words don't come easy
Susurras en mi oído
Tus yemas se posan sobre mi piel
Me abrazas
[...]
Los rayos del sol se cuelan entre las cortinas, haciéndose espacio en la cama. Sasuke puede ver cómo Naruto le da la espalda a la ventana, de donde provienen los primeros indicios de un nuevo día.
Observa su piel bronceada, las ligeras marcas sobre ella, el sinsabor de momentos en los que él no estuvo allí. Sus manos cobran vida, sin consultárselo siquiera, y se aproximan hacia el lienzo desnudo que representa Naruto. Pinta caricias dulces en su superficie, formas aleatorias que significan tanto.
Sasuke desearía expresar cuánto verdaderamente lamenta el daño causado, la ausencia, la demora. Espera que los toques sobre la piel ajena pudieran demostrar todo lo que se guarda dentro de sí, que Naruto entienda realmente lo mucho que siente por él.
Le toma por la cintura y lo apega más hacia su cuerpo, deseando fundirse entre pieles, anhelando borrar todo mal que pudiera aguardar en los espacios más recónditos de su existencia.
Susurra palabras que no sería capaz de enunciar estando los dos despiertos, de frente. Porque la vergüenza lo consumiría, el saberse tan indigno de alguien como Naruto, él, quien le causó tanto daño.
Sin embargo, no existe un día en que no agradezca el sol que cubre sus pieles y le transmite la certeza de que sí, Naruto está justo a su lado. Aun cuando es él, incluso luego de tanto.
Y así está bien... aunque las palabras no salgan de su boca, porque Naruto lo sabe cuando se encuentra entre sus brazos por las mañanas, sintiendo las caricias frescas sobre su piel y los susurros de amor todavía flotando en el aire.
