Un día como cualquier otro, en realidad, en la mansión de Mr. Satan. Habían compartido una ardua sesión de entrenamiento con Mr. Buu y en la lista seguía un buen almuerzo, un baño y de seguro una larga siesta. Mientras su compañero se encontraba cómodo e inmerso en la lectura, en el sofá, Satan se dirigió a la cocina con la intención de preparar el almuerzo para ambos. Tenía ganas de preparar algo especial para su amigo, algo que quizás no conocía pero estaba seguro de que le gustaría mucho: lasagna. Cocinó alegremente y luego metió la fuente en el horno, pero durante ese tiempo no fue a unirse a Buu, en el living, sino que se quedó apoyado en la mesada unos momentos recordando cosas y pensando...

Hacía un tiempo que Mr. Satan no toleraba ya ni siquiera a los chefs en su casa. Si bien era cierto que desde que su mujer había fallecido, había intentado llenar la casa de gente para mantener, de alguna manera, alejada la tristeza y la soledad, además de necesitar gente que pudiera ayudarlo a cuidar de su hija Videl los primeros años de la vida de la pequeña, pero a medida que pasaba el tiempo y ganaba la fama que le proporcionaba su título de campeón de las artes marciales, se iba sintiendo más hastiado de tener tanta gente alrededor... Al principio había estado encantado con su fama y amaba fanfarronear pero desde aquellos hechos con el bioandroide Cell, en los que había descubierto peleadores que eran mucho mejores que él, no solo más fuertes sino que tan valientes también, se había dado cuenta de que no era digno de ser el centro del universo y de que había estado demasiado tiempo viviendo algo que no era real, que necesitaba poner los pies sobre la tierra, en otras palabras. Sin duda y quizás por ser ya viejo, había madurado... y si era sincero se sentía cansado de lidiar, ya con tanta gente... la verdad era que desde que conociera a su amigo Majin Buu, sentía que su vida estaba hecha, Videl ya había formado una familia con Son Gohan y él se sentía bastante satisfecho y agradeciendo con sus logros. Ahora podía vivir tranquilo en compañía de su amigo. Buu era una persona verdaderamente especial, era un ser ciertamente extraordinario, pensaba.. ¿Cómo era posible que un ser con tantos millones de años encima, pudiera ser tan inocente o comportarse casi como un bebé? Eso era algo que no cuadraba demasiado para él, sin embargo sospechaba que quizás era solamente el temperamento gentil de su amigo, es decir: Satan había sido testigo del poder de ese ser así como de la expulsión de su parte maligna, ciertamente Buu no era ningún bebé sino un ser de gran habilidad, digno de respeto. (Claramente Mr. Satan ignoraba que la esencia de su amigo era el Gran Kaio Shin).

El hombre no se había percatado de cuanto tiempo había pasado pensando esas cosas pero el aroma de la comida en el horno lo sacó de sus ensoñaciones. Preparó la mesa y fue al encuentro de Buu, que se encontraba aún leyendo Urashima Taro. La cara regordeta de su amigo se iluminó al sentir el aroma a comida y su estómago rugió anticipadamente, Mr. Satan rió alegremente sabiendo que esa era una buena señal, así que le tendió la mano para ponerlo de pie y luego, colocando las manos en los hombros de su amigo, lo guío hasta la mesa. Allí retiró la silla para que éste de sentara y luego ambos comieron conversando animadamente. Después de acomodar y limpiar todo, Mr. Satan preparó el baño para los dos. Ya tenían por costumbre compartir esos momentos de relajación, por suerte el gordito ya no gustaba de hundir la cabeza de Mr. Satan bajo el agua, dado que él lograba concentrarlo en recibir masajes y mimos. Así Buu fue olvidándose de esos juegos bruscos y descubrió cosas que le agradaban mucho más como frotar la espalda de su amigo o lavar su cabello, por supuesto a él también le gustaba sobremanera recibir éste trato pero sentía que era una buena manera de agradecer a Mr. Satan todo lo que hacía por él. Cuando terminaron de bañarse, ambos se sentían calentitos y relajados, Buu envolvió a su amigo en el toallón y lo llevó en brazos al dormitorio. No solían dormir juntos pero esta vez Buu estaba demasiado adormilado para moverse un centímetro más y Mr. Satan lo notó, lleno de ternura por él. En ese momento tuvo una buena idea, algo más que haría que su amigo se sintiera bien y durmiera como un bebé. Había comprado hacía unos días un aceite corporal aromático y sería una idea genial poder darle un masaje a su amigo con él, así que le pidió a Buu que se sentara un rato en la cama mientras él arrodillado detrás de él, trabajaba en su espalda. Colocó un poco del aceite en sus manos y las frotó antes de apoyarlas en la espalda de Buu, luego suavemente y con algo de timidez comenzó a dibujar suaves círculos en su espalda musculosa. Aunque Buu era gordito, poseía hombros y una espalda muy fuertes aunque por suerte sus músculos estaban bastante suaves gracias al agua caliente, así que masajear su espalda era algo también placentero para Satan. A medida que el hombre trabajaba las zonas más bajas de la espalda de Buu, notaba que su, antes impacible compañero, ahora se estremecía y suspiraba. Así que sus manos se detuvieron en la gruesa cadera y aproximándose a él, le sugirió amablemente que se recostara en la cama así podía trabajar sus piernas y pies. Buu, que antes se sentía adormilado, estaba comenzando a tener algunas sensaciones nuevas en su cuerpo... Sensaciones que si no acallaba, temía que no lo dejaran descansar. Sentía demasiado calor en el ambiente, estaba emanando de él mismo, sentía ese mismo calor esparcirse dentro de su cuerpo y su corazón latía inquieto, ciertamente podía sentir todo el cariño que su amigo imprimía en cada caricia que le hacía y eso despertaba un gran deseo en él. Para el momento en que Buu se acostó en la cama, ya no pudo concentrarse en el masaje, se quedó boca arriba mirando a Satan con los ojos semi cerrados, cargados de amor y deseo. El corazón del hombre de cabello negro se derritió en ese mismo instante y sin saber muy bien si eso estaría bien, lentamente se sentó en el regazo de Buu. El muchacho de piel rosada sonrió abiertamente, como dándole la bienvenida y entonces Satan hizo lo siguiente que le vino a la mente, puesto que su amigo se mostraba tan cómodo y feliz con él, tan voluntariamente expuesto... Colocó sus manos a los lados de la panza de su compañero y comenzó a acariciar tiernamente toda la vasta superficie, dibujando suaves círculos allí, trazando delicadamente el arco del pecho de su amigo, ese pecho suave y a la vez amplio y fuerte. Majin Buu, observaba cada movimiento de Mr. Satan con una sonrisa embelesada en su rostro, disfrutando enormemente la hermosa demostración de cariño de su parte. Pronto comenzó a sentir como el ardor de su deseo se derramaba como un líquido quemante por sus entrañas, su vientre y más abajo también y aquel calor comenzó a emanar de los orificios de su cabeza, pecho y brazos en forma de vapor. Satan podía notar la excitación de su compañero, ya era evidente, y la suya ciertamente también. Nunca antes había estado con un hombre, pero no sentía nervios o miedo, esto se sentía hermoso y correcto.

Buu podía observar el gran tamaño de la erección de Satan y sin querer demorar más el asunto, separó sus piernas en torno a las nalgas de su amigo para invitarlo a adentrarse en su zona íntima. Mr. Satan llevó dos de sus dedos a su boca para embeberlos en saliva. Sin tener que moverse demasiado, buscó la entrada de Buu, frotó a modo de juego el esfínter anal sintiendo como éste latía impaciente e introdujo uno de sus dedos allí, se maravilló al sentir como su dedo era chupado al interior y Buu comenzó a agitarse al sentir el estímulo. En ese momento Satan rió suavemente, sorprendido al ver como su amigo perdía la compostura que era tan característica de él, ciertamente no podía esperar para volverlo loco de placer. Por su parte, podía ser un poco más paciente dada su experiencia pero parecía evidente que para este adorable gordito, era la primera vez. En ese momento se sintió juguetón y empujó más su dedo hacia el interior para poder encontrar la próstata de Buu y entonces...

-¡Satan!- gritó Buu entre dientes y ojos apretados y lacrimosos.

-ya, tranquilo, amigo- rió Mr. Satan encantado por la Necesitada reacción de su amigo pero sin querer torturarlo más se inclinó sobre su barriga y depósito algunos besos allí mientras le pedía que fuera paciente. Buu, entonces acarició su cabello enrulado. Una vez que se sintió satisfecho con la preparación y expansión de su amigo, se incorporó para tomar su miembro viril y suavemente guiarlo dentro del ano de su amigo. Adentro todo era suavidad y calor pero la presión sobre su carne era intensa, creyó que si se movía enseguida, no duraría demasiado, así que trató de apaciguarse antes de proseguir, mientras tanto, buscó bajo los pliegues de la hermosa barriga de su amigo y encontró aquel pene rosado y grueso latente, húmedo y caliente, rogando por atención. Lo tomó con dos dedos y comenzó a acariciar el tronco, sintiendo lo duro y fibroso que era, frotando con su dedo pulgar el glande de vez en cuando y al sentir que Buu empujaba dentro de su agarre, supo que ya estaba listo para iniciar la moción dentro del cuerpo de su amado así que suave pero firmemente comenzó a empujar dentro del cuerpo de Buu, saliendo hasta dejar apenas su glande en la entrada de aquel hermoso trasero gordo y suave, y entrando hasta enterrarse hasta las pelotas en él. Pronto Satan encontró un ritmo regular mientras el pene de Buu era planificadamente aplastado y masajeado entre su propia panza y el peludo y musculoso vientre de Mr. Satan. Pronto la estancia se llenó de una densa nube de vapor, el calor era intenso, los gemidos viciaban el ambiente, ambos hombres peligraban con extenuarse antes siquiera de acabar. Buu, debido a su inexperiencia y Satan debido a que ya estaba grande para estos esfuerzos, .hombre sentía que pronto culminaría y podría acompañar a su amigo en esa maravillosa experiencia que supone un orgasmo compartido, era su primera vez juntos y deseaba sentir ess conexión con él. Esta vez se inclinó sobre Buu y alcanzó a acomodarse a la altura de su rostro sin perder el ritmo frenético de sus estocadas. Acarició con ambas manos su rostro, llenándose las manos de los mofletes de Buu lo besó suavemente en los labios y Buu correspondía ávidamente, acariciando la parte posterior de la cabeza de Satan.

-Te amo- se escuchaba una y otra vez entre jadeos y sonidos escurridizos y de carne impactando contra carne.

El esfínter de Buu ya se estremecía ordeñando el grueso falo de su pareja que descargaba su carga abundante, profundo en el vientre de él. El miembro de Buu latía mientras descargaba su semilla entre ambos vientres sudados, pero Mr. Satan ayudó a Buu tomando su pene nuevamente en sus manos esta vez masajeándolo hasta escurrir la última gota de semen de él. Buu soplaba y resoplaba de placer, colorado y empapado en sudor hasta que finalmente quedó inmóvil y rendido en la cama. Mr. Satan por su parte temía retirar el miembro de aquella caverna estrecha porque se sentía demasiado sensible, lo único que deseaba ers tenderse al lado de su amigo y dormir por tiempo indeterminado, así que con un movimiento rápido y secamente se retiró del lugar para no molestar a su amigo que ya parecía dormir. Cuando su corazón se apaciguó y pudo respirar con normalidad, tomó.la toalla que ahí y procedió a limpiar la pancita y el pecho de Buu, así como también cualquier rastro de semen entre sus nalgas, se limpió a sí mismo y volvió a tirar la toalla por ahí, ya ordenaría luego. Ya podía acomodarse cómodamente cerca de su amigo y dormir plácidamente.