Ladies and Gentlemen!

Antes de empezar esta historia, ustedes tienen todo el derecho de llamarme cursi. ¿Por qué? Bueno, gracias a mis amigos de unas páginas de Facebook: Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma ( MundoFanficsInuyashayRanma) como de Es tu mundo Fanfics ( EsTuMundoFanfics) por invitarme a su dinámica de Historias Eróticas de personajes secundarios, es que ahora les traigo una historia completamente diferente y completamente rosa que les endulzara los sentidos. ¿A que me refiero con rosa? Bueno, puede ser Erótica pero a mí en especial, me encanta que este tipo de historias tenga un poco de suavidad, de historia en el fondo que muestre el cariño que se tienen los personajes. Me encanta la suavidad con la que describo cada uno de los momentos, que sea tierno, que sea cariñoso pero que de igual manera, sea igual de Erótica pero que es capaz de llenar sus tiernos corazones. Esa es mi forma de escribir.

¿En qué consiste? Historias eróticas de personajes secundarios. Es decir, que tanto Ranma como Akane e Inuyasha como Kagome, no participan. Son personajes secundarios de estos animes, en cualquier situación (no tan obscena para no ofender) pero que les pudiéramos dar un poco de amor. Y en este momento, se me antojo escribir una historia entre Sesshomaru y Rin. Así que espero que disfruten de la lectura nocturna.

#historias_eroticas_de_personajes_secundarios.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Inuyasha no me pertenece. Es propiedad de Rumiko Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.

Aclaración: Recuerden que esta historia es un fanfic, historias ficticias escritas de fans para fans, algunas cosas pueden cambiar y otras más se pueden agregar. No siempre los personajes contienen las mismas personalidades. Por favor, si no les gusta, abstenerse de comentarios ofensivos y/o negativos.


Nívea y delicada piel que se retorcía bajo su cuerpo, las pequeñas marcas moradas que se mostraban como grandes trofeos que ni loco, se lo mostraría a otro ser, primero muerto antes de que alguien más viera y se deleitara como él lo está haciendo en ese momento. Aquellos pequeños botones rosados que sobresalían de los senos femeninos con bastante hermosura después de atenderlos por bastante tiempo, cuyo tamaño era el perfecto para que sus manos pudieran acariciar como para que su boca pudiera disfrutar de dicho festín. Los pequeños jadeos que lograba escuchar lo motivaba a continuar hasta poder llegar a un final ansiado, los tiernos sonrojos y como intentaba cerrar con fuerza aquellos ojos que por más que ella quisiera desviar su mirada, era imposible cuando era capaz de sentir aquella mirada tan hambrienta de un depredador a su presa.

Una sonrisa orgullosa era capaz de asomarse de sus labios, alzar la mirada y apreciar con mucha atención a ese delgado y femenino cuerpo que era imposible el detener las reacciones a todas esas caricias, a todos esos besos, a todas esas mordidas. Un hermoso cuerpo femenino de una hermosa mujer. Era imposible que esas delgadas manos quisieran detener aquellos gritos excitados que salían de esos carnosos labios de los que una vez más deseaba, necesitaba, ansiaba por probar una y otra y otra vez.

Era su perdición, nunca se cansaría de los mismos, nunca se cansaría de probarlos a pesar de que a penas había sido la primera vez en que sus labios se probaron.

Todo aquello era tan adictivo que al momento de separar su boca de la de ella, un fino hilo de saliva era capaz de apreciarse, aquel cálido aliento que envolvía su ser, solo se relamía los labios para evitar que este desapareciera. Subió sus manos con delicadeza para poder posarla en la mejilla de la mujer debajo de él, sintiendo como la misma posaba su delgada y fina mano en su mejilla al mismo tiempo que una tierna sonrisa era capaz de aparecer al mismo tiempo que un suave beso le dedicaban a su frente con aquella ternura que nunca imagino tener.

-Mi señor Sesshomaru

-Rin

Aunque aquellos ojos dorados no eran capaces de reflejar nada por aquella coraza que decidió crear para evitar que alguien le hiciera daño porque un demonio en ningún momento tenía que reflejar debilidad a sus enemigos y mucho menos aquellos estúpidos sentimientos que tanto envuelven a los seres débiles que siempre terminaran muertos por involucrar a los mismos en los peores momento, justo en ese momento lo que reflejaba a los ojos de aquella mujer humana, era ese tierno y hermoso cariño que todo ese tiempo se ha guardado solo para un ser, ella, solo ella.

Ese tiempo que espero y ambos se mantuvieron alejados, teniendo poco contacto para evitar que su presencia influyera en las decisiones que ella pudiera tomar, quizá, era esa espera la que ahora podía salir a flote y no querer detenerse. Ese mismo tiempo que ambos esperaron para el momento en que ella dejara atrás a esa niña que en su momento conoció, para convertirse en aquella hermosa mujer. Ese mismo amor que se conservo para que este pudiera madurar, para que este pudiera crecer y convertirse en algo más bello del que eran capaces de compartir en sus pechos y en un momento especial como ese donde sus cuerpos se unirían.

Era momento de poder sacar todos esos sentimientos a florecer.

Una vez más, Sesshomaru empezó con aquel viaje de besos al cuerpo femenino, escuchando suaves risitas como también, aquellos jadeos que ahora que los escucho, sin duda dejaría que estos salieran para nunca más dejarlos esconder. Mordía y pasaba con su lengua aquella delicada y rojiza piel que empezaba a colorearse. Bajaba de ese delgado y fino cuerpo para poder besar el dorso de sus manos, besar aquellos redondos y perfectos montes, aquellas costillas que le provocaba tiernas risitas que endulzaba sus oídos. Aquellas garras que en su momento se dedicaba a destruir y matar, ahora solo estaban para rozar con suavidad, sin querer crear alguna cicatriz, tocaba con suavidad para evitar hacerle daño a la mujer humana debajo de su cuerpo y causarle miedo. Era lo que menos quería ver en aquellos ojos que siempre lo han mirado y a pesar de su verdadera forma de ser, es que ella se mantuvo a su lado, caminando a la par que él.

Podía aceptar en perder todo lo demás pero nunca a ella.

Fueron aquellos pensamientos los que detuvieron sus acciones. Antes de querer bajar un poco más y llegar a ese aroma que salía de un lugar en particular de ella, es que alzo la mirada para apreciarla como si se tratase del tesoro más importante del mundo. Aquel largo y negro cabello desarreglado, aquella respiración tan errática que era capaz de hacerle imposible el separar sus ojos de sus pechos. Sus labios tan rojos y un tanto hinchados que simplemente quería probar una vez más, aquellas tiernas marcas que se había encargado de dejarle ante su descenso. Todo era tan hermoso a sus ojos.

-¿Sucede algo, mi señor?

Miro con atención aquellos oscuros ojos que le miraban con curiosidad, con impaciencia por detener aquel acto. Rin miro con atención los ojos de su señor, cuando no lograba comprender que era lo que tenía que expresarle, simplemente miraba con atención aquellos ojos que eran capaces de decirle todo lo que este es capaz de ocultar en aquella coraza de hielo en su corazón. Se levanto un poco para poder sentarse, alzar su mano y acariciar con suavidad su mejilla, otorgando suaves caricias que gustoso acepto el demonio más fuerte. Cerró sus ojos complacido ante aquella tierna caricia que le hacía volver a poner los pies en la tierra. Tomo un poco de aire y fue cuando decidió abrir los ojos a ver esa bella mujer frente a él.

¿Desde hace cuando fue que empezó a ver con otros ojos a esa pequeña niña que se transformo en una bella mujer?

Su odio hacia los humanos le impedía abrir los ojos. Estaba reacio a la idea de qué demonios y humanos nunca podrían coexistir en un mismo mundo, era bastante tonto que algo como eso llegara a existir en un futuro. Aquel odio que su propio padre fue capaz de inculcarle al verlo irse y sacrificarse por una estúpida humana la cual, su muerte llegaría más pronto que con seres como ellos, era una completa aberración, era aquel sentimiento que sería imposible de quitar.

¿Realmente pensó que sería imposible?

Lo creía antes de conocerla a ella. Aquella amabilidad, aquella timidez, aquel miedo que se convirtió en valentía para acercarse a él y tratarlo como un ser igual a ella, todo eso fue capaz de verlo en aquella primera vez que se conocieron. Esa primera vez en que sus caminos se enlazaron por parte del misterioso destino es que también pudo ver con sus propios ojos cómo eran los mismos. Una curiosidad tan poco común de ver en él pero que aun así quería ser satisfecha. Los humanos no eran malos por naturaleza, estos mismos no crecían con aquella maldad que era muy bien conocida cuando se convertían en aquellos adultos completamente despiadados, tan llenos de odio y orgullo que serian capaces de llegar hasta las últimas consecuencias de su miserable vida. Era la creencia que tenía y que aun en estos tiempos, era capaz de creer.

Pero conocer a Rin, fue aquel ser humano que cambio todo su ser. Una pequeña niña humana que ha sido capaz de hacerle caer de rodillas y llorar en dos ocasiones cuando la creía perdida para siempre. Esa niña humana que en el momento que se conocieron, ella le sonrió, le miro con esos mismos ojos y a pesar de conocer su verdadera naturaleza, de conocer su odio a toda su gente, no era capaz de odiarlo, no era capaz de alejarse del mismo. Fue esa niña humana que lo hizo comprender todo y detener un poco su odio a los humanos, podía tolerarlos, podía ver la fortaleza que estos mismos eran capaces de mostrar pero nunca podría amarlos como su padre hizo en su momento.

Ni siquiera ese sentimiento estaba en él cuando Rin apareció.

Amor.

¿Era posible que el gran Sesshomaru amara a un ser humano?

Lo creyó lo imposible hasta que la conoció. Hasta el momento que observaba a lo lejos como esa dulce niña se convertía en una bella mujer que era capaz de robarse toda mirada. Al momento de verla crecer, no pudo evitar sentir ese fuerte golpe a su pecho. Era aquella tristeza, era aquel dolor de que en cualquier momento, Rin sería capaz de decidir quedarse con un asqueroso humano. ¿Y donde quedaría él? Ni siquiera sería capaz de permanecer y ver todo aquello. El simple pensamiento de ese momento, era capaz de romperlo por completo. Aunque su historia fue diferente, dio un gran cambio cuando al igual que esa sonrisa tierna le mostraba y tomaba su mano sin ningún miedo mientras le mencionaba que ella lo había escogido desde hace tiempo.

-Rin -Hablo con aquella voz tan seguro de sí mismo al mismo tiempo que alzaba su mano para tomar su mejilla.- ¿Estás segura de que esta es la decisión que tomaste? -Miro con seguridad a los ojos de Rin, al mismo tiempo, ella observo cuidadosamente aquellos ojos dorados que era capaz de decirle más que sus propias palabras.- ¿Realmente es cierto que quieres permanecer a mi lado? Soy una bestia, un demonio que aún conserva su odio por los humanos, estar a mi lado, probablemente te traiga tragedias, demasiado dolor que no soy capaz de imaginar -Tomo un poco de aire.- ¿Quieres seguir este camino de dolor y sufrimiento cuando puedes tener un mejor camino al lado de alguien más? ¿Quieres seguir un camino donde probablemente sufrirás por mis acciones?

Una línea recta se formo en los labios de Rin, una pequeña mueca se formo en ese momento, era fácil mencionar que la misma se había enojado, algo que ni él había sido capaz de apreciar con anterioridad porque siempre había sido ella quien no dejaba de sonreír y de soltar una que otra risita. Era ella quien tenía aquel humor tan amable que verla enojada, simplemente Sesshomaru abrió los ojos sorprendido y completamente en silencio. La escucho soltar un pequeño suspiro, mover su cabeza de un lado a otro y al final, hacer que esa sonrisa regresara a su rostro. Posar ambas delgadas y finas manos en las mejillas del demonio mientras sus ojos le mostraban aquel brillo únicamente por él.

-Mi señor Sesshomaru, usted nunca me haría daño -Comento Rin con total confianza.- No se lo permitiría porque -Tomo un poco de aire.- Confió en usted, confió en mi señor Sesshomaru, en eso se basa este gran amor que le tengo -Dejo caer su cuerpo desnudo para sentirse segura entre el cuerpo de su señor, sintiendo al mismo tiempo como este la envolvía entre sus brazos.- Yo tome el camino correcto, aun corriendo todo riesgo, deseo que sea a su lado, así ha sido siempre y así espero que se mantenga -Recargo su mejilla en el pecho de él, sintiendo esa suave respiración y escuchando algo más.- ¿Qué es lo que opina, mi señor Sesshomaru?

Sesshomaru la separo con cuidado de su pecho para dejarse caer entre el pecho de la misma, escuchando ese suave palpitar, esa suave respiración parecida a la de una nana. Sintiendo aquella tierna caricia a su cabello, cerrando los ojos por un momento y sentir todo a su alrededor, escuchar aquellos sonidos molestos de la noche pero que en ese momento se escuchaba como algo único y especial.

-Que no necesito otro sentimiento más que la confianza -Volvió a tomar su postura, volviendo a pasar su mirada por ese cuerpo femenino, tan atractivo que le llamaba. Bajo su rostro para empezar a besar ese fino cuello, bajando una vez más en ese recorrido, deleitándose por tanto hermoso sonido que salía de aquellos labios, cegando sus instintos al mismo tiempo que sus manos tomaron con sorpresa la parte interna de los muslos de la chica para empezar acariciar con suavidad. Abrirse paso en el centro de feminidad, para pedirle, para casi rogarle que lo aceptara. Tranquilizar aquellos nervios que mostraron desde un principio y evitar causar daño, nunca le haría daño.- No necesito otra confianza más que la tuya -Murmuro con voz grave al mismo tiempo que Rin soltaba un grito más fuerte al sentir sus delgados dedos adentrándose en su ser, moviéndose con suavidad.- No necesito los sentimientos de alguien más, más que tus sentimientos -Alzo la vista para encontrarse con aquel rostro rojo, aquellos ojos que se encontraban medio abiertos, aquella acelerada respiración ante el incremento de velocidad de sus movimientos, sintiendo como cada vez enterraba sus uñas en su piel.- Solo te necesito a ti Rin, te amo

Fue aquella simple palabra con la que Rin tuvo que abrir los ojos sorprendida, ver ese tierno cariño y amor de los ojos de su señor, fue lo que le saco una pequeña sonrisa y alzar su rostro para pegar sus labios y besarse antes de que sintiera como todo explotaba ante aquellos dedos que nunca dejaron de estimularla, nunca dejaron de prepararla.

Sesshomaru saco despacio sus dedos que sentía aquella viscosidad en los mismos. Bajo la mirada para apreciar su mano y al final, es que decidió subir los mismos para hacer algo más. ¿Qué sabor era capaz de tener? No se detuvo en lamer su lengua ante la mirada avergonzada de Rin, por más que hubiera deseado apartar su mirada de él, era imposible alejar esa traviesa sonrisa que se había formado en el mismo. Pudo sentir ese pequeño golpe entre sus piernas, un tanto curiosa, bajo la mirada para encontrarse con aquella bella forma de su miembro que no pudo evitar sonrojarse aun más y querer cubrir sus ojos ante la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento pero no lo hizo, sabía que al momento de decirle su decisión a su señor, las cosas tendrían que pasar de esta manera, así que, tomo un poco de aire y alzo la mirada para apreciar a Sesshomaru.

-También lo amo, mi señor Sesshomaru, siempre lo hare, hasta el final de mis días

Una promesa eterna, inquebrantable, sincera y llena de amor.

Un sentimiento que Sesshomaru encontró en el ser menos indicado pero que gracias a ella, es que al fin podía sentir que todo estaba completo.

Como si esas hubieran sido las palabras que había estado esperando por escuchar, es que una vez más, sus labios empezaron a comerse, ese delicioso escalofrió que recorría sus espaldas al sentir sus pieles rozarse un poco más, las caderas empezaban a moverse por sí solas, completamente impacientes de satisfacer aquello que su corazón tanto deseaba.

Recostándola boca abajo sobre su mokomoko, hizo que Rin alzara sus caderas, un tanto nerviosa por sentir aquella caliente respiración en su centro fue incapaz de cubrir su boca en el momento que fue "atacada" por su depredador y al final, es que sintió como largo entraba en ella. Una pequeña punzada sintió en su vientre al igual que pequeñas lagrimas sintió salir de sus ojos pero los besos a su espalda, a su cuello y la forma tan tierna en la que sus manos se enlazaban, le provocaba olvidar aquella punzada tan dolorosa pero que era capaz de mostrar la pureza de su ser. Esos movimientos que dolieron en un principio, simplemente fue reemplazado por placer puro. En el momento que sus caderas se movieron, fue tan hermoso que lleno su pecho de calidez. Al fin, estando unidos de esa manera, sintiendo mil y un emociones que en ese momento era imposible de decir porque era capaz de robarse sus suspiros, era capaz de quitarle sus propios pensamientos. La manera en que entraba y salía de ella, golpeando su interior, le estimulaba a tal punto que empezaba a disfrutar, pedía un poco más, todo se sentía tan bien como la manera en que sus manos acariciaban otros puntos sensibles de ella. Apretaba con suavidad sus senos, mordía ligeramente su cuello y su espalda, tiraba de sus cabellos para hacerle levantar el mentón y seguir deleitándose con sus jadeos.

El sudor que resbalaba por sus cuerpos, la intensidad acumulada en sus corazones. Los tiernos jadeos que se robaban sus labios, lo bien que sus cuerpos se acoplaban en el otro. Aquellas millones de estrellas que eran capaces de apreciar con solo abrir sus ojos y mirarse. Esas tiernas sonrisas que eran capaces de aparecer en el rostro de Sesshomaru, aquellas tiernas caricias que Rin era capaz de ofrecerle. ¿Era aquello lo que siempre desearon? Quizá era hasta más.

No importaba si sus espaldas empezaban a doler, si sus piernas empezaban a temblar un poco. No importaba si su mismo cuerpo pedía un poco de descanso, querían seguir unidos, querían seguir siendo parte del otro pero como todo empieza, tiene que terminar. Aquella suavidad, aquellas tiernas caricias que se quedaron a un lado cuando los movimientos fueron un poco más fuertes y acelerados. Como abrazaba a la delicada mujer debajo de su cuerpo al sentir esa presión en esa parte en especial, sentir como Rin lo apretaba y gritaba solo para él.

Si, era esa suavidad que Sesshomaru solo le entregaría a un ser, a Rin. Únicamente a ella.

Cuando sus cuerpos pedían ser liberados, no se detuvieron porque era eso lo que querían. Aquella liberación, sentir como aquella espesa semilla entraba en su interior al mismo tiempo sentía como aquel grande y pesado cuerpo, empezaba a caer en su espalda pero aun sin sentirse aplastada por el mismo. Fue aquella maravillosa explosión que sintieron y de la que al fin pudieron descansar, completamente agotados pero plenamente satisfechos por aquella necesidad.

Rin cerró sus ojos por un momento para poder sentir como su cuerpo regresaba a tierra, sintiendo a su lado como era envuelta entre los brazos de su señor. Soltó una risita complacida por la forma en que restregaba un poco su nariz en su cuello. Al abrir los ojos tan despacio, lo primero que vio, fueron aquellos ojos dorados, aquellos hermosos ojos que siempre le han atraído, quizá como dos bellos diamantes pero era más porque pertenecía al ser que tanto ama. Sintiendo aquellas traviesas manos acariciar su cuerpo y robándole suspiros, solo se dejo ser con su señor Sesshomaru, dejando que volviera a tomar las riendas, que la volviera a subir hasta el cielo porque al final, es que él podría hacerla regresarla a la tierra para continuar una y otra y otra vez.

Las veces que sean necesarias para seguir sintiendo aquella satisfacción, para no dejar escapar aquel tierno amor que se brindaron y del que se volverían adictivos. Los besos continuaron, sus cuerpos memorizarían aquellos movimientos, aquella suavidad y quizá, a partir de ese momento, El cuerpo de Rin se iría transformando poco a poco para una sorpresa que al final rendiría su fruto.

Mientras tanto, seguirían aprendiendo, seguirían descubriendo. Sesshomaru, aprendería a tolerar a los humanos que ya no le desagradaban tanto solo porque Rin, fue capaz de hacerlo cambiar, de provocar que todo su mundo cambiara. Y eso estaba bien.

El mundo sería testigo de su amor pero solo Rin sería testigo de la suavidad de su señor Sesshomaru. Solo ella, nadie más.


¡Muchas gracias por leer!

Aunque Abril termine hoy, yo seguiré mandando historias para la dinámica de estas páginas. Claro que no será muy seguido pero hare mi máximo esfuerzo por ello. Esperen más historias que estarán completamente hermosas, de eso se los puedo asegurar.

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Viernes 30 de Abril de 2021