Pudo ser peor.

Otro día normal en la preparatoria de Auradon, el sol brilla en el cielo despejado, los pájaros cantan revoloteando alrededor mientras los jóvenes príncipes y princesas recorren los terrenos de la gran escuela donde se preparan para algún día convertirse en los reyes y reinas de sus respectivos reinos.

Aprovechando el excelente clima se encuentran Mal, Evie y Jay en los jardines disfrutando de su tarde libre mientras las dos chicas intentan enseñarle croquet a su amigo, sin mucho resultado a parte de unas buenas risas, ya que el chico no paraba de golpear las bolas con demasiada fuerza, causando que más de una saliera volando.

Un rato después de haber comenzado, y varias bolas perdidas después, hizo acto de llegada el cuarto integrante del grupo.

—Hola chicos —saludó en cuanto estuvo suficientemente cerca.

—Hola Carlos —Evie saludó alegremente con la mano desde la mesa donde está comiendo unas galletas.

—¿Que tal hermano? —Jay hizo un exagero movimiento con el mazo, casi golpeando a Mal que esta parada a su lado pero la chica lo esquivó con facilidad.

Mal le dio una patada no muy delicada a Jay por casi golpearla luego le dirigió una sonrisa a su pecoso amigo— Hey.

Carlos llegó al lado de Evie, se acercó lo suficiente para que la peliazul le dejara en beso en la mejilla y apoyó su cadera en la mesa mientras tomaba unas galletas— ¿Alguno sabe dónde está ben?

—¿Se te perdió el novio? Que descuidado de tu parte—Jay se burló, Carlos le lanzó una galleta la cual el pelilargo atrapó con la boca sin problema.

—Es enserio ¿Saben dónde está?

—No lo he visto desde ayer.

—Tal vez esté en su oficina, ocupándose de asuntos principescos y todo eso… o en su habitación haciendo lo mismo —Mal se encogió de hombros—. No lo sé.

—Gracias de todas formas. Voy a ver si está en su habitación. Nos vemos luego —se dio la vuelta y comenzó a alejarse.

—Adiós Carlos —Evie le tiró un beso,

—¡Suerte! —grita mal.

—¡Usen protección! ¡No quiero ser tío tan joven!

Los tres se rieron con ganas cuando Carlos gritó muy avergonzado "¡Cállate Jay!"

Una hora después el rey Adam y la reina Belle, quienes están dando un paseo por los jardines, se encontraron con el trío y no dudaron en acercarse a saludar.

—Buenas tardes chicos —saluda el rey.

—Buenas tardes sus majestades —responden en coro los tres.

Belle vio a su alrededor con curiosidad al no ver al cuarto integrante de ese inseparable grupo preguntó— ¿Y Carlos? Es raro no verlos a todos juntos.

—Fue a buscar a ben —responde Jay distraídamente más concentrado en intentar golpear la bola correctamente, pero el fuerte "¡QUÉ!" que soltaron los reyes les sorprendió tanto que Evie saltó en su lugar; soltando el mazo el mazo que tenía en mano, Mal escupió lo que estaba bebiendo y Jay golpeó con tanta fuerza que la bola salió volando fuera del jardín.

A lo lejos se escuchó un cristal rompiéndose y un grito femenino, los adolescentes ignoraron eso en pos de mandarles una preocupada mirada a los reyes que están más blancos que un papel.

—¿Qué? ¿Qué pasa?—fue Mal la que les preguntó.

— El celo de Ben comenzó ayer.

Las palabras de la reina cayeron como un balde de agua helada sobre los jóvenes, les tomó a sus cerebros exactamente dos segundos el procesarlas correctamente, y en cuento lo hicieron todos salieron corriendo al mismo tiempo hacia la habitación del príncipe.

A la cabeza va Mal, puede sentir sus ojos brillar con magia contenida, siendo alfa y la líder de la manada se toma muy enserio su trabajo de mantener a todos seguros y con una posible amenaza hacia uno ellos sus instintos están a flor de piel.

Solo un paso detrás viene Jay, aunque por fuera tiene el ceño fruncido por dentro es un manojo de nervios, él sabe que algunos alfas pueden llegar a perder el control durante el celo y por mucho que le agrade el príncipe no dudara ni medio segundo en darle un paliza si llegara a lastimar a quien considera su hermano pequeño.

Después esta Evie, ella aun siendo beta sabe lo peligroso que puede llegar a ser para un omega el taparse por sorpresa con un alfa en celo, en la isla lo han visto más de una vez. No es algo bonito.

Poco más atrás vienen los reyes, con el corazón en la garganta y la más pura preocupación por todas las diferentes formas en que esto puede salir muy mal. En otra ocasión los adolescentes estarían sorprendidos de que fueran capaces de seguirles el paso, pero ahora tienen otra cosa en que concentrase.

Al llegar a la elegante puerta de la habitación del príncipe Mal y Jay comenzaron a llamar a Carlos, Evie; a un par de pasos de distancia por seguridad, no estaba muy segura de que hacer, para cuando llegaron los reyes el joven par de alfas estaban a un paso de derribar la puerta cuando una voz del otro lado los detuvo.

—¡Chicos, chicos! ¡Alto!

Al escuchar lo voz de Carlos a todos les volvió el alma al cuerpo.

—¿Carlos estas bien? —preguntó mal preocupada.

—Sí lo-lo estoy.

—¿Estás seguro? —Jay no está muy convencido.

—Estoy… BIEN. De verdad, no se preocupen.

—Carlos querido —Belle se acercó a la puerta— ¿Necesitas ayuda?

—¡¿Su-su majestad?! —perfecto, justo lo que necesitaba, nótese el sarcasmo—. No se preocupe, todo está bien.

—Carlos.

—Chicos —interrumpió lo que sea que estaba a punto de decir Mal—. De verdad estoy bien. Confíen en mi y solo, por favor, váyanse.

El grupo intercambió una mirada entre todos sin estar completamente seguros de que hacer, después de unos segundos Mal soltó un suspiro con la decisión tomada.

—De acuerno, nos vamos —Jay estaba a punto de protestar pero un señal con la mano de Mal lo detuvo—. Hablamos después ¿Entendido?

No fue una sugerencia o una pregunta fue una orden y todos lo saben—… Entendido.

Después de esa confirmación cada uno se despidió del pecoso chico a través de la puerta, incluyendo a los reyes. No fue hasta estar completamente seguro de que todos se habían ido que Carlos se pudo relajar, liberando un suspiro de alivio soltó los hombros de Ben agradeciendo internamente el haber convencido a todos que se fuera, no estaba seguro de poder mantener alejado a Ben mucho más.

En cuanto el príncipe se vio liberado no tardó nada en regresar a su tarea de repartir besos por el cuello del omega mientras murmuraba palabras de amor y sus manos vagaban por todo lo que tuviera al alcance, no tiene la mente muy clara y sus pensamientos están en su mayoría nublados, pero lo que tiene perfectamente claro es que este es Carlos, su omega, él lo ama y quiere mostrárselo.

Por su lado Carlos no tiene ningún problema con el comportamiento de su pareja, Ben siempre ha sido muy cariñoso; especialmente cuando están solos, tal parece que el celo multiplica ese aspecto de por diez. Decidió solo ponerse cómodo y disfrutar de las atenciones dadas.

Y agradecer que Ben sea de esos alfas empalagosos durante el celo, porque de lo contrario esto pudo haber terminado mucho peor.

***FIN***