La Pareja Original de Saint Michael's
Prólogo - El Ático
Una tarde normal en Saint Michael's, la histórica y privilegiada academia para chicas que había sido fundada hace ya más de cien años, donde las chicas de la clase alta de Japón, vienen a estudiar y aprender todo lo necesario para ser buenas mujeres siempre al servicio de Dios.
Fundada durante la era Taisho, Saint Michael's era conocida como una escuela donde solo las más adineradas y mejores estudiantes podían entrar.
A pesar de no estar en la misma posición económica que las demás, me las había arreglado para estudiar aquí desde pequeña y siempre me había destacado como una estudiante prominente, pro activa y siempre dispuesta a hacer el trabajo extra de la clase.
Mis compañeras me admiraban y respetaban mucho por ello nombrándome representante de clase una y otra vez a lo largo de los años... todas menos una.
El timbre que marca el final del cuarto período, resuena por toda la escuela indicando al resto de las chicas, la hora de salir a almorzar y relajarse por un rato antes de continuar con las clases, a todas menos a mí, para mí ese timbre, representaba la hora de salir y buscar a Miya dondequiera que este.
– Geez Miya, ¿Por qué siempre tienes que andar faltando a clases? – suspiro.
Al menos a diferencia del pasado, ahora sabía perfectamente donde la podía encontrar.
Desde que entró a la escuela, Miya había descubierto un acogedor escondite secreto dentro de la escuela, el cuál había apropiado como suyo y lo había convertido en su refugio para saltar clases y hacer lo que sea que ella deseara.
Sin perder tiempo, me dirijo directamente al salón de arte que es donde sé que está ella, pero no es exactamente ahí donde se encontraba, no.
Para encontrar su escondite, había que entrar al salón de arte, dirigirse a la puerta trasera del mismo, hacerse paso entre todas las cosas amontonadas de la oscura habitación de la bodega, hasta toparte con unas escaleras bien escondidas al fondo que al subirlas te llevarían directamente a una pequeña puerta secreta donde seguramente encontrarías a…
– ¡MIYA!
– Buen día, representante de clase – sonrisa burlona.
– No me vengas con "buen día", volviste a faltar a clases.
– Oh vamos, ¿tenemos que pasar por esto cada día que falto?
– Si no quieres que lo hagamos entonces asiste a clase.
– Pero entonces no tendría el té y galletas listas para esperarte. Vamos siéntate que el té ya esta a punto de salir.
– Geez, Miya.
Ubicado en el punto más alto de la escuela, de cuatro paredes, espacioso, acabado de madera, con vista al patio y amueblado por un sofá, una mesa y dos sillas, el ático era el lugar secreto que Miya había descubierto en nuestro primer año para ocultarse y saltar clases, pero tras descubrirlo yo misma también un día mientras la seguía, con el tiempo nos enamoramos, empezamos a salir y con ello, se había convertido en nuestro pequeño refugio de amor dentro de la escuela, donde pasábamos nuestros días platicando, riendo y en general haciendo lo que todas las parejas hacen cuando están solas.
Sin reconocer la derrota ante Miya, me siento como ella lo indica en mi silla habitual.
– De acuerdo – me siento – pero no creas que con esto vas a lograr que se me olvide que tenemos que volver a clases, eh.
– Sí claro, siéntate y relájate, representante de clase – me sirve el té.
– Tú nunca vas a cambiar, ¿verdad?
– No, jamás lo haré, y así me amas.
– Geez, eres una delincuente – sonriendo.
– Y tú una obstinada, Risa – sonriendo.
Nos besamos y sonreímos a la otra. Nos sentamos a tomar el té.
– Bueno, ¿al menos has hecho algo productivo en tu día de saltar clases?
– A decir verdad, sí que lo he hecho.
– ¿En serio?
– Así es, en primer lugar estuve experimentado esta mañana con una combinación de té para darle un sabor más primaveral al gusto, espero que te guste.
Doy un sorbo a mi taza.
– ¡Esta delicioso!
– Me alegra que te guste – continuo tomando – y en segundo lugar, he decidido que de ahora en adelante me gustaría llevar un registro de la ropa interior que usas cada día.
Escupo el té de la sorpresa.
– ¡¿QUÉ?!
– Mi idea sería ordenarlas y categorizarlas por tamaño, color, textura y por supuesto, que tanto de la fragancia y esencia de Risa queda en ella, je je.
– ¡Pervertida! ¡De ninguna manera te dejaré hacer eso!
– Esta bien, de cualquier forma solo era una idea.
– Geez, en lugar de pasar tu tiempo en esas fantasías, podrías acompañarme a clase de vez en cuando y hacer notar tu presencia a la maestra.
– Tal vez lo haga, pero si lo hiciera, ¿Cómo podría haber descubierto… esto?
Miya se levanta de su lugar y se dirige a una de las esquinas más ocupadas del ático de donde saca lo que parece ser una gran caja negra polvorienta en forma de cofre.
– Miya, ¿eso que es?
– Esto mi querida Risa, es lo que algunos llamarían una cápsula del tiempo, también conocida como un… cofre del tesoro.
– ¿Cofre del… tesoro?
– Así es, ¿te gustaría ver lo que hay dentro?
– Bueno… – un tanto insegura – ¿tú ya viste lo que hay?
– Por supuesto, y créeme... te volará la cabeza al pasado – trago saliva – ven, vamos.
Nos sentamos juntas en el sillón frente a la ventana, y ansiosa por la expectativa, abrimos el cofre juntas.
– Wooow.
Un montón de piezas, reliquias y antigüedades en su interior, todo envuelto en polvo y con pinta de haber sido guardado hace muchos años, en otra época totalmente distinta.
– Todo esto, ¿cómo lo encontraste?
– Husmeando por ahí.
– ¿Y sabes de hace cuanto tiempo es?
– Estoy segura que puedes descubrirlo, Risa. Usa tus habilidades como detective para resolver el misterio.
Lo dice con un tono un tanto burlesco, pero en verdad tengo curiosidad de descubrir la respuesta.
Juntas, sacamos y vemos todo lo que hay en el cofre, hay todo tipo de cosas, desde espejos, pasadores de pelo, listones, y por supuesto también fotos de antiguas estudiantes de Saint Michael's, cada una más antigua que la otra.
Saco la que me parece es la foto más antigua de todas y en ella veo a una hermosa joven de cabello corto y ojos soñadores mirando hacia fuera en este mismo ático.
– Risa.
Volteo a ver a Miya y me entrega lo que parece un lienzo con una pintura en ella.
– Arigato.
Lo tomo en mis manos y al verlo veo… – me sonrojo – una pintura de una hermosa joven atlética y esbelta, completamente al desnudo. Si tuviera que adivinar, diría que es exactamente la misma joven que aparece en la foto tan antigua.
– Es muy hermosa, ¿no te parece?
– Miya…
– Y mira la fecha, Risa.
Me apunta a la firma de la artista de dicha pintura cuya fecha esta escrita allí abajo en letras pequeñas y…
– ¡1921!
Miya sonríe ante mi reacción completamente sorprendida.
– ¡Esta pintura tiene casi 100 años!
– Así es, al parecer la chica en esta pintura, quien como seguro ya te diste cuenta también es la chica de la foto en este ático, es nada menos que Kaguya Luna-sama, antigua estudiante de este colegio y miembro de una de las familias más prestigiosas de Japón a la fecha.
– ¡Sugoi! y ella… – veo la pintura de ella al desnudo – acepto a…
Miya sonríe, dándome la razón.
– Por supuesto que ella jamás habría aceptado a algo como eso de no ser por su excéntrica y alocada novia que la convenció, en general ella era muy reservada.
– ¡Espera! ¡¿Qué?!
– ¿No lo mencione antes? La chica que realizó esa pintura es también una antigua estudiante de Saint Michael's, mas que una amiga, era su novia en realidad, para quien fue hecho este hermoso ático en el que ahora estamos.
– ¡No hablas en serio! – encantada como una fangirl.
– No lo estoy inventando, todo esta aquí en las páginas de este diario.
– Déjame ver.
Sin pedir permiso, tomo el diario de sus manos y en el encuentro varias notas, pasajes y poemas de varios años, muchos de ellos escritos más allá de 1923 hasta casi la época actual, aunque la entrada más antigua, data de esa fecha en adelante.
"Kawaiiiiii, Es tan hermoso, este diario debe ser una autentica reliquia al amor de estas personas, pero…"
– Miya…
– Te estás preguntando de donde saqué toda esta información, ¿verdad?
– Bueno…
– Seguro también te preguntas si lo que te digo es verdad y por qué este diario cubre tantas fechas y años después de que fue escrito, ¿no es así?
– Estas comenzando a asustarme – Miya sonríe.
– Tranquila Risa, te explicaré todo enseguida.
Toma sus manos entre las mías y mirándome a los ojos, me empieza explicar
– Risa, alguna vez te has preguntado ¿Cómo fue que se construyó este ático?
– Bueno… – viendo el ático a mi alrededor – A decir verdad, más bien me he preguntado ¿Porqué que este ático esta tan oculto de todo lo demás?, no aparece siquiera en los planos de la escuela – Miya asiente sonriendo.
– La historia de este ático se remonta a muchos años atrás, y oculta en sus paredes una gran historia de amor y deseo entre dos chicas enamoradas de una época hace mucho tiempo que ha ido pasando su legado generación en generación de una pareja a la otra.
– Miya…
– Es una historia de amor antiguo que involucra un viaje, una gran pintora, una obstinada representante de clase y su deseo de encontrar su lugar en el mundo donde su amor pudiera florecer y ser libres sin que nada ni nadie pudiera verlas, ¿estás lista para ella? – trago saliva antes de asentir con decisión.
– Estoy lista, Miya.
– Bien, porque lo que te voy a contar ahora, es completamente cierto y sucedió hace mucho, en una pequeña y humilde posada en el campo a varios kilómetros de la ciudad, es donde comenzamos.
Hola! Aquí Saori-nee esta vez con una nueva historia casi completamente original que involucrará a una nueva pareja!
Esta pareja ha sido mencionada antes en unos pocos juegos de la saga, pero nunca se ha ahondado en ellas (específicamente SonoHana11: Maidens of Michael's y SonoHana12: Lovers of the Atelier), por lo cuál he decidido crearles una historia en base a la poca información que se nos ha dado de ellas.
También es la primera historia que escribo con múltiples capítulos, mi idea es que sean cuatro y publicarlos cada semana, así que espero me puedan acompañar en este viaje y disfruten de ella tanto como yo.
Sin más que decir por el momento, comenzamos! c:
