Nota: Basado ligeramente en el cómic de Arinavah, créditos a ella. Y pues... Disfruten, disculpas de antemano por fuera de personaje.


Ella no tenía decencia.

Pero, ¿Eso siquiera importaba en estos momentos y ahora?

Era lo que se preguntaba Yuki Tsukumo, atenta a las acciones de Chōsō. Siguiendo con su mirada la mano que delineaba su cuello y hombro, con cautela pero, sin llegar a ser brusco; algo así como inexperto y posiblemente, tímido.

Se notaba que nunca había estado con una mujer, y menos, en una situación de este tipo. La curiosidad le carcomía, y la expectativa crecía un poco más.

¿Se estaba aprovechando de su inexistente vida y experiencia sexual? Sí, posiblemente.

Pero a Chōsō no parecía molestarle o incomodarle, más bien, parecía un poco interesado en esto.

¿Y cómo comenzó esto? Con un juego de póker.

Yuki sonrió un poco al sentir cómo sus dedos comenzaban a delinear ahora la clavícula. Aunque… Su tacto áspero en su clavícula le estaba dando cosquillas, y si se reía, el ambiente se echaría a perder.

Contrólate Yuki.

- Tsukumo-san…

- ¿…Sí? – se aclaró la garganta, ahogando su risa. Mirándolo a los ojos con calma.

- ¿Puedo…?

Yuki soltó una risilla –. No preguntes, sólo hazlo. Te dije que podías tocarme – tomó su mano, poniéndola sobre su seño izquierdo, sobresaltando ligeramente al híbrido, haciéndola sonreír divertida.

Esta mujer era extraña, pensó por un segundo Chōsō al mirarla a los ojos. Aunque en sí, todos los hechiceros eran raros o locos; después de todo, él y sus hermanos fueron productos de los experimentos de Kamo Noritoshi.

Así que sí, su existencia, también era anormal.

Apartando su mirada de ella, la dirigió a donde su mano izquierda yacía reposando. Y retirándola lentamente, decidió hacerlo lo mismo de hace rato: Delinear con sus dedos.

Desde el nacimiento del relieve, hasta donde terminaba, sobre el sostén. La textura de aquella prenda era distinta de la piel de la mujer, y casi no pudo apreciar este hecho; por lo que, con un poco más de confianza que antes, bajó el tirante del sostén de la parte izquierda y con cuidado bajó la tela que cubría el seno izquierdo.

Y otra vez, volvió a trazar con sus dedos la forma del seno. Deteniéndose a presionar suavemente el pezón erguido, unas dos veces; Yuki estalló en carcajadas, ya no pudiendo contener la risa.

- Eres tan tierno Chōsō – dijo entre risas la rubia, sin tomarle importancia a su estado. Chōsō en cambio, tenía una expresión de desconcierto que sólo la hacía reír más.

Tras recuperarse de la carcajada de su vida, Yuki se secó las lágrimas que la risa le provocó y suspirando, procedió a desabrocharse el sostén. Haciendo la prenda a un lado, mientras se acercaba a Chōsō, sentándose más cerca de él.

- ¿Qué te parece? ¿Te gusta lo que ves? – preguntó coqueta, inclinándose hacia él con la intención de reducir la distancia, y tal vez…

- ¿Qué…?

Besarlo.


Tengen miraba a sus dos guardianes, con los brazos cruzados y mirada interrogante.

- ¿Qué demonios estaban haciendo?

Chōsō tenía un poco de lápiz labial en algunas zonas de su cuello así como también hematomas. Mientras que Yuki, tenía lo que parecía la marca de una mordida que se asomaba del cuello de su blusa.

- Jugando – fue todo lo que Tsukumo respondió, con una sonrisa.