PERDIDO
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Los nombres no me pertenecen están basados en la serie de Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi.
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Fanfic elaborado para la convocatoria "Historias eróticas de personajes secundarios" de la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma.
Nota de la autora: No me hago responsable de las posibles alteraciones a su estado de ánimo. ¡Disfruten la lectura!
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El cuerpo del hombre vibraba de cansancio, no sabía dónde se encontraba, además de que el sol se había ocultado desde hace mucho tiempo como para poder ubicarse.
Dejando caer su muy pesada maleta en el césped, se recostó en el suelo e inmediatamente perdió la consciencia.
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Unas manos tibias acariciaban sus mejillas y frente cuando por fin pudo abrir los ojos. Enderezandose sobre la colchoneta, se encontró frente a frente con un par de ojos claros que lo miraban con ilusión.
—¡Despertaste! —murmuró la mujer.
Ryoga se sonrojó de inmediato y evitó la mirada curiosa de la mujer castaña.
—¿Dónde estoy?
—En mi casa —respondió alegre la mujer.
Levantándose de la colchoneta para servirle un vaso de agua, Akari esperó a que el hombre le volviera hablar.
—¿Cómo llegué aquí?
Acercándose a la cama, le entregó el vaso lleno y esperó pacientemente a que el hombre se lo terminara.
— ¿Cuál es su nombre? —continuó preguntando —. ¿Usted me encontró?
La joven castaña sonrió al ver el rostro lleno de confusión del pelinegro y se mantuvo callada viéndolo sonrojarse al intentar mirarla directamente a los ojos.
—Creo que es tiempo de que me vaya —aseguró el de la bandana empujando la cobija hacia un lado.
Ryoga volvió a cubrirse el cuerpo, al darse cuenta que no usaba ni camisa, ni pantalones.
—Soy Akari Unryu —respondió la mujer cubriendo su enorme sonrisa (causada por el rostro apanicado del hombre).
—Semidesnudo, quiero decir, soy Ryoga Hibiki —respondió ofuscado el de la bandana.
—Me tomé la libertad de lavar toda tu ropa... Espero que no te moleste que también haya tomado la de tu maleta.
—¿Cuánto tiempo he estado aquí?
—Dos días.
Ryoga la miró entre sorprendido y avergonzado y agradecido por su hospitalidad, dijo:
—No quiero causarte más molestias, en cuanto mi ropa esté seca me iré.
Akari borró su sonrisa y asintió entristecida con la cabeza.
—Está bien, Ryoga.
El hombre tragó saliva nervioso, mirando en todas direcciones (a excepción del rostro de Akari), carraspeó ligeramente incómodo por el silencio en la habitación y se cubrió aún más el torso desnudo con la cobija.
Akari volvió a sonreír y caminó nerviosa hacia la puerta, el solo ver una fracción del pecho del hombre había hecho que comenzara a sonrojarse.
—Oye... ¡Espera Akari! —exclamó Ryoga preocupado.
Ella mordió su labio inferior y evitó girarse, ya que si lo hacía probablemente se lanzaría sobre el hombre.
—¿Qué sucede? —preguntó nerviosa.
—¿Po-podrías prestarme algo de ropa?
—Esta bien —respondió cortante antes de salir de la habitación e ir a buscar un poco de ropa (en la habitación que ocasionalmente solía ocupar).
Cuando finalmente regresó, Ryoga se encontraba recostado con los brazos flexionados detrás de su cabeza, dándole a la joven castaña una imagen realmente atractiva de él.
Ryoga, al notar su presencia, cambió su pose a una más apropiada a la situación.
—Aquí tienes, espero que te quede, aunque ahora eres más musculoso —susurró lo último con timidez.
Ryoga rozó accidentalmente la mano de Akari mientras recibía la ropa, los dos se miraron directamente a los ojos y apartando la vista, ambos se sonrojaron.
—Gra- gracias Akari.
—De nada, esperaré afuera.
Ryoga suspiró en cuanto Akari salió de la habitación, golpeando sus mejillas con un poco de brusquedad intentó borrar los pequeños pensamientos que rondaban su cabeza (ella estando completamente sonrojada mientras él la penetraba, cof, cof).
Akari respiró agitada, sus mejillas y orejas nunca habían estado más calientes que ahora, alejándose de la puerta, corrió hasta el baño y se echó un poco de agua fría en la cara.
Un poco más tranquila, abrió la puerta y mientras salía despistada del baño, chocó con el cuerpo de Ryoga, quien la sujetó por la cintura para evitar que cayera al suelo.
Akari se sujetó de los musculosos brazos del pelinegro y lo sintió tensarse por el contacto.
—¿Estas bien? —preguntó el de la bandana con preocupación.
Akari parpadeó y abrió levemente los labios para responderle un "Si". Los pulgares del joven se movieron ligeramente sobre la cintura de Akari, causándole pequeñas descargas de electricidad.
—Ryoga... —murmuró ella con suavidad un poco más cerca de su rostro.
El pelinegro despertó del trance y soltandola con rapidez se inclinó para pedirle disculpas.
—¿Ryoga? —exclamó la mujer sujetando al pelinegro por los hombros y mirándolo con una dulce sonrisa.
—Akari, yo...
Akari colocó su dedo índice en los labios del pelinegro, callando cualquier excusa que pudiera decirle. Posando su palma izquierda en la mejilla de Ryoga, acercó su rostro y dejó un pequeño beso sobre su boca.
El hombre se pasmó y la miró asombrado, tenía la leve sensación de que ya había besado antes esos labios, acercándose a la mujer para quitarse la curiosidad, la sujetó por las mejillas y volvió a besarla.
Akari gimió sobre su boca y se sujetó a la espalda del pelinegro mientras se recargaban en la pared del pasillo.
Ryoga bajó sus manos hasta la cintura de la castaña y continuó con lentitud el beso.
Cinco minutos después, los dos se miraban con intensidad y respiraban con dificultad.
—Ryoga —susurró Akari, acariciando los brazos y hombros del pelinegro.
El hombre sonrió coqueto y mostrando uno de sus colmillos, acercó su rostro hasta rozar el de ella con su nariz.
—Debo pagarte por tanta hospitalidad...
—No es nece...
Los labios de Ryoga atraparon los de la castaña y sujetándola por sus muslos la levantó del suelo para llevarla hasta la habitación.
Quedándose de pie en medio del cuarto, Akari acariciaba con poca delicadeza la nuca de Ryoga, intensificando aún más el beso, mientras él mantenía sus manos adheridas a la piel expuesta de la cintura femenina.
—Ryoga, quedate conmigo esta noche —suspiró la castaña cuando el pelinegro unió sus frentes tomando una pausa para respirar.
—No soy un hombre de una noche Akari.
Ella lo miró avergonzada y negó con la cabeza.
—Oh... No me refería a eso —susurró apartándose.
Ryoga la sujetó de la muñeca y jaló de ella para atraerla a su cuerpo.
—No dije que no lo haría—susurró el de la bandana volviendo a besarla.
Las manos de Akari viajaron hacia la camisa que él usaba y tirando de ella fuera de su cuerpo, acarició lo largo de su pecho y espalda.
Ryoga se rió por las cosquillas que le produjo el contacto de la mujer y caminó con ella hasta la orilla de la cama.
—Ahora no podrás deshacerte de mí —susurró el moreno, mientras desnudaba a la mujer con lentitud —. Ryoga Hibiki vendrá a verte siempre —susurró besando su cuello, finalmente comenzando a quitarse su propia ropa —. Porque tú Akari Unryu... —murmuró mirándola con seguridad —, eres mi mujer.
El beso de Ryoga mareó rápidamente a Akari, dejándose llevar por el calor y las sensaciones provocadas por el roce de sus cuerpos desnudos, la mujer no dudó ni un segundo en recostarse sobre la colchoneta y esperar a que él se acomodara entre sus piernas.
—Hay algo que no te he dicho Ryoga.
—¿Qué cosa?
—Esto ya me lo habías dicho antes.
Ryoga sonrió y comenzó a besarla, comprendiendo por qué el roce de sus labios le era familiar y aún más cuando entró en ella y se sintió como si finalmente encontrara su hogar.
—¿Cuándo te lo dije? —preguntó ansioso por dar su primer empuje en su interior.
—Hace un año —respondió Akari con la voz aguda —, te encontré en el jardín, justo como en esta ocasión.
—¿Y cuál es tu respuesta?
Akari sonrió y arqueándose por los movimientos que él hacía en ella, acercó su rostro hasta su oreja.
—Tú-Eres-Mío —recalcó cada palabra antes de gemir llena de placer.
Ryoga, acercó sus labios hasta el pecho de la mujer y besó exactamente el punto donde se encontraba su corazón.
—Akari —susurró con cariño.
Volviendo a besarla, ambos continuaron consumando su unión.
~
Ryoga acariciaba la espalda desnuda de la mujer, "un año" pensó con nostalgia. Todo ese tiempo creyó que había estado perdido y que la mujer de la que estaba enamorado había sido un simple sueño que lentamente se iba borrando de su mente.
Mirando con cariño el rostro de la mujer recostada a su lado, besó su frente y pegó su nariz a su cuello para inhalar su aroma.
—Akari —susurró con suavidad.
La mujer gruñó y pasó uno de sus brazos por la cintura del hombre, negándose a moverse de su lado.
—Te amo Akari —susurró Ryoga sobre la mejilla de la castaña.
Akari entreabrió uno de sus ojos y sonrió divertida cuando notó que Ryoga había descubierto que estaba despierta. Acariciando su mejilla, dejó que Ryoga juntara sus frentes y besara su nariz, antes de dejarlo levantarse y que volviera a vestirse.
—No te vayas Ryoga —pidió la castaña llena de tristeza, mirándolo desde la entrada de la casa.
El pelinegro dejó su enorme maleta en el suelo y retiró la bandana de su cabeza.
—Será la última vez que lo haga —dijo mientras amarraba la pañoleta en la muñeca de la mujer.
Akari asintió y abrazó al hombre con desesperación.
—Te estaré esperando. No me olvides.
Ryoga levantó su mentón y besó sus labios con suavidad.
—Te amo, volveré pronto.
Akari miró la espalda del hombre hasta que ya no pudo hacerlo. Volvió al interior de la casa y caminó hasta un pequeño mueble en medio de la pequeña sala.
Abriendo uno de los cajones, sacó un pequeño marco, donde se encontraba una fotografía de Ryoga y ella mostrando su felicidad a la cámara durante el día de su boda.Guardó la fotografía y caminó hasta la cocina para prepararse una taza de té.
Sentándose en la entrada del jardín, esperó con paciencia a que su esposo (solo por esta vez) no olvidara, su promesa de regresar y quedarse finalmente en casa.
Espero que les haya gustado el fic y no me maten por este final.
¡Soy Tóxo kai Bélos, nos leeremos pronto!
