Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen.


Lo que te diré cuando te vuelva a ver

.

.

Harry podía recordar claramente la manera en que sus manos se habían entrelazado, la manera en que había besado los hombros de Malfoy, la voz de él mientras decía su nombre, mientras Harry se había apoderado de él. Recordaba su aroma, sus palabras, como se sentía estar dentro de su cuerpo... No podía recordar exactamente cómo habían terminado teniendo sexo en la sala de estar de Malfoy Manor primer lugar, quien había iniciado, pero lo que si recordaba era la desesperación que había recorrido a ambos en el momento en que se vieron, la manera en que el corazón de Harry se rompió cuando no pudo encontrarlo nuevamente.

Fue después de la guerra, por supuesto. Malfoy había sido juzgado libre gracias al testimonio de Harry, y había sido trasladado a Malfoy Manor por los aurores. Sus padres seguían siendo enjuiciados, así que consciente que nadie estaría en casa para recibirlo Harry había ido también, para acompañarlo. Para ser sincero no sabía exactamente qué lo había guiado a hacerlo, pero lo hizo, e incluso espero a que los aurores se fueran.

Y entonces lo miró, y Malfoy se veía tan culpable, tan destrozado, que Harry solo había querido consolarlo.

No había estado en sus planes besarlo, no había estado en sus planes acostarse con él en su sofá.

Pero Malfoy había necesitado tanto consuelo.

Y Harry necesitaba dárselo.

Excepto que Harry salía con Ginny, y cuando todo terminó, y parecía que Malfoy iba a hablar, Harry se separó abruptamente.

-Lo siento, Malfoy, yo...-exclamó retrocediendo y empezando a vestirse con rapidez, ante la expresión sorprendida del otro-esto fue un error, estoy saliendo con Ginny. Ella y yo vamos a casarnos cuando terminemos el octavo año.

La expresión devastada de Malfoy lo sorprendió tanto como su propia culpa al lastimar al otro.

-Me iré, ¿si? Te veré en Hogwarts en una semana... o no... yo... por favor, no le digas a Ginny, no pretendía que esto pasara. Lo siento, de verdad.

Malfoy respondió con un Claro, susurrado. Por supuesto.

Y Harry huyó. Huyó lo más rápido que pudo, y volvió a Hogwarts, asustado, y al mismo tiempo ansiando verlo.

Pero Malfoy no regresó.

No regresó y Harry no pudo evitarlo y se desesperó. Empezó a investigar sobre él con los profesores, visitó Manor para encontrarla vacía. Lo buscó en cada rincón de Gran Bretaña...

Octavo año perdió todo sentido.

Estar con Ginny dejó de importar.

Solo podía, joder, él solo recordaba la mirada cuando el otro se fue, como levantó ligeramente la mano como si ansiara detenerlo. Como susurró un Claro como si es lo que hubiera esperado desde el principio. Como lo dejó ahí, desnudo sobre un sofá, totalmente solo. Con, probablemente, el alma aún más destruida.

Paris, dijo Parkinson, tal vez.

Pero Malfoy no estaba ahí.

-Harry, Harry, tienes que parar-suplicó Hermione casi después de un año de una búsqueda totalmente inútil, pero él solo decía No puedo, tengo que encontrarlo y empezaba de nuevo.

-Tienes una diminuta parte de un veela dominante-exclamó el medimago cuando despertó, después de que sus mejores amigos lo dejaran inconsciente y lo llevaran a San Mungo, temerosos de que hubiera sido hechizado por Malfoy. - No es raro en familias sangre puras tener una herencia escondida por ahí que simplemente sale a flote en alguna de sus generaciones siguientes. Encontraste a tu pareja, te enlazaste a ella, y ahora se ha ido. Estás sintiendo el dolor del abandono.

-¿Enlazado?-preguntó Ron.

-¿Morirá?-preguntó Hermione.

-No, como dije la cantidad es diminuta, él es más mago que veela. Recientemente cumplió la mayoría de edad, así que la probabilidad de activar su herencia se despertó, probablemente era muy compatible con esa persona y él fue quien hizo que en primer lugar su herencia se active.

-Pero, ¿Qué hay de Ginny? ¿Qué quiere decir que te enlazaste? ¿Cuándo?

Harry guardó silencio.

-¿Qué pasará si no lo encuentro?-preguntó, a punto de llorar.

-No puedo darle esa respuesta, señor Potter-respondió el medimago y salió de la habitación, antes de que Harry pudiera derrumbarse.

.

Así que, como un veela dominante, la vida de Harry se volvió tranquila y solitaria. No soportaba estar cerca de Ginny. Abandonó el octavo año y entró directo a la carrera de auror. Se dedicaba a su trabajo todo el día, y casi no veía a sus amigos.

Y siempre, siempre, se preguntaba cómo estaría él.

A veces, creía que estaba por ahí, intentando sobrevivir, triste, extrañándolo y su búsqueda comenzaba de nuevo con fuerza. No que dejara de buscarlo nunca.

A veces, creía que era feliz con alguien más y los celos brotaban y lo consumían.

A veces, pensaba que era feliz, simplemente feliz, y una parte se sentía feliz por Draco y miserable por él mismo.

Fue un día como cualquier otro, para ser exactos. Harry estaba cocinando algo en un aburrido sábado por la mañana, cuando el timbre sonó. Fue extraño, porque necesitaban la dirección, y la entrada era del lado muggle, así que caminó y abrió la puerta, con cautela y preparado para usar la varita.

-Bueno, supongo que eres Harry Potter-exclamó la voz de un niño pequeño. Con un tono tan parecido al que una vez escuchó a Draco, y alzó la mirada para verlo a los ojos, donde ojos verdes de su mismo tono, lo recibieron. El niño se bajó la capucha y Harry pudo mirar a una versión pequeña de sí mismo mirarlo. Abrió la boca ligeramente, sorprendido.- Deberías cerrar la boca, es de mala educación-murmuró con una mueca de desagrado y entrando a la casa sin pedir permiso. Se permitió mirar a los alrededores y sonreír curioso avanzando hacia la cocina, aunque Harry no creía que supiera que era la cocina.- Correcto, Harry Potter, supongo, es decir, sí, eres muy famoso, el físico encaja y estoy seguro que es la dirección correcta-exclamó leyendo el papel en sus manos. Luego estiró una de ellas hacia él.-Soy Orión Malfoy. Tu hijo.

Y sonrió de lado.