Disclaimer: HP no me pertenece


Trial by Magic

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Tal vez Potter no hubiera sabido qué hacía, pero Draco lo había hecho.

De hecho, lo había disfrutado.

Ven amor, mío-cantó-ven hacia mí.

Si, todos decían que Potter era resistente a las veelas, pero a las sirenas, Draco no tenía ni idea. Sin embargo, esta era su última oportunidad.

Por favor, ámame.

Porque Potter estaba a unas horas de casarse. Sabía que su canto no sería entendible para Potter a menos que estuvieran bajo el agua, pero estaba dirigido a él así que lo encantó.

Por favor, tómame.

Y si, sería ilegal si alguien se enterara de lo que era. Pero Draco y su familia, los Malfoy, eran muy cuidadosos con sus secretos. Ni siquiera su madre sabía que había estado casada con alguien con sangre de sirena por años.

Ella amaba a su padre, decía. Tal vez lo hiciera, quien sabe.

Como fuera, era su última oportunidad.

Así que Draco tocó a la puerta de Grimmauld Place, rogando que el otro estuviera solo.

-¿Malfoy?-Exclamó con ceño fruncido Harry al verlo.-¿Qué haces aquí?

Draco sabía que tenía que ser rápido, así que lo empujó hacia atrás y empezó a besarlo.

-Malfoy, ¿pero qué...-intentó separarse Harry y entonces Draco empezó a cantar...

Harry se quedó parado, mirando sus labios.

-Por favor, Harry-susurró suplicante. -No te cases, Te amo.

Pudo sentir como Potter intentaba librarse, frunció el ceño como si se dijera algo a sí mismo.

Harry solo tenía que dudar. Considerar por un segundo amar a Draco.

Él lo hizo.

Lo tenía.

Más tarde, Harry no recordaría este momento, era la magia de la sirena. No sería culpado de hechizarlo. En los recuerdos de Harry, Draco sería brillante, adorado... crearía un amor por Draco bastante real. No era el compañero de Draco , pero Draco lo convertiría en el suyo.

Era un bendición para las sirenas.

Podían robar lo destinado a otros.

Podían tomar lo más preciado de alguien.

Y solo soltarlo si ellas lo deseaban.

Y Draco no quería.

Solo tenía que acostarse con él, y se volvería amor. No solo para Potter, también para Draco, solo tenía que dejar esperando a la sirena, y Harry sería suyo para siempre.

Draco se ataba a sí mismo, pescando a su incauto marinero.

Porque las sirenas eran así, llamaban, cantaban, y los marineros las seguían y jamás retornaban.

Draco sonrió y sujetó la mejilla de Harry y lo besó.

Y de pronto, la piel de Harry quemaba por poseer a Malfoy, lo tomó de vuelta, aferró una mano a su cabello, otra a su cintura y lo cargó a la cama más cercana. Draco gimió cuando Potter atacó su cuello y empezó a frotarse contra él. Abrió las piernas y lo aceptó entre ellas. Potter se quitó la ropa con rapidez, y quitó la de él, y entonces lo hizo, se sumergió en él. Y mientras Draco gimió agudamente, Potter lo hizo roncamente, como si estuviera saciando un instinto animal. Y lo tomó, una y otra vez, sobre la ropa que debería estar usando para casarse, entró y salió de él con fuerza y se derramó.

Y Draco pudo sentir la unión formarse, no era suficiente.

-Otra vez-suspiró y Harry empezó de nuevo. Potter sonreía valiente, intrépido, ganador. Tomó a Draco y lo puso boca abajo y besó cada parte de él.

Una y otra vez cada vez que terminaban. Apenas se separaban, Harry volvía a unirlos.

Potter lo sentía, decidió Draco.

También quería desesperadamente ese hijo.

Debía ser algo inconsciente en él.

Tal vez lo había deseado como resultado de no tener familia, tal vez solo con Ginevra. No importaba, era de Draco.

Tal vez solo era esa parte en él deseando domar a Draco.

Vencerlo.

Poseerlo.

-Más, más-sollozó y Potter lo sujetó de las caderas, como si Draco quisiera escapar y lo jaló hacia él, para llenarlo.

Draco estaba extasiado.

Potter liberaba magia a brotones, exigía la de Draco, era insaciable.

Era perfecto.

Bésame-pidió y Potter lo hizo, uniendo sus manos; y en algún momento, Draco cayó dormido con una sonrisa.

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Potter lo estaba tomando otra vez, mordía, arañaba, dejaba marcas púrpuras en su piel.

-Eres mío, Draco-susurró.

Draco sonrió y acepto, afirmando con la cabeza. Satisfecho, Potter lo besó dulcemente, y Draco se derritió en sus brazos.

-¿Quieres hacerlo?-susurró el rubio cuando sintió la excitación del otro, y Potter no respondió, en cambio empezó a besar su hombro y lo posicionó para que se sentara, de espaldas a él en su regazo. Y luego empezó a desnudarlo.

Afuera todo era un caos desde que Potter no llegó a su boda. Habían ido a Grimmauld tratando de pasar las barreras, y Harry los había aparecido. No sabía exactamente a dónde, pero entonces Granger y Weasley se habían aparecido a ese lugar también, en medio de un desayuno muy amoroso, y Harry había tomado a Draco y los había aparecido de nuevo.

Draco no tenía ni idea de donde estaban ahora, y no le importaba.

Estaba con Harry y él estaba haciéndole el amor.

Y Draco sentía a su pequeña sirena en él.

Estaba satisfecho.

-Joder, Draco-susurró Harry impulsando las caderas de su pareja hacia abajo mientras él impulsaba hacia arriba las suyas, y Draco gritó de placer cuando sintió la calidez en su interior.

Estaba hecho.

Incluso si regresaban a la sociedad mágica, Harry jamás lo dejaría.

Ellos habían sellado su destino, y la magia había juzgado.

Y había declarado que a Potter, le interesaba más que traería el canto de la sirena, que todo lo que había dejado atrás.

Decían que solo las almas infelices buscaban la felicidad del canto de una sirena.

Que las almas cansadas eran llamadas a la promesa de felicidad...

Como fuera, Draco estaba seguro que Potter no estaba arrepentido.

No cuando exclamó mientras estaban en la bañera.

-Vamos, canta de nuevo, para mí.

-Sabía que no estabas del todo encantado-respondió Draco.

El otro río.

Draco podría enojarse, en cambio sonrió, y los sumergió a ambos en su gran bañera.

Eres mi amor, te he encontrado.

Por favor, no me abandones.

Amáme

Y Harry sonrió, y lo sacó a la superficie.

Y lo besó.