Advertencias: Historia sin un plot como tal. Contiene smut.
White Mustang
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By Diphy
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Par de aburridos ojos fundidos en plata miraban el rimbombante salón decorado en gamas de pasteles. Los meceros enfundados en sus pulcros uniformes no dejaban de atender las peticiones de los joviales invitados, las vajillas de porcelanas se encontraban todas en sus lugares y ellos no dejaban tiempo que las copas se vaciaran.
Las personas a su alrededor no dejaban de parlotear de quien sabe qué, había perdido el hilo de la conversación hace un buen rato. Se encontraba físicamente allí, pero mentalmente había abandonado el lugar hace horas.
Le faltaba algo.
Sus orbes plateados recorrieron discretamente el lugar distinguiendo a los invitados que se pavoneaban en su fiesta de compromiso con costosos trajes y vestidos. Si hubiera sido por ella y su prometido, habrían organizado algo más discreto y modesto, pero ambos decidieron dejar aquello en las manos de sus respectivas madres y ambas pensaron que optar por una gran celebración en un pudiente club de campo era lo mejor.
Agradecía internamente que faltaba menos para que aquella fase de la boda acabara.
Un movimiento desde el frente del salón captó su atención. Un alto muchacho de cabellos castaños que reía con un rubio un poco más bajo que él. Suspiro sin darse cuenta llamando la atención de la persona a su costado.
- ¿todo bien, Mikasa? – pregunta el hombre de traje gris con un severo tono, mientras revolotea la copa de champaña que sostenía en su mano derecha.
-Si, todo bien, solo buscaba. – detuvo su explicación al ver como su acompañante le devolvía una mirada inquisidora - Nada.
Dirige su vista al frente obligándose a escuchar la perorata del grupo de individuos, sin embargo, no puede evitar ver por el rabillo del ojo el avanzar despreocupado del muchacho que anteriormente se encontró apreciando.
El hombre a su costado deja de hablarle y se enfoca en los que realmente escuchan su discurso, a ella de todos modos no le importa, se encuentra demasiado distraída como para seguir intentando conversar con aquel circulo. Mientras ellos balbucean sobre temas domésticos y algo sobre la vida de matrimonio, se aleja sin ser vista y busca escapar a los jardines a tomar algo de aire.
Sorpresivamente, el joven trigueño enfundado en un traje oscuro camina a su costado dedicándole una pequeña sonrisa. No sabe exactamente como, pero siente sus manos desesperadas rozando las suyas transmitiéndole su calor y cuando resplandecientes esmeraldas se posaron sobre sus orbes plateados, el tiempo se detiene.
- ¿abandonando a tu prometido? – pregunta el chico con la marcada sonrisa socarrona en sus facciones. Mikasa puede ver como sus verdes universos son cubiertos con un velo luminoso que resplandece hasta casi cegarla.
-Mi prometido prefiere hablar con nuestros amigos a pasar tiempo conmigo. – reprocha ella en disgusto agitando sus espesas pestañas negras, como tratando de acostumbrarse al aceitunado brillo de su mirar.
- Entonces supongo que no te molesta perderte de la fiesta por un instante ¿verdad? – propone él con una voz matizada en picardía.
Mikasa mira a su alrededor por un momento, viendo como todos en el lugar se encuentran enfrascados en lo que hacen. Una banda toca country arriba en el escenario invitando a los presentes a bailar al son de la música, las bebidas y la comida no deja de correr de aquí a allá, incluso puede ver como en la mesa principal sus padres y sus padres políticos charlan amenamente.
No estaría mal escapar por un momento ¿verdad?
- ¿Qué propones, Eren? – pregunta ella luego de su monologo interno.
La sonrisa del muchacho parece incrementar, casi mostrando sus relucientes dientes. Eren toma la mano de la chica y besa sus nudillos suavemente, justo allí donde está su costoso anillo de oro blanco adornado en el centro por un diamante verdoso, uno muy raro de hecho.
-Ven conmigo. – le dice simplemente sin más explicaciones.
El dorado de su mano se aferra contra lo níveo de su piel, se transmiten calor mutuamente por el ameno contacto. Es ahí cuando Mikasa se da cuenta de que Eren la necesita demasiado y ella no va a negarle lo que él quiere.
Como dos amantes fugitivos, con manos entrelazadas en un firme agarre, corren por los jardines traseros del club campestre dejando detrás la pomposa celebración abarrotada de gente que apenas conocían.
Sin preverlo, los aspersores automáticos empiezan a girar rociando el verde césped, la huida se ve apresurada y sin romper el agarre, corren más rápido riendo entre dientes por la hilarante situación.
Llegan al estacionamiento privado en la parte trasera de la hacienda, no hay nadie más allí. Están seguros, pueden ser reales y auténticos. Así es como siempre ha sido.
Eren empuja a Mikasa aprisionando su pequeño cuerpo entre él y el capo de un blanco Mustang vintage. No deja tiempo para preguntas, simplemente actúa impulsivamente porque quiere sentirla lo más pronto posible.
Manos bronceadas sostienen el rostro de porcelana mientras devora los pequeños labios femeninos que entre besos derraman sutiles suspiros. Sus dedos trazan el perfil y sin estar satisfecho por la cercanía, baja una mano hasta el cuello para atraerla contra él lo más que puede.
-Necesitado ¿no es así? – se burla Mikasa cuando siente que la temperatura masculina asciende abruptamente quemándola a ella también en el proceso.
-No te imaginas cuánto. – responde él entre abriendo los ojos y sonriendo contra sus labios.
El agarre va bajando hasta posicionarse en la pequeña cintura femenina, sin esfuerzo alguno, sienta a la chica por encima del capo y sus besos trazan un húmedo camino hacia su cuello blanquecino.
Se dedica a adorarla.
Queriendo llegar más lejos busca tener más contacto piel a piel, así que se aventura a desabrochar los benditos botones delantero de su vestido de coctel. Sin embargo, la pequeña mano lechosa detiene su accionar.
- ¿aquí? Alguien puede vernos. – Suspira ella entre dientes mientras intenta controlar su respiración que se ha tornado un poco desordenada.
Bendito sea Eren Jaeger y sus besos húmedos que desordenan caóticamente su mundo.
- ¿No es un estacionamiento privado aparte al público? – cuestiona él haciendo caso omiso a su interrupción y siguiendo con su tarea de revelar el paraíso. -están todos ocupados allí adentro, no vendrán.
-No quiero causar problemas. – insiste ella temerosa.
-Entonces causemos problemas juntos. – dice él desafiante.
Finalmente Eren la recuesta sobre el blanco capó asegurándose de sacarle los zapatos de tacón, porque un buen hombre se asegura de la comodidad de su chica.
A regañadientes y algo incomodo se quita el apretado saco que hace juego con sus pantalones, tirándolo con un movimiento calculado sobre el asiento delantero del auto.
Vuelve su atención hacia ella con una picara sonrisa salpicada en tintes perversos. Mikasa le devuelve el gesto sabiendo lo que viene.
El chico se reclina una vez más para acariciar sus pechos cubiertos en una floral tela de encaje, como no puede darse el lujo de desnudarla completamente, se conforma con empujar hacia arriba la prenda intima para poder ver florecer los botones sonrosados de su amada.
Expertos pulgares trazan círculos alrededor de las aureolas melocotón, su boca juguetona desea probarlos y así lo hace.
Mikasa se retuerce sobre la superficie del auto.
-Vamos, deja de jugar. – dice ella quejándose entre exhalaciones – No es como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
-Tú también quieres esto – Dice él molesto suspirando sobre la piel de su pecho.
-Lo sé, pero debemos volver pronto. – la chica acaricia las hebras castañas con cariño. – ¿Qué dirá la gente cuando no vea a la futura novia disfrutando de su fiesta de compromiso?
-A la mierda la gente y esa fiesta de compromiso, quiero hacerte mía– afirma el chico recuperando la postura mientras frunce los labios.
- ¿No lo soy ya? – indaga ella juguetona.
-Quiero hacer a Mikasa Ackerman mía, para recordar cómo era hacer esto con ella. – dice él dándole un besito en las mejillas – porque pronto lo dejaras de ser.
Eren se arremanga rápidamente las mangas de su camisa blanca y decide aventurarse hacia el sur del cuerpo de la mujer. Mikasa ve desde arriba como el castaño, satisfecho por poder moverse aún más, se pierde entre sus piernas subidas y la tela pomposa de su vestido de fiesta.
El joven desparrama besos sobre sus muslos, como si fueran el único objeto de su devoción, da algunos chupones e incluso ella siente algunas mordidas.
Pronto el muchacho se dedica darle atención al centro de su universo.
Sobre la tela de las braguitas emana una pequeña corriente de aire, lo que le causa cosquillas a la chica. Él levanta una de sus piernas haciendo todo lo posible por sacarle la prenda que se interpone y ella lo ayuda levantando su cadera un poco. Guarda las braguitas de encaje en el bolsillo de su pantalón, Mikasa las necesitara después.
La punta de su lengua se encuentra con el fruto prohibido escondido entre el paraíso que son sus piernas, y con cada movimiento que él da, lo hace con intenciones de hacerle saber sin palabras lo dispuesto que está a darle todo de sí.
Ella decodifica gustosa su mensaje encriptado respondiéndole con jadeos y pasándole las uñas sobre el cuero cabelludo en un intento desesperado de pedirle más y más. Es una bailarina contorsionista en la superficie del carro, su espalda y su piel erizada demuestra lo satisfecha que se siente por la atención masculina.
Eren sonríe entre dientes al sentirla tan estimulada, tan dispuesta. Ha visto esta faceta de ella tantas veces y se siente feliz por ser él quien la provoca.
Su lengua se profundiza más probándola hasta que ella sisea desvergonzada, pero él no deja que llegue al cielo, no todavía. Así que se detiene abruptamente con malicia y mira desde abajo la expresión de molestia de la chica.
- ¿Por qué paras? – pregunta ella con la voz ronca y ojos nublados en placer.
-Dijiste algo de que tenías que volver. – responde el haciéndose el desentendido.
-Solo termina lo que empezaste, Jaeger. – gruñe ella insatisfecha e iracunda, con una voz marcadamente aguda, sobre el capote del Mustang.
-Lo que diga mi mujer. –
Se cierne para darle un beso en un intento de hacer las paces con su amante. Cuando sus lenguas se encuentran entrelazadas, se cuela por el medio el sabor salado de lo que es su ilícita ambrosia, ese néctar que gotea entre sus piernas y el cual él bebe gustoso.
El hombre baja nuevamente arrastrando perezosamente sus dedos y finalmente introduce uno, luego dos.
Un jadeo más fuerte florece en Mikasa y Eren sonríe orgulloso de su hazaña.
Mueve sus dedos intentando conseguir más de los gemidos emitidos en octavas asombrosas, los endereza y los curvas sin patrones definidos. Al verla hecha un pequeño manojo de sollozos debajo de él, le indica que la está haciendo arder.
- Necesitada ¿no es así? – dice él con ironía repitiendo sus palabras anteriores.
Mikasa revoletea los ojos y no responde. Intenta bajar sus manos para conseguir por ella misma lo que Eren se niega a darle. Él detiene su acción.
-No, cariño. Déjame a mi hacer esto.
No pueden alargar esto, han estado mucho tiempo fuera. Si todo dependiera de él se dedicaría horas a adorarla con su boca, pero una fiesta de compromiso está en su curso. Deben volver.
Apretando los dientes el hombre de cabellos castaños la ayuda a sentarse, justo en la posición en la que piensa tomarla por completo en el capot del Mustang. Ante la atenta mirada de los orbes de su chica, se afloja rápidamente el cinturón del pantalón, Mikasa lo ayuda a bajárselos junto con su ropa interior, lo suficiente como para liberar su hombría.
Eren se posiciona entre las blanquecinas y cremosas piernas, Mikasa se abre lo más que puede para finalmente darle bienvenida al interior de su cuerpo.
Ella se aferra a sus hombros y lo envuelve con sus piernas, Eren la levanta agarrándole las nalgas para instalarse dentro de ella. En un movimiento calculado finalmente entra y se une al calor abrazador que es Mikasa.
Los amantes jadean quietos en su posición, sintiendo por una milésima de segundo, que el mundo a su alrededor se ha detenido.
Mikasa cierra sus ojos al sentirlo dentro. Eren se toma el tiempo de sentir como ella lo envuelve con su calor tan reconfortante, una sensación de alivio se instala en su pecho e inconscientemente busca la suavidad de sus labios.
Reacio a separarse de sus labios se las ingenia para empujar lenta, tortuosa, traicioneramente dentro de ella sin romper el beso. La mujer le muerde el labio inferior en son de protesta, él siente el leve sabor metálico de la sangre recorriendo su boca.
-Con que así serán las cosas. – gruñe el chico de ojos verdes sobre su oído.
-Muévete. – jadea ella.
- ¿Moverme? – desafía Eren dejando que su naturaleza testaruda aflore a la superficie de su ser.
-Por favor. – dice ella finalmente rendida queriendo al fin conseguir lo que tanto anéala.
-Las palabras mágicas.
El agarre de las manos masculinas en su trasero se intensifica, así también sus embestidas. Eren entra y sale en un ritmo constante, Mikasa se aferra a sus hombros fuertemente y sin querer arruga con sus dedos la camisa.
Los remolinos de placer provocados en ella por la previa estimulación se acrecientan, está cerca de rozar el cielo con sus manos.
Jadea desvergonzada el nombre de su amante y eso para Eren suena mejor que la música country que toca la banda en la dichosa fiesta.
-Tan cerca… Eren… - Gime ella exasperada.
El chico jadea. Ya sin querer pelear más golpea más fuerte para complacerla.
-Déjate ir, solo déjate ir. – exclama él entre dientes con dificultad, su ceño se encuentra encogido en éxtasis.
La nube de deleite que la cubre no le permite saber si es una orden o una petición, pero no lo discute. El orgasmo la golpea, no puede evitar aflojar su agarre y cae recostada sobre el capot jadeante y sonrojada.
Sin embargo, Eren no ha terminado.
El hombre aprovecha para golpear más fuerte mientras las paredes de su feminidad lo aprisionan vigorosamente. El enérgico bombeo masculino alarga su culminación y ella intenta reprimir sus gemidos contra sus nudillos. Falla en su misión.
Aunque está perdida en el frenesís, tiene las fuerzas suficientes para levantar su trasero con intenciones de invitar al muchacho a compartir su cielo que se consume en llamaradas. Eren acepta la invitación y levanta uno de sus muslos para poder aventurarse más adentro. Desea tanto golpear ese punto que tan solo él conoce.
Es descuidado, es acalorado. Él no quiere dejarla ir.
-Ya casi… ya… ugh.
Eren llega a su límite. Se libera dentro de ella con un gutural gruñido cayendo hacia el frente exhausto en el proceso.
Finalmente, contra el torso de su amada, se permite cerrar los ojos satisfecho.
Recostados y entrelazados, sobre el blanco Mustang, los amantes se toman un momento para recuperar el aliento.
Finos dedos trazan cariñosamente las hebras chocolates, lentamente la mente de la chica vuelve a la realidad.
-Te amo demasiado. – farfulla él recuperando su postura.
Mikasa imita su acción sonriendo. Una vez sentada busca con sus manos su rostro y le da un pequeño besito en la comisura de sus labios.
-Y yo a ti. – le dice juguetonamente ganándose la magnífica sonrisa del chico. – Jamás voy a amar a nadie más que a ti.
Se acomodan la ropa escuchando el sonido de la ruidosa fiesta por detrás, recordándoles donde están.
El muchacho la ayuda a bajar del auto y le acomoda el vestido.
-Cierto, cierto. Necesitaras esto. – indica mientras saca del bolsillo las olvidadas braguitas y se agacha para colocárselas. – Si no vuelves con tus bragas puestas a la fiesta, tendremos problemas.
Mikasa levanta una pierna, luego la otra. Los bronceados dedos suben llevando la prenda intima hacia su lugar. Antes de levantarse le da un rápido beso sonoro en uno de sus muslos, ahora escondidos entre la pomposa falda que ha vuelto a su lugar, tampoco puede evitar reír al ver de soslayo las marcas de amor que ha dejado.
Mientras Mikasa se pone los tacones de nuevo, Eren recupera el saco olvidado que ahora se encuentra en el asiento delantero del blanco auto de fuga.
- ¿Lista? – pregunta él al sentirse presentable para volver a la ruidosa y festiva muchedumbre.
- ¿Me veo bien? – cuestiona ella insegura, acomodándose el cabello ondulado negro con sus manos.
- Por supuesto que sí. – responde él con ojos de adoración.
De repente quiere decirle que no importa cómo se vea, ella siempre se ve bien.
Se acerca para tomar su mano izquierda, y nuevamente allí donde descansa resplandeciente y brillante su anillo de compromiso, le da un tierno beso.
-Joder voy a extrañar estas aventuras. – susurra melancólico.
Mikasa suelta una pequeña risa por las palabras habladas. Ella es capaz de presenciar cómo el pícaro que la estaba follando deliciosamente hace un momento, se esconde para dar paso al hombre vulnerable que pocos conocen.
- ¿Quién dijo que no podremos seguir haciendo este tipo de cosas? – cuestiona ella pícaramente envolviendo sus brazos alrededor del cuello masculino. Aspira el olor tan familiar y reconfortante que solamente él emana.
Eren envuelve sus brazos alrededor de su abdomen, acercando a Mikasa a él discretamente, imita sus acciones al ocultar su rostro en la curvatura del delgado cuello blanco haciéndole cosquillas en el proceso cepillándole la nariz.
-Estarás casada pronto, yo estaré casado pronto… ¿Mikasa, acaso me estas sugiriendo una aventura extramatrimonial?
La chica arquea una ceja en desconcierto, sin embargo, recupera la compostura para contestar.
-Claro Eren, ¿no te interesa?
-En realidad, no creo que sea capaz de hacerle eso a mi esposa. – dice él apartándose y mirando al suelo rehuyendo de su mirada. – Tú tampoco deberías hacerle eso a tu esposo.
-Suena a una despedida - menciona ella haciendo un puchero buscando los orbes que contienen el bosque en su resplandor.
-Definitivamente. –
El abrazo no se rompe, la pareja de amantes fugitivos permanece en el estacionamiento solitario, con solo ese Mustang blanco presenciando los restos de su hazaña prohibida. Eren se permite acercarse a su amada nuevamente para acariciar esas cálidas mejillas de porcelana con sus labios, luego las atrae hacia su oreja. Eren acaricia con sus labios la mejilla de la chica luego, los retira hacia su oído.
-Te extrañare, Mikasa Ackerman. – recita él.
Sus labios buscan la frente de la chica para depositar castos besitos enfundados en amor.
Mikasa no puede contener sus emociones, con un pequeño movimiento sacude levemente sus hombros llamando la atención de Eren. Inmediatamente la mira para ver qué pasa. Cree que está llorando.
-cariño tu… - una mueca divertida se cuela en sus facciones mientras recita las palabras, como si se hubiera dado cuenta de algo - ¿extrañarme? Ya sé a qué te refieres…
La risa femenina se escucha en el estacionamiento vacío resonando un poco, sorprendiendo a Eren con la guardia baja, pero al verla divertida, no puede evitar terminar uniéndose.
Que Dios lo ayude. Amaba demasiado a esa mujer.
"Extrañaras a Mikasa Ackerman porque pronto seré la señora Jaeger, ¿verdad?" dice la chica entre las risas.
Eren no se contiene, se lanza dispuesto a volver a capturar los labios sonrosados entre los suyos. Callarla a besos es su actividad favorita.
- Tan dramático. - Ojos de obsidiana se cierran relajados por la sensación de labios masculinos, suspira. - Por favor, recuérdame ¿por qué me caso contigo? -
- Déjame ver. - dice con un falso tono pensativo. -Tal vez sea porque soy guapo, un buen partido tal vez o puede que sea porque te animo a hacer cosas divertidas. - Enumera el chico de ojos perspicaces. - Aunque eso es realmente irrelevante. - Suspira, divertido, maquinando su respuesta. - Creo que en realidad se debe a ese pequeño e irrelevante detalle. –
Ella alza su mirada plateada viendo como los verdes esmeraldas son fundidos en un brillo luminoso de puro de amor, esa mirada que solo le ha dado a ella.
- ¿Cuál es? – pregunta ella volviéndose de repente tímida ante su amado, sintiendo que en cualquier momento se derretiría a sus pies.
El muchacho acaricia los hilos de cabellos negros que trazan su perfil níveo y nuevamente profesándole adoración con sus labios, le responde.
-Te amo y tú me amas.
Mikasa no pierde el tiempo y busca desesperadamente sus labios regordetes y le muestra con hechos que tiene razón. Nunca habría otra persona en la faz de la tierra a quien ella amaría así.
Eren recibe el golpe del pequeño cuerpo femenino desestabilizando un poco su postura.
-Tranquila futura señora Jaeger. – dice él con un aparente tono de sorpresa. – Tenemos que volver a nuestra fiesta de compromiso ¿no es así?
Ella se separa reacia y le da una mirada descontenta. En tan poco tiempo los papeles se vieron intervenidos, de cierta manera, Eren tenía el poder para hacer eso siempre desde que empezaron su noviazgo. Ah, la ironía con este chico era cosa de todos los días ¿así sería su matrimonio?
-Si, estas en lo correcto. –
Perezosa y reluctante, Mikasa emprende la marcha al salón de fiesta de la mano de su prometido. Mira de reojo hacia abajo donde está su anillo y piensa que no puede esperar hasta que sea reemplazado por su alianza en juego que Eren también lucirá. A partir de ese día se asegurará de darle esos besos que él tanto le gusta dar a sus nudillos.
A lo lejos se ven las luces de la sala, la música aumenta su volumen a medida que avanzan. Los aspersores ya no funcionan, pero han humedecido el césped, se ríe distraídamente de la idea de que alguien los haya visto por ahí corriendo como locos, tratando de escapar del agua que emana de esos dispositivos.
- Sabes, podemos hacer lo mismo el día de la boda. - Menciona Eren mirándola por el rabillo del ojo - Quiero decir, no la parte de intentar arruinar tu bonito vestido con agua, lo siento por eso".
- Te refieres a la parte de hacer cosas pervertidas en tu Mustang, ¿verdad? - ella completa con una risa descarada y un rubor floreciente en sus mejillas.
Eren se ríe a su lado cuando pequeños recuerdos pecaminosos se apoderan de su cabeza. Todos ellos tienen a la pareja haciendo cosas bonitas, algunas no tan bonitas y por supuesto algunas con poca ropa; en ese auto Mustang blanco que un día Eren recibió como regalo cuando aún era un adolescente, cortesía de sus padres por supuesto.
- Así es, haremos todo lo que nos permita tu bonito vestido blanco y todo lo que mi Mustang soporte. -
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¡Hola a todos! Así que aquí publicando mi primer smut eremika. He batallado dos días enteros con él. Empezó siendo algo de tres páginas y luego tenía esto hecho. No tiene plot como pueden ver, en realidad lo escribí algo así como para ¿practicar? En fin, espero que les haya gustado.
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