Aclaración

La idea del Fic y la portada del preámbulo (en la versión de Wattpad) le pertenecieron al usuario [Octware]. Antes de que se fuera de Wattpad y otras plataformas de manera definitiva, dejó que algunos pudiéramos optar por algunas ideas de él. Me otorgó la idea de su [Lunacoln]. Quiero decir que trataré de mantener parte de la esencia.

Si es que Octware aparece en otra plataforma de escritura y lectura, pueden decirle que su antiguo seguidor está empezando este Fic.

Preámbulo

El que nada tiene, nada pierde (Lo podría perder todo…)

La noche acaecía en toda esa ciudad que fue espectadora de tal concierto. Los delirios de grandeza podían ya empezar a poder ser sólidos, y todo por optar dicha senda.

El manto tizne no era limitante de los estímulos que se daban entre ambos. Aquellas dos almas no tenían más de algunos minutos en aquella alcoba rentada.

Toda una eternidad era el acabar los conciertos y poder reunirse con su chico. Con él podía descargar toda esa tensión, pero también podría suceder lo opuesto.

La tenía contra el borde de la mesa, no daba tregua a un pequeño lapso de tiempo para respirar, no había mucho tiempo en sí.

De un momento a otro, ambos aparecieron en la cama como por arte de magia. Sus cuerpos tenían que hacer todo lo necesario para no frenar ese desfogue de pasión.

Ella empezaba a gemir de manera desapercibida porque realmente comenzaba a ir al ápex del éxtasis. Él no quería dejar nada cercano a la vista de ella sin ser probado por sus labios. Él podía hacer sensible cualquier parte del cuerpo.

La muchacha tomó con mucha lascivia la nuca de su chico para que no deje de darle esa inspección anhelada. Sin embargo, siempre tenía que salir de ese trance por algo que la mantenía con él.

Su peluca empezaba a salirse de su cabeza, eso nunca debía pasar… mejor dicho: "Él no debe ver más allá de esos cabellos color rosa".

—¡Oh, no puede ser! —sacó de su escote su celular y empezó a leer lo que decía—. Lo siento, amor… Lo compensaré… ya sabes que debo irme… —esperaba que esta vez sí se notara algo creíble.

Se sentó en el borde luego de que ella se dirigiera a la mesa a recoger algunas cosas suyas, era la enésima vez que sucedía desde que cumplieron un mes de esa relación.

—¿Otra grabación? Siempre es así… —lo dijo mirando la lampara de la mesa de noche.

Al meter su celular en el bolso decidió mirar a su chico como ya se estaba haciendo costumbre. Pudo notar molestia, fastidio y muchas cosas producto de esa excusa.

—No es que siempre será así, en otra ocasión lo compensaré —trataba de poner una buena cara.

Dejó de estar encorvada para dar un suspiro y dejar de acomodar más la cartera. Miró a su novio con mucha impotencia dentro de sí. Tenía unas enormes ganas de decir dos cosas.

Se acercó con lentitud hacia él para darle un abrazo acompañado de un beso en su mejilla. Él solo movió su rostro hacia otro lado.

—Amor, necesito que tengas mucha paciencia… —se sentó a su lado al mismo tiempo que lo cubría con su brazo y seguía besando su mejilla— esta vida no es fácil de llevar, me tomó tiempo acostumbrarme a esto —hizo que la mirara a los ojos—, créeme cuando te digo que esto no es sencillo —se notaba una voz cansada.

Repentinamente, la chica de peluca rosada tomó las manos de su novio de cabellos blancos y las colocó en su mejilla izquierda. Se notaba con un semblante de aflicción.

—No sabes que siempre esperé esto contigo —lo decía dejándose llevar por ese sentimiento eterno en ella.

Lincoln M. Loud no entendió lo que dijo la chica. ¡¿Cómo que siempre espero eso?! ¡¿Se conocían de antes?! ¡¿Alguna vez hablaron?!

—¿Siempre? —tenía un gesto de confusión.

—M-Me refiero a que… que… ¡Eres lo que toda chica desea! Eres ese amor por el que anhelamos en nuestras noches más solitarias o en las tardes más silenciosas o mañanas inmutables… —le dio un beso en sus manos juntas—. Te amo… Te amo Linky.

Lincoln no se percató que lo llamó con el diminutivo que solo utilizaba su hermana Luan o Leni. Mejor dicho lo llamó de una manera que pocos sabían y usaban.

El chico suspiró y dejó de lado su frustración, se levantó y le dio la mano a su novia para repetir la misma acción. Ambos de pie se miraron a los ojos, aunque esta vez ella no quería hacerlo.

—T-Tienes razón… así es tu vida… es lo que debo respetar de ti, así es la vida de artista… —tomó su chaqueta de una de las sillas de la mesa— me iré primero para no levantar sospecha alguna.

—Lincoln… te jur… —fue interrumpida.

—No, no digas nada más, así son las cosas —se notaba todavía enojado.

Le robó un beso antes de salir de allí para no irse con el amargo sabor de ser solo un idiota que es requerido cuando ella se siente agotada de ser una cantante famosa, y que ni siquiera es requerido como debe porque no ha tenido ni un verdadero roce con ella.

La cantante Lulu decidió sentarse frente a un espejo enorme donde estaban sus cosméticos y demás cremas.

Empezó por untarse una crema que era para poder quitar con facilidad todo el maquillaje de su rostro. Con un paño húmedo empezó a remover todo… todo excepto la sombre púrpura de sus parpados.

Podía ver en el espejo su rostro… su verdadero rostro, uno que el personaje de Lulu enterró por dos años.

—Hola, ¿Cómo has estado, Luna M. Loud? —se decía así misma con sarcasmo al quitarse el maquillaje y la peluca.

Sus ojos empezaron a quebrarse para dar paso a un llanto y sollozo silenciado por el remordimiento de todo lo que pasó para llegar a eso.

Si él supiera la identidad de Lulu lo perdería todo, pero mientras ella es Lulu no tiene nada que perder porque… no tiene nada…