One-shot basado (a grandes rasgos) en una anécdota. Evidentemente todo se ha exagerado para ser más hilarante.

POR ESE PEQUEÑO P…

(Maito Gai x Aoba Yamashiro) (Kakashi Hatake x Yamato)

Aoba miró a sus compañeros de equipo, no era la primera vez que trabajaba con ellos, pero si la primera vez que iban todos juntos de misión. Kakashi era el líder del equipo, luego estaba Maito Gai, Yamato y finalmente él.

La Hokage les informó de que la misión era larga, que estarían semanas antes de poder volver. No era algo que les preocupara a ninguno de ellos, no tenían familia que les esperara, ni ningún otro compromiso ineludible, eran shinobis y sus vidas eran esas. Ninjas sin ataduras de ningún tipo, por eso habían sido escogidos. Además de su fuerza, astucia y habilidades… Y si, también eran de los pocos ninjas libres que poseían esas buenas características.

Partieron de madrugada, para no ser vistos, escondidos entre las sombras. Tenían que perseguir, espiar, recolectar información y de ser necesario, eliminar a un grupo de anbu raíz. Hacía ya días que Tsunade sospechaba de las malditas tretas, alianzas bajo manga y otras conspiraciones para hacerse con el poder, de parte de ese intrigante hombre que se escondía en las sombras. Danzou estaba movilizando grupos de raíz fuera de la aldea sin informarla y eso la escamaba. Un informante la había avisado de que en breve partiría otro escuadrón hacia Shirakawa, por eso tenía que reunir un fuerte escuadrón de élite para poder seguirlos.

Y ahora estaban allí, siguiendo el rastro de esos anbus de ráiz, teniendo cuidado de no ser descubiertos por ellos.

Aoba definitivamente podía ver que esa misión iba a ser estresante y agotadora, les iría desgastando lentamente… Poniendo su paciencia y su resistencia a prueba, y no pensaba en resistencia física, sino mental.

La información que conseguían recolectar de cada parada que hacían esos de raíz era muy interesante, realmente Danzou era una maldita sabandija y su ambición no tenía límites, capaz de eliminar al que se le pusiera por delante o al que creía que le estorbaría en sus planes. Kakashi se encargaba de escribir esa información y enviarla a la Hokage.

Después de dos días de viaje sin descanso, con sólo breves pausas para beber y alimentarse de cuatro bayas y/o frutas y nada más, de acabar desgastados y ansiosos por las batallas que habían sostenido con indeseables que querían impedirles el paso en cada pueblucho donde habían acabado al seguir a los anbus, por fin paraban a realizar un buen descanso, realmente agotados. Bueno, eso tres de ellos… Gai parecía lleno de vitalidad.

–Podemos descansar perfectamente, he enviado a un par de mis ninken a seguir a esos anbus… Ellos también se han detenido y pasaran la noche en el hostal del siguiente pueblo.– Tanto él como Yamato soltaron un suspiro satisfecho, Kakashi por su parte miró al usuario del mokuton –Tenzou.

Y Yamato ante la petición, después de todo conocía demasiado bien al peligris, aplicó su técnica para poder tener una casa básica donde poder resguardarse y dormir con calma.

-Ah, esto es genial. Una noche de descanso sin tener que estar al raso. – Rodé mi cuello notando como crujía. – Yo me encargo de la comida.

–Yo iré a por agua… Será un gran entrenamiento llenar las cantimploras de todos, el río esta a un par de kilómetros. Rival te reto a quien llega antes al agua –Mientras le sonreía al Hatake y se ponía a trotar en el sitio.

–Eh, decías algo Gai – Kakashi estaba ensimismado ya en su libro, mientras se dirigía a la entrada de la casa, seguido de Yamato. Yo también estaba a punto de entrar en la improvisada vivienda.

–Ah, toma Maito.– Lanzándole mi cantimplora y siendo imitado por los otros dos. Para luego entrar en el lugar, oyendo el suspiro frustrado del especialista en taijutsu por quedarse sin competencia.

La cena transcurrió sin mayores inconvenientes, disfrutando de una agradable charla con mis compañeros, contándonos anécdotas de misiones anteriores. Después de la cena, por turnos nos fuimos a lavar al pequeño receptáculo que Yamato había incluido con una barreño lleno a agua calentada por un fuego y una pequeña ducha para quitarnos la suciedad antes de meternos en ese pequeño onsen.

El primer turno fue para Maito Gai, luego le seguí yo y en cuanto terminé me acosté en un futón de esa sala notando a Maito ya dormido, me reí… Tanta llama de la juventud y en cuanto su cabeza tocaba la almohada caía como un tronco. Aunque mucho no podía hablar pues empecé a adormecerme en cuanto me dejé envolver por el calor de mi saco de dormir, dejándome vencer por la necesidad de descanso tras dos días algo frenéticos. Murmuré un buenas noches a Kakashi y Yamato.

–Descansa, yo me ocuparé del primer turno Aoba.– Me fijé que Tenzou se iba a meter al baño y le intercepte.

Le miré fijamente y él a mi, para finalmente asentirme. Entrando los dos al baño y trabando la puerta. Tanto Aoba como Gai se habían dormido, era un buen momento para quitarnos el estrés de encima. Ser jefe de escuadrón en una misión de ese estilo con enemigos tan fuertes y bien entrenados desgastaba demasiado, necesitaba de esos momentos… Y parecía que Tenzou también.

Yamato se desnudó y se metió bajo el caño de agua que había preparado como cascada artificial para poderse lavar. Kakashi se unió a él con una sonrisa y le quitó el jabón de las manos, pasándolo por el cuerpo del otro para ayudarlo a lavarse. El castaño hizo lo mismo en el Hatake, compartiendo caricias mientras aprovechan para limpiar su piel y sus cuerpos se calentaban, mostrando la evidencia en sus miembros erectándose.

Luego los dos entran en ese barreño de agua caliente, ese pequeño onsen artificial creado por el usuario de mokuton, la tensión desapareciendo de sus cuerpos.

-Taichou, ¿Que crees que pretenda Danzou?

-De momento parece estar reuniendo fuerzas... Imagino que pretende poder o aliados. Pero no estamos ahora para eso... Tenzou.

Kakashi se acerca al otro y le levanta la cara para besarle, el mas bajo corresponde su beso y abre las piernas para dejarle espacio y que pueda pegarse más a su cuerpo. La fricción entre sus necesitados cuerpos les arranca suspiros y jadeos de entre sus labios entreabiertos, compartiendo besos apasionados y toques de sus manos llenos de lujuria.

Poco a poco iba cayendo dormido, se estaba muy a gusto bajo un techo, en una cabaña caliente y bien tapado con mi saco de dormir, todo silencioso… Un grito agudo me hizo abrir los ojos de golpe y sentarme en el saco alarmado, miré a Gai que seguía durmiendo tan tranquilo, de echo estaba roncando y todo. Puse en alerta mis sentidos, pues quizás lo había imaginado en mi estado medio dormido, pero no… Del baño salían ahora gemidos y suaves gritos ahogados. Me levanté sin hacer ruido y me acerqué a la puerta, jadeos roncos y golpeteos suaves se escuchaban, junto a los gemidos ahogados. Enrojecí y volví al saco de dormir, sabía perfectamente que era eso que ocurría en el baño entre Yamato y Kakashi, yo como ninja también había usado ese recurso para calmar el estrés en ciertas misiones, aunque lo había hecho con mis compañeras femeninas.

Recordé las veces que me tocaba ir a misiones largas con Anko Mitarashi y ella era la primera en lanzarse a buscar sexo para calmar esos estados, era toda una mujer de armas tomar. Aun me acuerdo en la última misión de dos semanas donde estuvimos trabajando codo con codo durante el día y por las noches se desnudaba, asaltaba mi cama y me decía que la penetrase y que esperaba que diera la talla pues no se conformaría con menos de dos orgasmos. ¡Oh, si! Anko era tremendamente apasionada y dominante durante el sexo, también algo sádica si se lo permitías.

Negó con la cabeza, él también estaba estresado pero… Un ronquido de Maito le hizo bufar, se tumbó en su futón y se tapó la cabeza con el cojín para no oír los dos amantes del baño.

No había manera de dormirse, ni siquiera cuando Yamato salió de lavarse ya vestido y se tumbó en su respectivo saco de dormir, Kakashi se mantuvo en la sala en alerta.

–¿No puedes dormir, Aoba? –Oyó la perezosa voz de Kakashi.

–No… Me he desvelado – Fue a sentarse junto al otro jounin.

–Oh… ¿Ha sido culpa nuestra?– Kakashi se rascó un poco la mejilla, pareciendo avergonzado. Y ante la mirada del otro –Te he sentido detrás de la puerta, durante medio segundo.

–Lo siento… No pretendía. Es sólo que al oír un ruido he comprobado que nadie estuviera en peligro –Su voz fue bajando, le parecía tonto haber confundido en un primer momento los gritos de placer con los gritos por un posible ataque.

–No eres tu quien se tiene que disculpar

–Tampoco vosotros, Kakashi… Esta misión y la situación en Konoha por culpa de esa sabandija, nos tiene a todos ansiosos y demasiado estresados.

Un ronquido a unos metros de ellos emitido por el hombre del mono verde les hizo sonreír, parece que Gai no estaba afectado igual que ellos. Aoba miró a Kakashi a su lado, notando la postura relajada y los hombros caídos mientras leía despreocupado. Realmente se apreciaba un cambio en su pose de antes a ahora, la rigidez en sus músculos y en toda su persona había desaparecido. Hasta sus ojos se veían diferentes, ya no tan atentos a la mínima incidencia, movimiento o sonido. La mueca en sus labios al ver el cambió en el shinobi no se hizo esperar, a él también le gustaría poder destensar el cuerpo, se le empezaban a agarrotar ciertos grupos musculares, era incomodo.

–¿Te pasa algo?– Kakashi le miraba de refilón con esos ojos caídos y de mirada tranquila.

–Yo, me siento tenso.

–Comprendo… Tienes que buscar la manera de que todo esto no te afecte. –Como si fuera tan fácil seguir el consejo del Hatake… Ya le gustaría haber tenido algo de "acción". Kakashi como si le leyera añadió. –Quizás Gai…

Otro ronquido más en alto, más un murmullo casi incomprensible dado por el susodicho sobre algo de la juventud, le hizo reír y negar, siendo acompañado por el peligris.

–¿Pero Gai tiene sexualidad? –Los dos rieron esta vez.–Vete a dormir capitán, es una tontería que estemos los dos despiertos cuando yo no puedo dormir.

Kakashi le asintió y se levantó yendo hacía el saco, que estaba junto al de Yamato y tumbándose junto al usuario del mokuton, muy cerquita uno del otro, tanto que el castaño acabó pasándole un brazo por la cintura al Hatake cuando se dio la vuelta dormido y sintió el cuerpo de su amante a su lado.

Las horas de vigía le sentaron bien y cuando tocó cambió de turno, haciendo el de Kakashi y el suyo, despertó a Maito Gai. Después de eso pudo conciliar el sueño.

Al día siguiente la misión continuo, encontrando a los anbus raíz y como se habían reunido con unos indeseables. Fue fácil capturar al cabecilla y leerle la mente.

–Están montando una especie de ejército… Con escoria todo se ha de decir – Soltó Aoba limpiándose la mano luego de tocarle la cabeza a ese parasito de la sociedad y leer su mente y, con ello, la reunión con esos de raíz.

Continuaron siguiendo a ese escuadrón por todo el territorio por el cual iban avanzando, recopilando datos y capturando a todo aquel con el que se reunian. Kakashi redactando informes de lo que descubrían y enviándoselo a Konoha mediante sus perros o usando alguno de sus cuervos, esa era la manera más segura. Pues un ave mensajera podía ser derribada con mayor facilidad. En cambio sus invocaciones eran más fiables y si eran atacadas y la información comprometida, era fácil de descubrir para ellos.

Y si, aunque estaban descubriendo y frustrando todos los planes de esa sabandija de Danzou, el tema calmar su estrés por tan complicada y peliaguda misión no lo estaba desapareciendo.

Ese día acamparon en el bosque y Yamato construyó una pequeña casita, de hecho era sólo un cuadrado con paredes y techo para poder dormir, pero es que tenían que se cautelosos y una construcción más grande sería fácilmente encontrada. Kakashi se ocupó de la comida y mientras ellos la cocinaban y encendían un fuego para hacerlo, los dos amantes desaparecieron entre los árboles… No se había de ser muy listo para descubrir que iban a hacer.

–Voy a por agua para el caldo, Aoba. –Gai se levantó y veloz fue al rio, que estaba en la misma dirección donde se había marchado esos dos calenturientos, pensé con cierta molestia y envidia… Lo que me hacía pensar la frustración de saber que eran los únicos que disfrutaban. Bufé cabreado.

Me había llevado una olla para llenarla de agua y también aprovecharía para llenar las cantimploras, cuando escuché un ruido, dejé los utensilios en esa orilla y salté el cauce del río hacía donde se escuchaba el ruido. Eran gemidos y sonido de pieles chocando… Abrí los ojos alucinado con lo que veían mis ojos y enrojecí, mi rival estaba con los pantalones a medio de su trasero mientras Yamato estaba con los pantalones sólo en una pierna y estas enganchadas en la cintura del Hatake, los dos besándose mientras Kakashi movía sus caderas hacía el otro, de tanto en tanto sus bocas se separaban y el castaño liberaba un gemido que no podía reprimir.

Me tapé la boca y volví sobre mis pasos. Recogí el agua de forma mecánica y volví con Aoba, aun sin procesar lo que había visto.

–¿Qué te suce… Jajajajajajajaja– La cara de Maito era como un libro abierto, me imaginaba…No, sabía con seguridad lo que tenía así a Gai–¿Así que has visto a Kakashi y Yamato follando como si no hubiera un mañana?

El usuario del taijutsu enrojeció aun más, hasta limites que no creía que una persona pudiera ponerse roja, lo que le hizo reír más escandaloso.

–No me lo esperaba de mi rival

–¿En serio no te esperabas que Kakashi... ¡Kakashi! hiciera estas cosas en misiones como esta?

–No, sabía que mi rival era apasionado y tenía la llama de la juventud en su interior, sino no podría estar a dos victorias por encima de mi en nuestros desafíos, pero…– Enrojeció de nuevo luego de su discurso apasionado.

–¿Nunca habías visto a nadie haciéndolo o a dos hombres en especifico? – Esa conversación era interesante y quizás sacaba algo de ella.

–Ninguna de las dos cosas. –Claro que había tenido intimidad, pero con una mujer y en su hogar. Quizás es que era alguien demasiado vergonzoso en ciertos aspectos, también inocente pues aun estaba pensando por donde metía Kakashi su pene a Yamato.

–¿Y tampoco en misiones estresantes como esta? –Gai negó sin saber donde le veía el estrés a esa misión. –¿Y cuando estas tenso como lo haces para relajarte?

Maito le sonrió y levantó el pulgar.

–Nada como una buena rutina de ejercicio para mantener viva la llama de la juventud.– Y ni corto ni perezoso se puso a hacer flexiones usando sólo los dedos.

Se lo miró sin créeselo. Gai no era humano, definitivamente no lo era. Suspiró viendo que ya se había autoimpuesto uno de esos entrenamientos que se aplicaba y siguió preparando la cena, viendo que tendría que hacerlo todo él sólo. Le miró mientras hacía ejercicio, viendo ese cuerpo fuerte y poderoso subiendo y bajando con facilidad en esas flexiones que realizaba. "Maldito Gai mal aprovechado", bufó y maldijo internamente.

–¿Sabes que nosotros también podríamos estar haciendo un tipo de ejercicio más beneficioso y satisfactorio para ambos?

–Querido amigo, puedes unirte a mi en esta primavera de la juventud y hacemos flexiones juntos… Aunque me temo que yo llevo muchas, pero con esfuerzo podrás alcanzarme. ¡Ánimo! –Mientras no dejaba de hacer flexiones y las contaba en voz alta –234… 235

Gruñó frustrado, más directo no había podido ser… Pero el otro ni enterado. Una gotita cayó por su cabeza, mejor se centraba en la cena y probaba más tarde.

Los otros volvieron con esa cara de satisfechos y de 'bien follados', achicó los ojos molesto aunque no fuera culpa de ellos dos. Por suerte con las gafas nadie notaba su expresión y sus malas miradas, miró a Gai a su lado comiendo tan tranquilo y suspiró de forma imperceptible. Él quería también su buena dosis de sexo, incluso estaba dispuesto a ser él el que recibiera… Pero su suerte era pésima y encima no tenían ni tiempo de parar en un pueblo para buscarse un ligue para unas horas. No, el único dispuesto del grupo, el único libre era la Hermosa bestia verde… Pero el muy inocente no pillaba sus insinuaciones, ni sus roces… Si, ya que no pillaba sus palabras, ni las indirectas, ni las directas; había probado una táctica más física… Pero tampoco había surtido efecto.

Esa noche no tuvo suerte en su nuevo intento de seducir al ninja del mono verde para que se acostaran juntos, tampoco en las siguientes. Entre que Maito Gai no pillaba insinuaciones, ni coqueteos, ni nada por el estilo y que la misión no les daba descanso, o les daba, pero cuando quería actuar algo se lo impedía… Su nivel de frustración y estrés había llegado a niveles máximos, sus músculos tensos le dolían, le rechinaban los dientes ante cada fallo en follar con Maito, estaba de mal humor y lo pagaba contra con los que luchaba.

–Oh, amigo Aoba… Estas lleno de la llama de la juventud – Le había soltado Maito en una de esas peleas donde se mostró especialmente implacable contra su rival y donde éste quedó inconsciente y el área bastante destruida. Él le había mascullado un gracias malhumorado.

Y para su buena suerte o mala, depende de cómo quieras enfocar como fueron esas semanas al lado de sus tres compañeros, la misión llegó a su fin de forma inesperada. Los anbu raíz salieron a su encuentro al llegar a su destino final y pelearon contra ellos.

La lucha fue encarnizada, pero vencieron a ese escuadrón sin que pudieran enviar mensaje de aviso a su líder, los tuvieron que matar, aunque antes intentó leerles la mente.

–Protegida… Como todo el que forma parte de esa oscura organización. – Vio el rostro compungido de Yamato –Lo siento, a veces me olvido que de niño formaste parte.

–Tranquilo, tienes razón… Danzou es una cucaracha y controla a sus ninjas mediante sellos que les impide contar nada por si mismos.

–Yo también realice misiones en nombre de raíz, había algo que olía mal allí. –Soltó Hatake mirando a los ahora muertos anbus.

–Si, y me salvaste liberándome de ese nido de víboras. –El castaño sonrió al peligris, agradecido.

–¡Ese es mi eterno rival! –Kakashi sonrió mientras se rascaba un poco la nuca.

–Vamos a ver que pretendían aquí…

Por suerte, los hombres con los que se iban a reunir esos anbus no tenían nada que les protegiera de que pudiera leerles la mente.

–Definitivamente Danzou estaba formando un ejercito de shinobis sin patria, ladrones y asesinos…

–Si, y ahora pretendía conseguirles armas… –Añadió acabando de leer la mente del último hombre, un forjador de armas.– Oh, y protectores de frente con el símbolo de la Hoja.

–Escribiré un informe para la Hokage con todo lo descubierto hasta ahora y las pruebas que hemos recopilado aquí. –Kakashi se puso manos a la obra, enviándolo esta vez mediante uno de los cuervos de Aoba. –Bueno, volvamos rápido a Konoha.

Realizaron el viaje de regreso a muy buena velocidad, y cuando faltaba medio día para alcanzar la villa de la Hoja, Kakashi propuso una parada en un hostal para descansar y llegar más frescos a la aldea.

Los demás suspiramos de felicidad, la propuesta era más que aceptada.

En ese hostal quedaban libres varias habitaciones. Kakashi y Yamato fueron a la suya y él y Maito compartieron la otra. Antes de desaparecer tras sus respectivas puertas, Kakashi le guiñó un ojo.

–Se muy directo… –Y se despidió levantando su mano para luego cerrar la puerta de su cuarto.

"Muy directo… Como si no hubiera sido lo bastante directo hasta ahora".

Fue a ducharse y salió sólo con una toalla en la cintura, Maito se había duchado antes y estaba haciendo abdominales.

–Oh, Aoba… Si quieres puedes unirte a mi. Nada como un buen ejercicio vigoroso antes de acostarse, te renueva por dentro.

–No es la clase de ejercicio que me gustaría hacer– Musitó algo ofendido. Ni con esa diminuta toalla en la cintura Gai le miraba o mostraba interés en un terreno algo más carnal.

– ¿Prefieres hacer sentadillas?

–No… Algo más horizontal – Le sonrió picaron mientras se frotaba el torso.

–Aaah, ya se… ¡Planchas! –Pues no había funcionado…

Se quitó la toalla y fue hacia su chaleco, buscando en los bolsillos interiores. Agarrando la tira de preservativos que siempre llevaba encima, fue hacía Maito que, por suerte se había detenido en sus abdominales y le miraba confuso. Le tiró encima la tira de 3 preservativos.

–Vamos a gastarlos todos, así que esmérate. – Pero Gai había agarrado ese paquete y le miraba sin entender.– Sexo. Condones. Tu y yo. Ahora.

La bestia verde abrió la boca y la cerró sin saber que decir.

Él por su parte se tumbó en la cama y llevó sus dedos ensalivados a su trasero para aflojar el lugar.

–¡Vamos, Gai! ¿Sabrás que son los preservativos y para que se usan? Y supongo que sabes que vamos a follar… Así que venga, desnúdate y ven aquí.

–Claro que lo sé, pero me has pillado… No sabía que querías eso –Maito miró como esos dedos se perdían dentro del ano del shinobi de las gafas y como soltaba suaves jadeos por la autoestimulación que se estaba proporcionando. Parecía que le gustara eso. Tragó saliva y notó como su pene empezaba a cobrar vida, él no era de piedra. Además el sexo era una actividad vigorosa donde demostrar la primavera y la llama de la juventud. Lo haría. Si su rival podía acostarse con Yamato durante esa misión, y por lo que parecía no era la primera vez que sucedía, él también podía hacerlo con Aoba, no sería menos que Kakashi.

Mientras veía al otro prepararse y dilatarse, él se masturbó para ponerse duro y abrió un preservativo, poniéndoselo en su pene ya erecto. Esa no era su talla, pero bueno… No creía que hubiera problema.

Penetró a Aoba.

–¿Ah? ¿¡Ya estás dentro!? – No le había dolido para nada, de hecho no era una sensación molesta ni esas cosas que se había imaginado que le ocurriría al principio hasta que su interior no se acostumbrara.

A Gai le cayó una gotita de la cabeza y empezó a moverse, clavando su cadera con fuerza y dureza.

Los gemidos y jadeos inundaban la habitación, el pene de Gai le rozaba en su próstata y era una sensación muy agradable y placentera, aunque no tanto como para los gritos que le oía dar a Yamato. Tras múltiples embestidas y largos minutos, si Maito era muy resistente… De algo le tenía que haber servido tanto entrenamiento, consiguió llegar a tener tres orgasmos en esa hora que estuvieron dale que te pego y cambiando de postura.

Gai embestía a Aoba y le oía jadear bajito y gemir suave y ronco, mantenía un ritmo suave y profundo con momentos de aceleración cuando lo sentía cerca de la cúspide del placer, para luego detenerse, calmarse pues él aun no quería correrse y continuar después con el ritmo profundo para volver a incitar a su amante. Sólo había un problema, fácil de solventar… Cada vez que cambiaban de postura y tenía que salir del apretado interior de Aoba, tenía que sujetar el preservativo para que no se le escurriera y volver a recolocárselo para volver a penetrar a su compañero.

–Oh, kami-sama Gai… Realmente eres una bestia… –Jadeo Aoba.

El de las gafas se sentía tan saciado, y también cansado todo se ha de reconocer, quería poder irse a dormir luego de esos dos orgasmos… Más Maito seguía erecto. Se tumbó de cara a la cama y se preparó para que le penetrara de nuevo. Y ahí iba otra vez el del traje verde, con ese movimiento donde se clavaba con fuerza masajeándole la próstata en cada penetración. Tenía que terminarlo ya, su punto dulce ya estaba demasiado sobre estimulado y su ano resentido por la rudeza en el movimiento, ¡Joder que hasta ese día era virgen del culo! No podían pedirle una maratón sexual ya en su primera experiencia siendo pasivo. Si, le había dado tres preservativos para usarlos todos… Pero eso pensando que Maito Gai era una persona normal, no una bestia incansable repleta de arrolladora pasión insaciable.

Llevó su mano entre sus cuerpos y masajeó los testículos de ese hombre, esperando que esa técnica funcionara… ¡Por favor que funcionara! Por la integridad de su trasero. Gai soltó un gemido ronco y tembló en su espalda, apretó los dientes y empezó con unas embestidas muy veloces, cada ves más erráticas y descoordinadas, hasta que al final soltó un jadeo algo más alto y se tensó mientras se clavaba con fuerza en su interior y se quedaba ahí apretado contra sus glúteos.

"Ha funcionado, gracias a Kami", él también había conseguido llegar a un nuevo orgasmo, pero su felicidad era por haber conseguido que Maito se corriera al fin. No me malinterpretéis, Gai era un excelente amante, pero no era adecuado cuando habías estado corriendo y saltando de rama en rama desde un lugar hacía el otro durante esas semanas, mantenido una cruenta pelea contra asesinos también muy bien entrenados, y luego un viaje exprés de vuelta… Y además era virgen de su entrada trasera, bueno había sido virgen. Si, definitivamente en otro momento, estando descansado y sin misiones a la vista, disfrutaría con alegría y regocijo de la enorme resistencia sobrenatural de la 'Hermosa bestia verde de la Hoja'.

Varios minutos después, se separó de la espalda de su amante Aoba. Había sido una gran experiencia y le agradecía al de las gafas que le hubiera dicho sin rodeos lo que deseaba. Además estaba seguro que su gran rival no era capaz de superar tal proeza, sonrió, así se vivía la autentica llama de la juventud.

–¿Quieres que repitamos, Aoba? –Mientras se giraba, mirando a su descompuesto amante. Este le negó sin poderse mover de cómo había quedado, sólo giró la cabeza hacia él.

–Estoy agotado, pero me ha gustado mucho.–Maito se acercó y le besó en la comisura de los labios.

–Pues entonces será otro día. Voy a quitarme el p… –El gritito que emitió el de las cejas gruesas le alarmó y se giró en el catre para mirarle. –¡No esta!

–¿El que no está?

–El preservativo

Aoba miró hacia el pene de Gai

–Vaya realmente Kakashi tenía razón…–El pene que estaba observando era pequeño, cortito, pero grueso –Realmente parece una bellota.

–¡No es tal cosa!

Aoba señaló su propio pene, que estando en reposo era muchísimo más grande que el de… Un momento… Su pene era mayor y esos preservativos eran suyos, de su medida. Miró el miembro de Maito y luego el suyo de nuevo.

–¿Dónde dices que esta el condón?– El otro negó sin saberlo –Búscalo, Gai.

Y los dos se pusieron a mirar por esa cama, entre las sabanas e incluso por el suelo de cerca de su posición. ¡No estaba! Se miraron uno al otro… Eso significaba que estaba en…

–Mierda… – Aoba se tumbó en la cama y abrió las piernas.

Se tumbó entre las piernas del de gafas de sol, pero en ese ano no asomaba nada. Vio como Yamashiro se metía un dedo en el trasero y hurgaba, pero su rostro se fruncía en una mueca.

–Y si te abres el culo y yo miro… –La mueca del otro le hizo callarse.–Kakashi seguro puede resolverlo, mi rival es muy astuto.

Y antes de que lo pudiera detener, Gai se pusó una bata y salió a llamar a la puerta de enfrente, la de Hatake y Yamato. Poco después sintió pasos de tres personas y como le miraban, alguno con genuina preocupación y los otros con un rastro de humor.

–A ver… ¿Quieres que revisemos tus bajos?– Yamato le dio un ligero codazo a Kakashi. Él sólo masculló una maldición entre dientes.

–¿Habéis buscado bien que no se os haya caído por aquí?– El usuario de mokuton empezó a buscar por el suelo y Gai sin tener nada mejor que hacer se puso de nuevo a mirar junto al castaño.

Kakashi se puso a su lado.

–Si lo tienes dentro, prueba a llegar con tus dedos… Sino al volver a Konoha, en el hospital.

Tapándome con una bata fui hacía el baño, intentando seguir el consejo del Hatake. Pero no llegaba con mis dedos.

–Mierda…

–Quieres que te ayude, Aoba. Tengo los dedos más largos…–Kakashi se estaba burlando de él.

–Discúlpale. –Oyó una ligera discusión en la habitación.– Nos vamos, Aoba. Mañana llegaremos a Konoha y te podrán ayudar.

Oyó pasos alejándose y como el del mokuton hablaba con Kakashi, antes de que sus voces se perdieran al cerrar la puerta.

(…)

Nunca había sentido tanto bochorno como cuando Tsunade, luego de preguntarles todos los pormenores de su misión y de que les informara que gracias a su trabajo Danzou estaba detenido y se estaban investigando su sede y casa. Llegó la pregunta comprometedora.

–¿Ha habido algún inconveniente ajeno a la misión?

Y todas las miradas fueron hacía su persona, sintiendo ganas de desvanecerse ante esas escrutadoras miradas. Y Kakashi con un rastro de humor y cachondeo en sus ojos, habló.

La Godaime se quedó parada.

–¿Cómo ha sucedido eso? –Realmente tenía mucha curiosidad.

Aoba empezó a sudar rojo como un farolillo y miró a Maito Gai, susurrándole: Si yo paso vergüenza tu también.

Los otros tres en esa habitación sólo esperaban impacientes, pero ninguno de los dos hablaba perdidos en un desafío de miradas. Maito no pensaba perderlo, un desafío siempre era atrayente. Tsunade carraspeo intentando llamarles la atención.

–Gai la tiene del tamaño de una bellota –Soltó Kakashi con simpleza.

Las risas en la sala no se hicieron esperar, incluso él, con su azoramiento de tener un condón perdido en su interior, se río.

–¡Eso no es cierto! ¡Eso fue cuando éramos pequeños!

–La pequeña bestia de Konoha –Soltó la Senju con humor, mientras todos, menos Gai, nos reíamos.

–¡Aoba! Sabes que no es cierto…

–Esos preservativos eran de mi tamaño y a ti se te ha caído…

–Pero no es pequeña como una bellota

–No, pero si más pequeña que la mía.

–Y eso que Aoba tampoco es que la tenga muy grande.

Todos se quedaron en silencio ante las palabras de la Hokage, que tosió disimulando al verse descubierta. Y sus compañeros de misión le miraron, el desvío la vista cruzándose de brazos.

–Tampoco la tengo pequeña.

–Como sea… ¡Shizune! –La pelinegra entró con Tonton en brazos. –Aoba tiene algo en su interior que necesita ser removido.

–¿Algo en la garganta Godaime-sama?–Mientras sonreía con inocencia a los shinobis y miraba a Aoba preocupada, analizando si tenía algún síntoma preocupante.

–No, Shizune… Por abajo.– Y le hizo un gesto insinuante con los ojos y con las manos un gesto bastante grosero que causó el enrojecimiento de la pobre pelinegra y del afectado.

Sin atreverse a mirar a nadie al rostro y menos al de gafas de sol, Shizune le acompañó a la salida para poderle ayudar en esa "intervención".

Fue el momento más embarazoso de su vida, pero aprendió la lección.

La siguiente vez que fue a visitar a Maito Gai (estando descansado, todo se ha de decir), fue con preservativos de tamaño pequeño para la 'Hermosa Bestia Verde' así cuando volvieran a tener relaciones sexuales no se tendría que ir recolocando el condón a cada rato y menos lo perdería por su interior.

FIN

Espero os haya gustado, o al menos divertido. ¿Nos vemos en mis otras historias? Venga anímate a pasar por ellas.