sin vueltas ni preámbulos. Un cosquilleo interminable inundaba el pecho de Shinobu, la asfixiaba a tal punto que le costaba respirar pero la intoxicaba a un nivel de querer más y más, con Giichi se había despertado un hambre insaciable.

La lengua de su novio acariciando su clítoris debía de ser una de la mejores sensaciones que el mundo podía ofrecerle. ¿Dónde diablos había aprendido este niño semejantes habilidades? Primero paseaba por sus paredes, luego rodeada su centro y luego marcaba toda la zona, al principio lento, irritablemente lento para luego ganar velocidad. Por más de que lo intentó por un largo rato sus gemidos ya no podían ser callados, ya no importaba la lluvia incesante, ni los truenos y relampagos, ni los incontables golpes de objetos chocando contra su edificio, ya no importa el tifón, todo eso había sido olvidado y dejado en segundo plano gracias a la atención que su novio ponía en ella.

Lamió y sorbió como si se tratara del mayor manjar sobre la Tierra. Quería demostrar su amor y devoción por ella y lo hacía muy bien. Era generoso y perverso por momentos. Despegó sus labios del pequeño cuerpo de Shinobu, se paró sobre sus rodillas para observarla mejor mientras se relamía como un felino, ella por otro lado gruñó disgustada por el repentino paro de placer. Él sonrió engreído, le gustaba verla de esa forma, sus ojos estaban dilatados, su rostro suplicaba por más como una niña pequeña que quería repetir su postre favorito. Se inclinó hacia ella, besó su vientre y empujó su cuerpo para que volviera a recortarse, entre beso y beso introdujo dos dedos de su mano izquierda en la vagina de su novia, entraron y salieron con la suficiente facilidad que él esperaba, ella gimió de nuevo.

Shinobu lo beso con desesperación mientras sus dedos seguían jugando y abriendo el camino, el tercer dedo costó un poco más pero entre caricia y caricia logró acomodarse a la perfección.

— Giichi… por favor. — ella imploró.

No tenía intención de hacerle caso, pero ella fue más rápida que él. Antes de que pudiera notarlo, aun complacido por su súplica, Shinobu deslizó sus pequeñas manos por su short. Tomo su miembro erecto con una mano y con la otra bajo sus prendas inferiores. Su ego le hizo perder su posición y ahora era el turno de ella. Profundizó el beso acercando sus cuerpos y en un giro empujó a su novio contra el respaldo de la cama. Ahora era ella la que bajaba por su entrepierna, ahora era ella la que tomaba el control. Lamió lentamente la cabeza del miembro de su novio en venganza como si se tratara de un helado, entre gemido y gemido, ella lo observaba, así que era eso lo que él sentía… así que por eso a él le gusta observarla.

Abandonó la cabeza y bajó por el tronco, subió y bajó entre lamida y lamida, no hubo una parte que su lengua no marcara. Giichi, estaba en el cielo pero sus gruñidos y gemidos no eran suficientes para Shinobu. Tenía que ser más generosa. Tomó los testículos de su novio entre su mano derecha y comenzó a masajearlos, él gimió desde su pecho. "Mejor, eso estaba mejor", pensó. Su lengua subió desde el tronco a toda velocidad hasta la cabeza y antes de que él pudiera notarlo su boca había devorado su miembro, o por lo menos una buena parte de él. Situó su otra mano libre en el tronco subiendo y bajando mientras su boca y su lengua jugaba sin control con el resto.

— Sh...Shinobu… — él rogó.

Pero a ella no le importó. Ahora era ella quien marcaba el ritmo. Rápido, rápido, la espalda de Giichi se arqueaba, sus pies se tensaban, descontrolada ella frenaba abruptamente. Ahora era él quien luchaba por controlar su respiración "¿no es divertido cuando los roles se intercambian?", pensó ella. Despacio y suave volvía a empezar otra vez una montaña rusa de sensaciones para el pobre de Giichi-kun.

Abandonó su puesto y volvió a besarlo mientras su sexualidad comenzaba a latir.

— Giichi… ahora… — murmuró apenas separando sus labios de la boca de Giichi.

No hacía falta que dijera más. Alargó su mano hacia la mesa de luz, abrió el cajón y tomó el primer condón que encontró. Pero ella volvió a tomar el control hasta de este pequeño acto. Rompió el envoltorio y lo deslizo suavemente por su miembro erecto, lo puedo sentir latir y vibrar ante su tacto, estaba tan listo como ella.

La recostó entre las almohadas con suavidad y deslizó su cuerpo para comenzar a introducir su hombría en ella. Fue aún más fácil que la última vez. Una vez adentro Shinobu sentía que algo encajaba y cualquier vacío que alguna vez sintió se llenaba, buscó las manos de Giichi y entrelazó los dedos, estaba lista para la serie de embestidas que vendrían. Ambos habían establecido un diálogo no verbal, cuando Shinobu apretaba varias veces seguidas las manos de Giichi significaba que lo necesitaba más adentro, si apretaba las manos de manera pausada y larga, significaba que debía quedarse y para cuando lo soltara significaba por podía retirar su miembro para luego volver a entrar. Él dejaba que ella marcara el ritmo en esto porque aún buscaba la mayor comodidad posible. Ahora a ella ya no le molestaba que llegará hasta el fondo, hasta su punto máximo y que desde ahí embistiera, ahora era una necesidad para ella.

Entró y salió bajo el ritmo que marcaban los gemidos de Shinobu así como por las señales de sus manos. Estaba cerca pero quería probar algo nuevo. Sin salir de su lugar de confort levantó la pierna derecha de Shinobu y la puso de costado. Entró y salió infinitas veces en un mismo segundo. Su gruñidos comenzaron a sincronizarse con los gemidos de ella, a partir de ahora todo era velocidad y sus sexos latian mientras se encontraban. Cada vez más cerca, Giichi volvió a buscar los labios de Shinobu y se fundió en un beso salvaje y voraz, pudo sentir las lágrimas escaparse al mismo tiempo que ahogaba sus gritos en el beso, esas eran las unicas lágrimas que Giichi permitía en Shinobu, las de placer infinito y tortuoso pero delicioso. En tan solo dos embestidas largas y profundas ambos llegaron al orgasmo.

Las piernas de Shinobu aun temblaban, su respiración era errática y sus ojos aún seguían enrojecidos por la emoción. Giichi se acomodó en su pecho desnudo y se dispuso a escuchar el latido del corazón de su novia. Era la frutilla del postre, escuchar los latidos del corazón Shinobu era como contemplar su propia obra de arte.

— Te amo. — ella murmuró.

Él abrió los ojos y se levantó de un salto buscando su mirada. Ella se avergonzó al instante en que lo pronunció y desvió su mirada.

— Por favor… — continuó. — Quédate conmigo para siempre...

Él respiró hasta inflar su pecho. — Para siempre en esta y en todas mis vidas.

Besó su frente y sus enrojecidos labios con toda la ternura que podía ofrecer.

— Yo también te amo, Shinobu… — y la abrazó para luego volver a acomodarse en su pecho.

— Lo sé… pero es lindo escucharlo…

— Te amo. — repitió.

Ella sonrió complacida y apenada. Lo rodeó con sus brazos y cerró sus ojos dispuesta a descansar.

— Te amo. — él volvió a susurrar.

Las siguientes horas del tifón fueron las más fuertes, una de las ventanas llegó a romperse detrás de uno de los postigones del balcón de Shinobu. Pero ninguno de los dos se enteró hasta el día siguiente. Tampoco escucharon las seis llamadas que Kanae y Tsutako dejaron a las nueve de la mañana.

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Aclaraciones:

Hagibis: Gran tifón del 2019. Un mes antes de mi última visita a Japón, Hagibis atacó, nunca me tocó personalmente vivir un temblor o un tifón, de hecho en mi primer viaje hubo un temblor en Osaka el día siguiente que abandoné la prefectura. Hace poco hubo un temblor y me hizo pensar… ¿Cómo vivirían Giyu y Shinobu una situación así? ¿Cómo lo harían Giichi y Shinobu? ¿Qué haría Giichi? Me pareció una idea interesante y sentí que nadie más iba a abordarla así que dije, ¿por qué no lo hago yo? De hecho, en mi visita por Hakone y algunos barrios de Tokio y Kioto aún se podían ver las huellas que el tifón había dejado, como caminos aún cortados, atracciones cerradas, etc.

Gakuran: Clásico uniforme japonés de escuelas públicas. ¿Sabían que hay una costumbre luego de la graduación en regalarle el primer botón (el más cercano al corazón) del Gakuran a la chica que más te gusta?

Konbini: Tienda de conveniencia, pequeños supermercados que están literalmente por todos lados en Japón abiertos a toda hora para salvarte la vida.

Juku: Academias privadas de clases de apoyo, ofrecen clases complementarias a menudo en preparación para los exámenes clave de ingreso a la escuela y la universidad.

Ofuro: Tinas japonesas en las que se puede regular la temperatura del agua desde la cocina y desde el mismo ofuro, se suele bañar en ofuro luego de darse una ducha previa. Son el gran amor de mi vida junto a los inodoros japoneses.

Onsen: las aguas termales de origen volcánico que se encuentran en Japón. Son los baños tradicionales japoneses, que aprovechan el calor natural de estas aguas procedentes de la gran actividad volcánica.

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Bueno si, otra vez volví a situar a Giyuu en el barrio de Hikawadarai, es que realmente me gusto mucho ese barrio en mi primera estadía en Japón, me recordaba mucho al barrio de Tomoeda en Sakura Card Captore. Pero esta vez Shinobu vive en un edificio en Ueno, me pareció apropiado y elegante.

Nunca pensé que iba a terminar escribiendo una cochinada pero el Giyushino me obligó. No lo detallé pero en mi cabeza, el descendiente de Uzui es conocido/amigo de Giichi y le pasó muchos tips para complacer a su bella dama.

En un principio la que reportaba la situación a Kanae era Mitsuri pero para seguir con el canon (un poquito) decidí poner a Kamado-kun, específicamente Kanata-kun, por que obvio en mi headcanon ellos se encuentran estudiando lo mismo y sienten una relación amorosa y genuina de hermanos (de la cual Giichi estuvo muy preocupado y celoso, pero ese cuento para otro día).

Espero les haya gustado ¡Muchas gracias por leer!

ステフィ。