Bocas Sucias
Todo el mundo habla de ello.
De cómo Kurosaki-sempai molió a golpes a todos los estudiantes varones del 2-A y apenas se salvo de una expulsión.
Pero si se ganó una suspensión de una semana.
—¡Kurosaki-kuuuuuun!
—Oi Inoue. — Dice apenas saca su cabeza de la ventana.
—Vengo a traer pan. — Dice ella enseñando la enorme canasta llena de panes.
Sonriendo en resignación, Ichigo le avisa que le dé un minuto para abrirle.
Prepara unas tazas de té mientras Orihime deja la canasta sobre la mesa. La escucha tararear esa canción de un programa de comedia que lleva dos semanas en emisión y le dio curiosidad por saber qué tanto interés. Con honestidad, el programa es horrible pero si a su compañera de clases le hace feliz, pues vale.
—Creo que te había dicho que aquí no comemos tanto pan.
—Pero es deliciosoooo
—Si fuera delicioso, la gente lo compraría.
—¡Si lo compran!— Reclama inflando las mejillas. — Es solo el pan que ha quedado.
—¿Ves? No les gusta.
—Moo. — Lo mira feo a pesar del tinte de sus mejillas. — Kurosaki-kun está muy huraño hoy.
—¿Lo estoy?— Apoya un codo en la mesa y su mano sostiene la cabeza. La mira tan fijo que la pobre se pone nerviosa. — Creo que un poco...
—¿Tiene que ver… con lo que paso en la escuela?
Ahí está, Inoue ha sacado el motivo de su presencia. Ichigo aparta la mirada y la joven nota como su puño tiembla por la rabia. Sea lo que sea que haya pasado... lo ha dejado muy mal. Siente que lo ha visto así antes, pero no puede recordar dónde.
—Se puede decir. — Admite él por fin.
—Yo... — Mueve sus dedos nerviosa. — Cuando escuche lo que paso... me preocupe mucho por ti.
—¿Por mí? Si yo fui quien repartió put... golpes. — Se corrige, queriendo sonar menos delincuente frente a ella.
—Lo sé, pero Kurosaki-kun no es esa clase de personas. No golpeas a los demás porque quieres y bueno... me preguntaba si... te han hecho algo muy malo como para ponerte así.
¿Cómo?
¿Cómo decirle que no fue por él mismo la causa de su rabia?
¿Cómo decirle que la causa de todo ese desmadre fue por ella?
Por las palabras que oyó.
Ichigo camina en la hora del almuerzo por los pasillos tras terminar de comer. Solo quiere ir a los jardines, un lugar tranquilo donde descansar un momento.
—¡Fácil! ¡Inoue-sempai!
Escuchar el nombre de su amiga lo detiene en un instante frente a las puertas del salón 2-A.
—Estoy de acuerdo contigo.
—Inoue-sempai es tan hermosa... ¡Una Diosa!
—Definitivamente no es de este mundo.
Ichigo se sonroja un poco al mismo tiempo que le molesta lo que oye. Ya es normal terminar la escuela escuchar al menos una vez a los chicos de cualquier grado hablar de Inoue, incluso ha pillado accidentalmente como se les declara (ha pillado seis y en todas ella los rechaza). Sabe que si no fuese por Tatsuki, recibiría la pelinaranja más... atenciones por parte de ellos.
—No hay duda que Inoue-senpai es con quien follaría.
... ¿Qué?
—Oh sí... enterraría mi cara en esos senos enormes que tiene.
—Esas caderas de seguro se mueven bieeeeen
—Si sus gemidos suenan igual a cuando come pastel, yo muero feliz tras meterle mi polla.
—¿Creen que sea virgen? Seria afortunado si yo fuese su primera vez.
—Sigue soñando.
—Siii, con lo hermosa que es, de seguro ha tenido sus meteduras.
—Unos dicen que se ha acostado con Ishida-sempai, siempre se ven juntos.
—Yo escuche con Sado-sempai.
—Y yo con Kurosaki-sempai.
—Pues yo he escuchado que esa boca grande la tiene de tantas orgias que ha hecho con ellos y quizás con más.
Suficiente.
Abre esa puerta y, con un aura siniestra, los muele a puñetazos y patadas.
—¿Kurosaki-kun?
Ichigo regresa al presente y, ante la mirada de Orihime, sonríe.
—Estoy bien.
—¿Seguro?
—Sí, lamento preocuparte pero estoy bien, lo prometo.
—¿Y... lo que paso en la escuela?
—Fue mi culpa, los escuche decir cosas inapropiadas de las chicas de su salón y me enoje en vez de avisar a un maestro.
—Oh, ya veo... — Sonríe aliviada e Ichigo piensa que se ve hermosa. — Sabia que era por una buena causa pero no debes repetirlo, Kurosaki-kun.
—Sí, sí...
—Hablo en serio, estuve muy preocupada por ti.
—Lo siento y gracias Inoue
Ella vuelve a sonreír y come de su pan, sonrojándose de lo sabroso que está.
¿Cómo esos imbéciles niñatos pueden hablar así de Orihime con lo angelical que es?
