Kimetsu no Yaiba No me pertenece.

Post capítulo 205 del manga.

Nuevo amanecer

Tomioka Sakura de 15 años está asistiendo a un prestigioso colegio en el centro de Tokio. No destaca en mucho en realidad físicamente, su cabellera es negra hasta la mitad de su espalda y sus ojos son de un color azul oscuro que siempre ha estado en su familia, es la hermana mayor de un niño llamado Giichi. No tiene alguna habilidad considerable y siente que es un ser humano bastante promedio, aunque se encuentra en el grupo de Kendo para poder obtener una beca económica del colegio, no es la mejor del grupo (Nadie podría serlo con Rengoku-sempai como presidente) pero al menos logra mantener su beca con participaciones en torneos.

Es un estudiante bastante promedio que no destaca y en general es bastante feliz de formar parte del grupo B de su generación.

Una persona promedio.

Piensa de forma distraída viendo por la ventana con una leve sonrisa, sabiendo que falta poco para que el timbre del colegio suene. Como un destello rubio y otro algo más rojizo, dos estudiantes saltan el portón de las instalaciones llegando nuevamente a tiempo. El primero de ellos era su presidente del club de Kendo y el otro era…

—Otra vez viendo a Sumihiko—dice una voz maliciosa a su lado, que le hace pegar un pequeño bote en su asiento.

Gira su rostro nervioso para ver a su mejor amiga Aoi Hashibira sonriendo divertida ante su pequeño secreto, que no es tan pequeño. Su amiga de cabellera negra, con las puntas azuladas al igual que sus ojos, toma asiento a su lado luciendo emocionada por su pequeño enamoramiento por Sumihiko, que probablemente no tiene nada de pequeño, pero no va decir eso en voz alta.

—No lo estaba viendo—contesta tercamente dejando de ver a la ventana para ver a su amiga, quien parece no creerle en nada.

Gimotea mentalmente, ojalá Aoi no fuera tan perceptiva, pero en general suele conocer muy bien todo lo que le rodea.

Joder.

—Si bueno, tomando en cuenta que lo has estado viendo todas las mañanas desde hace un año, déjame decir que dudo de la veracidad de tus palabras—

—No lo veo, solo me da risa que siempre logre llegar a tiempo—

—Sigue diciéndote eso—

Sakura gimotea en voz baja antes de comenzar hablar sobre el hermano mayor de Aoi, después de haber leído en las noticias sobre lo sucedido con su investigación. Dado que Aoi es su vecina desde que tiene uso de memoria, había también conocido a su hermano mayor Aoba, quien incluso si era bastante tímido y retraído, en general era un buen sujeto (que tiene un rostro más bonito que ella, para dolor de su orgullo femenino), lo cual le preocupo por los problemas que parece presentar por su error en las investigaciones.

Aoi suspira antes de comentar que este se encuentra deprimido y con la estúpida idea de irse a vivir solo en las montañas.

Se preocupan, porque una vez en la adolescencia este se había marchado casi un mes entero a una montaña sin querer regresar.

Deberán vigilarle.

Cuando el profesor entra al salón todos dejan de hacer bromas y comienzan a poner atención a las clases, de forma distraída Sakura mira ahora al pasillo, deseando solo por un momento estar en la clase A y poder haber sido compañera de salón de Sumihiko. Pero no era posible y debía soportar quedarse en este salón, con su querida amiga Aoi, lo cual hace que el lugar sea bastante agradable.

Sakura había conocido a Sumihiko cuando tenía 7 años y se había perdido en un mercado del centro de la ciudad, había estado llorando bastante fuerte durante algunos minutos y corriendo de los desconocidos. Fue en uno de esos momentos donde el pequeño niño de cabello rojizo como sus ojos, había aparecido con una sonrisa y extendiendo su mano a ella, guiándola por los pasillos del mercado hasta la estación de policía, sentados juntos hasta que su padre le encontró. Tiempo después descubrió que el abuelo de Sumihiko trabajaba en el mercado y por eso el niño era tan bueno en ese lugar, además de ser una personalidad amable.

Eso fue el inicio de la perdición.

En la actualidad Sakura suele visitar el mercado y saludar al abuelo del chico, quien parece divertido al notar sus evidentes sentimientos. Si bien Sumihiko suele saludarla cuando se ven, dado que han estado en el mismo instituto desde que tienen memoria, no son lo que se refiere a buenos amigos, son más que todo un nivel de "conocidos que se llevan bien, mientras uno de ellos está enamorado del otro, sin que este otro se dé cuenta", lo cual es algo frustrante para Sakura.

Sumihiko es una buena persona, incluso cuando es evidente que prefiere dormitar y no está en ningún club deportivo, siempre ayuda a los demás cuando es necesario, además de aprestar una mano cuando algún club deportivo necesita un miembro extra, no por nada tiene una excelente condición física a pesar de ser algo perezoso.

Curiosamente incluso si para Sakura el chico es lo mejor (No lleva 8 años suspirando por este por nada) su hermano mayor Kanata es mucho más popular que el chico. Si fuera por Sakura ella fundaría el propio club de admiradores de Sumihiko, pero eso podría traer mucha competencia, lo cual era ridículo porque no puedes tener competencia cuando claramente el chico no regresa sus sentimientos.

Patética, era la palabra que pensaba Sakura sobre su persona.

Si tan solo tuviera un poco más de valor, podría armarse de valor y declarar sus sentimientos al chico de una vez por todas. Después de tantos años de enamoramiento y de no poder ver a otros chicos, porque nunca parecían ser suficientemente buenos como Sumihiko a sus ojos, está un poco cansada. Quiere tan solo decirle sus sentimientos de una vez y esperar el rechazo, para poder moverse delante de una vez por todas. Pero al mismo tiempo no quiere hacerlo, quiere tener esperanzas de que el chico voltee a verla alguna vez, que note su rostro emocionado por verlo, que sepa lo importante que es para ella.

Quiere amar, quiere ser amada de regreso.

Pega un pequeño bote en su asiento cuando una regla golpea su escritorio haciendo un sonido estrepitoso, temerosa gira a ver un poco sobre su cabeza, quedando pálida al ver a la maestra con una suave sonrisa que es demasiado falsa y nunca pronostica nada bueno.

—Tomioka-san espero mi clase no sea tan aburrida de ahora en adelante—dice la mujer dulcemente, antes de que la clase se ría por bajo y Aoi suspire a su lado.

Le han castigado luego de clases.

Joder su mala suerte.

.

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Sakura sale corriendo del salón de detenciones con la promesa de regresar el día siguiente, apresurándose para llegar a su club deportivo. Sabe que Rengoku-sempai es un buen chico y entiende cuando pasan esta clase de situaciones, aun así, también sabe que su entrenamiento es bastante espartano como para saltarse algo. Así que no bien llegado al salón, grita disculpas antes de correr al cambiador para tener sus ropas de entrenamiento. Todo es a una velocidad alarmante y antes de cinco minutos, está fuera del lugar atando su cabello en una coleta sin necesidad de calentar por el ejercicio previo.

Sus compañeros de club que parecen saber que ha pasado con ella, se ríen divertidos señalando su camisa mal sujeta que le hace sonrojarse apenada. Por otra parte, Rengoku-sempai solo le da unas palmaditas en la cabeza (cual niño pequeño, probablemente por su estatura) antes de invitarla a participar en un combate de practica con su compañero Goto. El chico que es un año menor que ella, parece arrepentirse de unirse el club la semana pasada, cuando con algunos movimientos precisos de su espada de bambú lo hace girar sobre su espalda y caer dolorosamente.

Con una leve sonrisa y ayudándole a ponerse sobre sus pies, el entrenamiento sigue algunos minutos. Cuando todos los demás parecen cansados, no se sorprende de que sea la hora del día donde Rengoku-sempai le dice que es turno de ambos de enfrentarse entre ellos.

Si bien Sakura no es la mejor de su club, es una de las pocas que puede hacerle frente a la pasión de su presidente del club, dado que otro de sus sempai que suele verse en el otro lado del ring de Rengoku-sempai falto por un esguince en su tobillo, Sakura sabe que era su turno de soportar al ardiente y apasionado chico con el arte de la espada. Han pasado algunas semanas desde que ambos tuvieron un enfrentamiento y espera poder soportar un poco más sobre el combate.

Goto quien funge de juez, da la orden para empezar y Sakura apenas logra colocar la espada en posición para detener la de Tojuro. Este parece emocionado ante el desafío y Sakura debe apretar los dientes para saltar atrás, antes de lanzarse directo a la ofensiva que su sempai bloquea sin piedad. Ambos intercambian rápidos movimientos de espada, que para fastidio de ella aumentan solo cuando ella lo hace, lo que le hace suponer que Rengoku-sempai se está acoplando a su nivel sin darlo todo.

Se siente algo insultada, pero puede entenderlo, no todos pueden seguir el nivel del rubio sin sufrir consecuencias a su cuerpo.

Sakura sabe que ella no es especial, que no tiene nada destacable, que es solamente otro más del montón. Pero también quiere ser alguien, quiere brillar como las personas a su alrededor, quiere que otros la miren con admiración, quiere ser alguien de la cual Sumihiko pueda sentirse feliz de tener a su lado.

No sabe que pasa o cuál es su pensamiento en ese momento, pero el golpe de su espada impacta con mayor potencia a Rengoku, quien parece algo perdido unos segundos que ella aprovecha para hacer un rápido movimiento de su espada que envían al chico unos metros hacia atrás apenas conteniendo el golpe. Escucha jadeos de parte de sus compañeros, impresionados por su anterior acción, que realmente también le sorprendió a ella misma. Pero al ver como los ojos de Rengoku brillan emocionados, a punto de llevar la batalla a otro nivel, que ella acepta con nerviosismo, pero excitación en su propio ser.

Los siguientes golpes de Rengoku son un nivel superior al anterior, que ella logra detener con gran dificultad, pero no la logran derrotar. Cada movimiento que logra contener, le saca una sonrisa emocionada a este y Sakura sonríe ante su propia capacidad de dar una pelea al mejor de su clase en el instituto. Contrataca con una fuerza que no sabe que posee, ambos chocando espadas con una velocidad alarmante, hace un giro rápido sobre su eje, pero Rengoku la esquiva con algo de dificultad y se interpone para darle un fuerte golpe vertical que ella está por detener.

Pero algo pasa, puede verlo detrás de Rengoku, puede ver a Sumihiko quien parece haber entrado en algún momento del combate, viéndola con la boca ligeramente abierta y ojos sorprendidos.

La está viendo, le está viendo a ella.

Los nervios y su cerebro no reaccionan bien, ya que el agarre de la espada se afloja y todo parece girar demasiado rápido en la habitación. Sumihiko la está viendo, justo ahora cunado esta toda desalineada y probablemente sudorosa, quiere que la tierra se la trague.

Probablemente esos pensamientos solo duraron un segundo, antes de recordar que estaba pasando, lamentablemente un segundo es más que suficiente para los siguientes actos que pasaron. Rengoku parece haberse dado cuenta de su distracción, pero incluso aunque hubiera querido, la espada siguió su curso y su propia arma débil en sus manos, no fue suficiente para retener el ataque del chico, que siguió su curso estampándose sin piedad contra su cabeza.

Todo queda en silencio.

Un silencio abrumador.

—¿Sakura? —llama Rengoku-sempai con cierto grado de nerviosismo en su voz.

Con tranquilidad Sakura toma parte de su protector de cabeza que retira de su cabeza con lentitud, el golpe de Rengoku-sempai había sido completamente devastador, con todas sus fuerzas e imposible de esquivar (sobre todo cuando esta distraída) y por eso no se extrañó que no bien retirado el casco, un chorro de sangre saliera de su frente causando un caos en general, cuando ella se fue sobre su espalda cayendo al suelo.

En el suelo pudo ver un gran número de cabezas a su alrededor, mientras sentía un incontrolable dolor en su cabeza. Pero cuando a las cabezas flotantes se unió la de Sumihiko, Sakura deseo que la tierra se la tragara. Al menos quedo desmayada en el acto, eso pudo ahorrarle un poco la vergüenza.

.

.

En el momento en que Sakura vuelve abrir los ojos, una parte de ella desea que todo lo vivido en sus recuerdos fuera una horrible pesadilla, pero el ardor en su frente es una clara insinuación de que fue bastante real. El recuerdo del rostro de Sumihiko viéndola con el rostro lleno de sangre, hace que quiera hundirse en su propia miseria y jamás salir de ahí. Gimotea audiblemente con las manos sobre su rostro, ignorando que hay alguien sentado a su lado que parece querer hacerla sentarse, ella gimotea un poco más queriendo que la inconciencia se la vuelva a tragar.

Cualquier lugar lejos de este lugar sería bueno.

Tal vez pueda cambiarse de instituto.

—¿Estas bien? —es una pregunta que la deja congelada, no por la pregunta en sí, sino por la voz de su portador.

Se congela por unos buenos 10 segundos, antes de quitar las manos de su rostro, que debe haberse puesto pálido de golpe. Se intenta convencer de que la persona frente a ella no es nada menos que Sumihiko, luciendo algo preocupado de verla.

Si.

Ojalá un rayo cayera sobre ella en ese momento y acabara con su existencia, pero como siempre, las cosas nunca suceden como quiere.

Quiere chillar, pero al mismo tiempo solo deja caer su cabeza contra la almohada soltando un suspiro.

¿Tal vez todo sea un sueño?

Un sueño extraño, pero un buen sueño si Sumihiko está ahí.

Si, debe ser un sueño, no hay otra razón para que Sumihiko esté a su lado, no tiene sentido, no hay una explicación lógica.

—Me duele la cabeza, Rengoku-sempai sin duda es un oponente asombroso—comenta a el Sumihiko falso sentado a su lado que es producto de un sueño y de su imaginación, una bastante buena, ha detallado al chico demasiado bien.

Tal vez Aoi tenía razón y veía demasiado al chico, este nivel de detalle era peligroso.

La sonrisa de Sumihiko le hizo temblar, porque incluso si era un sueño, era demasiado hermoso para soportarlo.

—Tojuro es bastante bueno, cuando he practicado con él su espíritu de lucha es abrumador, me sorprendió bastante que lograras darle ese nivel de batalla, has mejorado mucho Tomioka-san—dice el chico con bastante admiración e inocencia que solo sus ojos pueden revelar.

Tal vez eso fue lo que enamoro a Sakura, no solo lo buena persona que era Sumihiko, si no la pureza e inocencia que revelan sus ojos, jamás había visto unos ojos tan puros en toda su vida. Sus expresiones, sus acciones, su forma de sonreír, para Sakura todo lo que representa Sumihiko hace que su corazón tiemble de emoción, de querer estar a su lado para poder verlas todos los días.

Es demasiado joven para enamorarse.

Pero al mismo tiempo parece que no puede controlar sus propios sentimientos.

—Sakura—habla con una leve sonrisa, que hace que la de Sumihiko se congele—llámame Sakura—pide a su sueño, porque tiene esa pequeña fantasía de que el chico que le guste alguna vez le llame por su nombre.

Patético.

Pero es por eso que jamás lo dijo en voz alta a nadie, incluso Aoi no sabe eso y espera siga así por su dignidad.

—S-Sakura—tartamudea el chico inusualmente algo nervioso, que lo hace ver tan adorable que de no ser por el horrible dolor de su cabeza lo hubiera abrazado—pero entonces deberías llamarme entonces por mi nombre también, es lo justo—añade rápidamente sin haber perdido del todo el sonrojo en sus mejillas y esa mirada brillante que le parecen sumamente hermosas.

Sakura sonríe levemente entre este extraño sueño, alegre de escucharlo decir por fin su nombre y no su apellido.

Suena muy bien en su boca.

—Me parece bien, Sumihiko-kun—habla con algo de cansancio aun sobre ella, pero sonríe al ver las mejillas del chico ser algo más rojas.

Sí, es un buen sueño, no había motivo para que en ningún otro plano alterno de la realidad que no fuera el sueño, el chico se sonrojara levemente porque ella lo llamara por su nombre, como si a él también le gustara ella. No tenía ningún sentido que este actuara levemente tímido a su alrededor o pareciera retorcerse un poco en su asiento a su lado. No tenía sentido que este estuviera a su lado esperando a que despertara.

Si.

Este es un lindo sueño, piensa Sakura sintiendo algo de cansancio y ganas de dormir.

—¿Estas bien? —pregunta Sumihiko nuevamente con preocupación y todo rastro de nerviosismo lejos.

No, le duele la cabeza, pero tomando en cuenta que recibió un golpe del mismo Rengoku Tojuro, salió bastante bien parada de eso.

—Estaré bien—le dice a su imaginación, intentando calmarle, pero para su mala suerte eso no funciono.

—El club de kendo está bastante preocupado, Tojuro dijo que no es necesario que vayas hasta que te recuperes, tuvo que irse debido a que tenía que recoger a su hermano menor, entonces yo le dije que iba quedarme de todas formas, llamaron a su padre y este vendrá pronto—explica por fin Sumihiko con tranquilidad.

Vaya, su mente ha dado una buena historia, piensa de forma distraída Sakura.

—¿Por qué te quedaste? —le cuestiono algo confundida y no entiende porque la mirada de este se suavizo un poco al verla.

—Bueno, Sakura parece ser una chica que se mete en problemas, entonces siempre estoy viendo que se encuentre bien, aunque eres bastante fuerte para no necesitar ayuda continua, en esta ocasión prefería quedarme a tu lado. Nii-chan les explicara a nuestros padres porque llegue tarde, pero por ahora deberías descansar, yo velare por tu sueño—comenta Sumihiko con tranquilidad.

¿Eh?

No tiene sentido, nada tiene sentido, pero así se supone que son los sueños.

Solo disfrútalo, dice su mente con algo de pereza.

Extiende una mano al chico, que parece confundido antes de tomarla entre las de este. Curiosamente a pesar que Sumihiko es alguien bastante perezoso, sus manos son algo ásperas, pero igualmente cálidas, como recordaba que fueron del niño que le ayudo cuando se perdió en el mercado.

Le da una leve sonrisa al chico, este se sonroja algo avergonzada.

—Es divertido que digas eso cuando siempre estas durmiendo en todos lados—comenta divertida haciendo que este se sonroje algo más avergonzado.

—No duermo tanto—se queja, pero eso no evita que siga riéndose levemente.

Al final el chico deja su expresión de molestia, para sonreírle cuando ve que ella está por cerrar los ojos, sin soltar la mano de Sumihiko.

Si tan solo esto fuera la realidad.

Seria hermosa y perfecta.

.

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Sumihiko suspira cuando ve como Sakura vuelve a caer en un sueño profundo, pero al menos ahora ha comprobado que está bien. Todos habían tenido demasiado miedo de ver a la chica caer desmayada y con sangre en la cabeza, pero la enfermera al final había dictado que solo fue una leve herida y que todos estaría bien. Tercos como eran Tojuro y Sumihiko, se quedaron todo lo posible a pesar que una hora paso sin que esta se moviera, lamentablemente Tojuro tuvo que irse dejándolo a cargo, lo cual hubiera hecho, aunque no se lo hubieran pedido.

El chico puede recordar a Sakura desde siempre, la pequeña niña que una vez se había perdido en el mercado donde trabaja su abuelo, es la misma niña que había estado viendo durante algunas semanas. Su rostro en forma de corazón y sus grandes ojos azules que parecen brillar ante lo que dice su padre, le había encantado a la edad de 7 años, tanto que su abuelo no deja de molestarlo porque a pesar del tiempo, aún sigue algo encandilado por la niña que había visto hace tanto tiempo.

Quiere hablarle más a menudo, acercarse a ella, pero al mismo tiempo es algo tímido. Kanata su hermano mayor, parece reprenderle por su poca habilidad con las palabras, incluso animándolo a entrar al club de kendo al saber que la obsesión de Sumihiko estaba en él.

Pero no lo hace.

A veces se arrepiente de eso, pero no quiere que le quiten horas de sueño, lo cual Sakura ya logra sin tener que ser su compañera de clases o de club. Aun así, no por nada el club de Tojuro era el que más suele ayudar y participar en lo posible, con la esperanza de poder hablar con la chica frente a él.

Funciono, aunque de forma desastrosa ya que la chica ahora tiene varias vendas en su cabeza, pero han hablado como personas normales. Esta le ha dejado que le llame por su nombre, incluso le ha llamado por el suyo, siempre está la posibilidad que tenga una contusión en su cabeza que le hiciera actuar de esa forma, pero para Sumihiko significa que mañana podría llamarle por su nombre y esta probablemente le daría una de sus hermosas sonrisas.

Sonrió viendo la mano de la chica entre una de las suyas, tenía algo de sueño, pero no quería dormir en este momento.

No quería perder ningún momento de Sakura Tomioka frente a él.

Sin duda no podía esperar a que fuera mañana para saludarla, tal vez incluso podría llegar un poco más temprano a clases si eso significaba poder charlar un poco con ella.

Sí, no puede esperarlo.

Fin

Bueno Espero les gustara. Esta idea está ambientada justo en el capítulo 205 del manga de Kimetsu no Yaiba, el cual relata la vida de las rencarnaciones de los protagonistas del manga. En este caso Tanjiro es Sumihiko, que empareje con Sakura Tomioka, que, si bien es un OC de mi creación, es una descendiente de Giyu Tomioka y hermana mayor de la rencarnación de este.

Nota:

Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.

Sayonara sexys lectores.