I

Sobrevivir


La gente romantiza demasiado a la muerte.

Sacrifica tu corazón, entrega tu vida; pelea hasta que dejes escapar tu último aliento y da todo de ti por la humanidad. Son palabras bonitas nada más, porque cuando tu tiempo en la tierra está por perecer, los ideales y los juramentos comienzan a perder belleza. La valentía se resquebraja; la voluntad se desvanece en un parpadeo; te pierdes a ti mismo.

Lo sé ahora porque lo estoy viviendo en carne propia. Mientras los músculos de mi cuerpo se desgarran y el dolor me taladra la conciencia, admiro petrificada el destello borgoña de los ojos del titán que me mantiene cautiva. Va a devorarme y yo no tengo tiempo de pensar en el futuro que me fue robado o de despotricar contra un cruel destino que sólo me permitió disfrutar de la calidez del sol y el misticismo de la luna por unos cuantos días.

"Isabel Magnolia, fuiste una niña bastante ingenua" me dice una voz interior "¿Creíste que matar titanes era un juego? De hecho para ti todo lo es. Y por eso, hoy vas a morir. Despídete del exterior, despídete de todo".

Cerré los ojos. Para mí la muerte era un boleto de regreso hacia la ciudad subterránea; de vuelta a la oscuridad.

Sumida por el terror y en mi mudez, murmuré: — Levi… — y con su nombre, me aferré la última reserva de voluntad que me quedaba para sobrevivir.

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Los ancianos decrépitos y fanáticos cuentan que existen tres diosas que nos protegen, las mismas que le pusieron nombre a las murallas. No sé si sean reales, pero por un segundo lo consideré cuando un destello de metal cayó como un rayo sobre la mano del titán.

Lo que recuerdo a partir de allí son retazos brumosos: en un segundo estaba sobre el suelo mojado, admirando el cuerpo de Farlan destazado. Otro segundo y el titán comenzaba a caer a pedazos. Un segundo más y Levi ahora estaba arrodillado junto a mí, bañado en sangre.

— Duerme — me pidió.

Y a pesar de no querer hacerlo por miedo, no lo pude evitar: — No te perderé de vista nunca más. Te lo juro — le escuché decir antes de hundirme en la negrura.

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CONTINUARÁ.


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