Disclaimer: todos los personajes, escenarios y hechizos que reconozcan pertenecen a J.K. Rowling. El resto es producto de mi imaginación.


N/A:

¡Hola! Acá estoy de nuevo participando en otro reto Dramione que consiste en escribir un fanfic sobre nuestra pareja favorita pero desde la perspectiva de una pareja secundaria, es decir, desde los ojos de otros personajes.

La pareja relatora que me ha tocado por sorteo ha sido Ginny y Blaise y la verdad sea dicha: realmente fue todo un desafío escribir este fic porque yo AMO el Hinny, así que he tenido que hacer un cambio en mi chip, pero eso es lo bonito de los retos.

He intentado plasmar la personalidad de ambos personajes. Los libros de la saga Harry Potter no nos describen bien a Blaise Zabini y de hecho, es considerado un personaje menor en Wizarding World, donde lo único que menciona es su arrogancia (mayor a la de Draco) y que es millonario. Así que lo demás ha sido creación meramente de los fickers: sarcástico, seductor, guapo y en la mayoría de las veces un excelente amigo que aporta humor a la historia.

Con Ginny Weasley es más fácil. Un personaje infravalorado en las películas pero de los mejores en los libros, el complemento perfecto de Harry, según mi criterio. Independiente, fuerte, segura, valiente.

Espero que el desarrollo de ambos personajes en este fic sea del agrado de los fans del Blinny.

Este fic forma parte de la Colección "Reto Dramione: Desde los ojos de otros" en AO3. Sin más que agregar, los dejo con la historia.


—1—. DE NUEVOS COMIENZOS.

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Regresar al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a escasos cuatro meses de haber terminado la Segunda Guerra Mágica parecía irreal. Ginny Weasley se preguntaba si ese tiempo había sido suficiente para reparar el daño, y no estaba pensando precisamente en lo estructural del castillo.

Había leído en El Profeta que, en pocos días y gracias a la magia y el trabajo de muchos voluntarios, el colegio había quedado en todo su esplendor como antes de la batalla. Sin embargo, sabía que era todo el horror que se había vivido en ese lugar lo que no podía cambiarse de la noche a la mañana. No podía quitarse de la cabeza a todos los que habían muerto, entre ellos su hermano Fred; personas muy queridas que a pesar de cualquier intento de seguir con una vida normal, nunca volverían. Eso, sumado al trauma psicológico que todos los que habían vivido de cerca la batalla final, debían superar, era precisamente lo que ahora le preocupaba; su reacción al volver a ese lugar. Sabía que sanar esas heridas iba a llevar mucho más tiempo.

Estos eran los pensamientos que tenía ese martes primero de septiembre, sentada en un compartimento del Expreso de Hogwarts al lado de su mejor amiga Hermione Granger, quien había decidido regresar al colegio para terminar sus estudios, contrario a Harry Potter, su ahora ex-novio, su hermano Ron y su amigo Neville Longbottom. Ellos habían sido reclutados como aspirantes a aurores por el Ministerio Británico de Magia, esto sin cumplir con el requisito de sus EXTASIS dada su participación en los eventos de principio de mayo; y Luna Lovegood, había preferido quedarse al frente de El Quisquilloso, debido a que su padre estaba enfermo por el tiempo que había estado en Azkaban.

Harry, posterior al ofrecimiento de Kingsley Shacklebolt, el nuevo Ministro de Magia, había hablado con ella días después, diciéndole que no estaba emocionalmente preparado para tener una relación amorosa y que, por el momento, lo único que deseaba era dedicarse de lleno a su entrenamiento como auror y lograr por fin acabar hasta con el último seguidor de Voldemort y con eso traer la paz al mundo mágico, esta vez definitivamente.

Ginny también había coincidido en que estaba muy mal por la muerte de Fred y su amiga Nymphadora Tonks, a quien quería mucho, y estuvo de acuerdo en darse un tiempo para sanar heridas y no usar su noviazgo como un escape emocional. Esa ruptura no le había dolido como se imaginó, tanto así que llegó a preguntarse si había estado realmente enamorada. A lo mejor lo suyo había sido un mero capricho, uno que había tenido desde muy niña; de todos modos, ambos eran muy jóvenes aún y hacer cambios siempre era buena idea. Se alegraba de que al menos hubieran mantenido su amistad, y quizá era esa una de las razones por la que se sentía incómoda ese primero de septiembre. Sin darse cuenta, había sonado los dientes, lo que había llamado la atención de Hermione, quien levantando la vista del libro de aritmancia, inquirió:

—¿Qué sucede, Ginny?

—¿No sientes que falta algo?

—¿A qué te refieres?

—Extraño a los demás…

—Créeme que intenté persuadir a Ron, Harry y Neville de que no era buena idea saltarse los estudios y que prácticamente te regalen un espacio sólo porque "prestaron servicios invaluables a la comunidad mágica". No es lo mismo...

—¡No me refiero a eso, Hermione! —la interrumpió. Era su mejor amiga pero a veces su actitud perfeccionista la sacaba de sus casillas. En todo caso, ese día estaba especialmente sensible y no podía evitarlo—. Lo siento… Pero es que... Siento como si fuera para otro sitio… sin ellos, sin Luna y los demás. No se oyen risas, ni había algarabía en la estación… Sé que, todos, a nuestra manera, estamos persiguiendo un sueño, que en algún momento cada quien debía tomar su camino, pero aún así, siento que no fue suficiente que acabara la guerra y la incertidumbre…

Ginny se había levantado y caminaba lentamente de un lado al otro del compartimento en el que sólo iban ellas dos.

—Cierto… No fueron muchos los alumnos que decidieron volver. Tampoco hay muchos estudiantes de primer ingreso. Aún hay mucho miedo en el ambiente, a pesar de que la profesora McGonagall asegure que el castillo es un lugar seguro.

—Siempre se pensó que lo era, y mira todo lo que sucedió ahí.

—Eran otras las circunstancias. Ahora todo es diferente, ya no existe peligro. Ya verás que nos la pasaremos muy bien —Hermione se levantó y la abrazó—. Nos tenemos la una a la otra para apoyarnos.

—Es una lástima que no pudieran ni siquiera acompañarnos a la estación, pero sólo tienen libre los domingos.

—Sí, me hubiera gustado que Ron hubiera estado ahí…

—Ya verás que pronto pasarán estos meses y podremos estar más tiempo juntos —ahora era Ginny quien la abrazaba.

—¿Quién consuela a quién? —sonrió Hermione lo que provocó una carcajada en Ginny—. En todo caso, no estoy segura de si Ron y yo tenemos una relación, si de verdad somos novios o sólo me hago la ilusión porque actúa como si lo fuéramos. Nunca hemos hablado de ese tema… Ya lo conoces, nunca se puede hablar de algo serio con él.

—Creo que entonces podemos considerarnos solteras y disponibles —dijo Ginny con picardía.

—¿A qué te refieres con eso? —había un dejo de preocupación en su tono de voz.

—No te hagas la tonta, Hermione. Sabes bien a qué me refiero. Yo no estoy con Harry, y si Ron no te ha pedido formalmente ser tu novia, significa que no tienes un compromiso con él y viceversa. Estoy segura que él no desaprovecharía alguna oportunidad si se le presenta…

—¡Ginny! ¡Estamos hablando de tu hermano!

—Precisamente; lo conoces, sabes que lo que digo es cierto. ¿Te ha dicho que te ama?

—¡Ginny! —se sonrojó la joven.

—Es muy fácil. Se aman o no, no hay medias tintas en esto. Si no se han declarado el uno al otro, quizá es porque no hay un amor real —alzó los hombros con indiferencia y una mirada pícara—. Es mi hermano, pero yo que tú tampoco desaprovecharía si algún chico guapo se te cruza por el camino. Yo también quisiera darme una nueva oportunidad el amor —Hermione negó con la cabeza tratando de no sonreír—. Iré a dar una vuelta por el tren. ¿Me acompañas?

—¿Tan pronto de cacería? —se burló su amiga.

—Sólo quiero despejar la mente… el aire fresco me ayudará.

—Prefiero quedarme acá. No he tenido tiempo de leer este libro y quiero estar preparada para empezar el curso.

Ginny respiró profundo. Sabía que el motivo era el miedo a enfrentarse a la misma realidad que a ella la mortificaba y, a pesar de lo fuerte que se veía, Hermione no estaba aún preparada para eso. Le sonrió y salió del vagón caminando lentamente por el pasillo en busca de no sabía qué.

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~ oOo ~

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Blaise Zabini estaba de pésimo humor.

Coincidía en que era mejor regresar a Hogwarts como parte de las medidas de reinserción a la sociedad que El Wizengamot había ordenado a quienes habían tenido un papel menor en el bando del Señor Oscuro en lugar de pasar un tiempo en Azkaban. Estaba feliz de haber evitado la prisión pero sabía que ese año iba a ser una completa pesadilla y por lo que había hablado con sus amigos Draco Malfoy y Theodore Nott, ellos pensaban exactamente lo mismo. Sus caras al encontrarse en la estación demostraban lo mal que estaban llevando el tener que volver al colegio.

Si bien es cierto, sólo Draco portaba la marca tenebrosa, el que Theo, Blaise y otros en algún momento hubieran apoyado abiertamente las ideas de Voldemort, los habían etiquetado y juzgado como potenciales mortífagos a pesar de su corta edad. Draco se había salvado de prisión debido a que el señor Malfoy había dado información valiosa acerca del paradero de muchos de los seguidores del Señor Tenebroso, y también gracias a la declaración que Harry Potter había dado en el juicio, aunque Blaise no tenía muy claro qué tipo de argumento podría haber dado un joven que siempre había sido su enemigo y por qué motivo había favorecido a los Malfoy. Hermione Granger también había declarado pero Draco no había querido ahondar mucho en esa parte de la historia, por algún motivo, sospechaba que tenía que ver con la escaramuza ocurrida en Malfoy Manor a finales de marzo anterior.

Gregory Goyle no había corrido con esa suerte, pues durante su juicio manifestó abiertamente que "odiaba a los sangre sucia y traidores de la sangre y que prefería la cárcel a volver al colegio". Idiota. Definitivamente presenciar la muerte de Vincent Crabb, quien había sido su amigo desde que tenía uso de razón, paradójicamente lo había desquiciado. Ahora se pudriría en una fría celda igual que Goyle padre.

La principal molestia al volver a Hogwarts radicaba en que debían repetir un año que casi habían cursado por completo el periodo anterior, todo porque los Carrow habían decidido enseñar materias opuestas a las que siempre se habían impartido en el colegio. Al menos, se tenían a ellos tres, que se conocían desde su más tierna infancia, para apoyarse y enfrentar el desprecio y las burlas que seguramente recibirían por parte de la sociedad estudiantil. Sabía que no lo tendrían fácil.

Blaise observó a Draco a su lado. Impecablemente vestido de negro, se había vuelto un poco más taciturno que los últimos meses de su sexto año. Pese a que no tenía aquella apariencia de líder de pandilla, altivo y orgulloso, el porte aristocrático seguía intacto. Había recuperado algo de peso, y aunque siempre estaba pálido, al menos ya no parecía enfermo. Estaba leyendo una revista de Quidditch con rostro inexpresivo. Claramente estaba usando oclumancia para no mostrar las emociones que le provocaba regresar al lugar que tantos malos recuerdos le generaba, sobre todo los relacionados con la muerte del director Albus Dumbledore.

Vio a Theo frente a él, en ese momento acostado a lo largo del asiento. Ya se había colocado el uniforme mas no la túnica. Sabía que el solitario muchacho ahora disfrutaba de una relativa tranquilidad luego de que su padre había muerto en la Batalla de Hogwarts y al fin se había liberado de años de torturas y desamor por parte del señor Nott, quizá por eso no se había quejado mucho de la situación actual. Aunque ciertamente no brincaba de felicidad por volver al colegio, en sus ojos azules como el mar había paz. En ese momento dormitaba con una varita de regaliz entre sus labios.

—¿Creen que todo sea como en nuestros primeros años? —se aventuró a romper el hielo. Apenas llevaban una hora de viaje y estaba aburrido.

—La comida siempre fue buena —respondió Theo sin abrir los ojos—. Espero que eso no haya cambiado —Draco hizo una mueca de fastidio.

—Tus elfos pueden venir a Malfoy Manor por clases si consideras que los de Hogwarts cocinan mejor que los de tu mansión —repuso sin dejar de leer la revista.

—Con padre ahí, prefería hasta el peor menú antes que estar en casa. Tú ya deberías saber lo que es vivir con un monstruo. Hasta el peor de los lugares es el paraíso si esa persona no está ahí.

Blaise notó que Draco había tensado la mandíbula ante el inoportuno comentario de Theo y decidió cortar por lo sano cambiando de tema antes de que se entablaran en una discusión sobre cuál de los dos lo había pasado peor en los últimos años.

—¿Tienes planes para renovar la mansión? Podrías gastar parte de tu fortuna y hacer de esa casa un verdadero hogar, empezando por la "habitación misteriosa" —los tres la habían bautizado así a los seis años, cuando veían entrar y salir al señor Nott, quien siempre les prohibió acercarse y protegía la puerta con hechizos.

—De momento no tengo planes para nada, Blaise. Tampoco he reunido el valor para entrar en ese cuarto… de todos modos, el ministerio se encargó de confiscar todo lo que consideró relacionado con magia oscura y no se llevó nada de esa habitación. Lo que importa es que por fin voy a tener un año tranquilo, sin tener que preocuparme si soy el primero o el último de la clase, sin temer por regresar en vacaciones a casa porque padre probablemente esté ahí. Sólo quiero vivir el ahora, a como se vaya presentando.

—¡Qué filosófico! —se burló Blaise y Draco se unió con una risotada. Hacía tiempo que Blaise no veía reírse a Draco con tanto entusiasmo—. ¿Será que adoptamos ese modo de vida? ¿Dejar las exigencias y tomar de la vida lo que se nos presente? Sería buena idea si es que queremos empezar de nuevo. Ciertamente no nos ha ido bien con nuestras antiguas ideas.

—No estaría mal experimentar —dijo Draco. Theodore se levantó del asiento donde estaba recostado y ambos lo miraban con asombro—. ¡No me vean así! La epifanía de Theo es muy válida.

—Asombra que seas precisamente tú quien esté de acuerdo con eso, señor "yo tengo todo bajo control". Experimentar no es precisamente algo muy Malfoy...

—Como bien dijiste, Blaise, eso no funcionó. Quizá es momento de hacer un cambio, porque algo tenemos que hacer si no queremos que este nuevo año sea otra pesadilla. Ahora somos catalogados como parias de la sociedad… o al menos yo por llevar esta maldita marca en mi brazo, así que es entendible que esté interesado en hacer algo para mejorar ese tétrico futuro que me espera.

—¿Eso significa que tendremos que hacernos amigos de los Gryffindor y Hufflepuff? —inquirió Theo con una mueca de fastidio.

—Si es una chica bien proporcionada y guapa, no tengo objeción —Blaise levantó la mano con aire divertido.

—Eres un degenerado, sólo piensas en mujeres —señaló Draco. Blaise se carcajeó.

—¿Y tú no? —Draco le lanzó una filosa mirada—. Tengo dieciocho años, ya no hay guerra y no tengo que preocuparme por sobrevivir; tampoco me interesa el colegio y los estúpidos EXTASIS. Así que, me dedicaré a hacer amistades del género femenino. Es mucho más satisfactorio.

—En otras palabras, seguirás haciendo lo mismo de años atrás pero extenderás el radio de acción a otras casas —comentó Theo con sonrisa burlona.

—Nunca cambiarás… —bufó Draco.

—¿Quién pidió tu opinión, Draco? Haz lo mismo y no sufras… Es más, me pondré el uniforme y empezaré a hacer amistades ahora mismo. En todo caso, me apetece un cigarro y sé que a ustedes les repugna el vicio porque no es digno de ustedes dioses del universo, sino de nosotros los simples mortales. ¡Adiós!

—Deja alguna bruja guapa para nosotros —le dijo Theo cuando iba saliendo, lo que provocó otro resoplido de Draco y otra carcajada de Blaise.


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