Ichiro estaba determinado a pedir la mano de Sayuri. Tenia muy claro que no era un hombre agraciado, pero hace poco habia heredado las tierras y riquezas de su padre, tambien era un samurai y en el fondo, el pensaba que todas esas caracteristicas lo hacian digno de contraer matrimonio con una bondadosa y fuerte youkai como ella.
Pese a que sus concejeros y cercanos insistian en que los youkai no se mezclaban con humanos, el se encontraba obsesionado y no iba a detenerse hasta agotar las posibilidades de que Sayuri fuera su esposa.
El joven samurai la habia invitado cordialmente a una distinguida cena en su palacio, a la que Sayuri acepto educadamente. Se presento puntual y dos de sus sirvientas la llevaron al comedor, donde Ichiro la esperaba ansioso, emocionado y tambien nervioso. La fama de los youkai del tipo de Sayuri le indicaba mantenerse sin pensamientos o sentimientos inapropiados, pues ella podria detectarlos con facilidad.
Sayuri era una youkai de piel blanca y almendrados ojos color lavanda, maquillados con un poco de sombra en celeste y sus labios iban en rosa oscuro. Su largo cabello rosa iba amarrado con un lazo azul en una coleta alta que llegaba hasta el final de su trasero, dejando un flequillo recto sobre la frente. Llevaba puesto un kimono color celeste palido con falda corta y con la obi en azul marino. Se veia como una muchacha de 17 aunque su edad era aproximadamente de 170 años. Su figura era esbelta, de atributos femeninos llamativos y de estatura pequeña.
Sonrio amable al ver a Ichiro quien mostraba una amplia sonrisa, se saludaron y tomaron asiento para dar inicio a la cena. El estaba rojo como un tomate ante tal belleza y casi no podia comer en su presencia. La joven youkai se mantenia agradable, gracias a sus poderes habia sentido las emociones e intenciones de Ichiro, adicionalmente habia leido su mente y eso la mantenia contenta pues no hallo nada malo. No obstante, su respuesta era todo lo contrario a lo que Ichiro buscaba.
Posteriormente a una agradable conversacion sobre cosas cotidianas, Ichiro fue al grano.
-Señorita Sayuri...- comenzo a decir y ella dejo de comer y limpio su boca para poner su atencion en el. Ichiro no sabia bien de que manera decirlo, pues a sus 25 años jamas habia considerado casarse con una mujer. La youkai fijo su mirada en el terrateniente, dandole la oportunidad para continuar -La verdadera razon por la que la he invitado a esta cena es porque... usted es la youkai mas hermosa y poderosa que he conocido y me gustaria saber si usted quisiera ser mi esposa- dijo y se sonrojo.
-Eso ya lo sabia, señor Ichiro...- respondio Sayuri con tranquilidad y fue interrumpida por el joven samurai.
-Se que usted merece un hombre mucho mas atractivo a su lado, quizas un youkai y se que tal vez mi fortuna no la impresiona... pero si puedo asegurarle que la amare y la cuidare de la mejor manera- dijo el y la youkai estaba lista para responder, pero Ichiro siguio hablando -Perdone si he sido atrevido. Le hago esta propuesta con todo mi respeto a usted y a sus fallecidos padres, tambien a la bruja que la adopto como hija suya. Tengo las mejores intenciones e insisto... Por favor, acepte casarse conmigo.
"Que buenos son los humanos difundiendo informacion o rumores" penso Sayuri, sin utilizar su telepatia para que Ichiro no supiera su opinion. Sin embargo, era cierto. Sus padres habian muerto hace 30 años y Hikari, una hechicera y curandera amiga de sus padres habia asumido su crianza y cuidado.
-Le agradezco mucho su propuesta y es posible que yo este en edad de casarme- hablo la youkai y el corazon de Ichiro se acelero, expectante por su respuesta -Pero yo contraere matrimonio con el hombre que cautive mi corazon y al que yo ame verdaderamente- dijo ella con un tono tranquilo pero muy seguro. Ichiro abrio los ojos de la impresion y el enojo. "Me esta rechazando! Como se atreve?" penso indignado y Sayuri supo que sus emociones ya no eran tan pacificas como al principio.
-Yo puedo conquistarla, estoy completamente dispuesto. Hare todo lo que me pida, le dare todo lo que quiera- insistio Ichiro, entre desesperado y fastidiado.
La youkai suspiro. Sus padres le enseñaron que al momento de tratar con humanos, era bueno razonar con ellos antes de utilizar sus poderes mentales. En el caso del joven terrateniente, era obvio que no importaba cuanto le explicara, el persistiria, por lo que se concentro.
-No sere tu esposa. Yo decido con quien me caso- le dijo, en voz alta y clara. Ichiro cambio la expresion de su rostro por una de paz.
-No seras mi esposa. Tu decides con quien te casas- repitio el samurai.
-Dejaras que me vaya ahora y te quedaras tranquilo- continuo la youkai.
-Dejare que te vayas ahora y me quedare tranquilo- dijo el.
-Buenas noches, señor Ichiro.
-Buenas noches, señorita Sayuri- respondio el y se despidieron apropiadamente.
Su habitacion era la mas grande del castillo que sus padres habian dejado para ella y daba hacia el hermoso y amplio jardin trasero iluminado por la luz de la luna.
Sayuri estaba tendida boca abajo, con los codos flectados y el rostro apoyado sobre sus manos, admirando la noche a traves de la puerta. Se encontraba lista para ir a la cama, con un ligero kimono para dormir color rosa palido con falda corta y amarrado a la cintura con un lazo rosa oscuro.
La cena con Ichiro la habia dejado pensativa y no porque estuviera considerando realmente casarse con el, sino porque creia nunca haberse enamorado. Aunque habia conocido a un par de youkais que hicieron su intento por cortejarla, ninguno le habia resultado especial.
-Sayuri- escucho la voz de Hikari desde fuera de su habitacion. La youkai nisiquiera la habia percibido al estar absorta en su propia mente.
-Adelante- le dijo, poniendose de pie.
Hizo su entrada una mujer de unos 50 años sonriendo y Sayuri tambien le sonrio. Tenia la piel blanca, el cabello negro y largo con algunos mechones en blanco y los ojos verde oscuro.
Se le acerco y la youkai solto su coleta, lo que hizo que su cabello cayera hasta sus rodillas.
-Quieres que te cepille?- le pregunto Hikari y Sayuri rio un poco. "Ya no soy una niña" dijo la youkai, en la mente de Hikari. "Pero creo que por hoy esta bien" volvio a usar la telepatia con la bruja, dirigiendose a buscar la peineta al tocador.
La bruja acentuo su sonrisa al recibirla y Sayuri volteo quitandole la mirada. Se sentaron donde Sayuri estaba, justo en el umbral hacia el jardin y Hikari empezo a peinar su cabello suavemente.
-Llegaste muy callada del palacio del señor Ichiro. Sucedio algo malo?- pregunto la curandera, concentrada en su labor.
-Me pidio matrimonio- resumio Sayuri, algo desganada.
-Oh, ya veo- comento Hikari. Se le hacia algo normal, pues su niña era muy hermosa y era hora de que tuviera un esposo.
-Le dije que no me casare con el- comento la youkai y Hikari rio un poco.
-Se lo dijiste o usaste tu poder mental para hacerlo desistir?- pregunto la bruja y Sayuri rio por lo bajo.
-Era un obstinado.
-Si todo salio bien, que es lo que te tiene asi?
-No he conocido a ningun hombre que me guste. Tengo curiosidad por saber lo que es enamorarse- dijo Sayuri, volteandose a mirar a Hikari a los ojos con un dejo de ilusion.
-El amor llega cuando menos lo esperas y de las maneras mas insolitas. Estoy segura que pronto conoceras a alguien- la alento ella, acariciandole el rostro y Sayuri rio levemente -Pero no te apresures, no olvides que te falta practicar uno de tus poderes para finalizar tu entrenamiento.
Sayuri la abrazo, sonriendo ampliamente y confiando en las palabras de su madre adoptiva.
Los shichinintai celebraban el exito de su ultimo trabajo en un bosque algo alejado de la aldea de Ichiro. Rodeando una gran fogata y en medio de la noche, comian carne asada, bebian licor, cantaban y reian.
Llevaban poco mas de un año operando como una banda de 7 asesinos, tenian muchas hazañas en su historial y eran conocidos por su nivel de violencia.
El mas joven y guapo de todos, de 17 años, se llamaba Bankotsu. Su fuerza y caracter altivo y arrogante sumada a su gran alabarda y don de mando lo hacian el lider. En cuanto a fuerza lo seguia Jakotsu, quien tenia un aspecto y modales femeninos y era especialmente sadico. El segundo al mando era Renkotsu, cuya habilidad era manipular el fuego a su favor. Luego estaban Suikotsu, Mukotsu, Ginkotsu y Kyokotsu. Suikotsu poseia dos personalidades, una era la de un doctor de buen corazon y la otra era la de un violento hombre en busca de sangre. Mukotsu era el maestro del veneno, Ginkotsu tenia partes de robot en su cuerpo y Kyokotsu era un hombre colosal que devoraba demonios.
De un momento a otro, Suikotsu dejo de reir y cantar para prestarle atencion a un ruido de pasos acercandose hacia ellos.
-Que ocurre, Suikotsu?- le pregunto Bankotsu y todos los demas lo miraron pero antes de que pudiera explicar, aparecio Ichiro seguido de otros dos hombres. Los tres venian con armaduras de samurai.
-Samurais- comento Renkotsu, poniendose en guardia.
-Quien de ustedes es Bankotsu?- pregunto Ichiro, acercandose mas a la fogata, lo suficiente como para hacer visible su cara.
-Ay! Esta bien feo- dijo Jakotsu en voz baja, al percatarse de la quemadura que tenia Ichiro en el rostro, la cual abarcaba desde el pomulo derecho hasta la mitad del cuello, rodeando su boca.
-Yo soy Bankotsu. Que quieres?- pregunto el moreno, con una voz profunda.
-Tengo un trabajo para ti- respondio Ichiro, lo que asombro un poco a los mercenarios, aunque no al mismo Bankotsu. No era primera vez que le ofrecian trabajos individuales, los que habia cumplido por si solo sin problemas.
-Somos un equipo de siete- se adelanto a contestar Renkotsu, molesto.
-Pero me hablaron a mi- lo interrumpio Bankotsu, aun mas fastidiado y luego se dirigio a Ichiro -Entonces?
-Te espero mañana en mi palacio. Si vas hacia el sur, antes de la aldea de los ninjas, lo encontraras. No olvides ir tu solo- ordeno Ichiro y se retiro en paz junto a sus acompañantes.
Ninguno de los shichinintai comento nada al respecto. Sabian que a Bankotsu le molestaba que se metieran en sus asuntos, mas aun si el trabajo era personal. Sin embargo, por alguna razon, el moreno se sintio particularmente curioso. Un samurai pidiendo sus servicios? Por que no podia hacerlo el mismo?
A la mañana siguiente, Bankotsu estuvo en el palacio de Ichiro acompañado solo por su alabarda, tal como el samurai le habia solicitado.
-Y bien?- pregunto el moreno, con toda su atencion.
-Deseo que mates a una mujer- contesto Ichiro, tranquila y seriamente. A Bankotsu no le parecio nada malo. La unica mujer relevante en su vida habia sido su madre. Las demas no significaban nada para el -Pedi su mano y ella me rechazo- comento, entre furioso y ofendido.
A Bankotsu nunca le interesaban los motivos, pero ese se le hizo muy gracioso. Por una parte, no habia mujer que pudiera resistirsele a un moreno como el asi que no sabia mucho de lo que era ser rechazado y por otra parte, penso "Debe ser una mujer muy deslumbrante como para causar ese nivel de odio por decir que no". Rio un poco e Ichiro lo miro levemente molesto.
-No se trata de cualquier mujer. Es una youkai psiquica y es bellisima, tiene el cabello rosa y los ojos lavanda- continuo hablando Ichiro y Bankotsu puso toda su atencion al imaginarse la descripcion del samurai -Debes tener mucho cuidado, porque ella puede contolar y cambiar tu mente, inmovilizarte, leer tu mente y tus sentimientos y puede mover objetos a voluntad. Es de temer.
-He matado a mas youkais de los que puedas imaginar. Claro que puedo hacerlo solo- dijo Bankotsu arrogantemente. Por muy terrible y peligrosa que sonara esa tal youkai, confiaba en que podia matarla sin mayores complicaciones ni demoras.
-Eso no es todo. La aldea donde esta su palacio se encuentra mas hacia el sur y para llegar, primero debes cruzar el bosque donde viven los ninjas. Te tomara una hora a caballo, vendras cuando caiga la noche y te dare uno. El nombre de la youkai es Sayuri- explico Ichiro y Bankotsu asintio seguro.
Acordaron los detalles de la paga, la cual iba a ser suculenta y el moreno se comprometio a estar de vuelta en el palacio de Ichiro en la noche.
Bankotsu se subio al caballo cafe oscuro que le facilito Ichiro y mantuvo su enorme alabarda colgada a la espalda.
-Bankotsu, tienes solo hasta mañana en la noche para cumplir esta mision. Si no has vuelto para entonces, asumire que Sayuri te asesino- aclaro Ichiro, en un tono algo desafiante. Bankotsu le sonrio de medio lado, altivo.
-Una youkai no podria matarme- dijo y miro hacia adelante para irse cabalgando a velocidad.
Luego de 20 minutos cabalgando ya en el bosque, a Bankotsu solo lo alumbraba la luz tenue de la luna. Subitamente, cayo sobre el una lluvia de estrellas ninja y cuchillas kunai. Ambos sintieron los cortes de sus mas bien pequeñas pero letales armas, que hicieron que el caballo levantara sus patas delanteras y relinchara de pavor y tormento. El moreno cayo de costado y rodo, su alabarda salto lejos y el caballo salio corriendo.
Eran tantos los cortes y los puñales en su cuerpo, sin olvidar que tenia un par de huesos rotos, que el dolor lo dejo quieto con la mente en blanco. Sintio a los ninjas acercarsele, eran cerca de 20, todos sacaron una especie de sable pequeño y lo apuntaron.
-Aqui nadie entra. Nisiquiera de dia- dijo uno de ellos y lo apuñalo con su sable en el costado derecho del ombligo.
El mercenario sintio un dolor que subio su adrenalina y nublo su vista. Los ninjas estaban listos para darle el golpe de gracia, cuando todos miraron hacia el camino. Bankotsu miro en la misma direccion y pudo ver la figura de una femina de cabello rosa y kimono celeste. "Sayuri" repitio en su mente, recordando las palabras del samurai Ichiro.
